002
La tensión en el auto se podía cortar con un cuchillo.
-No entiendo por qué siempre tienes que hacer esto -dijo Anneliese, cruzada de brazos mientras miraba a Jake, quien apretaba el volante con fuerza.
-¿Hacer qué, Anne? -espetó él con frustración-. ¿Molestarme porque mi novia se la pasa hablando con un maldito nerd del FBI?
Anneliese rodó los ojos.
-¿En serio, Jake? ¿Otra vez con lo mismo? ¡Es mi vida universitaria! No estoy haciendo nada malo.
Jake soltó una risa amarga y negó con la cabeza.
-Sabes qué, ya me cansé. Bájate.
Anneliese lo miró sorprendida.
-¿Qué?
Jake pisó el freno bruscamente, haciendo que el auto se detuviera en seco al lado de la acera. Giró la cabeza hacia ella con frialdad.
-Te dije que te bajes.
-Jake, no voy a bajarme aquí en medio de la nada-intentó razonar, pero él se inclinó y le quitó el cinturón de seguridad de un solo tirón.
Antes de que pudiera reaccionar, la empujó fuera del auto.
Anneliese tropezó y cayó de rodillas en la acera, sintiendo el impacto arder en su piel. El sonido del motor rugió cuando Jake aceleró y se marchó sin mirar atrás.
-¡Maldito idiota! -gritó ella, frustrada y furiosa, golpeando el suelo con la mano.
Se quedó allí, tratando de calmar su respiración, sintiendo la rabia y la humillación arder en su pecho. Finalmente, se levantó y comenzó a caminar, frotándose los brazos por el frío de la noche.
El lugar no le era completamente desconocido. Casas viejas alineaban la calle, con luces parpadeantes y un aire de abandono. Sus pasos resonaban en la acera cuando, de repente, un grito atravesó el silencio.
-¡Ayuda! ¡Por favor, alguien!
Anneliese se detuvo en seco.
Frunció el ceño y miró a su alrededor.
El grito venía de una casa al otro lado de la calle, una casa con las luces apenas encendidas. Se acercó lentamente, tratando de ver a través de las ventanas, cuando otro grito la hizo estremecer.
-¡Por favor, no!
El instinto le gritó que se alejara, pero su curiosidad y su sentido de justicia la hicieron dar un paso más. Se acercó a la ventana, tratando de escuchar mejor.
Y entonces, todo se volvió negro.
El golpe llegó de la nada, un impacto seco en el costado de su cabeza. Su cuerpo se tambaleó y, antes de poder reaccionar, sintió cómo el suelo desaparecía bajo sus pies.
La oscuridad la envolvió por completo.
El ambiente en la sala de la BAU era tenso.
Veían una transmisión en vivo.
El video mostraba una habitación oscura y descuidada. En el centro, una mujer estaba con una máscara de oxígeno cubriendo su rostro. A su alrededor, varios niños pequeños en la misma condición se acurrucaban con miedo.
De repente, la puerta de la habitación se abrió.
Un hombre entró, llevando a alguien a rastras.
Era una chica.
La depositó bruscamente en el suelo, su cuerpo inerte. El equipo contuvo el aliento mientras el hombre se alejaba sin decir una palabra y cerraba la puerta tras de sí.
La mujer con la máscara se apresuró hacia la chica, retirándose la mascarilla de oxígeno para acercarse más.
-Está viva -susurró Penelope, notando cómo la mujer agitaba suavemente el rostro de la joven, intentando despertarla.
En la pantalla, la chica se movió débilmente.
Se escuchó una voz baja y quebrada.
-¿Qué...?
La mujer le tendió una de las máscaras de oxígeno con urgencia. La chica, aunque desorientada, la tomó rápidamente y se la llevó a la boca, respirando con dificultad.
Fue entonces cuando Spencer entró a la sala de la BAU.
Se detuvo al ver la imagen en la pantalla.
Frunció el ceño.
Su corazón se detuvo un segundo.
-Anne... -murmuró.
Todos giraron la cabeza hacia él.
-¿La conoces? -preguntó Hotch, con el ceño fruncido.
Spencer parpadeó, como si su cerebro intentara procesar lo que estaba viendo.
-Sí... Ella estudia en la Universidad de Strayer. Fuimos allí para dar una charla...
-¿Y qué está haciendo ahí? -preguntó Derek, confundido y preocupado a la vez.
El silencio cayó en la sala. Nadie tenía una respuesta.
Penelope tecleó rápidamente, tratando de encontrar información.
-¿Cómo se llama?
-Anneliese Turner.
-Dame un segundo... Ok, ok, es Anneliese Turner... pero aquí no hay mucha información sobre ella...
-¿Nada? -preguntó Emily, cruzándose de brazos.
-Bueno, sé que es huérfana y que ha vivido con familiares... -Penelope hizo una pausa, sus dedos moviéndose rápido sobre el teclado-. Pero no hay historial delictivo, ni conexiones evidentes con nadie que nos lleve a este caso.
Spencer seguía mirando la pantalla, su mente trabajando a toda velocidad.
¿Cómo había terminado ahí?
¿Por qué ella?
Y, más importante...
¿Aún había tiempo de salvarla?
El equipo de la BAU llegó a la Universidad de Strayer con una única misión: encontrar respuestas sobre Anneliese Turner.
Los pasillos estaban llenos de estudiantes, ajenos a la desaparición de una de sus compañeras. Spencer Reid caminaba con el ceño fruncido, su mente analizando cada posible conexión.
-Tenemos que encontrar a alguien que la conozca bien -dijo Hotch, observando a su alrededor.
Emily se acercó a un grupo de estudiantes, mostrando su placa del FBI.
-Disculpen, ¿alguien aquí conoce a Anneliese Turner?
Una de las chicas, de cabello rizado y expresión preocupada, levantó la mirada rápidamente.
-¿Anne? ¿Está bien?
-¿Eres su amiga? -preguntó Emily con un tono más suave.
La chica asintió.
-Sí, soy Megan. ¿Qué está pasando?
-Anne desapareció -dijo Rossi con seriedad-. Necesitamos saber con quién estuvo la última vez que la viste.
Megan frunció el ceño, claramente preocupada.
-Siempre se va con Jake, su novio. No sé qué tan bien se llevan ultimamente, pero la última vez que la vi, discutieron.
Spencer apretó la mandíbula.
-¿Dónde podemos encontrar a Jake?
-Suele estar en el estacionamiento o en la cafetería.
-Gracias, Megan -dijo Emily antes de que el equipo se alejara.
No tardaron en encontrar a Jake, recargado contra su auto en el estacionamiento, mirando su teléfono como si nada.
-Jake... -llamó Hotch con seriedad.
El joven levantó la vista con fastidio al verlos acercarse.
-¿Qué quieren?
Derek sacó su placa y lo miró fijamente.
-FBI. Ven con nosotros.
Jake bufó, pero no opuso resistencia mientras lo llevaban a la estación para interrogarlo.
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