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No. Ella es mía

—¿Por qué me haces sentir como la pasiva de la relación? —dijo Akali sentada en el asiento del copiloto del deportivo de Eve, cruzada de brazos y haciendo algo parecido a un mohín. 

—No preguntes, solo gózalo —le sugirió Evelynn con una risa divertida. 

—Dijiste que me irías a dejar a casa, por eso subí a tu deportivo, Evelynn, ¿se puede saber qué hacemos afuera de tu departamento?

—¿No me vas a hacer tu famosa pregunta?

—No —soltó la ninja desviando la mirada hacia la ventana de su derecha para que Evelynn no viera como el rubor estaba subiendo por sus mejillas, aunque, a decir verdad, el color rosa intenso de orejas la terminó delatando de todas formas.  

—¿Por qué me haces sentir como el novio depravado? —bromeó Evelynn deslizando su mano por el respaldo del asiento de Akali, intentando mirarla a los ojos.

La ninja permaneció mirando al frente unos segundos mientras trataba de aclarar sus pensamientos. No era momento de ser cobarde, pues ambas necesitaban aclarar cuánto antes lo que estaba sucediendo entre ellas. No podían seguir ocultandolo de esa manera tan grosera y fingir que no les afectaba.      

—Ya no quiero jugar más, Evelynn —confesó con la voz entristecida. —Esto me cansó. 

La demonia guardó silencio un momento, miró hacia el frente también. Sus manos dejaron el volante y se apoyaron en sus muslos juntos. Finalmente suspiró y volvió su rostro hacia Akali. Sí, ella también creía que era necesario enfrentar la situación de una vez por todas. 

—Sé para dónde va esto, Kali, cariño; pero de momento no puedo prometerte nada, te quiero mucho como para darte respuestas a la ligera solo para conseguir lo que quiero de ti. Eres especial para mí y esto lo digo muy en serio —explicó con calma, luego sonrió con picardía. —Lo que sé es que quiero ser tuya otra vez. If you know that I mean, babe. 

Akali puso los ojos en blanco un segundo y terminó por ceder con una sonrisa, maldiciendo para sus adentros. Miró rápidamente hacia los alrededores para asegurarse de que nadie las rondaba, era de noche pero, de todas formas, quería ser cuidadosa pues conocía un poco lo temibles que podían ser los fans, los antifans y los paparazzis con los idols, no obstante,  Evelynn activaba todas sus alarmas de peligro y ella no era capaz de detenerla. Era como un tornado que arrasaba con todo a su paso de manera indestructible y solo traía calma cuando se iba. Estaba realmente enamorada de esa demonia. 

Llegaron al departamento de Evelynn y la súcubo tanteó el interruptor solo cuando ya estuvieron en su cuarto, una, porque Akali y sus insistentes besos no la dejaron encender las luces antes y dos, porque realmente no era necesario perder tiempo en eso. Se sabía el camino a su cuarto y realmente solo ahí eran necesarias las luces. El cuerpo de su ninja merecía ser apreciado y adorado literalmente a todas luces.

—Date la vuelta —ordenó la demonia con determinación. Akali, que en la parte superior ya solo tenía puesto un sujetador negro, no tuvo ganas de rebatir nada y simplemente obedeció.

Evelynn subió sus manos lentamente por la columna de su chica y esta pronto la notó desabrochando el sujetador. La negra prenda cayó a los pies de Kali y sus pechos fueron golpeados por el aire tibio de la habitación temperada. Los hábiles dedos de la súcubo pasearon por las costillas y acariciaron un poco hasta que Akali liberó un jadeo sorprendida al notar sus pezones aprisionados.

La hizo girar en su sitio para quedar frente a frente y, gustosa, tomó los pechos entre sus manos y los acercó a su boca cuando se inclinó un poco. Primero chupó uno, después el otro y no se detuvo hasta tener los pezones de su ninja duros como piedras, solo entonces los mordisqueó. Akali respondió con suaves gemidos. Le gustaba aquello. Nadie mejor para saber lo que siente una mujer en el sexo, que otra mujer.

Las manos de Evelynn se fueron al  trasero firme de su compañera y ambos pares de pechos chocaron.

—Creo que no necesitas esto —dijo la pequeña ninja llevando sus manos a la espalda de la demonia para desabrochar el sujetador y liberar esos senos hermosos. 

—Creo que ya no necesitamos nada —susurró Eve.

Ya desnudas sobre la enorme cama de la súcubo, ésta, en su territorio, tomó el control de la situación. Permaneció arriba y Akali no fue capaz de sacarla de ahí. Le parecía de lo más excitante ese papel de diosa demonia empoderada y lista para dar placer.

Posó sus labios sobre el monte de Venus de la ninja y lo besó con ternura. Escucharla gemir su nombre con ese nivel de rendición fue más de lo que pudo haber deseado.

Sonrió y se desplazó lentamente por el cuerpo de Akali hasta llegar a su boca, la cual besó con mimo, dejando un mordisco al terminar. Bamboleó sus caderas sobre el cuerpo de su chica y Kali percibió la humedad de los pliegues de Evelynn en su propia entrepierna, justo cuando el aliento de la demonia provocaba placenteros escalofríos en su cuello.

Las manos de la ninja no se quedaron quietas, guió la cabeza de Eve hasta sus pechos y le metió un pezón en la boca, su chica respondió chupando con obediencia, succionando a medida que dejaba escapar leves quejidos de su garganta.  Se miraron y vieron la lujuria reflejada en los ojos de su compañera. La demonia continuó meneando otra vez sus caderas sobre la otra y gimió como si estuviera cabalgándola, ¿por qué no cabalgarla en serio? Kali sumergió dos de sus dedos en el interior suave de su chica y esta comenzó a moverse todavía con más ansias.

Akali consiguió que Evelynn se pusiera en cuatro sobre la cama. Dejó ahí unas suaves palmadas en cada nalga y luego unos mordiscos no dolorosos. Antes de que la demonia reaccionara, la ninja ya le habia metido un dedo profundamente y en respuesta, Eve curvó la espalda.

Metió otro dedo y comenzó a moverlos dentro de ella a un ritmo suave y durante varios minutos, tocó a su chica y la estimuló. La súcubo acababa de perder la noción del tiempo debido al placer cuando Akali le dio la vuelta y le separó las piernas, dejándola expuesta y a su total dominio.

Sin embargo, Kali se inclinaba, perdidamente enamorada, ante la sensualidad de su demonia.

Su lengua profanó profundamente la vagina de Eve. La chupó golosa, hambrienta de ella, succionó y jugó con el clítoris a su antojo hasta conseguir que, enrojecido e hinchado, llevara a Eve hasta lo más alto. Lo degustó como al más dulce y caro de los bombones en su boca experta. Evelynn aferró sus manos al cabello suave de la ninja y solo pudo jadear, mirar el techo totalmente extasiada y abrirse para ella todavía más.

De pronto todo cesó, Akali tomó una pierna de su compañera y la colocó entre sus piernas. La súcubo sabía que esto se iba a poner mejor, por lo que ladeó su cuerpo y notó que sus vulvas por fin se rozaron. El calor de ambas hendiduras las hizo gemir, una corriente eléctrica sacudió sus vientres. Akali mordió su labio inferior reprimiendo un quejido cuando apretó la suave tibieza de su chica contra ella. Su clítoris se encontró con el de Eve. Ambos estaban húmedos y ansiosos por más. Mil sensaciones atravesaron el cuerpo de Evelynn mientras Akali se movía y se restregaba contra ella, consiguiendo que sus grandes pechos se sacudieran dando un toque único de erotismo a la situación.

—Kali... Dios mío, no pares —suplicó la demonia dejando escapar un sollozo al final.

Soltó un grito de profundo placer y notó la deliciosa humedad entre ambas.

Akali se separó de Eve, gateó por la cama y cogió un consolador fucsia que asomaba bajo la almohada de la demonia.

—Demonios... Puedo...

—No me expliques nada — detuvo la ninja divertidísima con la reacción de Eve. La chica lucía realmente avergonzada, al punto de sonrojarse. —Vamos a usarlo, ¿Te parece bien? —preguntó usando su voz más sensual y lasciva, similar a la que usaba en su rap.

El juguete sexual de pronto estuvo en el interior de Evelynn empapándose de fluidos y vibrando en su interior con moderada intensidad. La súcubo chilló y se retorció bajo la sonrisa ganadora de Akali. Lo estaba disfrutando cómo nunca.

El vibrador siguió girando en su interior y su cuerpo fue invadido por oleadas de placer bajo la ardiente mirada de Akali, quien enseguida descendió hasta un pezón de su chica y lo atrapó entre sus labios, chupándolo. Evelynn contuvo el aliento y arqueó la espalda. Ardió por dentro y gritó de placer, dejándose arrasar por un orgasmo.

Akali sacó el juguete del interior de la demonia y esta la miró sorprendida por lo que acababa de pasar.

Eso había sido alucinante.

—Qué tal —preguntó la ninja con un tono malicioso, ya que tan solo la cara de la demonia gritaba lo bueno que había estado eso.

—No estuvo mal —dijo una engreída Eve apoyándose en los codos. —Es tu turno.

—HEY, espera —detuvo Akali.

Ahora la sorprendida era ella. Nunca había tenido un aparato como ese dentro y siempre solía alcanzar su clímax dando placer.

Evelynn hizo oídos sordos y se encargó de tumbar en la cama a su chica, luego se colocó sobre ella y le acercó la punta del juguete a la boca. Su compañera abrió, sin rechistar, para chupar. Probó del consolador el sabor de su demonia y lo reconoció, tan delicioso y adictivo como era. Solo eso bastó para ponerla caliente, muy caliente.

Eve alejó el juguete de la boca de Akali y separó con una mano las piernas de su chica. Se tumbó sobre ella y chupó sus pechos. La ninja pronto sintió el consolador duro rozando su muslo, su vagina se contrajo con una agradable corriente que la hizo jadear y susurrar el nombre de esa preciosa demonia. 

Eve sumergió el vibrador fucsia en el interior de Akali centímetro a centímetro y lo sacó lentamente luego de meterlo por completo. La intromisión le pareció sumamente extraña y algo incómoda, tal vez eran demasiados centímetros para ella, pero de todas formas comenzó a disfrutarlo. Porque era con Evelynn. Porque su chica tuvo paciencia y  delicadeza para con ella. No fue una sensación desagradable como lo esperaba, de hecho, ver el deleite en los ojos de Evelynn le trajo una satisfacción infinita. Ella la entendía. Ella la cuidaba. Ella la quería.

Entró y salió unas cuantas veces hasta la mitad y finalmente lo introdujo por completo nuevamente.

—Más... Más rápido —pidió Kali, algo avergonzada.

Evelynn sonrió, estiró su brazo, agarró uno de los senos de su chica y comenzó a bombear el consolador dentro de ella.

Eso se sentía realmente bien, pensó Akali. Cerró los ojos y se dejó llevar por las sensaciones que nacían en su vientre con cada penetración seguida de otra más profunda.  La ninja se arqueó enloquecida y la súcubo apretó sus labios contra los de ella. Akali se levantó y rodeó el cuerpo de Evelynn con sus brazos mientras era alcanzada por el orgasmo más feroz en mucho tiempo. Fue largo, ambas permanecieron abrazadas y mimosas por mucho tiempo luego de él.

Se dejaron caer sobre la cama, acariciandose de mil formas mientras esperaban que sus cuerpos se relajaran por completo.

—No tienes que irte —susurró Eve con voz suave, casi se lo estaba suplicando. Más allá de no querer exponerla a los peligros de la madrugada, quería quedarse con su chica un poco más. Quería deleitarse con el solo hecho de tener su olor cálido y humano cerca.

—Debo hacerlo, no voy a exponernos a riesgos innecesarios. No me digas que para una ninja como yo esto es peligroso porque me ofendería escucharlo —dijo mientras colocaba su ropa interior junto a la cama de la demonia.

—Claro que no —Enseñó una sonrisa de orgullo por su valiente ninja. —¿Podría ir a dejarte a casa al menos?

Akali observó ese precioso cuerpo desnudo iluminado por las luces de las lámparas. La imagen era celestial, casi no podía creerse que se tratara de una demonia.

La ninja apoyó sus manos en la cama y se acercó a la otra chica para besarla dulcemente.

—Quédate aquí. Te ves tan hermosa así que me duele pedirte que te vistas solo para ir a dejarme a casa. Qué vergüenza. Lo primero que haré si esto sale bien, será comprarme un automóvil.

Akali ya casi estaba esperando el chiste malo de su compañera, se quedó en silencio acabandose de vestir incluso, pero tal chiste nunca llegó.

—¿No vas a decir nada?

—¿Qué quieres que diga?, es muy sabio que pienses así.

Una Evelynn enamorada hasta perdía su sentido del humor ácido.

—Antes eras chévere —le susurró Akali riendo después frente a la mirada de desconcierto de la demonia.

Lucía tan bella riendo genuinamente que Eve no fue capaz de interrumpirla. 

—Solo espero que sea cómodo, por favor —susurró antes de hundirse cómodamente entre sus almohadas.

Akali acababa de marcharse tan solo unos minutos atrás. El móvil de Evelynn sonó con un mensaje entrante.

La sucubo tomó el teléfono velozmente para leer lo que había llegado, pues estaba segura de que era Akali.

Pero no.

"YA SE QUE ESTAS VIENDOTE CON TU COMPAÑERA DE GRUPO

PERO ESO ACABARÁ PRONTO Y ESTAREMOS JUNTOS SIN QUE NADIE SE INTERPONGA"

Antes de que Evelynn pudiera llamar a su chica para preguntarle si estaba bien y si había tomado su uber sin problemas, otro mensaje llegó y logró por primera vez encoger de miedo el corazón de una mujer que no le temía a nada ni a nadie.

"Tú no puedes ser de nadie más que mía... y mucho menos de una mujer."

Akali frunció el ceño al darse cuenta de que la dirección que había tomado el automóvil no era hacia su casa. Se puso inevitablemente tensa estando en el asiento trasero y estiró su mano hacia la puerta.

Ni siquiera perdió tiempo en preguntar. Su mirada se estrelló con la del chofer a través del espejo retrovisor y supo que había problemas.

Abrió la puerta con agililidad y saltó del auto en movimiento. Rodó como un bulto por el parqué sin poder detenerse. Lastimó sus rodillas, sus codos y se golpeó la cabeza también, pero al menos ya estaba fuera del automóvil.

Esto tenía que ser una jodida broma.

Por si fuera poco, su entorno no era muy favorable. Estaban yendo hacia las poblaciones que de la periferia de la ciudad, donde no había casas a las que pedir ayuda. Probablemente estuvieran abandonandas dada su condición deplorable.

Correr era algo tan inútil como creer que tendría tiempo para sacar el teléfono y contestar a quien sea que la estuviese llamando.

El automóvil retrocedió y se cruzó en medio del camino. Un deportivo negro que iba atrás de ellos se detuvo unos metros antes del otro auto. A simple vista parecía ser que el chofer de uber acababa de cerrar el paso para el deportivo, pero el mal presentimiento de Akali solo empeoró con eso.

Sus dudas fueron resueltas cuando la puerta del automóvil negro se abrió y de ahí bajo Twisted.

Por otro lado, bajó también el chófer uber del otro auto.

Talon. Akali no tenía cómo saberlo, pero era Talon.

Ambos se acercaron hasta quedar de pie frente a una Akali que yacía respirando de manera trabajosa y con una rodilla en tierra, claramente en problemas.

—Ella es solo mía, te lo dije —le susurró Twisted, con su arrogante sonrisa ganadora.

—No —murmuró Akali mirando hacia los pies de Twisted y Talon.  — Ella es mía.   

NOTA DE LA AUTORA

Also Akali y Twist

(Temazo old school, escuchenlo(??)

https://youtu.be/nTjamYg1kVE


HELLOOO
Hola niñess, qué tal todo, espero que bien. Han pasado mil años, no?

Perdón, realmente no hay excusas, solo me tomé un breve (no tan breve) hiatus más la atribución de no contárselo a nadie jeje

Mili, gracias por estar ahí, hinchándome las gónadas, este capítulo va con cariño para ti, sos un solcito.. y te espero en el chat con tus miles de preguntas.

Espero poder actualizar pronto. De cualquier forma, gracias a quienes esperaron pacientemente, merecen lo mejor <3

Los adoro.
Sean felices.

Magaa

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