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Capítulo 1

El inicio del día no fue muy agradable, siempre que salía a recibir el correo diario era abucheado por gente que transitaba alrededor y las mujeres tomaban con más fuerza a sus hijos al saludarlo. Nunca había sentido la curiosidad de preguntar qué es lo que asustaba a las personas, pero sabía que su familia nunca iba a tener el tiempo de responder o simplemente diría que la mayoría solo habla de ellos por envidia.

El cartero lo miró desafiante, una cara arrugada que esperaba algo que no sabría que podría ser. Era incómodo desde que era un niño, y ahora es solo molesto. Ellos no tienen la culpa de que la gente no haya tenido tanta suerte como sus padres o tios, solo han trabajado duro por sus logros.

—Tenga un buen día.

Tomó el correo con desagrado antes de volver a entrar a casa que no era nisiquiera un intento de algo pequeño en el vecindario. Puede que esa sea la razón por la que todos los voltean a ver, solo son una familia más que tiene una serie de lujos que se permiten dar el gusto para llenar alguna pared vacía o solo tener con que solventar alguna crisis económica que es dudosa de ser presenciada.

Cuando abrió la puerta fue recibido por un par de brazos que lo hizo asustarse, su hermana había decidido ser un oso cariñoso y su madre se acercó para revolotear su cabello mientras le colocaba un gorrito de fiesta. De la cocina vino papá con un pastel pequeño en manos, una velita roja iluminó el lindo pan de chocolate.

—¡Feliz cumpleaños! —ellos dijeron al unísono, con una sonrisa resplandeciente.

Se apresuró en soplar la primera vela del día después de mirar que tanto su padre como Jiwoo, su hermana, estaban ya listos para irse al trabajo. Mamá tomó algunas fotos para el álbum familiar demasiado emocionada por su hijo menor.

—Ya eres todo un jovencito, no sabes cuanto hemos esperado este año para ti —su padre le dio un apretón en el hombro.

Hoseok este año estaba cumpliendo dieciocho, era el más joven dentro de toda la familia. Desde que tiene memoria sus padres siempre han sido felices de tenerlo consigo, le dedican todo su tiempo tanto a él como a su hermana para que ambos puedan disfrutar una vida sin muchas complicaciones. Es claro que no es secreto para ellos que son miembros de una poderosa rama familiar.

Su padre es un hombre de negocios en una empresa enorme, mamá se había jubilado de su trabajo como enfermera hace recién un año y Jiwoo había emprendido su propia marca de ropa que ha sido la más reciente tendencia en el país. Para tener ese valor social, es un poco complicado que Hoseok aún no sabe que es lo que quiere hacer una vez que entre a la universidad.

Aunque no ha sido presionado para elegir su futuro se ve envuelto en las agotadoras charlas a las que asisten los fines de semana. El estatus social de todos es impresionante, no quiere ser la excepción. 

—Supongo que esto significa que el cartero no debería seguir molestandome, ¿cierto? —se quejó de lo que había sucedido, un poco repetitivo.

—Ese tipo solo se deja llevar por lo que oye de los vecinos, no te preocupes por él. —dijo su madre mientras se dirigía a la cocina.

—Eso es cierto hijo, de todas maneras a partir de hoy verás porque es que nos miran así —su padre le animó— Ve a cambiarte ya casi debemos irnos.

Subió a su habitación tropezando con Mickey, su perro, que se frotaba entre sus pies. El cachorro había estado inquieto esta semana y durante las noches se planteó una especie de guardia nocturna para Hoseok ya que era un testarudo durmiendo junto a él. Alistó lo necesario en su mochila antes de cambiarse e ir a alcanzar el auto.

—¡Vamos Hobi! Esta vez te toca ir atrás, alístate mas tarde —se burló Jiwoo desde el auto. 

Ush ni siquiera el auto podía ser normal, era un ferrari color rojo brillante porque a su hermana le gustó colocarle piedras en forma de diamantes pequeños. 

A veces se siente un poco cohibido de ser visto como alguien llamativo, pese a ser silencioso en los lugares que considera personales no es fácil encontrar la manera de que alguien lo reconozca y los rumores sobre su familia sean más fuertes. Desde que era un niño ha tenido que afrontar a los demás, los maestros tampoco eran la excepción a mirarlo en los pasillos. 

Hoseok considera tener una relación muy buena con todo el mundo como algo increíble. Sin embargo, el tema de su lazo sanguíneo no le aporta mucho a su intento de socializar con los demás. A veces se pregunta si esto mismo lo han vivido sus familiares, lo cual explica mucho. 

Tampoco tiene tanta suerte con los chicos, porque sí le gustan demasiado, debido a que todos parecen solamente querer ganarse aunque sea un poco de dinero en el momento.

Entre todos los ojos que tiene alrededor puede decir que solo un par han sido los más comprensivos y amorosos. Su único amigo, Park Jimin.

Cuando llegó a la escuela se apresuró a buscar su casillero, odiaba abrirlo y que todos los volantes de los clubes cayeran. No le dio relevancia, se concentró en cambiar sus cosas para evitar ser inscrito a un nuevo club. El último que tuvo solo lo usaban para hacer el ridículo.

Hoseok organiza sus actividades conforme el semestre avanza, no quiere desperdiciar el tiempo en asuntos fuera de lo normal. Así se evita pensar demasiado en distracciones y de implementar una estrategia para elegir mejor su futuro.

—¡Hobi! Te eh estado buscando, la cafetería me dio un postre para ti —su mejor amigo apareció con un pequeño pastel de fresas.

Le devolvió una sonrisa tímida sujetando las correas de su mochila, realmente disfruta más las cosas pequeñas que los detalles costosos como los que sus abuelos les han dado. Recuerda que en su cumpleaños número diez su abuela llegó con una figura de Kaws bañada en oro laminado. Esa estatua seguro vale millones de wones pero él prefiere un postre gratis por un cupón de cumpleaños.

—Entonces, ¿estás listo para tu fiesta?

—Ni lo menciones, no sabes lo raro que es, de repente mi casa parece que ganó un premio —comentó fastidiado.

Su familia celebraba en grande cada que uno de ellos tenía algún logro o era su día. Era muy raro el ambiente en que se desarrollaba la noche, Hoseok siempre tuvo escalofríos entre ellos. Había algo ahí que le causaba dolores de cabeza, incluso con las visitas de sus abuelos creía a veces estar loco cuando veía sombras de más.

—Créeme que muchos quisieran tener una fiesta así, me gusta ir a verte —dijo Jimin.

—Pero a mi no me importa mucho lo que la gente piense, no sabes lo incomodo que es escuchar a los demás hablar de nosotros —abrió el contenedor del postre —amo a mis padres pero creo que me gustaría algo pequeño esta vez.

—Hyung, sabes que eres más que esa gente que habla desde su miseria.

No pudo evitarlo y sonrió ya que era verdad, los demás hablan porque pueden hacerlo.

El dia no tuvo nada en especial más que Jimin siendo un idiota discutiendo con el señor de la cafetería para obtener otro postre gratis, lo cual fue gracioso porque terminaron por betarlos del lugar por el resto del día. Hoseok estuvo recibiendo algunos detalles de unos conocidos de Jiwoo en el descanso, terminó con las manos llenas de caramelos o pulseras que saben que usaría. 

Jimin consiguió ganar un descanso en la azotea del edificio, les gustaba ir porque la jardinera estaba llena de plantas grandes que los cubrían y el invernadero estaba rodeado de maleza.

Arrojó su mochila hacia la banca de herramientas esperando a que su amigo trajera algo de las máquinas expendedoras. Tenía bastante hambre ya que solo tomó un poco de café que preparó Jiwoo, y una que otra galleta de la caja secreta de su padre.

Se sentó en el mismo espacio observando lo bonito que estaba el jardín, había tenido un taller de cultivo el año pasado y sembró algunas de las rosas que han crecido.

Sacó su teléfono para mandarle un mensaje a Jiwoo preguntando sobre la decoración en casa y estuvo a punto de llamarla cuando sintió un familiar escalofrío. Levantó la mirada hacia la puerta del lugar, su piel abrazó la ventisca fría que se asentó a pesar de que ninguna ventana estaba abierta. El tintineo de las campanillas de afuera llamó su atención.

Lo siguiente que pudo escuchar fue el de unos zapatos acercándose en el exterior, se puso de pie pensando que era su amigo jugandole una broma hasta que observó como una ligera sombra se postraba cerca de la ventana. Su cuerpo se tensó, la figura era alta, como un humano, pero solo era plana. El día soleado desapareció volviéndose en noche, culpando a que desayunó poco creyó que estaba alucinando.

Hoseok trató de mantenerse sereno con la idea de que sólo es alguien por ahí saltándose la misma hora. Pero en realidad nunca escuchó la puerta de las escaleras abrirse o que Jimin hubiera avisado que alguien más subió. Lo único que sabe es que eso de ahí le estaba poniendo los nervios de punta.

Decidió armarse de valor para acercarse a lo que sea que está ahí, la ventana tiene un cristal corrugado que hace imposible ver hacia afuera, por eso muchos aman esconderse en este lugar. Sus pies se movieron en el menor ruido posible, como si fuera un gato cazando.

Y cuando su mano estuvo a punto de tocar la ventana, otra se emparejó al cristal. Su cuerpo tembló de miedo.

Luego otra mano se posó en su hombro y no pudo evitar gritar.

—No pensé que te quedarías dormido, tardé porque me topé a Seokjin y dice que quiere verte —su amigo se sentó a su lado con un montón de frituras en las manos.

Jimin le sonrió dulcemente conforme preparaba un poco de ramen, colocando lo demás en el piso. Tan tranquilo para su gusto, parecía ignorar lo sucedido.

Hoseok se dio cuenta que estaba en la misma posición desde que llegó, observó a su amigo hablar sin entender lo que decía. Sus ojos recorrieron la jardinera, todo lucía normal y el sol apuntaba en su máximo esplendor. La ventana no tenia ninguna sombra merodeando o una mano en ella. ¿Estuvo soñando todo este tiempo?

—¿No notas algo raro aquí?

—Que no has comido nada desde que traje todo —le respondió Jimin totalmente ajeno al tema.

Su mente no dejó de divagar en el sueño que tuvo buscando una clave de porque se sintió tan real. Esta clase de cosas han ocurrido años atrás cuando era un niño y tenía que dormir abrazado de Jiwoo porque con ella se sentía seguro. Cada vez que estaba cercano a su cumpleaños también había soñado muy diferente a lo habitual pero al preguntarle a sus padres le respondían que solo era la emoción o evadiendo su duda decían que ellos soñaban lo mismo porque eran una familia muy unida y que solo eran pesadillas comunes.

Para la tarde de este día tuvo que acceder a ir con Jin, uno de los chicos que conoció en el taller de Jardinería que justamente lo ayudó a plantar sus rosas, quien era en verdad un chico muy lindo y agradable. Seokjin era un poco contrario a lo que era Jimin, ambos se llevaban bastante tenso debido a que piensan diferente pero de todas maneras se animan a tener planes en ocasiones. 

A las cinco recibió varios mensajes de su familia deseándole un feliz día, ellos estaban muy contentos de ir a visitarlo en la noche. Su madre le avisó que llegue temprano porque estaba todo listo y que no querían perder más tiempo para pasarla juntos. 

En la salida se despidió de sus amigos prometiendo que después los invitaría en una reunión aparte para celebrar el fin de semana, esperaba que su padre pudiera sacar una reservación en algún restaurante para agradecerles haberlo acompañado. Ellos no mostraban tanto interés en si Hoseok era o no rico, solo se empeñaban en darle el visto bueno a que son amigos. 

Tomó el autobús más cercano, sin dejar pasar la sensación de que alguien lo observaba.

Primer Capítulo, eh de confesar que escribo esto en el día porque me da miedito en las noches jajaja

¿Les gusta la temática? 

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