La empresa pegó un grito en el cielo cuando se enteró de que Akali era la principal sospechosa de la muerte de Twisted Fate. La autopsia arrojó que la causa de muerte había sido, efectivamente, una hemorragia intracraneal severa producida por un disparo, pero no se pudo determinar si se había tratado de un asesinato o de un suicidio.
Ninguno de los encargados pensó que si Akali estaba involucrada era porque algo malo le estaba haciendo Twisted, a nadie le preocupó en lo absoluto el bienestar de la chica. Qué importaba el demonio, ahora estaba muerto. Solo importaba mantener a raya el escándalo de la ninja busca problemas. Demás está decir como le llovieron al CEO los "Te dije que era mala idea convertir en idol a alguien de su calaña."
Akali fue a casa a darse una ducha rápida, vendó sus heridas de manera descuidada y cambió su ropa. Se fue directamente al trabajo y se negó a dirigirse a un hospital para constatar las lesiones hechas por Twisted y que pudo haber usado a su favor en el juicio que le esperaba. Se negó porque mientras menos individuos se enteraran de que ella había estado involucrada en la muerte del demonio, resultaría mejor y más seguro para todos. No estaba en todos sus sentidos como para reconocerlo, pero el motivo mayor de su decisión era Eve. Quería proteger a su demonia así se arriesgara a acabar con su propia libertad y salud por no constatar sus lesiones con la firma de un centro médico. Solo rogaba para que pronto dejaran de doler y en un futuro las recordara como simples rasguños.
Asimismo, se negó a tener que pedirle a Talón que atestiguara a su favor. Estaba claro que el soldado no lo haría y es más, a Akali no le iba a sorprender en lo absoluto verlo declarando contra ella. Ahí estaría la ninja para burlarse de como un hombre de su categoría fue capaz de salir huyendo como nena. Tanto ella como él sabían que no les convenía tenerse como enemigos, pues las huellas encontradas en la escena eran de Akali, pero el arma asesina tenía por dueño a Talon.
Si la chica tenía que irse a prisión, qué más daba. Todo menos suplicarle a la gente que fuera buena. Su familia le enseñó a no rogar por aquello que todo mortal debería hacer por obligación.
Esa mañana todo el país se conmocionó con la horrible muerte de Twisted. Los noticieros nacionales se encargaron de transmitir la noticia y todos extrañamente coincidían en que las aristas apuntaban a un presunto suicidio, sin embargo, el cuerpo había sido encontrado con múltiples heridas hechas por un arma cortante que no fue la responsable de su muerte.
Nadie sospechó de que Akali había tenido que ver en esto, ni siquiera Evelynn, ni siquiera Ahri o Kai'sa que lo lamentaron por la súcubo aunque estuvieran al tanto de que ambos demonios ya no estaban juntos. Lo lamentaron porque sabían de todas esas habladurías y prejuicios que caerían sobre su querida amiga, pues otro novio muerto en circunstancias extrañas se unía a la lista.
La misma súcubo bajó la cabeza al enterarse de la noticia, guardó silencio y un aura sombría la recorrió posándose en sus hombros hasta el punto de bajarlos. Era el inevitable peso de la culpa. Aunque el presunto suicidio resultara ser cierto, ella de todas formas era culpable; por no dejar las cosas claras con él desde un principio, por entrometerse con una persona malsana sin estar verdaderamente enamorada, por seguir acostándose con él a pesar de no desearlo, por no hacerlo sentir realmente especial como pudo haberlo hecho sentir a otra chica. Pobre Twisted. Evelynn no podía dejar de sentir que su egoísmo había asesinado al demonio, incluso llegó a creer que no merecía el amor de Akali.
Pero la ninja sabía que la culpa no era de Eve. Quiso acariciar sus hombros con afecto, estrecharla fuerte entre sus brazos y hacerla sentir segura; pues la realidad era mucho más turbia que lo que ambas podían imaginar, y mucho más profunda que eso. Twist, por desgracia, estaba roto por dentro, cerrado ante la idea de que los demonios estaban condenados al fracaso emocional y se hundió en su autocompasión y su orgullo.
No era culpa de Evelynn, pero no podía hacérselo saber.
Era doloroso no poder reconfortarla, además su demonia era lo suficientemente intimidante como para gritar con la mirada un "tócame y verás como te lanzo por la ventana a ti y a tu puta compasión" a cualquiera que se acercara para siquiera tocarle el hombro. Solo su chica podía ver cuán devastada se hallaba esa hermosa mujer ruda y malhablada.
A Akali le habían prohibido tocarla.
La empresa le prohibió a su rapera estrella hablar del tema, le prohibió acercarse a Evelynn y la privaron incluso de dirigirse a ella por asuntos de trabajo. Ante cualquier cosa que tuviera que ver con el grupo para la ninja primero estaría la líder Ahri; y si empezaban los rumores asegurando que la nueva integrante y la diva del grupo se llevaban mal, era mejor, pues eso aumentaría el morbo y las reproducciones de Popstars en Youtube. Marketing, señores.
La ninja no se hubiera imaginado ni en un millón de años que la empresa se enteraría de su amorío con la súcubo gracias a que la policía se tomó personalmente la molestia de ir a hablar personalmente con el CEO y tras una breve charla donde se entregó la información justa y necesaria, la gerencia ató los cabos y confirmó lo que hace tiempo venían gritando esas dos integrantes cada vez que se miraban a los ojos en cualquier lugar.
Pero eso no fue todo. Dado que la empresa había invertido una considerable suma de dinero en KDA, su comeback y el debut de Akali, esto empañaría gravemente la imagen del grupo y traería pérdidas millonarias, lo que podía poner a la empresa al riesgo de la quiebra, pues KDA era su plato fuerte y tenían una poderosa alianza con RIOTgames que no podían romper, ni les convenía hacerlo. Es por esto que la gerencia movió sus hilos de influencia por lo bajo y de manera clandestina. No pudieron comprar a la policía ni al juez porque era una jugada arriesgada, pero si pudieron comprar a los medios por los años que pudiera tomar el comprobar la inocencia de la ninja, pero esto iba a significar también que Akali trabajaría casi gratis para la empresa, pues firmó un contrato extendido que se resumía a una década de trabajo seguro, pero ganando un sueldo miserable pues ese dinero cubriría su "deuda" con la compañía y pagaría a plazo lo que costó pedirle a la prensa que guardara el sucio secreto de la "rapera asesina" hasta que se probara su inocencia, pero al menos KDA y Evelynn estaban a salvo y la compañía tendría de forma casi gratuita a una gran artista.
¿Por qué simplemente no la despidieron? Simple. Porque Akali era la carta para ganar que tenía la empresa. Era increíblemente carismática, talentosa y una mujer cuyo estilo callejero, valiente y honesto sería fácil de admirar, y a eso, había que sumarle el hecho de que provenía de un barrio bajo y la mayoría de los fans podrían verla con empatía y encariñarse con ella.
Y así fue. Popstars fue todo un éxito y el publico enloqueció por Akali.
Se cuidó tanto para no permanecer ni un solo rato sola para que así Evelynn no se le acercara, pero eso fue imposible. Había algo que aclarar y ambas lo sabían.
¿Tratarse como desconocidas después de haberse besado hasta la sombra y un poco más? Por favor.
Habían pasado algunos días, Akali, como era su costumbre, entrenó con Sivir después de permanecer casi todo el día en la empresa. Se aseguró de que el gimnasio estuviera libre de cualquier súcubo acosadora y con ello tuvo que aguantar a Sivir cantando Popstars y ensayando los pasos de Kai'sa como toda una fangirl (que lo era).
Eran las 10 de la noche y el Gimnasio estaba casi vacío, exceptuando por algunos artistas y entrenadores que se podían contar con los dedos de las manos y en su mayoría eran hombres.
Fue a darse una ducha rápida y al acabar de vestirse en el baño vacío, por un momento dejó de escuchar el " Ain't nobody bringing us!~ Down, down, down, down..." de Sivir a lo lejos, y este fue reemplazado por un "Tenemos que hablar" peligrosamente cerca.
Mierda.
—Aléjate de mí, no tenemos nada de qué hablar. —Le dio la espalda de manera muy grosera. Evelynn por un momento pensó que esa chica no era Akali. La ninja se levantó de la banca con rapidez y guardó la toalla húmeda en su bolso. La última palabra salió desgarrada, pero esperaba que su frialdad fuera suficiente para alejar a esa sucúbo orgullosa.
—¿Por qué te has alejado de mí después de lo que le ocurrió a Twisted?, ¿acaso hay algo que no me quieres decir? —Ella se acercó con los brazos cruzados , los tacones de sus sandalias hicieron un incómodo eco con cada paso que ella daba sobre el piso de cerámica.
Más silencio. Akali hurgaba en su bolso deportivo sin buscar realmente, solo no quería hacer contacto visual con Eve. Eso haría todo más difícil.
—Kali, mírame, por favor —suplicó ella. La ninja no podía creer que su demonia, su bella demonia, estuviera rogando por una explicación a pesar de que evidentemente ella mostrara total indiferencia y desinterés en explicarle. —Kali...
Akali caminó hacia los espejos, rehusándose a ver nada que no fuera ella misma y su expresión de angustia. Sentía el fuego y la agonía quemándole los huesos cada vez que Eve susurraba "Kali". Inevitablemente la recordaba gimiendo así para ella.
—No quiero acabar como Twisted —mintió mirándola a través del espejo y esperando haber sonado creíble.
—¿Qué? —preguntó Evelynn confundida.
No. Definitivamente no había sonado creíble. Pero debía ser fuerte. Le dio pelea a dos hombres que le doblaban en fuerza, podía con esto, podía desilusionar a la mujer que amaba.
—Aléjate de mí —continuó. —Ya no quiero seguir con esto, lo nuestro no va a resultar ¿Serías capaz de entender por las buenas?
—¿Podrías tener la decencia de, al menos, mirarme a la cara para decir que ya te aburrí?
Akali se volteó, sus ojos se habían oscurecido y lucía peor que alguien que ha visto un fantasma.
—Aléjate de mí. Esto se terminó —dictó la ninja, con aspereza y frialdad.
—Vaya, parece que de verdad te aburrí —susurró la demonia con su peculiar susurro venenoso.
—Sí —soltó Akali sin más.
Evelynn apretó sus puños con fuerza. De haber sido Twisted le habría volado un par de dientes de un solo puñetazo, pero como quien tenía en frente era Akali, sabía que le podía ir peor. Si algo le había enseñado la vida era que las chicas no se reprimían al momento de pelear con otras chicas.
—Jódete —masculló, clavando su mirada ámbar en ella y enseguida se marchó sin mirar atrás.
Akali se dejó caer en la banca del vestidor como si hubiera hecho sentadillas dos horas seguidas. Se sentía devastada.
—Why do I wish I never played~... Oh, what a mess we made!~ And now the final frame. Love... Is a losing game.
Sivir apareció cantando y creyéndose muy graciosa. En el vestidor vacío hacía que el clásico de Amy Winehouse sonara como Britney Spears sin autotune. Había visto a Evelynn entrar y la había visto marcharse furiosa, pero les dio la privacidad a ambas chicas para que pudieran charlar a solas.
No fue necesario que Akali le dijera lo destrozada que estaba tanto emocionalmente como físicamente. Sivir la compadeció un poco, más no se lo demostró; solo presionó sus manos en los hombros caídos de la ninja y masajeó con suavidad.
—Te veías más chévere cantando Popstars —comentó Akali con sarcasmo.
—Soy pésima animando gente triste, ¿sabes?
—No digas eso. —susurró Akali levantando la cabeza y apoyando sus antebrazos en los muslos. —Gritar "¿Es todo lo que tienes?" igual cuenta.
Fue Sivir la que soltó una suave carcajada, y se maldijo por ello, pues se suponía que debía ser Akali.
—Si hay algo que te está torturando demasiado deberías soltarlo, chiquilla. Si me hubieras dicho antes, nos habríamos agarrado a trompadas con los guantes de boxeo. De todos modos, estoy aquí para escucharte solo si es lo que deseas.
Akali suspiró. Sabía que estaba mal confiar tanto en desconocidos pero necesitaba soltar la verdad o su pecho explotaría.
—La amo —confesó con voz baja y triste. —Escuches lo que escuches salir de mi boca, esta es la verdad: La amo con locura y haría cualquier cosa por protegerla.
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