•Parte 8: Primer beso•
Tae le había dicho al omega que si se ponía más lindo, enamoraría a Seokjin. Pero ya Jungkook estaba dudando de eso. Faltaba aproximadamente media hora para que el alfa fuera a pasar por él a su casa. Se sentía muy nervioso. Incluso había comprado ropa nueva para la cita. Trató de verse lo mejor posible, arreglándose el cabello para parecer más adulto.
Cuando sonó el timbre, el omega se puso histérico. Corrió de aquí para allá, y finamente abrió la puerta con dudas. Se quedó estático al ver a ese hermoso alfa, quien se sorprendió mucho al percatarse del aspecto de Jungkook. De seguro no le había gustado su look. El pelinegro maldijo en sus adentros a Taehyung, si no hubiera sido por su "perfecto" plan, él no estuviera pasando esa vergüenza.
—Kookie, te ves...
—Horrible, lo sé. —interrumpió el omega de mala gana— No me lo digas, por favor.
—Iba a decir que te ves precioso. —corrigió un tímido Jin— Bueno, más precioso de lo normal.
El corazón del menor latió muy fuerte al escuchar esas palabras. Sin dudarlo, se acerca al alfa para darle un apretado abrazo, de esos que tanto le gustaban a Jungkook.
—Gracias, hyung. Tú estás muy guapo. —dijo en un susurro.
Seokjin rió. —Tonterías, Kookie. La verdad me iba a arreglar más, pero pensé que malinterpretarías mis intenciones, así que vine como siempre.
—Jamás pensaría algo malo de ti, Jin hyung. —De forma disimulada, lleva su nariz a la curvatura del cuello del mayor, olfateando ese exquisito aroma natural.
Pero por supuesto, Seokjin no era estúpido. Claro que se había dado cuenta de la acción del menor, y eso solo hizo que se pusiera un tanto nervioso.
—Kookie... ¿Q-qué haces? —llamó entre balbuceos, siendo inevitable ya que luego de que hablara, Jungkook pegó su cuerpo al de él, ahora oliendo sin disimulo alguno su cuello.
Lavanda y jazmín.
Era raro que Jin oliera a flores si era un alfa, sin embargo, eso lo hacía aún más especial. El menor amaba las flores y el olor que desprendían, y el hecho de que Kim tuviera su propio aroma a naturaleza, hacía que Kook quisiera perderse en su blanquecino cuello, el cual deseaba marcar con sus labios.
—Hyung, hueles muy bien. —confesó Jeon con una sonrisita— ¿Me permites olerte un poquito más?
—C-claro... —murmuró tragando saliva lenta y tortuosamente.
El contrario había dicho esas palabras tan fácilmente, que dudaba de si era realmente Jungkook, o quizás alguien se había metido en su cuerpo anteriormente. Porque no era normal que su Kookie tuviera tanta valentía para confesar algo de ese tipo.
—P-pero que sea rápido... Te-tenemos que irnos ya. —tartamudeó el mayor.
—Espera, hyung. —Enlazó sus manitas en ese codiciado cuello, al mismo tiempo que dejaba un tierno besito en la mejilla del alfa, dejándolo petrificado— Ahora sí, ¡Vámonos!
[...]
Ambos chicos iban a la par, aunque el alfa no tenía mente para otra cosa que no fuera el omega que se encontraba a su lado. Sentía su mejilla caliente por el contacto de los finos labios de Jungkook al posarse sobre ella. Definitivamente Seokjin había perdido la cabeza.
—¿A dónde vamos, hyung? —El menor acabó con el incómodo silencio, girando su cabeza para observar al mayor— Si deseas podemos ir al parque, ya que a esta hora debería estar tranquilo.
—Es una buena idea, Kookie. —Sobó su nuca, sin saber cómo actuar. Su plan era cortejarlo, pero como estaban las cosas, prefería dejarlo todo así. No tenía el coraje suficiente para conquistarlo.
—Hyung... —Pestañeó repetidas veces en su dirección— ¿Puedo tomar tu mano?
—¿Mi mano? Oh... —Fijó su vista al frente al entender las palabras del otro— Bueno... si quieres.
Jungkook no perdió el valioso tiempo y agarró rápidamente la mano del alfa, tomándose la confianza de entrelazar sus dedos. Esbozó una sonrisa traviesa al lograr su cometido. Su corazoncito quería salirse de su pecho, dándole miedo de que le pudiera dar un posible infarto antes de que acabara el día.
Jin carraspeó, afianzando el agarre de sus manos.
—¿Este es el parque, Kookie?
—S-sí, hyung. Ya llegamos. —Arrastró al mayor hacia una banca, obligándolo a sentarse. El menor lo imitó, posicionándose a su lado sin soltar su mano— Creo que este lugar es perfecto para hablar. No pudimos hacer mucho en nuestra cita de ayer.
Nuestra cita.
Esas palabras se escuchaban hermosas ante los oídos de Seokjin. Si tan solo fuera más valiente, él se atrevería a pedirle muchas más citas al omega. Pero no citas amistosas, sino románticas.
—Entonces... —El menor relamió su labio inferior, ansioso— ¿De qué comenzamos a hablar, hyung?
—Bueno... —Le echó una ojeada a sus manos entrelazadas, sonriendo por inercia— ¿Cuál es tu tipo ideal?
—¿Qué?
—Digo... que cuál es tu sabor de helado favorito. —Apretó el pulgar de Kook, sacándole un quejido— Perdón, ¿Te lastimé?
—Claro que no, hyung. —contestó el adolescente— Es muy lindo el hecho de que tú y yo... nos hayamos tomado la mano. —Bajó su mirada, avergonzado.
—Pienso lo mismo, Kookie. —Se percató del sonrojo del menor, y no pudo evitar apretar esos hermosos cachetes que estaban para comérselos. De paso comenzó a hacerle cosquillas, recibiendo una preciosa reacción.
—¡Hyung! ¡Ya para! —exclamó Jungkook entre risas— ¡Me voy a hacer pipí!
—Eres tan hermoso, Jungkook. —balbuceó Seokjin embobado con la tierna imagen de Kook riéndose— Tan lindo...
El alfa no lo pensó dos veces y acercó su rostro al del chico, juntando su boca con la del omega, dándole un beso lleno de pureza y sentimientos que tenía guardado dentro de su corazón. Jungkook llevó sus manos temblorosas al cuello del mayor, aún sin romper el inesperado beso. Ahí fue que ambos empezaron a mover sus labios, Jin ladeando su cabeza para profundizar mucho más, mientras Kook suspiraba tontamente y abría su boca para recibir la curiosa lengua del alfa.
Esa ocasión fue muy especial, sobre todo porque ambos experimentaron algo nuevo en sus vidas.
El primer beso.
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