04
—Kim Seokjin. Veinte años. Alfa soltero y.... sin experiencia.
Ahora el pelinegro vivía en carne propia lo que era no tener un título universitario.
—Sé que no tengo experiencia, pero por favor deme una oportunidad. Prometo que trabajaré muy duro.—-suplicó el alfa, mirando con nervios a la beta que se encontraba sentada delante de él— He trabajado en el local de una amiga durante años, tengo la facilidad de tratar con el público.
—Espero que usted entienda que este no es un local cualquiera, señor Seokjin. No es lo mismo trabajar en una cafetería común que en este restaurante. Usted debe saber que tenemos mucha popularidad estos días, y que los trabajadores son los mejores que pueda haber en Seúl. Dígame, ¿Cree usted que puede compararse con personas que sí están preparadas?
—Yo...
—Lo imaginé. —Soltó una risita— Mejor quédese en el local de su amiga, allí es donde pertenece.
Seokjin apretó sus puños debajo de la mesa, ¿Cómo era posible que la mujer lo menospreciara de esa manera? Él podía demostrar que era mucho mejor que todos los cocineros de aquel restaurante. No por nada había aprendido a cocinar a los cuatro años, a pesar de ser un alfa.
—¿Y si hacemos un trato?
[...]
El alfa de hebras doradas esperaba en la esquina de la cafetería en donde trabajaba Jin. Mientras escuchaba música con sus audífonos, observaba a cada chico lindo que pasaba por su lado. Suspiró rendido, a esas alturas jamás encontraría a un omega que cumpliera con sus espectativas. Él quería a alguien dominante y con carácter, no un sumiso que le dijera que sí a todo.
Volteó su cuerpo para irse, mas un hermoso ser impide sus pasos. Ahí estaba, un chico bajito y con expresión amarga, mostraba una vestimenta de chico malo, y su cara reflejaba un "No te acerques a mí o te muerdo". Era hermoso, simplemente hermoso.
Iba a acercarse a él pero de repente el chico se había ido corriendo, quitándole las esperanzas al pobre alfa, el cual se quedó con las ganas de conocerlo y hablar con el bello chico. El pelidorado hizo un puchero inconsciente, pensó que al fin había visto al que sería el amor de su vida, o bueno, no. Ese puesto era única y exclusivamente para un alfa delicado y precioso llamado Kim Seokjin.
Se recostó en un poste, contando ovejitas para ver si Jin vendría antes de terminar de contar las 100. Casi se queda dormido del aburrimiento, de no ser porque alguien palmeó su hombro, haciendo que brincara del susto.
—Ehm.... —comenzó a hablar el chico, llamando la atención del alfa— ¿Podrías decirme dónde está este lugar? —Le enseñó un papel con el nombre.
—Lo siento, bonito. Pero la verdad acabo de llegar a Corea, y no recuerdo ninguna dirección ni calle. Llevo muchos años en el extranjero.
—¡Oh! Entonces estamos igual. Yo también acabo de llegar. Me fui de Seúl hace cuatro años. —Le dedicó una sonrisa tan hermosa, que hasta dudó de si le gustaban los chicos rudos o dulces. Ya ni sabía, ese azabache lo había envuelto con su dulzura.
—Qué bien...
—¿Y cómo te llamas?
—Soy Lee Felix, ¿Y tú, lindo? —El contrario se sonrojó por el apodo.
—Soy Jeon Jungkook, mucho gusto. ¿Y no debería ser Felix Lee? ¿El apellido no va al final? —preguntó adorablemente.
—El orden de los factores no altera el producto. ¿O acaso no te enseñaron Matemáticas, niño?
—¡No soy un niño! ¡Tengo veinte años! Pronto cumpliré veintiuno. —Presumió con aires de grandeza— Tú te ves menor que yo, jaja.
—Pues te equivocas, bebé. Yo tengo veintidós años. ¿Cómo te quedó el ojo? ¡Ja! —Hizo un baile de la vistoria, que ante Jungkook, se veía gracioso— Soy tu hyung, así que respétame.
—Eres muy gracioso, hyung. Y dime, ¿Ya encontraste a tu alfa destinado?
—¿Eh? ¿Mi alfa destinado? Pero si yo soy un alfa. No entiendo... —Rascó su cabeza nerviosamente, ladeando la cabeza luego de que Jungkook tapara su boca por la vergüenza.
—¿Hablas en serio? Tu aspecto es demasiado lindo y adorable, ¿Cómo es posible que seas un alfa? —Se acercó al pelidorado, mirándolo detalladamente.
—Sí lo soy. Huéleme y verás. —Expuso su cuello, jalando un poco su camisa para que el omega lo oliera— Mi aroma es varonil, puedes comprobarlo.
El menor hizo lo que el alfa le pidió, y sintió que se mareaba al percibir ese aroma, el cual envolvió todos sus sentidos. Jungkook no se contuvo, y se acercó completamente a Felix para esconder su nariz en ese cuello. No sabía si eran los efectos de su próximo celo, pero su vista se nubló y rodeó la cintura de Lee con sus brazos, apretando posesivamente.
—Hey, hey, ¿Qué haces? —El pelidorado pestañeó repetidas veces, no entendía por qué ese chico que acababa de conocer hacía eso. Es decir, era obvio que era el lobo de Jungkook el que estaba reaccionando— Oye, lindo, apártate un poco.
—Ño. —Siguió pasando su nariz por la zona donde se concentraba mejor la esencia del mayor— Hueles a alfa, delicioso.
—¡Ay, ya no soporto esto! —Intentó alejar al omega, pero este se aferró a sus caderas— Soy un tonto, acabo de adelantar tu celo.
—Te necesito, alfa. —Kook le dio una nalgada a Lee, haciendo que soltara un pequeño jadeo— Tu aroma me gusta.
—Dios, eres testarudo. —Se quejó Felix, rodando los ojos cuando el contrario comenzó a sobarle el trasero— Y creo que tienes complejo de dominante.
—Eres muy lindo. —Susurró en su oído— Hazme de todo, alfa...
—Ay, mamita. —Cerró los ojos para no caer en la tentación, porque ese omega tenía unos ojos tan lujuriosos que nadie se contendría— No me violes, Jungkook. —Empuñó sus manos después de que el mencionado pellizcara su retaguardia de forma juguetona— ¡Me muero, auxilio!
—¿Qué está pasando aquí? —Felix juró que se desmayaría al ver que Seokjin se encontraba delante de ellos. Genial, vino en el peor momento.
—¡Jinnie, sálvame de este violador!
—¿Quién eres tú? ¿Me conoces? —inquirió Jin impresionado. Felix rodó los ojos por segunda vez en el día, y se sonrojó al darse cuenta de que el omega aún estaba manoseando su trasero— ¿Y por qué él...? —Se calló abruptamente en el instante en el que observó al chico azabache que casi "violaba" al otro alfa— Jungkook....
—¿Quién mierda eres....? —El menor se volteó, abriendo su mandíbula por la sorpresa— Seokjin...
—¿Se conocen? —El pelidorado no entendía absolutamente nada. Pasó de ser casi violado a ser completamente ignorado, ya que Kook de alejó de él para darle un abrazo a Seokjin. ¡Ahora entendía mucho menos! ¿Por qué ese chico con cara de conejo abrazaba a su Seokjin?
—Kookie... —balbuceó Jin con los ojos cristalizados— ¿Por qué tardaste tanto, tonto? —Correspondió el tierno abrazo del menor, sujetando su cintura con cariño— No puede ser, voy a llorar...
—Jin hyung. —llamó el omega, soltando pequeñas gotas de sudor por la frente— Te necesité tanto, nada fue igual sin ti. Perdón por no esperarte, perdón por ser un urgido. Lo siento mucho... —Se aferró al cuello del alfa como si su vida dependiera de ello.
—Ejem. —Felix carraspeó la garganta— Disculpen, pero yo estoy aquí. —No vio algún cambio en los otros dos chicos, quienes seguían abrazándose— ¡¿Podrían prestarme atención, par de retrasados?!
—¿Uhm? —Jin observó al otro alfa, el cual se encontraba de brazos cruzados, claramente molesto— No sé quién eres.
—¿En serio no sabes quién soy, princesita?
—Ese tono de voz... —El pelinegro deshizo el abrazo con Jungkook— De casualidad... ¿Felix?
—¡Al fin! ¡Aleluya! —Volvió a hacer el mismo baile de hacía rato, provocando que Jin riera— No me gustan los juegos de adivinanzas. Pensé que jamás te acordarías de mí.
—¿Puedes esperar un momento? Necesito hablar con Jungkook. —El pelidorado entendió la situación, y Jin se veía desesperado— Espérame en la cafetería que está aquí en la esquina, allí trabajo. Te prometo que regresaré pronto. —Kim tomó la mano del omega, y lo arrastró hasta un parque cercano, dejando solo al otro alfa, quien veía cómo los chicos se alejaban.
—No prometas en vano, Seokjin. —Felix esbozó una sonrisa triste, caminando en dirección al hotel donde se hospedaba. Él pensó que todo estaba en el pasado, pero se había equivocado. Sus sentimientos no habían cambiado, y eso dolía.
Seokjin trataba de regular su propia respiración a la vez que llevaba a Jungkook a un lugar más tranquilo para hablar. Le había extrañado que el omega estuviera callado durante todo el camino, aunque no le tomó importancia. Cuando llegaron al lugar que Jin tenía pensado, este se gira de inmendiato hacia Kook, y se alarma al ver que el menor estaba mojado de sudor, y sus ojitos se encontraban entrecerrados, como si luchara contra el dolor.
—¿Kookie? —Toca la frente del azabache, sintiéndola muy caliente— ¡Oh, por dios! Tienes fiebre, Jungkookie.
—E-estoy bien, Jin hyung. —Dirigió su vista al alfa— T-te extrañé demasiado. —Llevó su manita a la mejilla del pelinegro, acariciando con lentitud— Nunca dejé de pensar en ti, ni siquiera cuando estaba con él.
—¿Con él? —Preguntó con evidentes celos— ¿Quién es él?
—Él... —Jungkook sentía que sus pulmones se cerraban, o eso creía, porque la respiración se le dificultaba más y más— M-me siento horrible, hyung. —Susurró con lágrimas cayendo de sus ojitos, recorriendo sus mejillas— P-por favor ayúdame.
—Kookie. —El alfa no sabía qué hacer— Resiste, Jungkookie. —Hizo lo único que se le ocurrió en ese momento. Cargó al omega tal cual novia en su primera noche de bodas, y se apresuró en llevarlo a su casa ya que no tenía idea de dónde se hospedaba Jungkook actualmente. Una de las opciones era en la casa de las madres del omega, pero Seokjin no soportaba a Jennie. Así que su último recurso fue su casa.
[...]
Abrió los ojos de golpe, soltando un gemido por el intenso dolor de cabeza que tenía. Se sentó en la cama, preguntándose qué hacía en ese lugar desconocido. La puerta de aquella habitación crujió, y el chico gritó con todas sus fuerzas. Si lo habían secuestrado, él se aseguraría de que el delincuente la pagara bien caro. Pero lo que vio fue a Seokjin con una bandeja en las manos. Al parecer había traído comida.
—Buenas noches, dormilón. —saludó alegremente el alfa— Dormiste como un bebé.
—¿Jin hyung? ¿Esta es tu casa? —El contrario asintió con la cabeza— ¿Qué pasó? No recuerdo nada.
—Pues casualmente te encontré, y... —Se le cayó la bandeja después de ver al menor retorciéndose de dolor— ¡Kookie! —Jin se lanzó hacia el omega, preocupado por él— ¿Qué sientes? Dime.
—V-vete, hyung...
—¿Cómo me pides eso? No lo haré, además de que esta es mi casa.
—Entonces me iré yo. —Iba a levantarse, mas el intenso dolor hizo que se sentara nuevamente— ¡Ah! —Apretó su estómago, derramando algunas lágrimas por el dolor— Hyung, deja que me quede por hoy, p-por favor...
—Claro que sí. Puedes quedarte todo lo que quieras, ¿Pero qué te pasa?
—E-estoy en celo. —afirmó, gimiendo sin percatarse de que Seokjin se había quedado petrificado— Así que tienes que irte de aquí por ahora.
—No lo haré. —sentenció, luchando para no dejar que su lobo mandara en esos momentos— Me voy a quedar contigo, y te cuidaré.
—¿Qué parte de que te vayas no entiendes? No quiero hacer algo de lo que me voy a arrepentir después. El celo hace que pierda la conciencia y mi lobo sea el que domine mi cuerpo si él lo ve necesario. Tu presencia me hace mal, Seokjin.
—Aún así... no me iré.
—N-no me hago responsable de las consecuencias. —Los gemidos de dolor aumentaron de volumen, esta vez la voz de Kook retumbó en toda la habitación.
—Jungkookie... —Sus mejillas se tornaron rojas— ¿Quieres que te ayude con tu celo?
Tuve que eliminar algunas escenas que no me gustaron TT
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