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Capítulo Uno

Las risas de una pequeña se escuchaban al rededor de la cámara, siendo entretenida por un enunco y las dos cortesana a cargo de cuidar a aquella niña que reía al ver las graciosas marionetas.

Cómo si el tiempo fuera más rápido, habían pasado 6 años desde que el secreto de la reina fue  descubierto, período en donde la pequeña fue escondida del mundo. El rumor de que existía una niña en el palacio corrió velozmente por las bocas de las cortesanas, llegando a oídos de los oficiales.

Muchos decían que aquella niña no era más que una hija más del rey, otros que era descendiente del rey, pero estaba escondida por el hecho de que la locura se apoderó de ella, alguien más dijo que no era hija del rey.

Sin embargo no eran más que rumores entre todas las personas que entraban al palacio, nadie sabía la verdad además de aquellos que daban su vida por cuidar a la menor, a excepción del rey, la reina y la madre del monarca.

El cielo se encontraba totalmente despejado, lo que indicaba que sería un buen día, a pesar de las risas que se presenciaron en la mañana se detuvieron, el cielo parecía estar en contra del enunco y las cortesanas.

Su pánico había inundado la habitación cuando la pequeña de 6 años desapareció en cuestión de segundos.

Los gritos llamando a la menor eran fuertes, el lugar no era tan grande sin embargo existían muchos sitios en donde la pequeña podía esconderse, buscaron en los lugares en los cuales se había ocultado antes.

Pero no existía rastro ninguno de la pequeña y eso les causaba más miedo en los sirvientes.

Detrás de la gran pared que separaba la cámara del gigante mundo, estaba la niña quien había descubierto un pequeño atajo que la llevó al exterior, nadie se encontraba en los alrededores.

Mientras que Chaeyoung empezaba a explorar más y se alejaba del lugar donde la mantenían encerrada, las personas que estaban buscándola caían en un miedo muy profundo.

Sin ser notaba por la multitud de hombres que se preocupaban más por los nuevos rumores del palacio, por el menos salario que iban a recibir, que no se dieron cuenta de que la pequeña estaba caminando entre ellos.

No se podía escapar del castillo de forma fácil, había muchos guardias que estaban pendientes de las personas que entraban y salían, así que los encargados de la pequeña con gran disimulo buscaban en todo lugar donde se podría haber escondido la chiquilla.

Mientras que la pequeña y curiosa niña paseaba por todo el lugar, ganándose las miradas de algunas cortesanas y oficiales, aunque no decían nada, puesto que podía ser la hija del general más grande de Goryeo, quien estaba visitando al rey.

La pequeña se quedó mirando el palacio del rey, jamás en su corta vida había visto un sitio tan grande, un mundo tan enorme como los árboles que decoraban el lugar donde vivían.

Sus pequeños pasos se dirigirán a las grandes escaleras para subir y averiguar que había adentro.

Sin embargo unas fuertes pisadas hizo que se distrajera y cayera antes de subir la primera escalera.

Sus ojos se llenaron de lágrimas pues la caída había sido dolorosa, una mano apareció frente ella haciendo que se asustará un poco sin embargo la tomo e inmediatamente la desconocida ayudo a que se levantara.

— Eres torpe.

Aquella frase hizo que la pequeña de mejillas adorables se enojara causando que sus cachetes se pusieran rojos.

Miro a la persona que le había dicho torpe, era una chica un poco más alta que ella, con cabello negro, labios rosados, piel un tanto pálida y con un vestido aparentemente muy caro.

— No soy tope... —Murmuro la menor sin dejar de mirar a la niña que estaba frente a ella.

— Torpe, se pronuncia Torpe —Corrigió la mayor— ¿Cómo alguien con ese nivel está en el palacio?

— Él dice que hay que hablar con respeto... —Recordó las palabras del enunco que había dicho hace unos días.

La mala pronunciación de la R en la pequeña era muy notable, ambas chiquillas estaban viéndose, sin decir una palabra, la mayor analizaba a la chica frente a ella.

Estatura baja, cabello negro, un vestido caro y sucio por la caída, con un pequeño lunar en su rostro junto a unos ojos grandes.

— ¿Cuál es su nombre? —Preguntó con una tierna sonrisa.

—  No puedes pronunciar bien la R... —Murmuró en voz baja la pelinegra mientras la menor aún esperaba la respuesta de la chica.

— Myoui Mina, ¿cuál es su nombre?

— Son Chaeyoung, ¿Meow Mina?

— Myoui no Meow, la pronunciación es diferente ¿Son Chaeyoung?

No recordaba a nadie con ese patronímico, su padre le había enseñado los apellidos de las personas más importantes, pero aquel sonaba desconocido.

¿Donde vives?

— Uh...

Miro hacia los lados tratando de recordar la dirección por donde había venido. Luego señaló hacia la dirección que recordaba haber venido.

— Por allá

— No es bueno señalar así —La mayor bajo la mano de la menor, con una mirada confundida aunque tal vez la menor aún no podía pronunciar correctamente donde vivía.

— Eres muy bonita...

— ¿En serio? Algunas personas me lo han dicho, dicen que seré buena esposa

— ¿Qué es esposa?

— Algún día lo averiguaras

Menciono en un suspiro la mayor, la menor sonrió tiernamente mientras esperaba que la mayor hablara más cosas interesantes.

— Ikigai...

— Uh ¿qué es eso? ¿es comida?

— Es una palabra de origen Japonés significa, la razón de vivir o la razón de ser.

— Entonces, ¿cuál es tu Ikigai?

— Pues...

Antes de que la mayor pudiera responder la pregunta un pequeño y silencioso grito a la vez se acercó a la menor y tomaba su mano.

— Señorita... no debería estar aquí

Murmuró el hombre nervioso de que el rey pudiera salir y ver a la pequeña, sentía miedo de que el secretario pudiera decirle al rey y matar a toda su familia.

— Niña torpe, ¿lo conoce? Si no es así deberíamos advertir a un adulto... se ve raro.

— ¡Él me cuida! Juega mucho con migo

El enunco cargo a la niña en sus brazos pues tardaría demasiado tiempo si la llevaba caminando, mientras se alejaban la menor se despidió con la mano mientras la mayor simplemente sonrió.
Miro hacia atrás notando que su padre se acercaba a ella.

— No puedes alejarte así, el palacio es muy grande y puedes perderte.

— Conocí a alguien... realmente tonto, prometo no alejarme más padre

— Vamos linda, debemos ver al Rey, recuerda tus modales.

El cariñoso padre le regaló una sonrisa a su amada hija, para luego caminar hacia la puerta en donde el enunco anunció al famoso clan Myou, uno de los clanes con más fuertes soldados que habían ayudado a ganar una pequeña guerra.

El Rey había mandado a llamarlos para proponerles unir las familias, aunque había prometido no dar más poder a las familias nobles, sin embargo su madre le había dado esa idea que realmente le parecía buena.

La propuesta era simple, la hija (en aquel momento única) sería comprometida y educada para ser la esposa de el futuro rey, Eun Woo, el primero en la línea al trono.
Unirían fuerza por si en el futuro había una guerra, tenían que estar protegidos o así mencionaba el discurso de la reina madre.

Ambos terminaron de acuerdo que en cuanto la chica cumpliera 19 años empezarían las preparaciones de la boda para luego finalmente unirlos en matrimonio, uno muy conveniente.

Desde ese día la pequeña Myou Mina fue educada para ser la esposa del próximo rey, mientras esperaban ansiosos el día de la boda de la chica.

Mientras la pequeña Son Chaeyoung era criada lejos del mundo, nadie se dio cuenta que había salido del pequeño mundo donde era criada, le enseñaban lo básico que tenía que saber sobre la vida, mientras que la reina madre miraba a los pretendientes a quien podría dar el pequeño pecado, para deshacerse de ella rápidamente.

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