09
—¡Hyung, mira esto! —exclamó Jungkook con alegría— Más tarde pondrán una película romántica. —comentó, entrelazando su brazo con el de Seokjin— ¿Quieres verla conmigo?
El mayor tragó saliva.
—Ehm.. yo paso. —dijo incómodo, rascando su nuca nerviosamente— Esa la pondrán en la madrugada, no puedo estar aquí hasta esa hora. —Se excusó, mirando hacia cualquier lado que no fuera Kook.
—Está bien. —murmuró el menor con desánimo—Supongo que me pasé, ¿verdad? Eres un chico correcto que no puede acostarse tarde.
—No es eso... De verdad que no puedo dormir tarde, tengo que trabajar mañana.
—Diré que te creo. —Aceptó con una sonrisa— Pero tu justificación es muy pobre. Mañana es domingo, hyung.
Seokjin hizo una mueca, bajando la cabeza avergonzado.
—Me atrapaste... —Se alejó un poco del omega, deshaciendo el agarre de sus brazos— En realidad, no quiero ponerme incómodo viendo esa película contigo...
¿Incómodo?
—Entiendo. —La lengua del azabache golpeó su mejilla abruptamente, claramente se sentía enojado con el alfa por ser de esa forma con él— ¿Pero quieres que te diga la verdad? Yo sí quiero ver eso contigo, porque quiero casarme contigo y tener cinco hijos.
Silencio.
El alfa palideció ante aquella confesión.
—Joder, dime que no dije eso en voz alta. —Tartamudeó el menor— Hyung, esto no es lo que parece...
—Así que quieres tener cinco hijos... —Repitió con una sonrisa leve— Qué atrevido, eh.
—Solo estaba bromeando... Olvídalo, hyung. —Volvió a sujetar el brazo del mayor con posesividad— Quiero un helado.
—Sigues siendo un bebé. —Mi bebé— Vamos a comprarte ese helado, Kookie. —Removió con cariño las hebras azabaches del omega, sonriendo por la carita feliz de Jeon. Esa hermosa sonrisita de conejito era su mayor perdición, estaba seguro de que podría ser capaz de tirarse de un balcón si ese lindo omega se lo pedía.
—¡Seokjin, reacciona, imbécil! —Gritó Jin de repente, dándose una autocachetada. El menor lo miró como si le hubiera salido otra cabeza al alfa.
—¿Hyung? ¿Te sientes bien? —Cuestionó confundido— ¿Necesitas que te lleve al hospital?
—Claro que no, Jungkookie. Estoy bien. —Aseguró avergonzado— Es solamente una crisis, nada importante.
Una terrible crisis llamada Jeon Jungkook.
[...]
Taehyung y Yoongi se habían sumergido en su propia burbuja. El omega se encontraba sentado en el regazo de su novio, el cual no dejaba de mirarlo con ternura. Ambos extrañaban esos momentos íntimos entre ellos, ya que desde que había llegado Jimin a su vida, la joven pareja no era igual que antes. El pelirrojo tomó el rostro de su omega, con sumo cuidado depositó un tierno beso en esos delgados y preciosos labios. Min esbozó una sonrisita boba, enredando sus dedos en las hebras rojizas del menor.
—Te amo. —susurró Tae sobre sus labios— Te amo tanto, cariño. —Repartió varios besos cortos en las mejillas sonrojadas del peligris— Extraño darte mimos. —Confesó, haciendo un puchero.
—Pero Jiminie necesita tus mimos, amor. —Le susurró con una sonrisa— Tienen que recuperar el tiempo perdido.
—¿No me has extrañado? —El menor preguntó abultando los labios.
—Qué tontito eres. Nosotros vivimos juntos, ¿Por qué te extrañaría?
—No entiendes nada. —Se apartó un poco— Es un infierno no poder tocarte cuando lo desee. Ni siquiera dormimos juntos. —Removió su propio cabello— Ya no sé si quiero tener más hijos. Si todo será así... entonces olvídate de tener una familia conmigo.
—A-amor... —Los ojos del omega comenzaron a cristalizarse— ¿Y–ya no me amas? P-pensé que tu mayor deseo era tener muchos hijos conmigo y ser felices por siempre. —Mordió su labio para callar un sollozo que amenazaba con salir de su garganta.
Ya no reconocía a su novio. Taehyung siempre había querido ser padre, nunca había dejado de ser dulce y atento. El Taehyung que estaba delante de él, no era el mismo que se le confesó de la manera más romántica y cursi cuando apenas estaban en la preparatoria. Su TaeTae era simplemente el hombre más perfecto del mundo ante los ojos de Yoongi. Pero ese chico con el ceño fruncido y la mirada oscura, no era su novio, no era su Taehyung.
—Ya no sé qué pensar... —El menor se levantó de la cama y salió de la habitación sin voltear a ver al peligris— Lo siento, bebé. —susurró para sí mismo, caminando hasta la sala para luego sentarse en el sofá y apoyar su cabeza en ambas manos.
Todo es culpa de Jimin.
[...]
El alfa pelinegro terminaba de recoger sus pertenencias para no tener nada pendiente después, ya ese ese día era domingo, y además, iba a ir a una cita con Jungkook. En ningún momento dejó de sonreír, sobre todo porque en todo ese tiempo, el hermoso omega le había dado muchas indirectas que él interpretaba como coqueteos. Seokjin no quería darse falsas esperanzas, sin embargo, no podía quedarse así. Él prefería arriesgarse e intentar algo con su conejito.
—Allá vamos, Seokjin. —Se animó a sí mismo, agarrando sus llaves y la chaqueta para posteriormente salir de su hogar rumbo al lugar acordado para la cita.
Sus pies se movían con rapidez, ya no aguantaba la espera. Deseaba verlo y poder abrazarlo, besarlo y decirle que lo amaba y quería que fuese su omega. Aunque era demasiado irreal esa fantasía, Jin tenía pensado confesarse. Había esperado ya varios años, y si no se apuraba, otro alfa podría quitarle a su conejito y arrebatárselo de su lado. No podía permitir eso.
Llegó al restaurante, y luego de entrar empezó a buscarlo con la mirada. Después de un buen rato, pudo percatarse de que Jungkook se encontraba sentado en una mesa de espaldas a él. Sonriente, el alfa camina hacia esa mesa, acercándose al omega para enlazar sus manos en ese blanquecino cuello. Al principio Kook se sorprendió al sentir unas manos en su cuello, pero esbozó una sonrisita al darse cuenta de que esa persona era Jin.
—¿Quién soy? —susurró el mayor en el oído del omega.
—¡Hyung! —El azabache cerró los ojos cuando el alfa recorrió con su lengua toda la zona de su cuello— ¿Q-qué haces, hyung?
—K-Kookie... —Los ojos del mayor se oscurecieron— Te deseo.
—N-no puede ser... —Kook sabía que ahora era el lobo del alfa el que estaba hablando, y sentía un poco de miedo. Nunca antes había hablado directamente con el lobo de alguien, a excepción del suyo propio— Jinnie, tranquilo. E–estamos en un lugar público. No debes comportarte así. —Sus vellos se erizaron después de que Seokjin mordió sensualmente su oreja— ¡Ah! P-para.
—Yo sé que no quieres parar. —dijo esbozando una sonrisa de lado— Mi bello Kookie, mi omega... —Se inclinó un poco para besar las sonrojadas mejillas del menor— Te he estado esperando por mucho tiempo. Moriré si sigo esperando por tu omega. —Confesó con tristeza— Todos los días me dan dolores horribles, y es por la maldita frustración. —Bajó la mirada— Seokjin es un idiota, ni siquiera sabe cómo decirte las cosas claramente.
—¿Y q-qué es lo que tiene que decirme? —Kook se volteó ligeramente para poder observar al alfa— ¿Y de verdad te morirás? —Inquirió con temor, si Jin moría, Jungkook también lo haría.
—Lo siento, pequeño. Pero solo Seokjin podrá decírtelo todo. —Revolvió con sus manos las hebras de Jeon— Y lo de morir... Es bastante probable. —Admitió, mirando al menor fijamente— Eres tan hermoso... —Llevó sus manos hasta las mejillas del otro, y comenzó a delinearlas con sus dedos— No me equivoqué en elegirte a ti.
—¿Q-qué?
—Ups, se me salió. —Bromeó, riendo levemente— Ya me tengo que ir, así que tienes que obligar a Seokjin para que te lo diga todo. O sino lo haré yo mismo. —El contrario asintió con la cabeza, aún sin salir del shock.
—¡E-espera!
—Hola, Kookie. —Saludó ahora Jin, como si nada hubiera pasado— Te he extrañado. —murmuró en el oído del menor. Se apartó del cuello de Jungkook para ir caminando hacia el asiento que se encontraba frente al omega.
—H-hyung... —Rascó su nuca, asimilando todo lo que había pasado durante esos últimos minutos— ¿Cómo estás?
—Muy bien, y más porque ahora estamos juntos. —Abrió los ojos al darse cuenta del significado oculto de sus palabras— Es decir... como amigos, claro.
—Lo sé, hyung, —El menor esbozó una sonrisa triste— ¿Qué quieres comer ahora?
—Lo que sea por mí está bien, la verdad solo vine para verte. —La mano fuerte del alfa alcanzó la fina y delgada de Kook, envolviéndola con la suya y acariciando su pulgar— Extrañaba a mi precioso conejito.
—Hyung... me avergüenzas. —El menor mordió su labio, para así evitar la gran sonrisa de emoción que quería esbozar— No soy un conejo.
—Para mí sí lo eres, y eres mi conejito. —dijo haciendo énfasis en la última frase— ¿Qué desea comer mi príncipe?
—Hyung... —Se removió un poco en el asiento, sonrojándose violentamente— Yo quiero... ah.
Seokjin soltó una risa.
—Eres muy tierno. —Tomó una bocanada de aire, preparándose para lo que estaba a punto de decir— Kookie. —Le llamó, recibiendo la completa atención del contrario— Yo... necesito decirte algo. Más bien, quiero preguntarte algo. —Musitó, el omega asintió con la cabeza, dándole a entender que lo estaba escuchando— Todo este tiempo me la he pasado muy bien a tu lado, y pensé mucho en si decirte esto o no, pero ya no puedo aguantar más la espera. —Jeon ladeó la cabeza expectante— Jungkook, ¿Te gustaría tener una cita real conmigo? Pero esta vez seré sincero, tú me gustas mucho.
El azabache abrió los ojos sin creer lo que había oído. ¿Era en serio? ¿Sus sentimientos eran correspondidos por el mayor? Bajó la mirada, su pobre corazón no dejaba de latir emocionado y sus manos temblaban y sudaban demasiado rápido.
—Kookie, no me has respondido.
Oh, cierto. De tanta conmoción, Kook aún no abría la boca. Las palabras no le salían, y su cerebro se había vuelto extrañamente más lento para pensar las cosas. ¿Qué sería correcto responderle? ¿Era mejor rechazarlo y hacerse el de rogar? ¿O aceptar y caminar junto a Seokjin hacia la felicidad?
Rayos.
—Me gustaría mucho ir a una cita real contigo, hyung. —Admitió el menor, entrelazando sus dedos con los del alfa. El delicioso olor del omega se esparció por el lugar, provocando que Kim soltara un gruñido de excitación. La repentina emoción de Jeon había hecho que ahora sus feromonas estuvieran regadas en el ambiente. Incluso los alfas presentes buscaban el origen de tan exquisito olor.
—Vámonos de aquí, Kookie. No me gusta que los demás alfas te miren. Tú eres solo mío. —Espetó decidido, levantándose del asiento para tomar la mano de Jungkook y jalarlo hacia él. Ambos salieron del restaurante, aún con las manos tomadas. Estaba de más decir que la cara del feliz omega había adoptado todos los tonos posibles del color rojo. El calor se le había subido hasta el rostro después de haber oído esas posesivas palabras.
Tú eres solo mío.
—¿A dónde vamos, Jin hyung? —preguntó, tratando de seguirle el ritmo al otro— Pensé que íbamos a almorzar. —susurró con un pronunciado puchero. El más alto frenó su paso, volteando la cabeza para observar a Kook y su tierno rostro.
—No soportaba ver a todos esos idiotas disfrutando de tu olor. —Le dijo, frunciendo el ceño al recordar las caras de imbéciles de aquellos alfas hambrientos— Solo yo puedo olerte.
—¿Porque soy tuyo? —Cuestionó con diversión, haciendo que el alfa lo mirara sorprendido— Tú mismo lo dijiste.
—Yo no dije eso...
—¿Entonces puedo divertirme con quien yo quiera? —Inquirió alzando una ceja.
—¡No! —Abultó su labio inferior.
—Pero solo somos amigos, no tienes por qué...
—¡Porque me gustas, joder! —exclamó Seokjin, algo cansado de callar sus sentimientos— Me gustas, me gustas y me gustas. ¿Entiendes? —Agarró a Jungkook de los hombros y lo miró fijamente a los ojos— Me gustas demasiado, y no soporto ver cómo los hombres te comen con la mirada.
El omega soltó una risita, al fin su hyung le era sincero. Hacía tiempo que deseaba escuchar lo que sentía su corazón, y el azabache no podía ser más feliz al saber que la persona que le gustaba correspondía sus sentimientos de la misma forma.
—Tú también me gustas, hyung...
;w;
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro