Epilogo
Ha llegado al fin, las luces están apagadas, era de esperarse, ha venido de sorpresa, aun con los años quiere sorprenderle, son pequeños detalles que adora entregarle, esa es su forma de amar, una sonrisa se asoma en sus labios mientras prende las luces, solo la principal para visualizar la escalera a donde se dirige a toda prisa dejando caer su maleta.
La emoción le invade, no puede evitarse ¿Es así el amor? Esa corriente eléctrica que hace querer dar lo mejor a la persona que nunca se quiere dejar ir.
Abre con cuidado la puerta, solo una pequeña lámpara con ventanillas en forma de estrellas iluminan parte de la habitación y el techo reflejando el cielo nocturno.
Le ve dormido, los mechones dorados están al frente mientras mantiene a su pequeña entre brazos.
Se acerca a ellos, para él es la visión más hermosa que puede ver, se inclina a deslizar el cabello que le cubren la frente con sus dedos.
Me complace amarte,
Disfruto acariciarte, ponerte a dormir
Le ve removerse, balbucear levemente, acaricia sus mejillas, sus pestañas largas, el desastre hecho en su cabello cual acuarela.
Es escalofriante tenerte de frente, hacerte sonreír
Daria cualquier cosa por tan primorosa
Por estar siempre aquí
Su vista baja hacia su pequeña, producto del amor que se tienen, milagro que comprende la improbabilidad que siempre han sabido vencer, lo sabe bien, juntos no hay reto que no puedan vencer.
Y entre todas esas cosas déjame quererte
Entrégate a mí
Acaricia su cabellera castaña clara, como se estira en su lugar mientras busca aún más el agarre de su padre que no le suelta, pronto escucha su voz, suena tonada para su oído, como la melodía que no parece nunca apartarse de su corazón.
–Llegaste antes –sigue adormilado, aun así esboza una sonrisa para él.
–Lamento haberte despertado –responde risueño– Pero no podía evitarlo, quería verlos cuanto antes. Adema adoro sorprenderlos cada vez que llego antes de lo acordado.
–Ya no eres un niño, no le causes problemas a Yubel –acaricia su mejilla con la mano derecha mientras sonríe dulcemente.
No te fallare
Contigo yo quiero envejecer
–Ya no soy un niño ¿Sabes? –toma su mano, un casto beso es depositado en ella, Jaden adora cada parte de él, alza la vista, sus mejillas se han puesto rojas, aun con los años cual niño pequeño le demuestra sus más hermosas expresiones entonces en él se estaciona una idea– Tal vez debería demostrarte nuevamente que no lo soy, además Aoi tal vez quiera un hermano.
Quiero darte un beso,
Perder contigo mí tiempo,
Guardar tus secretos,
Cuidar tus momentos,
Abrazarte,
Esperarte, adorarte,
Tenerte paciencia, tu locura es mi ciencia
Ríe ante el comentario de su esposo, acaricia las comisuras de sus orbes, sus ojos brillan ante la luz media de la lámpara y a pesar de los años no puede evitar ver a aquel niño que fue destinado para sí.
–Eso tendrá que esperar cariño –se remueve en su lugar, apoya sus codos, Jaden comprende el gesto, inclina su rostro, ha olvidado los modales, siempre debe haber un beso de bienvenida y eso su amado lo sabe.
Disfruto mirarte, cada movimiento un vicio que tengo
Un gusto valorarte,
Nunca olvidarte entregarte mis tiempos
Un dulce beso comparten en medio de la noche que les acompaña, roce ambiguo, muestra de la necesidad que les aqueja a los amantes, es solo la manifestación del sentimiento que permanece inmaculado ante el tiempo y es que ambos lo saben, esa promesa que aún resuena en sus mentes como la primera vez, el brillo del anillo a juego, los votos que alguna vez se juraron, las promesas que no se pierden ante los años, ambos vestidos de blanco.
No te fallare
Contigo yo quiero envejecer
Se ha despertado, ve a sus padres frente a ella, con las manitas frota sus ojos, ¿Es un sueño? No, no lo es, es su padre.
–¿Papi? –habla la pequeña Aoi de 4 años, Jaden se separa de su esposo, sonríe a la pequeña.
–Cariño ¿Te desperté? –ella niega, mientras alza las manos al frente, Yugi mira la escena, como su pequeña es tomada para ser llevada al regazo de su padre. Lo comprende, ahora que su retoño ha despertado, solo queda una cosa que hacer. Se levanta de la cama, la piyama azul cielo con rayas que hace juego con la de Aoi. –¿Yugi?
–Si has llegado antes, eso significa que has tomado el primer vuelo –sonríe mientras va con ellos– Sr. Yuki ¿Algo en especial que gustaría cenar? –suelta con gracia, Jaden le aferra de la cintura, su pareja puede ser un tanto inhibida de vez en cuando.
–Ahora que lo dices al algo que realmente deseo –le aferra aún más hacia él, sus miradas se clavan en la otra, una sonrisa cómplice, los años podrían pasar y solo se amarían aún más
–Quiero darte un beso...
No hace mucho que escuche esta canción y me encanto, me imagine a Jaden de regreso de alguna gira, los años ya pasar entre ambos con su pequeña, siempre que miro a esta pareja se me ocurren las ideas más cursis y es que no lo puedo evitar es su forma de amar, aquella misma dulce y cálida que conforman los dos, ahora si el final. Nos seguimos leyendo se les ama.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro