CAPITULO VII: DESBORDANDO SENTIMIENTOS
POV YOONGI
Cuando tenía diez años solía pensar que un beso era solo pasar saliva con la otra persona, sin necesidad de sentimientos de por medio, pero ahora que bese a un chico seis años menor que yo, puedo decir que no solo es eso. El beso que tuve con Jimin ha sido el mejor que he tenido hasta ahora y no solo eso, la sensación de preocupación que siente mi pecho después de haber escuchado esas palabras y haberlo visto irse corriendo de esa manera hace que me duela, entonces comprendo a lo que se refería mi padre cuando me dijo que un día me enamoraría sin darme cuenta.
Al principio creí que era confusión o curiosidad, pero ahora quiero más de él, quiero saber cómo se siente su piel bajo mis dedos, quiero ver cada expresión que hace cuando disfruta algo, quiero ver cada mínima cosa que haga yo... Yo lo deseo por completo, deseo fundir mi cuerpo junto al suyo, deseo reclamarlo como mío y que él me acepte, llenar ese vacío que siente desde que es un niño, de repente quiero ser más que un simple amigo para él, lo que yo deseo es ser su familia, alguien en quien deposite toda su confianza sin temor.
Repentinamente había caído duro por un mocoso de diecisiete años.
—Entonces, ¿qué edad tienes? —una voz femenina me sacó de mis profundos pensamientos, haciendo que vuelva a la realidad, una en la que estoy sentado frente a una joven dama en un elegante restaurante, en una cita a ciegas. Suspiro.
—Oh, eso...creí que ya lo sabía —di una sonrisa nerviosa, estamos sentados aquí alrededor de una media hora y la verdad es que no recuerdo cuál era su nombre. Todo lo que he hecho desde que me senté aquí fue pensar en un joven de diecisiete años cuyo rostro tiene un lindo tono rosa cuando está excitado.
Una suave risita salió de sus labios —Bueno, a decir verdad, en cuanto me entere que la cita sería usted no pregunte edad o algo más —sus orejas estaban algo rojas haciéndola ver algo tímida y linda.
"Jimin se ve mucho más lindo"
Pensé y sonreí sin darme cuenta —Entonces, si puedes sonreír —dijo ella, sus palabras captaron mi atención haciendo que enarque una ceja—. Bueno, es que es conocido por ser un joven muy capaz, pero.... Que no sonríe, tal vez sea atrevido decirlo, pero, ¿es acaso debido a mí su sonrisa? —ubicó un mechón de cabello detrás de su oreja.
—Solo recordé algo gracioso —agarré la copa de vino—. Solo necesito que respondas esta pregunta —ella me miro y asintió.
—¿Has tenido un novio antes? —dí un sorbo a mi copa sin despegar mi mirada de ella, note su incomodidad, pero no me moleste, después de todo eso es lo que necesito—. Cambiare la pregunta —dije—, ¿alguna vez la señorita se ha enamorado de verdad?
—En mi hogar el amor real no existe —dijo con voz plana y seca.
—Te equivocas, si existe, solo que muy pocas personas logran encontrarlo y valorarlo —regrese la copa a su lugar.
—Seré sincero, yo no estaba listo para amar —sonreí—, eres una mujer muy hermosa y cualquier hombre que esté contigo aseguro que será feliz, pero la verdad es... —suspiré.
—Encontré a una persona en la que no puedo evitar pensar, descubrí que me encuentro pensándolo más de lo que debería, me preocupa demasiado, sin darme cuenta ya me he enamorado, si eso no es 'amor'; entonces definitivamente no se que lo es —dije, estaba esperando que ella me insultara o tal vez que salga enfadada, pero nunca vi venir lo que haría.
—Jimin —la mire sorprendido—. Es un buen chico, aunque ha sufrido bastante —me sonrió.
—No me mires así, da la casualidad que vivo en el mismo complejo residencial que él y te vi cuando fuiste a dejarlo hoy —arreglé mi corbata, inquieto—. Nunca había visto a Jimin tan alterado, ni mucho menos huir —sonrió como si comprendiera—, pero más sorprendente fue ver que la razón era un chico en un deportivo quien se quedó observando el edificio con tanta pena —dio un suspiro.
—¿Desde hace cuánto lo conoces? —pregunté.
—Uhm.... Desde que él tiene cuatro años, solía vivir enfrente de su casa cuando su madre aún estaba viva, pero después de ese fatal día no lo volví a ver hasta hace unos meses que me cambié de vivienda.
—Escuché algo sobre ese incidente. Pero, ¿qué fue lo que realmente ocurrió? —pregunté.
—Nadie lo sabe, Jimin no recuerda bien su infancia, pero lo que es seguro es que él sigue buscando al tipo que asesinó a su madre, después de todo él fue el único quien vio a la perfección el rostro del sujeto. Si realmente lo quieres, no lo dejes solo, ya ha sufrido demasiado, es como un pequeño hermano para mí, aunque ya tiene diecisiete no conoce nada más que odio y rencor, su corazón fue destrozado cuando tenía seis años, el rojo que tanto le asfixia no le deja ver nada más que su propia venganza. Ayúdalo a no hundirse más profundo en su propio abismo de rencor —asentí un poco sorprendido.
—Entonces ya que estamos en una cita, ¿qué tal si la culminamos? —sonrió y se puso de pie, yo la seguí y deje cancelando la comida que casi no fue tocada.
—¿Por qué no dijiste nada desde el inicio? —pregunté.
—Uhm, quien sabe —suspiró—, tal vez instinto protector —alzó sus cejas—. Bueno, ¿a dónde iremos?
—Parque de diversiones —sugerí.
—Está bien —sonrió, cuando llegamos compramos unos boletos para los carros chocones, nos divertimos bastante, sin pensar hoy conocí a una buena amiga, alguien que sin darme cuenta me sirvió de mucho. Claro el día hubiese sido maravilloso de no ser por la persona que estaba frente a mí con el ceño fruncido y en ropa informal. Era la primera vez que lo veía sin su uniforme.
—Tu... ¿Qué haces aquí? —señalé.
—Eso debería preguntar —movió su mirada a mi lado izquierdo en donde estaba mi acompañante, su nombre es JiuJig.
—¡Ah! Estás en una cita, lamento interrumpir —diciendo eso se dio la vuelta, dispuesto a irse.
—JiuJig, lo siento —me disculpé.
Ella negó con la cabeza y dijo —Síguelo —me volví a disculpar y fui tras el mocoso quien en solo segundos se me había perdido.
—¡Demonios! —murmuré.
Anduve alrededor de media hora corriendo por todos lados hasta que en una esquina vi una silueta familiar, pero estaba junto a otra más pequeña —Hey —llamé la atención de ambas siluetas, los dos voltearon a ver y en efecto; era la presa que había estado buscando —Te encontré —dije—, ¿quién es el niño? —pregunté.
Él miró al niño y luego me miró a mi —Está perdido, estoy buscando a sus padres —quise sonreír porque eso me sonó tan tierno, pero me detuve, no quería hacer una tontería.
—Te ayudare —ofrecí, se negó de inmediato.
—No hay necesidad, ve a seguir en tu cita —su tono era molesto, sonreí de lado.
—No fue una pregunta, fue una afirmación —sin esperar más tomé su mano y empezamos a caminar. —¿Dónde estabas la última vez que los viste? —le pregunté al pequeño.
Un poco lloroso el señaló la casa del terror que estaba a unos pocos metros —Entonces vamos de nuevo por ahí, tal vez estén asustados buscándote —le sonreí y sacudí su cabello, Jimin se quedó viéndome, pero en cuanto cruzamos miradas esquivó rápidamente la mía.
Sonreí ante esa acción, estaba por decir algo cuando de repente el niño exclamó —¡Mami! —se soltó de la mano de Jimin y fue corriendo a los brazos de una señora.
—¡Cariño! —la señora se acercó a nosotros y nos agradeció, después de unas cuantas palabras se fue llevando a su hijo cargado en brazos, volteé mi mirada a Jimin y su rostro se veía oscuro, pero no de un oscuro molesto sino más bien uno melancólico, entonces recordé su situación, carraspee un poco y llamé su atención.
—¿Tienes hambre? —pregunté, al principio dudó, pero después asintió, sonreí e involuntariamente mi mano se dirigió a su cabeza, sacudí un poco su cabello.
—¿Qué diablos haces? —quitó mi mano de su cabeza y frunció el ceño.
—Debemos hacer algo con ese lenguaje —me burle y empecé a caminar, pero él no se movió—. ¿No dijiste que tenías hambre? —entonces empecé a moverme en su dirección agarré su mano y lo jalé a mi lado, ambos empezamos a caminar hacia la entrada del parque y fui a traer mi auto, alrededor de media hora se tomó el viaje, por alguna razón yo no dije nada y él tampoco insistió en decir nada. Cuando aparqué, me percaté que Jimin miraba la casa con ojos grandes y curiosidad, sonreí porque me pareció muy tierno.
POV JIMIN
—¿Te vas a quedar todo el rato admirando o vas a entrar? —la voz profunda del otro me saco de mi trance y asentí mientras me dirigía a la puerta principal—. Disculpa si hay desorden —abrió la puerta y bueno mi impresión fue un tanto rara, su casa era totalmente blanca, pocos muebles y era muy obvio que no tenía ni una gota de suciedad o desorden.
—¿Qué diablos quisiste decir con desorden? ¿Te estas burlando? —fruncí el ceño y resoplé, una risa suave salió de los labios ajenos, desvié la cara porque me sentí apenado sin una razón.
—Se siente cálido —murmuré.
—Puedes sentarte en el mueble, iré a preparar algo de comer —con eso dicho quito su traje junto a la corbata y dejo ambos en una silla del comedor, decir que me sentía incomodo seria mentir, no entendía por qué estar en este lugar me hacía sentir lo suficientemente cómodo al punto que me puse a revisar las fotos que estaban junto a la televisión y en la pared.
"Parece que no tiene muchas cosas interesantes, incluso un ladrón puede decirlo"
Todas la fotos eran solo de él con amigos o solo, seguí viendo fotos hasta que encontré una foto tras de otra, la tomé y me lleve una interesante sorpresa, en la foto está él junto a un señor y una señora, tal vez tendría unos 10 años o un poco más, pero lo que sorprendió no fue eso, sino que no encontré parecido con ninguno de ellos.
—¿Qué haces? —la voz me hizo repentina me hizo asustar lo suficiente como para hacer que soltase la foto y cayera al suelo, haciendo trizas el vidrio, miré asustado y luego vi el desastre que había hecho, él se acercó a mí, comencé a sudar frio.
—Lo siento, en verdad lo siento, no quise andar de fisgón y terminar haciendo es... —Él me interrumpió; —¿Estás bien? —tomó mis manos y empezó a revisarme.
—Yo... estoy bien, pero... —volví mi mirada al suelo.
Solo resoplo y se agacho a recoger la foto, le sacudió el polvo y la puso dentro de otro cuadro —No te preocupes, la foto está bien, solo es cambiar el cuadro y listo —sonrió—. Mejor voy a limpiar esto —dicho eso me dejó nuevamente solo, pero regreso de inmediato para limpiar el vidrio.
—Yo lo hago —intenté quitarle la escoba, pero solo me apartó y siguió con lo suyo, después de eso me senté en el mueble y empecé a jugar en el móvil, después de todo no quería causar más desastres. Al cabo de una hora me llamó para comer, me senté en la mesa y empezó a colocar platillo por platillo, todo era totalmente elegante y con buen olor.
—¿Quién diría que un joven amo puede cocinar? —bromee.
—Bueno no todo es como sale en las novelas, existen excepciones —él dijo y siguió colocando platillos, antes no me había percatado de que tenía las mangas recogidas de la camisa y eso hacia denotar lo pálido de su piel, lo hacía lucir bien, atractivo talvez.
Negué al darme cuenta de mi pensamiento, mi acción atrajo la atención del otro —¿Qué ocurre? —sirvió el último platillo y se sentó frente a mí. Ambos empezamos a comer, pero él comenzó la conversación.
—¿Por qué estabas en el parque? —me preguntó.
"Te demoraste demasiado en preguntar, ugh"
Esa pregunta era la que menos quería escuchar, porque me negaba a aceptar la verdadera razón por la que estaba en ese parque de diversiones.
—¿No piensas decir nada? —me miró y enarcó una ceja—. Olvídalo, solo come —dio una sonrisa y volvió a comer.
"¿Así de fácil? ¿No preguntara más? ¿Qué diablos con ese cambio de actitud"
CONTINUARÁ
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro