Jamás se quedará conmigo... Ni contigo
Se levantó del suelo esquivando el primer golpe. Twisted, o lo que sea que fuera aquello que tenía justo enfrente, había sacado su peor lado. Si ya era alguien desagradable por dentro, ¿por qué sentía la necesidad de verse horripilante por fuera?, ¿No era acaso demasiado?
La ninja no sabía cómo sentirse al respecto. Había hecho enojar a un demonio hasta el punto de hacerle aflorar su verdadera e intimidante forma y eso no podía ser en absoluto bueno para un simple mortal.
El demonio, convertido en una bestia acorazada, clavó su enorme puño en el suelo, triturando hasta las rocas que ahí habían. Akali agradeció haberlo esquivado justo a tiempo, pues esos golpes eran perfectamente capaces de hacer polvo los huesos de un ser humano común y corriente.
Ese tipo de prácticas eran penadas duramente por la justicia, pero, aún así, era común escuchar en los noticieros sobre este tipo de altercados o ajustes de cuentas en zonas clandestinas o en terrenos baldíos. Era ahí donde los seres que escondían su verdadera forma y sus poderes sobrenaturales podían desatar toda la peligrosidad de su ira sin temor. Las peleas clandestinas y los asesinatos se desataron y la cantidad de testigos era generalmente nula.
La adrenalina se liberó a raudales y corrió por las venas de la chica, de este modo pudo protegerse para no ser lastimada por las afiladas hojas que Talon usaba como arma. Se apoyó en el hombro del soldado con agilidad y dio una voltereta pasando por sobre la cabeza para caer sobre sus pies a espaldas de él.
—¡Es suficiente! —exclamó Akali, abriendo su chaqueta y sacando de las afiladas cuchillas armables de cuatro filos que escondía debajo.
Cruzó entre ambos hombres con rapidez y cuando estos se volvieron en su dirección les dio a probar con suavidad de lo que eran capaces las armas que tenía en sus manos.
Ambos hombres voltearon, cada uno sintió la sangre correr y recién ahí notaron el dolor de un corte de escasa profundidad, Twisted en el hombro izquierdo y Talon en la mejilla derecha, peligrosamente cerca de su ojo.
Por eso los ninjas de su clan eran llamados "los asesinos sigilosos" ¿Esos hombres corpulentos se creían fuertes? por supuesto que lo eran, pero Akali también lo era. Ser mujer, en esto, realmente no significaba nada, pues la palabra frágil, definitivamente no figuraba entre sus características.
—Eres una maldita zorra —gruñó el guerrero más joven. Akali ya estaba a sus espaldas y, sin bajar la guardia, se permitió responder con sorna.
—¡Ja! Me halagas, ojalá hubiera sido una Kitsune, tú ni siquiera estarías con vida a estas alturas.
—Hablas demasiado —respondió Twist abalanzándose contra ella una vez más y empujándola. Akali retrocedió y se hizo a un lado para no ser impactada por un segundo golpe. Por fin pudo contraatacar con sus cuchillas y propinó en la piel escamosa de Twist una serie de cortes que hicieron saltar la sangre, aunque estos muy leves. Finalmente insertó otra estocada hacia arriba logrando que un pedazo de esa carne gelatinosa cayera al suelo, haciendo bramar al demonio de dolor y enfadandolo hasta lo inimaginable.
Él dio un golpe con el codo, impactando sobre Akali; la agarró por los brazos, la levantó y la lanzó en dirección al automóvil de Talon.
Eso le pasaba al soldado por meterse donde no debía. Akali, ligera y pequeña como era, abolló el caro y nuevo automóvil, marcando sus pisadas en él.
Reunió pronto el impulso necesario, pues no había tiempo para dudar y se trepó sobre el ex novio de Evelynn, empujándolo y llevándolo al suelo. Antes de que pudiera clavarle la daga, Talon, a quien había perdido de vista por un momento, la agarró del brazo y frenó su ataque en seco, jalando con brutalidad y arrastrandola por el piso; pero ella, con ferocidad, se rehusó a soltar su arma aun cuando la fricción con el suelo rocoso le lastimó los nudillos.
Eso le dio a Twisted los segundos necesarios para ponerse de pie y contraatacar. Jugaban sucio ambos sujetos, pero la meta era eliminar a Akali o en su defecto, amedrentarla lo suficiente como para quitarla del camino y devolverla a su cueva de ratas en las montañas.
Agarró a la chica por el cuello y la levantó con la intención de impactar su cuerpo con rudeza contra el convenientemente ubicado carro del joven soldado, otra vez y, sin soltarla del cuello, la forzó a caminar dando una vuelta de 180 grados antes de estamparla contra el suelo. Ella se resistió tanto que aun alguien poderoso como él no fue capaz de llegar hasta el automóvil.
Eso fue duro.
—Es suficiente, Twist —dijo Talon, colocando su brazo sobre el pecho del demonio para tratar de detenerlo, pero Twisted, en respuesta, acorazó sus antebrazos con puntiagudas escamas e hizo a un lado a Talon.
—¡No! —rugió haciendo retroceder al joven hombre al ver semejantes escamas. —Yo digo cuando es suficiente.
Caminó hacia la chica, más ella se había puesto de pie y había desaparecido.
¿Tan pronto? ¿Qué tan lejos podía llegar un simple ser humano? Twisted se giró sobre sus talones rugiendo como un león y buscándola con la mirada.
—Estoy aquí. —Escuchó la voz de Akali a sus espaldas, volteó y ahí estaba ella, frente a él, con valor, enérgica, con la cara ensangrentada y sus cuchillas afiladas. Apenas si le dio al demonio tiempo de reaccionar cuando ya le había clavado la daga en la parte baja de la palma. Twisted bramó de dolor e intentó zafarse del arma de la ninja, pero en su lugar le sorprendió el veloz ataque de la chica en su otra mano.
Tan rápido como atacó, tiró de sus cuchillas con fuerza para sacarlas de la carne de la bestia y rodó por el suelo para que a su rival le fuera más difícil darle captura. Desde siempre los cazadores y domadores de bestias habían sido los humanos y contra eso no había nada que él pudiera hacer.
Akali se puso en pie y de un salto deslizó ambas cuchillas por todo el largo de la espalda de Twisted mientras este se daba la vuelta para buscar a esa escurridiza mujer y, en su lugar, sólo encontró más puñaladas.
Talon estaba impresionado con la destreza de la ninja, este era el momento para reconocer que se había equivocado al subestimarla y considerarla una víctima fácil.
Pero vio como las muñecas de la chica eran apresadas por las grandes manos de Twisted y esto la hizo gritar de dolor, sin embargo, usó sus pies para alzar su cuerpo y golpear duro en el pecho de su enemigo y escapar de él, liberándose.
—Por eso eres tan especial para ella, ¿no? —murmuró Twisted con su voz de ultratumba mientras seguía a la ninja a paso lento, enseñándole una delgada y afilada hoja de acero cortante del tamaño de su gigantesco brazo. —Porque eres fuerte, tenaz... y te admira.
Hablaba de Evelynn, sin duda, pero Akali prefirió guardar silencio porque su vida dependía de ello; más le importaba salir viva de ahí que seguir las provocaciones de un sujeto tan acomplejado como Twisted.
—Eres una maldita. Maldita y mil veces maldita —gruñó, alzando la voz. —Yo era feliz con Evelynn antes de que una zorra como tú se le cruzara por delante.
Ella estaba a nada de abrir su boca para responder. Apretó sus dagas pero siguió retrocediendo sin darle la espalda.
—Jamás la alcanzarás con eso, Twisted —le dijo Talon a espaldas del demonio. —Ella es más rápida que tú, ten esto —susurró levantando su pistola, la cual ofreció al otro sujeto. La bestia recibió el arma y continuó mirando a su presa para que no escapara.
¿Valía la pena escapar? Akali estaba bien jodida de todas maneras, pues ellos eran dos y la perseguirían hasta encontrarla; además, no iría muy lejos así de golpeada y lastimada.
Era su fin, casi lo podía presagiar. Pero, si iba a morir, entonces sí tenía algo que decir.
—Qué triste es que no hayas sabido jugar limpio. Algo le di yo que tú no... Y alguien más se lo volverá a dar si tú no lo aprendes.
—¿Qué cosa?, ¿Amor?, no seas cursi. El amor no existe y menos para los demonios —explicó con su voz profunda y amarga. —Ella no sabe lo que es el amor. Ella no te ama, ni nunca lo hará. Ella es envidiosa, manipuladora y egoísta. Ningún demonio nació para amar.
Akali entrecerró los ojos y dejó que Twisted se le acercara apuntando hacia ella con la pistola. Ya de nada servía escapar, por el contrario, algo se le ocurriría como método de supervivencia en lo que la bestia enceguecida por el orgullo llegaba hasta ella.
—Tú no vas a decidir por Evelynn. Ella ya eligió y me eligió a mí. Mátame si quieres, pero eso no cambiará nada —dijo con valentía, sus palabras sonaron como juicio final. No había en ellas ni una sola pizca de miedo o dudas. — Su rechazo se convertirá en odio cuando sepa que mi asesino fuiste tú.
—Tienes razón. Tienes razón. Eso no cambiará nada. Ella ya no será mía nunca más. Lo he perdido todo. Toma —dijo entregándole el arma a Akali quien no perdió tiempo, la tomó y apuntó hacia la cabeza de él, sin soltar sus dagas y aun sin entender nada. No se iba a arriesgar a que le vieran la cara de imbécil si disparaba y la pistola no tenía balas, como el cliché de las películas de terror.
—Mátame tú —reiteró el demonio.
—Twisted, joder, qué haces.
—Tú quédate ahí, bastardo, esto es entre la ninja y yo —espetó levantando su hoja cortante contra Talon, haciendo que retrocediera muy confundido.
¿Twisted creía que Akali no era capaz de asesinarlo? Era una ninja nacida en la cuna de uno de los clanes más poderosos de la ciudad. Su cadena genealógica estaba llena de asesinos prestigiosos que no se dejaban amedrentar por bestias o criaturas que alardeaban de ser más fuertes.
"Que te jodan Twist." pensaron, irónicamente tanto Akali como Talon en sus propias y confundidas mentes.
—¿Piensas que dudaré en matarte? —preguntó la chica, dándose el lujo de sonreír con arrogancia.
—No, claro que no, yo sé cómo son los de tu clase —susurró Twisted de manera despectiva. — Asesinos cobardes que jamás dan la cara y siempre pasan desapercibidos.
A la ninja le irritó escuchar hablar así de los suyos. Eran asesinos sigilosos, claramente, pero escucharlo venir de Twisted, como si él no tuviera pecados que pagar, le parecía insólito.
—Yo merezco morir, ¿sabes? Es mi castigo. La sangre se paga con sangre —la bestia estaba retomando lentamente su forma humana y esto se podía apreciar en el tono de su voz. cada vez menos infernal y cada vez un poco más terrenal.
—¿De qué hablas?
—Yo maté a los anteriores novios de Evelynn. Uno por uno. Me deshice de ellos, porque la quería solo para mí. No quería tenerlos en mi camino.
—Esto es una locura —dijo Akali entre dientes, no iba a caer en las manipulaciones de un vil demonio, como si ya no tuviera a su propia demonia vístima con la cual lidiar.
Mientras más escuchaba a Twisted, más ganas tenía de que no siguiera.
Más ganas tenía de apretar el gatillo y disparar.
—Culparon a Evelynn por ello, Twist —exclamó Akali, indignada. —Es la principal sospechosa ¿No la amabas tanto?, ¿cómo pudiste permitir algo así?
—Pero ella estaba conmigo. La tenía para mí. No había culpa que pudiera con eso.
—Eso es egoísta —susurró asqueada.
—¡Deja de defenderla!, es un cuervo, te sacará los ojos cuando pueda.
—Todos tenemos defectos, Twisted... Y perfectamente yo podría amarla así.
La mirada del demonio se hizo amarga y sombría.
—¿Sabes cuál es mi mayor anhelo? —Akali guardó silencio, sin bajar la guardia. —Hacerte infeliz por siempre, hija de puta. —Empezó a acercarse peligrosamente a la ninja a pesar de que esta, en todo momento, permaneció apuntándole con el arma. —Pero si te mato, te haré un favor y Evelynn me odiará para siempre.
Soltó su hoja afilada que cayó al piso. Enseguida apresó las manos de Akali una vez más. A lo lejos se escuchó el motor de un auto encendido. Ninguno de los dos le prestó atención. La ninja apretó los dientes, rehusándose a dejarse vencer, a pesar de lo fuertes y pesadas que eran las manos de Twisted y a pesar de lo débil y agotada que ella se encontraba.
Disparó al aire pero el sonido no ahuyentó a su rival.
—Evelynn jamás se quedará conmigo, ni contigo. Ambos somos asesinos.
Un último disparo sonó crudo y mortal. Ambos quedaron salpicados de sangre.
Nota de la autora
Hola, niños, qué tal.
¿Cómo quedaron después de ver True Damage?¿?
Ver eso me ha inspirado y, de hecho, vienen como anillo al dedo a la trama de esta historia.
Espero no atrasarme demasiado con el siguiente cap
Los adoro, sean felices.
Magaa
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