10
—Tú también me gustas, hyung. —Admitió Jungkook, algo sonrojado y cohibido– Estoy feliz de que por fin me abras tu corazón.
—¿E-eh? —El mayor tragó saliva, su mente maquinando todo tipo de ideas. ¿Acaso su Kookie siempre había sentido lo mismo? ¿Todo ese tiempo habían perdido el tiempo en vez de disfrutar de la felicidad de estar con la persona amada? Se sintió un idiota— ¿De verdad te gusto?
—Lo acabo de decir. —Sonrió con diversión, acercándose al alfa lentamente— Ahora que ya nos dijimos las cosas de frente, ¿Por fin serás mío? —Llevó sus manos hasta el cuello de la camisa de Jin, y lo atrajo hacia sí mismo— Quiero que tu cuerpo me reconozca, y sepa que no puedes ser de nadie más.
—K-kookie... —Jadeó bajito, desviando su mirada— Pareciera que el alfa eres tú...
—No me importa. —Gruñó— Serás mío de todas formas, porque a partir de ahora, declaro que Kim Seokjin me pertenece solo a mí, ¿Entiendes?
—Entiendo...
—Bien. —Rió victorioso, tomando la mano de su hyung para retomar el camino— Vamos a comer algo, porque me muero de hambre. ¿Y no querrás ver a tu omega hambriento, verdad?
—C-claro que no... Kookie debe estar alimentado y satisfecho. —El menor mordió su labio inferior, incapaz de esconder su cara de estúpido enamorado.
—Entonces... ¿Iremos a una cita? —Inquirió, entrelazando sus dedos con los de su futuro alfa— Ya que ambos nos confesamos... pues el próximo paso sería la primera cita de enamorados.
—Yo pienso que el primer paso es pedirte ser mi novio. —susurró con un leve sonrojo.
El menor se volteó repentinamente, sin poder formular palabra alguna. Su cuerpo había quedado congelado, y es que ni en un millón de años se imaginaría que Seokjin dijera tal frase. El omega interior de Kook rogaba por ese hombre. Por más que intentara engañarse a sí mismo, no negaba que con Jin sentía una enorme atracción.
—¿Te crees preparado para pedirme algo así, hyung? —preguntó el azabache, mirando al contrario con brillitos en sus ojos— O... ¿Quieres que te lo pida yo, guapo? —dijo, rozando su nariz en el cuello del mayor, el cual se estremeció por completo al sentir la respiración del contrario en esa sensible zona de su cuerpo.
—K-Kookie... C-creo que es mejor que sigamos con la salida. Luego hablamos de esto. —Le dijo, tomando su mano para entrelazar sus dedos con los de Jeon— Te debo una comida, así que es mejor que aproveches que me pagaron esta semana. Podrás comer lo que quieras hoy. —afirmó Seokjin con una gran sonrisa.
Jungkook lo miró con tristeza. Nunca había pensado en la situación económica del alfa, y justo en ese momento se daba cuenta de que el mayor no contaba con muchos recursos, por lo menos no los suficientes como para tener el lujo de comprar lo que quisiera. Todo lo contrario al omega, quien podía recorrer todas las tiendas de la ciudad y llevarse lo que cada una vendía, sin ningún tipo de problema.
—Hyung, yo pagaré por los dos, ¿sí? No te preocupes por eso. Tú solo... hazme compañía. —Le dijo, parándose de puntitas para besar su frente cariñosamente— Seré tu sugar daddy hoy. —Bromeó, ganándose un golpecito en su hombro de parte del contrario.
—¡Kookie! Qué cosas dices, mejor vayámonos ya. —El pelinegro no sabía cómo disimular el enorme sonrojo de sus mejillas— De tanto hablar, me dio hambre. —Puchereó.
—Hyung, ¿Es posible ser tierno y sexy a la vez? —Inquirió, admirando las calientes mejillas del más alto.
—No lo sé, mejor mírate a un espejo y podrás averiguarlo.
El alfa no sabía cómo había podido hacer ese intento de halago, la verdad él no era el tipo de persona que le gustaba coquetear ni mucho menos ligar con alguien, pero en ese momento lo creyó necesario. Su lobo rasguñaba en su interior, pidiéndole que se lanzara a besarlo con todas las ganas que sentía. Tanto Seokjin como su alfa interior, deseaban proteger al omega del mundo, y demostrarle que podían luchar contra el destino. Porque el mayor aún no estaba seguro de quién sería su destinado, mas no le importaba. Solo necesitaba a Jungkook para ser feliz.
—Hyung, eres tan tierno, ¿Sabías? —Ambos comenzaron a caminar, buscando un lugar adecuado para almorzar debidamente— Nunca he conocido a un alfa como tú.
—¿Eso es malo? —Le dijo al pelinegro, mientras ladeaba la cabeza confundido.
—No, al contrario. Lo que quiero decir es que eres único, y eso me gusta mucho, hyung. —Bajó la mirada, esbozando una sonrisita que no pasó desapercibida para Jin— Serás mi alfa~ —Canturreó, provocando un nuevo sonrojo en las mejillas del mayor.
—Kookie... mejor hablemos de otra cosa. —susurró, acariciando la mano del menor con su pulgar.
—Amo sonrojarte, hyung. Es lindo que un alfa se ponga tan tierno, no eres rudo ni pesado como los demás. —Ambos chicos pararon su andar al llegar a una bonita cafetería— ¿Te gustaría comer aquí? No se ve mal el lugar. —Le propuso.
—Claro, pero mejor quédate cerca de mi. No quiero que ningún aprovechado sienta tu olor, solo yo puedo olerte. —Gruñó, apretando su cintura con posesividad.
—Hyung, soy tuyo. No tengas miedo de que alguien se me acerque, no pasará nada. —El omega trató de tranquilizarlo, revolviendo su cabello con cariño— Anda, vamos. Me muero de hambre.
Seokjin asintió ante sus palabras, relajándose un poco. Entraron a dicha cafetería y comieron gustosamente. Al cabo de media hora, los dos chicos ya estaban más que llenos, y sus manos seguían entrelazadas. Ese detalle no pasó desapercibido para Jungkook, el cual rebosaba de alegría por tanta cercanía con el alfa.
—¿Qué haremos ahora, hyung?
—Hmm... ¿Qué te parece si solo caminamos por ahí? Quiero aprovechar cada segundo contigo, Jungkookie.
El menor asintió ante las palabras del pelinegro, y juntos empezaron su caminata por la ciudad.
[...]
Yoongi se sentía muy preocupado, hacía días que Taehyung estaba distante con él y apenas le dirigía la mirada. Además de que no se hablaban. El omega presentía que sucedió luego de la conversación que habían tenido días atrás. A esas alturas, ya no le importaba si Tae quería hijos o no, él solo deseaba que su alfa estuviera a su lado, cuidándolo y dándole besos. Ni siquiera era cariñoso con su propio hijo, Jimin también se había percatado del cambio de humor en su padre.
—Yoonie, tengo miedo. —El pequeño Jimin hizo un puchero, abrazando fuerte a Yoongi— ¿Mi papi ya no me quiere? Jiminie está triste...
—No es así, bebé. Tu papi solo está ocupado, ya sabes, los adultos tenemos muchas cosas que hacer. —Besó la frente del menor, acariciando sus mejillas— Pero te aseguro de que él te dará cariño muy pronto.
—¿Mucho mucho cariño? —Lo miró con sus ojitos lleno de ilusión. Quería que su papi alfa le diera mimos— ¿Tata quiere a Jiminie?
—Tata ama a Jiminie. —respondió con una gran sonrisa— Créeme que él te ama demasiado, pequeño.
El menor asintió con la cabeza, esperanzado de que su papá volviera a ser el mismo de hacía unos días.
[...]
El día no pudo haber sido mejor. Seokjin y Jungkook caminaron sin rumbo por la ciudad, pero fue divertido para ambos. Porque después de todo, ya se habían confesado, que era la parte más difícil de todo. El omega seguía sin creer que su crush de años se haya fijado en él, y su corazoncito rebosaba de alegría, al igual que su lobo. Sin embargo, todo tiene su fin. El menor hizo un puchero cuando ya habían llegado a su hogar. No quería que los momentos junto a su hyung se acabaran.
—Jinnie hyung~
—¿Sí, Kookie? —Seokjin besó la coronilla del chico, tocando el timbre de la casa del menor.
—Te quiero mucho, hyung. —susurró antes de pararse de puntitas y besar los labios del mayor, el cual se quedó con los ojos abiertos ante la impresión de aquella acción que jamás se esperó. Sus manos fueron hasta las caderas del omega, apegándolo a él luego de que sus labios comenzaron a moverse al ritmo de los del contrario.
—¿Hola?
La voz de una alfa -para nada contenta- se escuchó, e inmediatamente ambos chicos se separaron con un sonrojo en sus mejillas.
—Ma-mamá~ —Jungkook bajó la mirada— Mejor entraré... nos vemos luego, Jinnie. —dijo el menor sin mirarlo, para luego entrar rápidamente a su hogar.
—Mira a quién tenemos aquí. Nuevamente nos vemos, Kim Seokjin.
—Hola, señora. —saludó el alfa, un poco temeroso de lo que le pudiera decir Jennie— Traje a salvo a su hijo, hoy pasamos un buen día. —Le aseguró con una sonrisa.
—Fue incómodo ver que se besaban frente a la casa. Al menos lo hubieran hecho antes de tocar el timbre. —Rió divertida, mirando fijamente al contrario.
—P-perdón, es que nos estábamos despidiendo y simplemente... sucedió. No era mi intención incomodarla, señora.
—Nah, no te preocupes. Yo he hecho cosas peores en mi vida. —La mayor se puso a un lado de la puerta, dejando libre la entrada— Ven, pasa para que hablemos un rato, pequeño.
Seokjin sonrió nervioso, rascando su nuca y luego entrando al hogar de la familia Jeon.
—N-no era necesario..
—Yo sé que quieres, Kim. —dijo retándolo con la mirada, ladeando la cabeza— Entra, Jisoo y yo queremos hablar contigo.
—E-en ese caso... permiso.
El menor entró a paso lento, observando el hogar por completo y esbozando una sonrisa inconsciente. Todo era hermoso, se notaba que lo había decorado algún omega, porque casi todos los objetos eran de color rosa. Cabe destacar que Seokjin amaba todo lo relacionado con ese color.
—¿Seokjin? —Jisoo llamó, acercándose al susodicho— Hace tiempo que no te veo, ¿Cómo has estado, bonito?
—Muy bien, señora. ¿Y usted? —respondió gentilmente, dedicándole una sonrisa a la mujer.
Jungkook, quien se encontraba en su habitación, escuchó una voz que le decía que su alfa estaba cerca. Relamió sus labios, levantándose de la cama para caminar hacia la sala, en donde efectivamente vio a la persona que amaba.
—¡Hyung! —exclamó alegremente, corriendo hacia su mayor para abrazarlo por el cuello y besar todo su rostro— ¿Qué haces aquí, Jinnie?
—Ehh, pero si se acaban de despedir. —habló Jennie, cruzándose de brazos— Seokjin no vino aquí a verte, Jungkook. Él hablará con nosotros, así que vete a tu habitación.
—Pero-
—Bebé, solo un rato, ¿Sí? Nosotras hablaremos con tu alfa y luego podrán verse. Después de todo, Seokjin se quedará a dormir hoy en casa, ¿Verdad, Kim? —La madre omega de Kook miró a Jin, mientras acariciaba las hebras de su hijo.
—¿Q-qué? Pe-pero si yo-
El alfa soltó un jadeo luego de que Jennie le diera un pisotón, acción que Kook no pudo percibir al cerrar sus ojos para recibir las caricias en su cabello. Aunque bueno, luego de aquel sonido el omega volteó la cabeza para mirarlo.
—¿De verdad te quedarás a dormir, hyung? ¿Por qué tan de repente?
—Nosotras lo invitamos. Ya que será tu alfa, deben pasar más tiempo juntos, ¿No? Él dormirá en tu habitación, pero no deben hacer nada indebido. ¿Entendiste, Jeon Jungkook? —advirtió la alfa.
—Entiendo, mami. —dijo felizmente, sonriendo amplio mientras veía al más alto.
Por supuesto, Seokjin no entendía nada de lo que pasaba. Es decir, ¿En qué momento le comentaron sobre aquel tema? Pero ya no importaba, el hecho de poder dormir junto a Jungkook hacía que su lobo se regocijara de felicidad.
—Ahora, ve a tu habitación. Tu madre y yo debemos hablar seriamente con tu alfa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro