YOU'LL BELIVE GOD IS A WOMAN
Estaba desnuda y expuesta totalmente ante esa pequeña ninja, la muy cretina se había salido con la suya de todas maneras, aunque Evelynn ciertamente consideraba algo hipócrita quejarse pues bajo el cuerpo de Akali se sentía en el paraíso.
Abrió los ojos cuando sintió la boca de su sexy morena en la barbilla, la cual fue besada suavemente mientras sonreía de manera pícara.
Sí, estaba siendo dominada en su propia cama poco antes del amanecer, ¡y por una mujer!
La boca de Akali bajó lentamente por los pechos de Eve para entretenerse con sus pezones, dulces como caramelo, su piel olía a arándanos a causa del jabón de ducha.
—Estás mordiendo mis pechos muy fuerte —se quejó Evelynn, aunque su expresión le indicaba a la más bajita que la demonia sentía de todo menos disgusto con la estimulación.
—Perdón, es que quiero comerte, casi no puedo controlarme —se excusó la ninja con voz baja y sensual.
—Se supone que el demonio aquí soy yo.
—Deja de ser tan jodidamente apetecible y entonces hablaremos seriamente tú y yo ¿bien?
—Duele —la súcubo mordió su labio inferior y cerró los ojos.
—Lo sé, me encanta.
Akali consiguió endurecer de nuevo los pezones de su chica y después comenzó a utilizar sus dedos para excitarlos hasta el máximo. Su recorrido con la boca siguió bajando hasta llegar al abdomen y enseguida al ombligo de la súcubo, la respiración de su chica volvió a
acelerarse, pero Akali no se quedó ahí si no que continuó su recorrido hasta finalmente llegar a la vagina de Eve, la besó y con ambas manos separó más las piernas de su dulce chica. Evelynn soltó una exclamación de sorpresa ante el repentino movimiento. Los dedos de la morena jugaron en la suave hendidura, resbalando por la carne húmeda y su boca volvió a posarse en la demonia. Succionó duramente mientras su compañera jadeaba totalmente rendida, separando sus piernas totalmente para que su sensual amante tomara todo de ella hasta saciarse.
—Adoro tu sabor, Eve —la escuchó decir entre gemidos después de probar sin pudor durante unos pequeños segundos el hinchado clítoris de la súcubo.
Tras decir aquello, la demonia sintió la respiración de Akali entre sus muslos y supo que iba bajando cuando fue acariciada con un dulce beso tras otro hasta sus tobillos. Levantó la cabeza para deleitarse con la imagen salvaje de una bella morena hambrienta devorando lentamente su piel blanca. Volvió a dejar caer su cabeza contra el colchón y respiró más agitada.
—Sigue, por favor.
Akali dejó escapar una sonrisa ganadora más no dijo nada, solo sus manos comenzaron a recorrer despacio las piernas largas y suaves que le habían hecho perder la cabeza hacia un rato atrás con esa minifalda dorada. Era un sueño hecho realidad haber tenido la oportunidad de quitársela para tener a una diosa totalmente desnuda para ella.
Evelyn gimió todavía más fuerte, eran solo caricias pero la estaban volviendo loca. Quería más.
De pronto Akali dobló las piernas de su chica y le separó las rodillas ¡Oh, Dios! Ahí estaba su boca de nuevo, exigente. Se posó en el empapado sexo de Evelynn y buscó con sus labios el rosado clítoris apresándolo entre mordiscos cuando por fin lo encontró.
—¡Duele! —gimió Evelynn.
—¿Te han chupado el clítoris alguna vez, Evelynn? —Akali ya estaba empezando a perder la paciencia.
—Claro que sí, esas no son preguntas que haces cuando estás teniendo sexo.
—Déjame decirte que muy mal te lo estaban chupando.
¿Qué verg*?
—No es como que me duela en serio, bueno, me duele, pero es un dolor que me gusta, creí que te gustaría escucharlo... Ay, bueno, ya, no es para que te enojes —berrinchó finalmente.
Akali puso los ojos en blanco y volvió a bajar la cabeza para sumergirse en esa cálida vagina.
Volvió al clítoris olvidando lo que acababa de pasar y lo estimuló con su lengua, Evelynn volvió a cerrar los ojos para dejarse llevar por el placer. Sintió como su chica cogía el botón de nuevo entre sus dientes y ansió que volviera a tirar de él, más no lo hizo.
—¿Por qué no... ¡Dios!
Akali lo apresó entre sus dientes y comenzó a darle golpecitos con la lengua subiendo automáticamente el volumen de los gemidos de la súcubo.
La presión que sus manos ejercían sobre el cuerpo de la demonia, acompañada de los
movimientos cadenciosos de su boca volvieron loca a Evelynn. Agobiada, intentó cerrar las piernas, más la ninja no se lo permitió pues estaba sumida y a gusto entre esos labios rosados y empapados del más delicioso elixir. Eve se arqueó, gimió enloquecida y abrió más las piernas. De pronto, sintió la lenta introducción de algo en su vagina. Dedos. Finos, largos, fríos y muy mimosos. No eran ásperos, no era una mala sensación en absoluto. Akali introdujo dos dedos con cuidado, los frotó, masajeó la escondida rugosidad y luego los sacó, volviendo a repetir la operación unas cuantas veces. Evelynn creyó desfallecer de placer y sus caderas se levantaron desesperadamente en busca de más. La boca de Akali volvió a la vagina de su compañera mientras metía una y otra vez sus dedos dentro de ella.
Durante unos minutos interminables Evelynn se entregó por completo a las atenciones de Akali, dejó que poseyera su cuerpo y, efectivamente, se sintió completamente suya. La ninja sabía lo que estaba haciendo y Eve sintió unos extraños celos al preguntarse dónde diantres habría aprendido su sexy morena todo eso.
Deseó que no se detuviera, y cuando la más bajita sacó los dedos empapados de su interior y volvió a usar la boca para buscar aquel clítoris ya muy expuesto e hinchado producto de la excitación, Evelynn abrió los brazos aferrándose con fuerza a las sábanas, se arqueó y gritó de satisfacción al notar que su compañera tiraba del pequeño botón con la presión justa. De pronto, un orgasmo poseyó todo el cuerpo de Eve y ésta convulsionó por todo el placer que le invadió.
Ahora le creía a Ariana Grande cuando decía que Dios es una mujer.
Ahora comprendía porque los hombres gustaban de la mujeres.
Ahora entendía porque la ciencia vendía el sexo lésbico como el mejor sexo.
Nadie nunca se había preocupado por ella y su placer de esa manera. Ahí notó que no todos los hombres saben como hacer llegar a una mujer al orgasmo, pero sí todas las mujeres saben cómo darle uno o más orgasmos a otra mujer. Los cuerpos femeninos, multiorgásmicos por naturaleza, se conocen y se guían.
Akali por su parte, mujer alfa de tomo y lomo a sus cortos 18 años, no recordaba amante más entregada que Evelynn. Volvería a comerla de ese modo una y otra y otra vez. Estaba totalmente embobada por ella y su cuerpo de diosa.
La súcubo permaneció con los brazos abiertos sobre la cama, tomando bocanada tras bocanada de aire para sobrevivir a aquella dulce tortura, soltaba suspiros de vez en cuando y sus ojos se abrían y cerraban con lentitud, no se dio cuenta de que tenía a Akali besando su cuello y acariciando su cintura y su espalda hasta que sintió esos pequeños pechos rozando con los suyos. Todo era muy excitante. Intentó cerrarse para encajar con ese cuerpo dorado y húmedo por el sudor y lo consiguió, sus piernas rodearon la estrecha cintura de la ninja y sus brazos subieron con pesadez hacia su cuello. Akali la hizo probar de su propio sabor, con lentitud buscó sus labios y tanteó el terreno para introducir su lengua en la boca, Evelynn percibió un leve rastro de sí misma y lo saboreó con más gusto del que hubiera imaginado. El morbo estaba volviendo a excitarla.
Se devoraron al mismo tiempo con una mezcla de lujuria y romanticismo, estaban expresando todo lo que sintieron desde el primer momento en que se vieron pero que a causa del silencio y las normas de la sociedad no pudieron expresar con libertad.
Continuaron avanzando los minutos y ellas no se cansaban de besarse, sus cuerpos estaban calientes y listos para más orgasmos y para poseerse la una a la otra.
—Akali —suspiró Evelynn entre beso y beso.
—Creo que nunca podré cansarme de ti —susurró Akali.
Nunca la ninja había tenido tan ferviente necesidad por complacer a una mujer, necesitaba más de ella, necesitaba darle más, ser inolvidable, era su orgullo de mujer contra Twisted pero más que eso, era el deseo de su alma por mostrarle a la súcubo todo aquello de lo que eran capaces juntas. Respondió con un ligero beso, sin decirle a Eve ni la mitad de todos sus anhelos, solo se limitó a pegar su frente resbaladiza a la de su sensual chica y sonreír.
—Ya se fue tu mal humor —comentó Evelynn.
Akali rió suavemente.
—No se puede estar de mal humor follándose a una mujer como tú, Evelynn.
Se fundieron en otro tierno beso. Akali se incorporó un poco para dejar una de sus piernas entre las de Evelynn a la par que apoyaba los puños sobre la cama a ambos lados de la cabeza de su expectante chica.
Se miraron bajo la luz de las bellas lámparas que decoraban las mesitas de noche a los costados de la gran cama y una risa perfectamente armoniosa y ligera salió de sus bocas. Estaban cómodas en sus cuerpos, se sentían aceptadas y adoradas la una por la otra a pesar de ser realmente diferentes y tener un sinfín de defectos.
Akali bajó para encontrarse con Evelynn y la demonia tembló. Sus miradas conectaron con pasión y no fueron necesarias palabras, sólo deseo, sus cuerpos se atraían como imanes para besarse tiernamente y frotar sus vulvas. Todo comenzó de manera muy calmada, con delicados besos y jadeos que nacían de sus bocas unidas, sus cuerpos se entrelazaron con una envidiable armonía y las suaves sábanas fueron testigos de su bella danza, las manos de Evelynn acariciaron los brazos de Akali hasta sus hombros, luego bajaron rozando las curvas de su cintura y el nacimiento de sus caderas infernales.
Alguien había aprendido a menear bien después de tanto ensayo de baile.
Eran movimientos muy sencillos pero estaban estimulando ambos clítoris al mismo tiempo, consiguiendo que millones de mariposas revolotearan por sus vientres pidiendo liberación, Akali procuró seguir besando a su compañera y la súcubo se creyó muy capaz de morir de placer. La ninja volvió a empujar hacia adelante su cuerpo haciendo gemir a Evelynn más alto.
—Oh, esto me gusta.
Se sentía abrumada por una enorme nube de sensaciones que estaban invadiendo todo su ser. Excitada, estimulada, caliente y amada, estaba siendo acariciada con más rapidez. La cama, al igual que con Twisted, rechinaba pero los gemidos de Akali le resultaban sumamente deliciosos y embriagantes. Dejó caer ambas manos sobre la cama pero las de su compañera se las apresaron contra el colchón y sus dedos se entrelazaron por encima de su cabeza sin romper la maravillosa conexión, sus pechos, sus vaginas, sus vientres chocaban entre sí con cada embestida, con cada empuje que provocaba una oleada de placer infinita en las dos chicas. Sentían un nuevo orgasmo avecinarse. Percibieron un hormigueo que despertó desde la punta de sus pies y a toda velocidad se desplazó para centrarse en ambas pelvis y enseguida proyectar el calor por cada rincón.
Gemidos y éxtasis, la atmósfera en la habitación estaba llena excitación y amor, Akali se inclinó para estimular la oreja de Evelynn, la súcubo cerró los ojos y desfalleció escuchando los gemidos de su chica tan cerca, buscó sus labios para besarla nuevamente y para perderse en ella, para respirar su olor mientras se contraía en un cálido orgasmo que Akali siguió, empujando su pelvis más fuerte hasta sentirse saciada y sin fuerzas. Cayeron en una sola pieza, la joven ninja abrazó a su compañera mientras su cuerpo por fin se relajaba. Evelynn la abrazó con una genuina sonrisa en sus labios y lentamente fue dándose cuenta de que cada vez había más luz en su habitación. Había amanecido. La morena no se movió en un largo rato y su cabeza quedó en una posición demasiado cómoda a la altura del cuello de la súcubo y ahí se quedó a dormir sin más.
—Hey, no te duermas sobre mí.
—Como chingas, Eve —se quejó Akali moviéndose con pereza hasta caer al lado de su chica, sin dejar de abrazarla.
—Igual sigo prefiriendo los penes.
La ninja puso los ojos en blanco y se dio la vuelta para dormir, no sin antes dejar en claro una cosita:
—Se dice gracias, cerda mal agradecida.
—¡¿Qué dijiste?!
Evelynn no pudo evitar reírse y acomodarse en la cama, esta vez fue ella quien rodeó con su brazo a su malhumorada chica por la espalda.
—Hey, ya, no era para que te enojaras —susurró con voz dulce.
—Tus bromas son muy malas, muñeca, qué decirte —se defendió Akali, somnolienta.
—Tú te tomas todo demasiado en serio.
—Ya duérmete, ¿quieres?
—No quiero. Quiero quedarme contigo.
—No me iré a ningún lado. Promesa.
Ninguna sabía lo que era la felicidad, hasta ahora.
Nota de la autora:
No es que sea recontra fan de Ariana Grande, pero me gusta mucho esta canción en particular (God is a Woman). Para ser una canción popera y sencilla (aunque bien hecha), creo que guarda un mensaje muy fuerte y una crítica implícita para una sociedad más bien falocéntrica.
Nuestro placer depende de nosotras y somos más poderosas sexualmente de lo que creemos.
Perdón por tardar tanto en actualizar :(
Les quiero, niñes, cuídense mucho, sean felices.
Cariños, Magaa.
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