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Una espada de verdad

"Se ha comprobado que el motivo de la muerte del íncubo Twisted Dust el pasado 14 de marzo del año pasado fue producto de un suicidio y no de un homicidio como se había deducido en primera instancia. Esto a raíz de que la investigación, cerrada por causas todavía no esclarecidas, se reabrió al presentarse nuevas pruebas que comprobaron dicho acto cometido por el sujeto. Su cómplice, un hombre de 28 años, fue condenado a 5 años de presidio por acoso a dos mujeres, además del homicidio frustrado a una de ellas..."

—¡Akali! —exclamó Sivir volviendo a la cocina dónde estaban preparando la cena para tres en compañía de Qiyana, quien ya se había convertido en una más de la casa—. ¿Oíste eso, ninja?, es la voooooz de tu libertad, ¡La compañía dejará de obligarte a trabajar gratis!

—Seguiré siendo pobre, no te ilusiones—comentó la rapera, revolviendo las verduras salteadas para el Chapsui algo ensimismada. 

Estaba procesando la información que acababa de escuchar en el corte informativo de la tarde mientras procuraba que la comida del wok no se quemara. Quien de seguro estaba en prisión no podía ser otro que Talon, sin embargo, el periodista dio muy poca información al respecto y eso solo provocó que Akali se llenara de dudas. Nadie sabía mejor que ella cómo sucedieron las cosas. Era doloroso recordar lo crueles que fueron la justicia y su empresa al dudar de ella, el como se rehusaron a darle protección y, por si fuera poco, como la obligaron a callar porque su imagen como idol y el dinero que estaba en juego importaba más que su bienestar, ¿por qué ahora, de pronto, todo se había esclarecido?, ¿a qué pruebas se refería el periodista?

De pronto, Qiyana sacó a la ninja abruptamente de sus pensamientos dándole un beso en la mejilla. Kali se alejó en un claro gesto de sorpresa y un poco de rechazo. Ahora se arrepentía del día en que había decidido ceder parte de su rap de Qiqi, tenía la mala sensación de que no podía sacársela de encima. La hechicera debió haberse vuelto hacía mucho a América, pero todavía seguía ahí; Akali trataba de hacerse la desentendida, pero tenía la sospecha de que ella era la razón de por qué Qiqi no se volvía a norteamérica. Había tratado de mantenerla a raya en los últimos días porque no quería ser maleducada ni dura con ella, pero esperaba que algún día se diera cuenta de que no estaba interesada en ella y que de las heterocuriosas ya había tenido suficiente.  

Sivir cambió el tema antes de que Akali le gritara "ya, sácate a la verga, mija". Sabía que nunca haría tal cosa, pero apostaba a que las ganas no le faltaban. 

—Ya nadie volverá a llamarte asesi... —se cubrió la boca dándose cuenta muy tarde de que, por querer cambiar el tema, ahora había dado pie para que Qiqi comenzara a hacer preguntas que probablemente Akali no quería responder. 

—¿Asesina?, ¿quién podría llamarte de ese modo? —preguntó. 

—Bueno, soy una ninja y ya estoy acostumbrada a que utilicen la palabra "asesinos" para referirse a mi clan, pero en mi caso es...

—¿Una larga historia? —se adelantó la hechicera—. Tengo tiempo.

Kali soltó un suspiro, y comenzó en plan "Hola, mi nombre es Akali, te preguntarás como llegué aquí... Bueno, esta es mi historia"

—Lo bueno es que ahora esos policías que te humillaron podrán comerse sus palabras —dijo Sivir, ayudando a poner la mesa. 

—¡Sí! —exclamó Qiyana, emocionada—. ¡Esa es mi chica!, la justicia tarda, pero llega. 

Sivir la quedó viendo con cara de "Really?" estuvo a punto de preguntarle si acaso ya tenía el vestido de novia comprado también, pero Akali movió la cabeza restándole importancia. 


Apenas pudo conciliar el sueño esa noche, su cabeza daba miles de vueltas y todas sus ideas llegaban a la misma conclusión: Estaba feliz. Estaba feliz por ella y por el hecho de todo se hubiera aclarado.  

Bajó la capucha de la sudadera cuando estuvo frente a las escaleras de piedra que llevaban al templo donde enseñaba el maestro Shen. Yasuo iba justo atrás, tratando de seguirle el paso. Tuvo la fortuna de haberlo encontrado de camino al templo a primera hora de la mañana y él le dio un aventón en su automóvil. La hora favorita para entrenar del samurái era justamente antes de que el sol saliera y, aun a su edad y con su experiencia, le gustaba recibir la doctrina de Shen como si fuera un aprendiz. Yasuo observó a su amiga mientras subía con más calma escalón por escalón portando su afilada espada. Akali lo contagió con su buena energía y se sintió realmente feliz por ella, ya que, la primera vez había subido esas escaleras con una chica derrotada y abatida, y ahora lo estaba haciendo con una mujer completamente diferente a la de esa ocasión. 

Shen estaba en la arena, descalzo, pero con la armadura puesta y corrigiendo las posturas de los guerreros más jóvenes a los que estaba entrenando. Recibió a Akali y a Yasuo con aire paternal, ambos guerreros hicieron la correspondiente reverencia al llegar frente a él. Los invitó a pasar al templo y bebieron té juntos. Lo bueno de entablar comunicación con el maestro Shen era que las palabras realmente sobraban, los gestos de Akali y su energía eran suficientes para probar que las cosas iban mejorando y ella podía alardear de que se mantenía en pie. 

—Tu crecimiento espiritual es más que notable y no hay palabras que puedan probar lo que estoy diciendo más que tus propios actos. Cuando un guerrero está bien por dentro, su exterior lo proyecta—. Shen esbozó lo que parecía ser una sonrisa amable y Yasuo bebió su té en silencio, posando luego una mano en su trabajado bíceps cuando una ráfaga de viento se coló en la habitación a través de la puerta abierta—. ¿Te sientes lista para probar tu nivel de concentración? 

Eso solo podía significar una cosa para Shen: Duelo. 

Para el maestro, la mejor manera de probar que una mente se encontraba en óptimas condiciones era realizando una actividad que requiriera de fuerza, emociones y pensamientos alineados en un solo objetivo. 

Akali aceptó no solo el duelo, sino también pelear con una espada y dejar de lado sus Kunai. No empuñaba una espada desde sus tiempos de aprendiz, pero se propuso ese reto porque Shen alguna vez le había enseñado que un buen guerrero no se conforma con estar bien, sino que busca ser mejor, siendo el momento más indicado para ello cuando la mente está receptiva. Al momento de tomar el arma fue como volverse a encontrar con una vieja amiga y todos los conocimientos que guardaba de aquella disciplina fueron nuevamente revelados. El resto de guerreros más jóvenes despejaron la arena para que Yasuo y su compañera ocuparan el centro. 

El samurái se paró frente a Akali con una espada que tampoco era la suya, pero él estaba en un nivel en el que podría convertir hasta una vara de madera en un arma mortal; sin embargo, ya había descubierto la fórmula para tener dominio de sí mismo y controlar su fuerza si su rival era alguien importante para él, como lo era Akali, su mejor amiga después de su esposa. 

—No seré bueno contigo —murmuró Yasuo con malicia.

Ya se podía imaginar todo lo que a Akali le iba a molestar que él fuera imparcial solo porque ella era su amiga o porque era una chica.  La ninja había aceptado ese duelo e iba a asumir las consecuencias con la dignidad y el temple que siempre la había caracterizado. 

Ambos se concentraron primero en el público expectante que tenía los ojos fijos en ellos. Era una batalla de dos gigantes y una de ellos había sido discípula de Shen, al igual que ellos, por lo que esta era una gran oportunidad para apreciar todo aquello en lo que un día podían llegar a convertirse. 

Se formó un silencio en tanto Shen puso un pie en la arena, los dos guerreros prestaron atención a la espada que cada uno tenía en las manos, el aire fluía silencioso alrededor de ellos y la concentración fluyó lentamente, enfocándose en el objetivo de ser consciente de sus propios cuerpos, del latido de sus corazones y del ritmo de la respiración mientras sentían el peso de sus espadas. 

Yasuo fue el primero en adoptar una posición de combate y blandió la espada invitando a su rival a empezar. Akali, siendo fiel a su disciplina ninja, se mantuvo firme y silenciosa esperando a que el samurái hiciera el primer movimiento; ella no tenía miedo. 

Yasuo se abalanzó sobre Akali con fuerza y la ninja hizo frente al golpe. Ambos filos colisionaron en un electrizante choque que reveló la fuerza sobrehumana que ambos poseían, no obstante, el nivel de energía liberado en ese primer golpe fue tanto que la ninja se vio obligada a ceder, Yasuo la empujó dejando en claro su ventaja y Akali cayó al suelo, pero con rapidez rodó por la arena, alejándose del campo visual del samurái; se arrastró estratégicamente levantando una ola de polvo que usó a su favor para ponerse a salvo y, con un hábil salto, volvió a ponerse de pie para seguir en la lucha.

De no haber estado peleando conta ella, Yasuo habría aplaudido a su amiga, ya que, como lo había prometido, no contuvo en ningún momento su fuerza y Akali le estaba haciendo frente haciendo alarde de su agilidad y astucia, frenando varios ataques que pudieron haber sido una derrota para cualquier otro guerrero en su lugar. Para los otros guerreros que estaban presenciando el duelo, ella podría verse acorralada y sin posibilidad alguna de ganar, pero solo estaba agotando a un enemigo que la doblaba en tamaño mientras pensaba y buscaba rápidamente una oportunidad para sacar ventaja y dar vuelta el marcador a su favor. 

Por última vez la ninja atacó, haciendo la clásica técnica de amagar hacia la derecha mientras tenía pensado desviarse por la izquierda para asestar el golpe; es lo que alguien veloz haría, no obstante, no consiguió tomar a su contrincante por sorpresa. 

—¡Ya estoy viejo para caer en eso! —exclamó Yasuo con una euforia descomunal debido a que los duelos en él tenían el efecto similar a las drogas estimulantes. 

Akali dio un giro que el samurái no alcanzó a esquivar y con ello logró asestarle una estocada inesperada en el costado izquierdo. Esta vez fue ella quien moderó la intensidad de su ataque para no provocarle a su amigo una herida más profunda. Yasuo aprovechó ese momento de tensión, casi pudo oír como los guerreros aguantaban incluso la respiración, y derribó a Akali propinándole otro choque que ella no fue capaz de sostener por mucho tiempo y con eso la derribó, pero antes de que el samurái pudiera celebrarlo ya tenía el filo de la espada de la ninja contra su cuello. 

—Es suficiente —dijo Shen acercándose a los dos guerreros. 

Yasuo ayudó a su amiga a ponerse de pie: —Es obvio que te dejé ganar —mintió. 

Shen negó con la cabeza pues él vio mejor que nadie que la victoria de Akali había sido más que limpia al utilizar la táctica de sacrificar su propia seguridad para ir por todo. De haber estado con un rival real, la ninja no habría dudado en atravesarle el cuello aunque eso hubiera significado cortarse a sí misma con la espada de su contrincante. Él mismo se lo había enseñado y fue por eso que estaba viva justo ahora, después de lo que había pasado con Twisted y Talon. 

—Has sanado —fue lo único que le dijo Shen tocando el hombro de su discípula. —Felicitaciones. 


La súcubo movía su pie con inquietud. El tacón de sus carísimos Jimmy Choo que brillaban más que sol estaban dejando rayones en el piso, y no le importó en absoluto; de todas formas ya estaba opaco y muy sucio. Demás estaba decir lo fuera de lugar que estaba un calzado como ese  en el suelo de una cárcel, aunque solo fuera la sala de visitas. 

El lugar le resultaba desagradable. Se prometió a sí misma tratar de comportarse mejor para no terminar en un lugar así, lúgubre y totalmente carente de higiene y vida. Escuchó que la puerta de la sala chirrió al abrirse debido al óxido, más no se tomó la molestia de voltear a ver quien había entrado. Si era quien esperaba, mucho menos valía la pena voltearse a comprobarlo. "Quince minutos" dijo un hombre con voz poco amistosa. Las esposas tintinearon, siendo por unos largos segundos lo único que se escuchó en la habitación. 

—¿No es peligroso que le quites las esposas? —preguntó el guardia que ya estaba en la sala junto a Evelynn.

—Solo mírala —murmuró el otro, continuando con su tarea de liberar las manos del reo—. Apuesto a que se podría defender mejor que nosotros. 

Evelynn había sacado uno de sus largos aguijones y lo estaba balanceando de un lado a otro casi con tanta impaciencia como su pie. Lucía como una serpiente cascabel que está lista para atacar.  

—No creí que tuvieras el descaro de venir a verme —dijo la conocida voz de Talon, caminando hacia ella por fin, y sentándose pesadamente en la silla que había frente al puesto de la súcubo—. Sobretodo porque... Si estoy aquí, es por tu culpa.

Evelynn soltó una carcajada que se escuchó sensual y burlona al mismo tiempo.

—Estás aquí POR IMBECIL, porque seguiste con tu acoso creyendo que yo buscaría vengarme por las mías y debo reconocer que sí lo pensé, pero te delataste tú solito revelando más información de la cuenta y eso lo usé a mi favor. 

—Entonces por qué estás aquí.

—Voy a ser breve, ¿Acaso no te cansas de dar pena?, ¿No te aburres todo el tiempo del mismo juego?

Talón frunció el ceño algo confuso: —De qué hablas.

—Sabes de lo que hablo —dijo con la voz cortante, subiendo el aguijón de manera amenazante—. DEJA DE ACOSARME, mal nacido. No te tengo miedo—. No fue necesario explicar qué clase de consecuencias habría si él insistía en seguir molestándola, por ello Evelynn había elegido darle la espalda a los guardias, para poder dedicarle a Talon la más asesina de sus miradas. Ella, a diferencia de él, no estaba jugando.  

—¿Alguien más te envía amenazas?

El silencio de Evelynn delató lo confundida que estaba. Esta vez el que rio fue Talon, aunque no de una manera tan exagerada debido a que le temía al veneno del aguijón que la súcubo mantenía a la altura de su hombro. Sin embargo, no dejó de parecerle justicia divina lo que ella estaba padeciendo justo ahora. 

—Evelynn... mi querida Evelynn —la miró con atención, tratando de no provocarla tanto con su sonrisa de satisfacción—. Yo tengo todos los aparatos tecnológicos confiscados, no podría llamar ni mensajear a nadie aunque lo quisiera. Si hay alguien que te sigue dejando amenazas... No soy yo. Ten cuidado, quizás este sí sea peligroso. 


Nota de la autora: 

Hello, muchachines! Qué tal va todo? 

No sé qué bicho me picó este mes que he actualizado 2 veces, pero aproveché esta ráfaga de buen ánimo inesperado ¡y estos fueron los resultados! 

Estamos en la recta final D: no sé si esté lista para dejar ir a mis chicas )):

Muchas gracias a quienes siguen aquí, gracias por sus estrellitas y sus comentarios... y gracias también por agarrarme pal hueveo cada vez que actualizo después de mil años jajajjaja, me río muchísimo con ustedes y su buena onda. Aunque no les responda ¡leo todos sus comentarios!, de corazón gracias. 

Cuídense mucho, sean felices. 


Magaa.


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