Capítulo 12
La mañana se filtraba lentamente por las cortinas de la habitación, llenando el espacio con una luz tenue y cálida. Hoseok abrió los ojos, sintiendo una mezcla de pesadez y ansiedad en su pecho. Una sensación de nerviosismo intenso que carcome su débil corazón.
Sabía que hoy no sería un día fácil.
Se levantó de la cama, sintiendo que sus pensamientos estaban tan enredados como las sábanas que dejaba atrás.
Mientras se dirigía al baño, se miró en el espejo, encontrándose con un rostro que parecía más cansado de lo habitual. Aunque había pasado un buen día con Jungkook, los temas que tocaron lo agotaron mentalmente. Lavó su rostro, dejando que el agua fría intentara despejar la maraña de preocupaciones que había acumulado.
Pero el nudo en su estómago no desaparecía, vaya, incluso tenía náuseas.
Hoy vería a su familia después de la llamada de Jiwoo, y la incertidumbre sobre lo que encontraría lo hacía sentir mareado. Con el tiempo que ha estado fuera se había olvidado de las cosas que sucedieron en casa.
Después de vestirse con una camisa y una chaqueta ligera, se dirigió hacia la cocina, donde el aroma del café recién hecho llenaba el aire.
Jungkook estaba allí, apoyado casualmente contra la encimera, pero sus ojos estaban fijos en Hoseok, leyendo cada una de sus emociones con una facilidad que solo alguien él podría tener. Ha entendido que no puede disimular ninguna emoción falsa porque Jungkook era demasiado inteligente.
O a menos que fuera un superpoder de demonios escanear las emociones humanas sería más sencillo de entender.
—¿Estás seguro de que quieres ir?—preguntó Jungkook con una voz seca, pero con una preocupación visible.
Hoseok asintió, aunque la tensión en su mandíbula delataba sus nervios.
—Sí, pero estoy nervioso. No sé qué voy a encontrar cuando llegue.—Jungkook se acercó, colocándose frente a él.
La diferencia de altura entre ambos siempre hacía que se sintiera como una pequeña ardilla que se ha encontrado con un gran perro guardián.
—Hoseok, quiero que recuerdes algo. No importa lo que pase, no importa cuán difícil se ponga la situación, si necesitas ayuda, si sientes que todo se está desmoronando, solo tienes que invocarme. El tatuaje, solo tócalo y estaré allí en un instante, y te protegeré.
Tanto Jungkook como él saben que su familia aún no tiene idea de la verdad del lazo, por lo que debía ser cuidadoso de no revelar información que pueda desencadenar cosas terribles. Hoseok no imagina a su familia siendo un grupo de asesinos en serie que asuste a cualquiera pero esta vez deja que la idea se quede, realmente no tiene idea de que han sido las charlas familiares del desayuno.
Las palabras de Jungkook tenían un peso que iba más allá de la simple promesa, y Hoseok encontró algo de consuelo en ellas.
—Gracias, Jungkook. Es bueno saberlo.
Antes de que la conversación pudiera continuar, Jimin entró en la cocina, balanceando despreocupadamente una taza de café en su mano. Hades, quien encontró a una nueva persona a quien molestar, se movía a su lado lanzando pequeños soplidos de humo.
Su expresión era mucho más relajada, pero sus ojos, como los de Jungkook, mostraban preocupación.
—Irás a ver a tu familia hoy, ¿verdad?— preguntó Jimin, aunque ya conocía la respuesta.
Hoseok asintió, tomando una respiración profunda.
—Sí, Jiwoo noona me pidió que fuera. No puedo dejar que pasen por esto solos, se que no es mi culpa pero no puedo evitar sentirme terrible.
Jimin sonrió comprensivo, pero había esa chispa de preocupación en sus ojos, esa que Hoseok conocía perfectamente.
Jungkook permitió explicarle a Jimin la situación, aunque primero se rió y dijo que porqué necesitaría a un humano inútil queriendo ayudar después concluyó que era bueno tenerlo al tanto por cualquier cosa. El demonio perdía ventaja en lugares que Jimin podía tener mejor oportunidad de ayudarlo.
Y eh allí de donde Jimin también reúne coraje, porque a pesar de haber sido bien recibido en su familia durante estos años no puede empatizar ni siquiera con Jiwoo en estos momentos. Jimin no soportaría que sus propios padres le mintieran tantos años y menos que después él tenga la culpa de un enredo que no provocó.
—Hobi-ah, si las cosas se complican, si necesitas desahogarte o simplemente necesitas un amigo, no dudes en llamarme. No seré tan rápido como Jungkook, pero puedo estar allí para ti. Aunque no tenga poderes, no me quedaré con los brazos cruzados. Eres la persona que más quiero, no dudes que no haría todo por ti.
La sinceridad de Jimin, combinada con la promesa protectora de Jungkook, hizo que Hoseok sintiera un pequeño alivio. Sabía que, sin importar lo que sucediera, no estaba solo.
Justo cuando estaba a punto de terminar su café y salir, su teléfono vibró en el bolsillo. Lo sacó y vio el nombre de Jiwoo en la pantalla.
Su corazón latió un poco más rápido mientras sus manos nerviosas lograban contestar.
—¿Hoseok? ¿Vas a venir, verdad?— La voz de Jiwoo sonaba ansiosa, casi desesperada.
—Sí, Jiwoo. Ya estoy en camino— respondió Hoseok, tratando de sonar calmado. —No te preocupes, estaré allí pronto noona.
—Por favor, no tardes—suplicó Jiwoo, el miedo palpable en su tono. —Mamá parece estar empeorando cada minuto que pasa, y papá también se siente raro. Necesitamos que estés aquí.
—Voy en camino, Jiwoo— repitió Hoseok con más firmeza esta vez, sin molestarse en usar honoríficos
—Nos vemos pronto.—fue lo último que escuchó.
Después de colgar, Hoseok guardó el teléfono en su bolsillo y miró a Jungkook y Jimin, quienes lo observaban con una mezcla de apoyo y preocupación. Jungkook trató de mantenerse neutral a la ola de emociones, pero Hoseok también había empezado a sentirlas a través del lazo del tatuaje.
—Es hora— dijo Hoseok, su voz temblando ligeramente, pero con una determinación creciente.
Se dirigió hacia la puerta, sabiendo que los próximos momentos serían difíciles.
—Recuerda lo que te dijimos— insistió Jungkook, acercándose para darle un apretón en el hombro.—Estaré contigo, Hoseok, incluso si no puedes verme.
—Y yo estaré a una llamada de distancia—añadió Jimin, sonriendo de manera reconfortante.
Hoseok asintió, agradeciendo en silencio el apoyo de ambos antes de salir por la puerta.
Mientras caminaba hacia su casa, no podía evitar sentir una mezcla de miedo y responsabilidad, pero con cada paso que daba, también sentía que el amor y la lealtad que lo rodeaban le daban la fuerza necesaria para enfrentar lo que fuera que lo esperara en casa.
Hoseok llegó a la casa de su familia, sintiendo el peso de la situación caer sobre sus hombros mientras el taxi aparca en el camino de entrada. Había pasado tanto tiempo fuera de casa que se sentía como un extraño, una persona que no está permitida allí dentro.
La casa que había sido un refugio de paz en su infancia ahora parecía envolverlo en una atmósfera densa y opresiva. Las ventanas reflejaban la luz de la tarde, pero en lugar de calidez, solo sentía una frialdad que le calaba los huesos. Al saber la razón de este frío su estómago cae, es duro darse cuenta de la realidad que está viviendo. De niño soñaba con permanecer en casa hasta que la pudiera heredar junto a Jiwoo para cuidarla como lo hicieron sus padres, ahora desearía que lograra venderse rápido.
Quizá como atracción terrorífica se vería mucho mejor.
Tomó una respiración profunda antes de salir del auto, preparándose mentalmente para lo que le esperaba.
Sus pies se movieron entre el jardín que su madre ha cuidado tanto tiempo, el lugar donde vio por primera vez a Jungkook, donde sintió miedo de su familia.
Cuando abrió la puerta principal y entró, el silencio que lo recibió fue casi ensordecedor.
Sus pasos resonaron en el suelo de madera mientras caminaba por el pasillo, recordando los tiempos en que esta casa estaba llena de risas y conversaciones animadas. La atmósfera helada le dio una idea de lo mal que debe estar todo para que pareciera que esta casa había sido abandonada al mismo instante en que se fue.
Una casa que era su refugio seguro.
Hoy, sin embargo, todo parecía diferente. Los pasillos estaban polvorosos, las paredes lucían afectadas por la humedad y telarañas descansando en el techo. Su madre siempre fue muy cuidadosa con mantener limpio cada tramo de la casa, a veces parecía que estaba obsesionada con la limpieza y obligaba a todos a tomar un trapo para quitar al menos algo de polvo.
Siguió avanzando de forma lenta.
Finalmente, al llegar al salón, se detuvo en seco al ver a su familia ya reunida allí, esperándolo. Para su sorpresa reunieron a todos, normalmente solo era para ocasiones especiales así que no esperaba que esta lo fuera. No podía ver a los demás demonios pero sabía que estaban allí, era demasiado obvio que estarían con ellos.
Jiwoo estaba sentada en el sofá, con la expresión tensa y el rostro pálido, su mirada fija en el suelo. Seokhoon al lado suyo luciendo afligido por su dueña, ¿así es cómo se supone que Jungkook y él debían verse? ¿Siendo esclavos uno del otro por una tonta tradición sin la libertad de mostrar otras emociones más que frialdad y tristeza?
Su madre estaba junto a ella, los ojos hundidos por el cansancio y la preocupación evidente en su rostro. Su padre estaba de pie, con los brazos cruzados, pero la rigidez en su postura delataba el nerviosismo que trataba de ocultar.
Aún puede recordar el día que se fue delante de los ojos de su padre, espera que en el fondo no lo odie por ser un mal hijo.
Otro día su reacción habría sido de inmensa preocupación y correría a los brazos de sus padres, pero hoy solo quiere alejarse lo más que pueda.
—Hola— dijo Hoseok, su voz apenas un susurro en la quietud del salón.
Su madre fue la primera en reaccionar, levantándose y acercándose a él, aunque había una cautela en sus movimientos. Hoseok se tensó visiblemente, por lo que su madre tuvo que tragarse su dolor y la emoción de ver a su hijo se desmoronó.
—Hoseok, cariño, gracias por venir. Nos tenías muy preocupados, no sabíamos donde más buscarte —ella dijo casi llorando.
Él asintió, sintiendo la incomodidad crecer en su interior.
—Lo siento, mamá. He estado... algo ocupado.
Su padre dio un paso adelante, su mirada dura pero no exenta de afecto.
—Ocupado... con Jungkook, ¿verdad? —la pregunta se sintió como un cubetazo, era claro que sería lo primero que preguntarían.
Las palabras colgaron en el aire, pesadas y llenas de subtexto.Hoseok tragó saliva, sin saber exactamente cómo responder.
—Sí, he estado con él.—respondió rápidamente, antes de cambiar el tema— Pero estoy aquí ahora. ¿Cómo estás, mamá?
Su mirada se dirigió a Jiwoo, quien levantó la vista para encontrarse con la suya.
Jiwoo suspiró, apartando un mechón de cabello de su rostro sudoroso. La piel tan bella de su hermana parecía porcelana, pálida y agrietada.
—Está empeorando, Hoseok. Y no solo ella, es papá, yo, nuestros abuelos y tíos, todos sentimos algo extraño. Es como si estuviéramos teniendo una enfermedad en conjunto pero tú te vez bien, ¿no te has sentido así también?
El ambiente en la habitación se volvió aún más tenso. Su madre tomó aire antes de preguntar, con una voz que intentaba ser lo más suave y coherente posible.
—¿Hoseok, Jungkook está aquí? ¿Cerca de la casa, tal vez?
La pregunta estaba cargada de preocupación, y Hoseok pudo ver el miedo detrás de los ojos de su madre. ¿Sus padres le tenían miedo a un demonio que ellos mismos convocaron?
Y su propio miedo salió a flote, necesitaba alejar la atención de ellos de Jungkook ahora mismo. No podía permitir que todo fuera tan sencillo de saber. Sabía que la relación con Jungkook era algo que ellos nunca podrían entender del todo si lo que esperaban era ver a Hoseok arrastrarlo a todos lados como una mascota, y ahora parecía ser una fuente de inquietud aún mayor. No quería alarmarlos, pero tampoco quería mentirles.
Quizá el miedo que presiente se deba a que la actitud de Jungkook era muy contrastante con la de los demás, incluido Seokhoon que siempre le gustaba ser algo presumido en los juegos que hacían de niños.
—No, no está aquí ahora—respondió Hoseok lentamente. —Pero si lo necesito, podría estarlo.
Las palabras parecieron tener un efecto mixto en sus padres. Su madre dejó escapar un pequeño suspiro, mientras que su padre frunció el ceño, evidentemente interesado por la remota idea de que Jungkook pudiera aparecer en cualquier momento.
—Querido— dijo su madre, su tono más gentil ahora. —No es que no queramos que estés con él, después de todo nosotros los enlazamos, pero hay algo en todo esto que queremos entender. Desde que te fuiste, hemos sentido que algo no está bien. Como si estuviéramos bajo algún efecto de su ausencia, de la ausencia de ambos y queríamos preguntarle si sabe que ocurre.
Hoseok sintió un nudo en el estómago. Había algo profundamente inquietante en escuchar a sus padres hablar de esa manera, especialmente porque él mismo sabía que la causa de todos los malestares sí estaba relacionada con el lazo que compartía con Jungkook.
Pero aún no estaba seguro de cómo abordar el tema con ellos en su momento.
Su abuela, quien había permanecido en silencio, finalmente habló.
—Hoseok, mi querido niño, necesitamos saber la verdad. ¿Está pasando algo que no nos estás contando? ¿Algo que pueda explicar por qué nos sentimos así?
—¿Por qué piensan que yo lo sé? —preguntó Hoseok sintiéndose más nervioso que nunca.
—Eres el único que no luce enfermo.
El peso de las preguntas lo dejó sin aliento por un momento. Hoseok sabía que no podía seguir ocultando la verdad, pero también sabía que revelarla podría llevar a más complicaciones de las que ya enfrentaban.
Estar entre el peso de elegir a Jungkook o a su familia le rompía la cabeza, estaba al borde de colapsar.
—No creo que sea nada, debe ser...— comenzó a decir, eligiendo sus palabras con cuidado.—Algo que podría estar afectándolos, pero no estoy seguro de cómo solucionarlo todavía. Necesito tiempo para entenderlo mejor, el tiempo fuera de casa me ha tenido desatendido de mi familia.
Sus padres intercambiaron miradas de preocupación, y su madre le tomó la mano con delicadeza a Jiwoo.
—Hoseok, no importa lo que sea, estamos aquí para ayudarnos entre todos, pero debes ser honesto con nosotros hijo.
El ambiente en la habitación era sofocante, cada palabra cargada de implicaciones. Hoseok sabía que la conversación que seguiría no sería fácil, pero también sabía que ya no podía seguir ocultando lo que estaba sucediendo si ellos seguían escarbando entre su nerviosismo.
Su mente conectó idea tras idea para dar una respuesta que desviara a todos de la verdad, una que fuera lo demasiado convincente para que ni los demonios supieran que era mentira. Desearía lograr tener un poco de la inteligencia que Jungkook tendría en un momento así.
Seokhoon parecía no creer en sus palabras pero tampoco hizo algún movimiento, se limitó a apegarse más a Jiwoo.
Su familia merecía saber la verdad, aunque fuera difícil debía darles algo.La reunión había comenzado, y el curso de sus vidas parecía estar a punto de cambiar de manera irrevocable.
Hoseok sintió el peso de las miradas de su familia sobre él. Sus padres y Jiwoo esperaban respuestas, y aunque deseaba protegerlos de la verdad, sabía que no podía solamente decirles todo lo que verdaderamente implica.
Sus labios temblaron antes de coordinarse para hablar.
—Lo que estoy a punto de decirles no es fácil de explicar— comenzó, tomando una respiración profunda. —Creo que el lazo que comparto con Jungkook es más raro de lo que pensé, que ustedes estén sintiendo, el dolor y la debilidad, podría estar relacionado con ese lazo, porque no hemos sido compatibles con ustedes.
Mentiras, claro.
La tensión en la sala se intensificó, y su madre apretó su mano con fuerza.
—¿Qué significa eso, Hoseok?
—No estoy seguro— admitió Hoseok, sus ojos fijos en el suelo. —El lazo fue creado, pero parece que está teniendo efectos secundarios que no entiendo del todo. Estoy tratando de encontrar una solución porque yo también me eh sentido algo raro y quizá se deba a que no estoy en casa, por eso no me veo igual que ustedes, pero necesito más tiempo para comprender que pasa.
Sonrió y se puso una mano sobre su boca para fingir que tosía gravemente.
Su padre, siempre el más protector, intervino con un tono firme pero preocupado.
—Hoseok, necesitamos saber si esto va a empeorar. No queremos perderte, ni que nada malo le pase a nuestra familia.—Hoseok sintió una oleada de culpa. No había querido que las cosas llegaran a este punto, pero sabía que ahora era el momento de actuar.
—Haré todo lo posible para protegerlos, lo prometo. Pero necesito su apoyo para resolver esto.
Jiwoo, visiblemente angustiada, asintió lentamente.
—Estamos contigo, Hoseok. Pero por favor, no nos dejes de nuevo, o al menos mantente en contacto. Te eh extrañado.
Hoseok asintió, sintiendo el peso de la responsabilidad caer sobre él.
Sabía que debía enfrentarse a la verdad, no solo por su familia, sino también por el futuro que deseaba con Jungkook. Era una situación compleja, pero estaba decidido a encontrar una manera de romper el lazo sin lastimar a quienes más amaba.
La reunión familiar había continuado con todos hablando de sus propios asuntos una vez que parecieron aceptar una explicación confusa y ni siquiera con sentido, y aunque el ambiente era tenso y lleno de incertidumbre, Hoseok sabía que ya no estaba solo en esta lucha. Su familia extrañamente estaba a su lado.
Solo esperaba que Jungkook encontrara pronto una solución para todos.
Hoseok y Jiwoo estaban sentados en el pequeño jardín trasero de la casa familiar. El aire era fresco, pero el ambiente entre ellos estaba cargado de una tensión que parecía inquebrantable.
Jiwoo observaba a su hermano, su expresión preocupada y llena de una suave tristeza. Hoseok, por su parte, evitaba mirarla a los ojos, luchando contra el nudo de culpa que lo atenazaba por dentro.
—Hoseok,—comenzó Jiwoo con voz suave, rompiendo el silencio que se había prolongado demasiado. —No sé qué está pasando entre nosotros, pero extraño al hermano que solía contarme todo. Siento que hay una barrera entre nosotros, y no sé cómo derribarla.
Hoseok apretó las manos sobre sus rodillas, sintiendo cómo el peso de sus propios secretos lo hundía cada vez más. Sabía que debía confiar en Jiwoo, que ella merecía saber la verdad, pero la idea de admitir que él era el responsable del dolor que ella y sus padres estaban sufriendo era insoportable.
—No es que no quiera confiar en ti, Jiwoo— dijo finalmente, su voz apenas un susurro. —Es solo que hay cosas que no puedo decirte, no porque no quiera, sino porque tengo miedo de cómo podrías reaccionar.
Jiwoo frunció el ceño, la preocupación profundizándose en su rostro.
—Hoseok, lo que sea que estés guardando para ti, no tiene que llevarlo solo. Somos familia, y eso significa que estamos aquí para ayudarnos mutuamente, pase lo que pase. No quiero que sientas que tienes que cargar con todo solo.
Hoseok respiró hondo, sintiendo cómo la culpa lo asfixiaba. Sabía que Jiwoo tenía razón, pero las palabras simplemente no salían.
—No es tan sencillo, Jiwoo. Hay cosas... cosas que ni siquiera yo entiendo del todo. Y temo que si te lo digo, solo empeoraría todo.
Ella extendió una mano para tomar la suya, su gesto lleno de afecto.
—No estoy enojada contigo, Hoseok. Solo estoy preocupada. Has estado distante, y no sé si es por algo que hice o si hay algo más. Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, sin importar lo que sea.
Hoseok sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas. Jiwoo estaba allí, ofreciéndole su apoyo incondicional, sin saber que él era la causa del dolor que sentía. La culpa lo estaba devorando, pero no podía permitirse perder el control frente a ella.
—Jiwoo, yo...— comenzó, pero las palabras se le quedaron atoradas en la garganta. No podía decirle la verdad, no todavía. —Yo solo necesito tiempo. Para aclarar mi mente y entender lo que sea que está pasando.
Jiwoo lo miró fijamente, buscando en sus ojos alguna señal de que la estaba escuchando. Finalmente, asintió, aunque la tristeza en su rostro no se disipó del todo.
—Está bien, Hoseok. Tómate el tiempo que necesites, pero por favor, no te alejes de nosotros. No quiero perderte.—
Hoseok asintió lentamente, sabiendo que estaba postergando lo inevitable.
Jiwoo no sabía nada del lazo, ni del papel que sus padres sin querer habían jugado en la creación del vínculo con Jungkook, ni de cómo eso estaba afectando a su familia. Pero mientras más tiempo pase, más difícil le resultará seguir ocultando la verdad.
—Gracias, Jiwoo noona — dijo finalmente, apretando la mano de su hermana. —Gracias por estar siempre a mi lado.
Ella sonrió, aunque era una sonrisa melancólica.
—Siempre, Hoseok. No importa lo que pase.
Mientras el silencio volvía a envolverlos, Hoseok se preguntó cuánto tiempo más podría mantener esa fachada antes de que todo se desmoronara.
Sabía que debía enfrentar la verdad, pero por ahora, solo podía aferrarse al amor incondicional de su hermana, incluso si ese amor estaba basado en una confianza que él no se sentía digno de merecer.
Hoseok llegó a la casa de Jimin después de la intensa reunión familiar, con el peso de la culpa y la preocupación apretándole el pecho.
Abrió la puerta lentamente, casi con temor de enfrentarse a la realidad que lo esperaba dentro. Jimin estaba en la cocina, preparando algo de comer, pero fue Jungkook quien apareció primero en la entrada, con una expresión mezcla de preocupación y alivio al verlo.
—Hoseok, ¿cómo te fue?— preguntó Jungkook, acercándose a él con una mirada intensa, como si pudiera ver más allá de la fachada que Hoseok trataba de mantener.
Hoseok soltó un suspiro pesado, dejándose caer en el sofá del salón.
—Fue... difícil—admitió, frotándose la frente como si eso pudiera aliviar el dolor de cabeza que empezaba a formarse. —No me siento bien ocultando la verdad de lo que está pasando. Ellos están sufriendo por mi culpa, Jungkook, y no puedo hacer nada para ayudarlos. Es frustrante.
Jungkook se sentó a su lado, su presencia imponente pero reconfortante a la vez. Sabía que las cosas no serían fáciles, pero ver a Hoseok tan abrumado le provocaba un dolor más fuerte de lo que quería admitir.
Con suavidad, colocó una mano sobre el hombro de Hoseok, transmitiéndole todo el apoyo que podía ofrecer en ese momento.
—Lo sé, Hoseok— dijo Jungkook, su voz baja y llena de sinceridad. —Y sé que no es justo que tengas que cargar con este peso. Pero estamos en esto juntos. Prometo que no voy a dejar que tú ni tu familia sufran más. Vamos a avanzar con el plan, voy a hacer lo que sea necesario para convertirme en humano y romper este lazo de una vez por todas.
Hoseok lo miró, sus ojos reflejando la mezcla de miedo, esperanza y desesperación que lo consumía.
—¿Y si no funciona, Jungkook? ¿Y si nos enfrentamos a algo que no podemos controlar?
Jungkook apretó ligeramente su hombro, transmitiéndole una seguridad que él mismo empezaba a sentir tambalear.
—Lo hará, porque no hay otra opción. Hemos llegado demasiado lejos para rendirnos ahora. Quiero estar contigo, vivir una vida normal, sin que el miedo de dañar a quienes amamos nos detenga.—Las palabras de Jungkook eran un bálsamo para el alma de Hoseok, pero no podían borrar por completo las dudas que lo atormentaban.
Sin embargo, por un momento, decidió aferrarse a la esperanza que Jungkook le ofrecía.
—Gracias, Jungkook,—dijo Hoseok, permitiendo que un pequeño atisbo de tranquilidad se asentara en su corazón. "Solo... necesito saber que todo esto vale la pena.
Jungkook lo miró con una intensidad que hizo que Hoseok sintiera un escalofrío recorrer su espalda.
—Vale la pena, Hoseok. Lo vale, porque tú lo vales. Y voy a hacer todo lo que esté en mi poder para asegurarme de que tengamos la oportunidad de ser felices, sin dañar a nadie más.
El silencio se extendió entre ellos, pero esta vez no era incómodo. Hoseok se recostó contra Jungkook, dejando que el cansancio lo envolviera, mientras Jimin, desde la cocina, observaba la escena con una mezcla de preocupación y apoyo silencioso.
Sabían que el camino por delante sería difícil, pero en ese momento, mientras estaban juntos, la posibilidad de un futuro mejor parecía más real que nunca.
Holaa, lamento haber desaparecido, la universidad me estuvo consumiendo bastantísimo tiempo pero aquí logré traerles otro capítulo más.
espero les haya gustado
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