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Capítulo Siete

Chaeyoung tocaba algunas flores con delicadeza, el rocío de la mañana caía sobre las flores.

Chaeyoung, había salido más temprano aquella mañana, así podía estar más tiempo afuera.

— Te vuelvo a encontrar... — Una voz masculina hizo que la menor volteara a ver de quien se trataba

— ¿Quién es usted? —Preguntó la menor confundida haciendo que el chico mostrara una tonta sonrisa

— ¿Ya no me recuerdas Chaeyoung? Choi Soobin— Chaeyoung formó una "o" recordando la ocasión en donde se habían conocido

— Un gusto en volver a verlo... Pero debo irme  —La menor no quería quedarse mucho tiempo, puesto que no quería que alguien se enterara que se escapaba

— Espera...yo pensé que podríamos conocernos  — Comentó mientras los ojos de ambos se conectaban

Chaeyoung lo pensó por un par de segundos, pensó en las probabilidades que el supiera que era hija del rey y sobre todo las posibilidades que tenía de decírselo, para ella era casi nula y la oportunidad de tener un nuevo amigo no sonaba tan mal.

— Supongo que es una buena idea — mostró una linda sonrisa, ambos se sentaron en una banca que estaba cerca del lugar — ¿Quién eres como persona Señor Choi?

— Soobin, dime Soobin, me siento viejo si me dicen señor — Rió levemente—  El apellido Choi, aunque no lo creas no es importante para mí, quisiera ver que hay más allá viajar por el mundo  — Los ojos de Chaeyoung brillaron un poco, el escucharlo hablar tan libremente le sorprendía—  La vida se vive una vez, quisiera viajar por el mundo en lugar de solamente ocupar un puesto en el gobierno.


— ¿No te preocupas por tu familia? —Preguntó, el chico negó con la cabeza

— Para nada, quiero dejar lejos las preocupaciones, si solo pienso en ello me haré más viejo — Aquella forma de pensar le agradaba a Chaeyoung

La charla siguió durante mucho tiempo, Chaeyoung había ganado confianza como para contarle sobre sus sueños, aunque omitía su vida personal, sabía que todo lo que ella vivía no lo podía saber nadie.

Pero quedarse hablando con aquel interesante chico de clase alta había sido interesante, no se había dado cuenta de que el sol había salido y que posiblemente los guardias la atraparían si no se iba en aquel momento.

— Debo irme — Chaeyoung se levantó de la banca, antes de irse corriendo sin dejar que el chico se despidiera

— Es una chica realmente interesante — mencionó Soobin mientras miraba como Chaeyoung desaparecía


— Señorita Mina, seguramente Chaeyoung no tardará en llegar, pero le ruego que no diga nada sobre esto — El enunco estaba con los nervios de punta, Chaeyoung había escapado esa mañana y Mina había llegado temprano

— No se preocupe, esperaré aquí hasta la llegada de Chaeyoung y no diré ni una sola palabra sobre esto, no quiero que ella salga afectada por algo como esto

Mina había querido ir desde temprano donde Chaeyoung, con la excusa de que quería preguntarle sobre algunos libros.

Pero se había llevado la sorpresa de que la menor se escapaba por las mañanas y que ese día no había aparecido a la hora que siempre llegaba.

Así que ahí estaba, sentada en la habitación de la menor mientras el enunco que la cuidaba y las cortesanas estaban afuera esperando a Chaeyoung.

Miró algunas hojas que estaban sobre la mesa de Chaeyoung, la mayoría estaban manchadas por dibujos sin sentido, otros eran flores o dibujos de paisajes, ¿por qué ella no se dedicaba a pintar? Era muy buena en ello.

— Lo lamento, lo lamento, no estaba en mis planes volver tan tarde y mucho menos sabia que ibas a venir tan temprano — La menor había llegado sudada, con el cabello desordenado y el Hanbok sucio — Yo...yo debo cambiarme, ¿podemos hablar luego ¿pu- puedes salir?

— Me quedaré, tranquila ambas...somos chicas, además no creo que puedas ponerte el Hanbok sola

La menor no dijo nada y empezó a desvestirse, aunque esta no lo sintiera la mirada de Mina que seguía con detenimiento el cuerpo de la menor, notando algunas marcas en su cuerpo.

— Mina, ¿me ayudas? No puedo quitarme esto — Mina se levantó y se acercó para ayudarle a quitar lo que quedaba del hanbok

Tal vez era por la abstinencia o por tener que ocultar los sentimientos que había empezado a tener, pero sentía que estaba viendo a un Ángel.

Un ángel que no podía ser capaz de tocar, porque era la hija del rey.

— ¡Gracias Mina!

— No hay de que... — Murmuró antes de alejarse y volverse a sentar

Porque de alguna u otra manera, la ilusión de ver desnuda a la menor se había logrado, estaba apreciando el cuerpo de una obra hecha por los mismos ángeles.

Pero estaba claro que ninguna de las dos se veía de la misma manera.

Era imposible estar juntas, menos sabiendo que era hija del rey, una chica que estaba comprometida.

Que se casaría pronto y seguramente tendría preciosos hijos que heredarán su belleza, por esas razones ella no podía pasar más que de mirar.

— Después de todo no me costó tanto vestirme ¿Me veo bien?  — Chaeyoung se acercó a Mina para que le diera su opinión

— Espera, tu lazo está mal atado — Se acercó lentamente sus manos para atar correctamente el lazo

Pero mientras más acercaba sus temblorosas manos al lazo de Chaeyoung, su corazón latía mucho más fuerte, ataba el lazo correctamente.

Pero cada vez más estaba más cerca de la menor la cual no se había quejado en ningún momento; ambas sentían las respiraciones de la contraria, Mina levantó su mirada encontrándose con los ojos de Chaeyoung.

Como si ambas hubieran olvidado lo que estaban haciendo, solo estaban mirándose una a la otras mientras sus labios se encontraban demasiado cerca.

Hasta que sus labios se tocaron suavidad, las mejillas de la menor estaban ruborizadas, Mina estaba nerviosa pero a la vez anhelaba aquello.

Mina aún mantenía sus manos en el lazo de Chaeyoung quien no encontraba que hacer en aquel momento.

Chaeyoung se preguntaba que era aquel sentimiento, ¿por qué su corazón latía tan rápidamente?

Después de unos minutos se separaron, tímidas, evitando mirarse hasta que Mina miró a la chica de baja estatura quien tenía sus ojos un poco cristalizados.

Chaeyoung fijo su mirada en los orbes de color café de Mina para luego bajar su mirada hasta los labios de la mayor.

Sus labios eran tan suaves como pisar algodón, sabía que estaba mal que se besaran de aquella manera, sus ganas de llorar aumentaron no sabía el porqué.

Quería repetirlo.

Mina estaba preocupada por la reacción de la menor sabía que eso arruinaría la amistad que tenían ellas dos.

¿Por qué no se había controlado?

Era tan difícil al tenerla tan cerca, ver esas mejillas redonditas con un leve sonrojo, los labios siempre de un color rosado que pertenencia a la chica.

Era como tener a un pequeño ángel delante de ella, por eso no quería que ella fuera arrastrada con sus pecados.

— Creo...creo que debo irme.

Murmuró mientras se levantaba, necesitaba volver a casa y ordenar sus sentimientos, no podía estar en ese lugar besando a la hija del rey, por el bien de Chaeyoung, debía alejarse de ella.

— Mina...

La peli-negra espero a que la menor dijera algo, pero la contraria solo pudo bajar la mirada, Mina se dio la vuelta para retirarse de aquel lugar.

La tensión que se había acumulado en aquella habitación era demasiada, un escalofrío recorrió la espalda de Chaeyoung que no sabía que decir en aquel momento.

Quería detenerla y pedirle una explicación de que había sucedido, sin embargo cuando empezó a hablar era como si se hubiera olvidado de hablar.

Había tardado tanto en pensar como pedirle esa explicación que Mina se había ido.

— ¿Puedes...devolverme mi primer beso?

Nadie había escuchado la pregunta de la menor, la piel de ella se había erizado.

De pronto solo quería esconderse en algún lugar en donde nadie le pudiera hacer alguna pregunta.

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