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Capítulo Ocho

Volveré por ti, lo prometo... te sacaré de este lugar pronto y desapareceremos del mapa ¿de acuerdo?


Entonces esperaré por ti el tiempo necesario

Un escalofrío pasó por la espalda de la ex-reina, aquel recuerdo que no la había dejado dormir aquella noche.

El clima helado que se colaba en la habitación no ayudaba a aquella noche llena de melancolía.

El sol aún no mostraba ni uno de sus rayos, los sonidos de la madrugada eran los únicos que la acompañaban con sus lágrimas, tanto tiempo había pasado pero no tenía ni una sola noticia.

En aquellos momentos, su subconsciente sabía que era el precio por ser una perra mal agradecida en su juventud.

Aún recordaba aquella voz que la volvía totalmente loca, aquella voz que podría lograr que saliera de aquel palacio sin arrepentirse en ningún segundo.

Su cuerpo aún recordaba las caricias que le proporcionaba, aun recordaba aquellas apasionadas noches, pero nada podía durar para siempre y menos cuando estaba dentro del Palacio Real.

Muchos decían que era mala madre, tal vez lo era realmente, no se dignaba a ver a su primer hijo por el hecho de que se parecía demasiado a su padre, a su primer amor.

No veía a Chaeyoung porque sentía que su corazón se hacía trizas al verla, era como ver la versión femenina del dueño de su corazón.

¿Se arrepentía de haber engañado al rey?

Para nada, no tenía ni una sola idea de arrepentimiento en su alma, porque sabía que había encontrado a su alma gemela, sin embargo, la reina madre nunca la dejaría en paz.

Sabía muy bien que ella era la primera en que insistía de deshacerse de Chaeyoung pero era su hija y no dejaría que la casen con un viejo que solo le atraían las niñas.

Chaeyoung era la pureza en persona, lo sabía muy bien, pero sabía muy bien la debilidad de la reina madre.

Eun Woo, el príncipe heredero quien le guardaba un poco de rencor a su madre por no estar ahí siempre con él.

La mujer lamentaba hacer sufrir a su hijo sin embargo en chico debía entender que la villana de aquel lugar era la Reina Viuda.

¡Ella debe merecer un castigo por robar algo del cuarto príncipe! ¡Necesita una lección!

Pero, había sido una completada desgraciada en su juventud, su madre le había enseñado con rudeza, ella misma empezó a aplicarla con sirvientes.

Tal vez era el desahogo que ella ocupaba por tener una madre tan horrenda que la veía como una basura que solo serviría para procrear hijos.

Aunque su cuerpo tenía marcas de pasión y amor puro de dos diferentes hombres, su cuerpo aún recordaba la sangre caer por su espalda.

Heridas pequeñas que no dejarían cicatriz, pero tan profundas para hacerla sangrar.

Aún recordaba con claridad su noche de bodas, si cerraba los ojos y se sumergía profundamente se sentía real.

Pero recordaba con claridad la noche en que descubrieron que había engañado al rey.

Su majestad, ¿cómo no lo haría? Aunque he sido una buena esposa que ha dado un heredero, después de su segundo matrimonio me ha dejado de lado, he estado tomando té todos los días en mi cámara sin siquiera una noticia de usted, su majestad, encontré a alguien que lleno el vacío de mi corazón

¿Quién es el padre?

Reina madre yo... guardaré el secreto hasta que mis días se acaben

Una cachetada terminó dejando roja la mejilla de la mujer embarazada que estaba de rodillas frente al rey y su madre.

Perra insolente, ¡dinos ahora quién es el padre de esa criatura!

Me quedaré callada y si deciden ejecutarme el secreto se irá con migo sabiendo que he hecho bien en hacerlo

Tu maldita...

Madre, me encargaré de esto ahora, por favor vaya a su cámara, no quiero que esto le provoque alguna enfermedad

Aún de rodillas, a su vientre de casi 8 meses le incomodaba estar en esa posición, la mirada de matanza de la reina madre aún seguía sobre ella aunque esta ya estuviera lejos del lugar.

Daemok, ¿desde cuándo ha sido esto y porque dejaste que sucediera?

Su majestad...

¿Cómo te atreves a tratar de engañarme escondiéndote en casa de sus padres? ¿Q harías con él niño después?

No lo majestad.

¿Pensabas volver después de dar a luz como si nada hubiera pasado?

Esta vez la mujer embarazada quedó en silencio aún con la mirada baja, el rey sentía que su corazón le oprimía fuertemente.

Sentía un nudo en la garganta sin embargo no podía derramar una lágrima en ese lugar.

Tal vez me descuide demasiado de nuestro matrimonio pero eso no te daba el derecho de engañarme descaradamente.

Fue mi error majestad, lo siento...en verdad lo siento.

A pesar de todo eso, el rey no podía matarla porque aún si no lo quisiera admitir en voz alta, la quería viva porque su mundo giraba alrededor de ella.

Aún recordaba el dolor que habían causado esos 400 latigazos que la reina madre le había dado después de dar a luz, por primera vez sintió lo que aquella chica con la cual tenía una aventura el cuarto príncipe en su juventud.

Aquellos 400 latigazos que le dio, fueron los mismos que ella recibió aquel día, pero la diferencia es que en aquella ocasión el cuarto príncipe le había ayudado a aquella chica a sanar aquellas heridas.

Ese día ella estaba completamente sola con una bebé recién nacida.

Aún recordaba cómo le arrebataron a Chaeyoung de sus brazos cuando empezó a comer sólidos y ya no necesitaba más de leche materna.

Las lágrimas empezaron a caer por las mejillas de Daemok, recostó su cabeza contra una pared, odiaba que tuviera recuerdos porque eso la hacía llorar.

Su corazón dolía cada vez más cuando recordaba si tan solo hubiera elegido mejores decisiones... No.

Aunque Chaeyoung no hubiera estado en sus planes aún así la amaba con el alma, era por eso que no iba a permitir que saliera del palacio, aunque eso implicara dolor en el proceso.

No dejaría que la reina madre siguiera controlando a todos como se le diera la gana, quitaría a la reina madre de su lugar, Chaeyoung podría volver tranquilamente a sus brazos y tener el título real ante todo el mundo.

Sacudió un poco su cabeza para pensar en otra cosa, si lo pensaba demasiado algún ente lo escucharía y esto ya no sería posible.

Puso su cabeza contra la pared, deseando que aquellos sentimientos desaparecieran, cerró sus ojos para ver si así conseguía dormir.

Sin darse cuenta de que el rey había entrado a su habitación, el hombre se sentó junto a ella y acarició la mejilla de la mujer haciendo que esta abriera sus ojos de inmediato.

— Su majestad...

El hombre se acercó a ella hasta que sus labios se tocaron nuevamente, Daemok llevó sus manos hasta el cabello del hombre antes de que el beso tomara más intensidad.

Sus dedos agarraron su cabello con fuerza, tirando de él hasta que notó cómo un gruñido salía de la garganta del rey.

Sus labios se tocaron una y otra vez, sus lenguas jugueteando en un ritual de fuego.

Parecía que ambos competían por ver quién era más rápido, más profundo, más placentero.

Daemok soltó un gemido y se separó unos segundos para coger aire.

No tardaron más que unos instantes en volver a unir sus bocas. Esta vez, fue un beso lento y profundo que los dejó a ambos sin respiración.

— ¿Porque Mina no aparece? ¿Estará enferma? — Chaeyoung miró al enunco que se encontraba tranquilamente leyendo, esta saco un pequeño bufido—

Habían pasado dos días desde aquel beso con Mina y ella no se había dignado en aparecer y devolverle su primer beso, ni siquiera sabía el porqué.

— Señorita Chaeyoung, deberían tranquilizarse, seguramente aparecerá pronto

— Eso espero...

La mente de Chaeyoung había estado invadida de la mayor en esos días, cualquier cosa que hiciera le recordaba aquel momento.

Haciendo que se sintiera avergonzada, tenía una meta clara en aquel momento.

Recuperaría su primer beso.

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