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•Parte 4: ¿Cómo te llamas?•

Jungkook pasaba horas y horas metido en aquella cafetería que no tenía nada del otro mundo. Bueno, sí lo tenía; Kim Seokjin. Cuando el omega salía de la escuela, lo primero que hacía era correr hacia ese sitio, con la esperanza de volver a ver al alfa. Sabía que era algo muy estúpido, pero no le importaba demasiado. Todo con tal de verlo de lejos.

El pelinegro pensó que el mayor no se daría cuenta de su presencia. Hasta que un día, después de dos meses de acoso hacia el alfa, este se atreve a hablarle, preguntándole si deseaba algo. El omega creyó que lo recordaba, pero cayó en cuenta de que era invisible para los demás. Por otro lado, Seokjin estaba hecho un manojo de nervios. Por fin le había hablado al hermoso omega que lo acosaba todos los días. Porque sí, Jin no era un idiota como para no percatarse de ese detalle.

Después de dos meses, el alfa se sintió valiente para hablarle. Aunque solo fuera para tomarle el pedido.

Ambos se miraron, sumidos en los ojos del otro, sin saber qué decir.

—Ehm... ¿Seokjin? ¿Sí, hola? —La voz de Lisa interrumpió el bello momento— Oye, necesito que vayas con Rosé. Dice que quiere hablar contigo.

—¿Ahora, Lisa? ¿No ves que estoy con un cliente? —dijo un poco molesto por la interrupción.

—Yo lo atiendo. Dale, ve.

—Bueno...

Jin se fue sin siquiera mirar al omega. Estaba frustrado por no poder haberle dicho algo más. Quizá lo dejaría para otra ocasión. Total, el chico iba todos los días a su trabajo.

—Entonces... ¿Qué es lo que deseas?

—Yo... creo que mejor me voy. —Kook hizo el intento para levantarse, sin embargo, la chica lo agarró por los hombros y lo obligó a sentarse nuevamente. La rubia lo miró expectante, esbozando una sonrisita traviesa.

—Así que tú eres el acosador de Jin, ¿No?

Sí, Lisa era muy sutil.

—¿Qué? —Las mejillas del omega se tornaron rojas— ¿De qué hablas?

—No mientas. Aquí todos sabemos que vienes a este lugar solo para verlo.

Eso quería decir que Seokjin lo sabía. Dios, Jungkook deseaba meterse debajo de la tierra para evitar la vergüenza que sentía en ese momento. Seguramente a los ojos del alfa, él era un omega inútil, y encima acosador. ¿Qué podía ser peor?

—Oh, vamos. No es para que te pongas así. —dijo la rubia con calma— Además, eres muy bonito. De seguro le diste una buena impresión.

—¿Tú crees?

Lisa se mordió la lengua para no echarse a reír delante del chico. Estaba más que claro que el castaño se había fijado en ese muchacho. La alfa no era ciega.

—Por supuesto. Eh... ¿Cómo te llamas, por cierto?

—Jeon Jungkook.

Esa era la información que la mujer necesitaba para lograr que Seokjin por fin fuera sincero con sus sentimientos y aceptara que sentía algo bonito por aquel chico.

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