༊*·˚Capítulo quince ༊*·˚
Como ya se había vuelto costumbre, Namjoon iba a ver a Seokjin después de su última clase para pasar tiempo juntos, ya fuera en una cita o simplemente para conversar un rato en el parque cercano a la universidad.
El mayor estaba guardando sus cosas en su mochila cuando Wheein se le acercó por detrás para avisarle que su chico ya estaba esperándolo. Seokjin levantó el rostro e hizo contacto visual con su lindo novio, quien se encontraba a una distancia considerable, pero que aun así le dedicaba una suave sonrisa que resaltaba el par de hoyuelos que tanto le gustaban.
Sin querer demorarse, apresuró su accionar y se despidió de sus compañeros y de su mejor amiga, siendo correspondido al instante. No obstante, en el momento en que cruzó por la puerta de su salón, todo eso quedó en segundo plano, pues no tardó en ser recibido por el peligris.
El menor lo atrapó en sus brazos, dando una vuelta sobre sí mismo, deleitándose con la risa de su chico.
—Hola Namjoon-ah—Seokjin saludó, besando sus labios castamente. Ignorando el vitoreo de sus compañeros al interior de su clase. Ya estaba más que acostumbrado a ellos, porque desde que toda la universidad se enteró de su relación le daba igual mostrarse tan cariñoso con su novio—. ¿Cómo has estado?
—Muy bien, mi hyung precioso, pero quería que las horas se pasaran rápido para verte—confesó, acariciando la mejilla del pelimorado—. Ya sabes, me gusta aprovechar las dos horas libres que tienes para mí después de clases.
—Lo sé, lo sé. De todas formas, solo tenemos que resistir esta semana y ya. La presentación de mi proyecto será el viernes, y de ahí tendré más tiempo para compartir contigo después de la U.
—Créeme que lo espero con ansias, pero lo que más emocionado me tiene es que estamos a nada de salir a vacaciones.
—¡Tienes razón! —exclamó, masajeando los brazos del peligris—. Teniendo más tiempo disponible podemos tener citas más elaboradas... Algo como un picnic estaría muy bien para empezar, ¿no lo crees?
—La idea me parece estupenda, Jinnie. Pero por mientras vamos por ese helado que te prometí.
Namjoon se separó lentamente de su chico, ofreciéndole la mano para ir hacia su nuevo destino. No obstante, el susodicho lo detuvo, tomándolo del antebrazo.
—¿Qué sucede, cariño?
—Namjoonie, primero acompáñame a ver algo en mi casillero, ¿sí?
—Ohh... Está bien—aceptó con tranquilidad, recibiendo un beso en la mejilla como recompensa por parte del doncel.
—Gracias, hoyuelitos.
La pareja se distrajo conversando acerca de las clases de aquel día, con sus manos entrelazadas, mientras de fondo escuchaban los murmullos de la gente que los admiraba como la pareja más opuesta de la universidad. No es como si sus compañeros lo consideraran como algo malo, o lo juzgaran por ello. Simplemente era una unión que nadie esperó, pero a su manera combinaba muy bien y eso era lo que importaba para los tortolitos.
Llegaron al casillero del mayor que se encontraba solitario después de cinco minutos. Namjoon soltó la mano de su chico para que pudiera abrir el pequeño armario y sacar lo que sea que fue a buscar. Sin embargo, jamás se esperó que le pidiera que cerrara los ojos y extendiera sus manos cuando lo vio tomar una cajita.
—¿Acaso...?
—Sí, te preparé un regalo, Namjoon-ah—explicó, respondiendo a su duda, queriendo robarle un beso al ver lo tierno que se veía con el ceño levemente fruncido y sus parpados completamente cerrados—. Espero te guste muchísimo.
—Pero yo no te preparé nada bonito—se quejó, sonando inconforme por no poder retribuirle a su chico—. Si me hubieras avisado yo...
—Obvio no, esa no era mi intención, mi amor. Solo acéptalo. Tampoco es la gran cosa, y no sé porque te llama tanto la atención si tú también sueles regalarme chocolates—le recordó, divertido.
—Bien, tú ganas.
Su chico tenía razón, así que aceptaría el detalle con el corazón agradecido.
—De acuerdo, entonces procederé a quitarle la tapa a la cajita y luego contaré hasta tres para que abras tus lindos ojitos.
El joven de anteojos asintió conforme y se concentró en la cuenta que Seokjin hizo.
De a poco abrió sus parpados y contuvo el aliento ante el tierno regalo que demostraba lo mucho que el mayor lo escuchaba cuando de sus gustos se trataba.
—La otra vez me comentaste lo mucho que te gustaban las plantas pequeñas y que tenías algunas de ellas, pero que a veces debías ponerte alarmas para no olvidar regarlas. Por eso me nació el deseo de regalarte un cactus, ya que son más sencillos de cuidar.
—Mil gracias, Jinnie, me encanta—confesó, detallando el tierno cactus con una pequeña florecita—. Lo cuidaré muy bien.
—Sé que lo harás. Me alegra que fuera de tu agrado, Namjoonie.
—Claro que sí, pero... ¿sabes qué me gustaría más?
—¿Qué cosa?
El peligris cerró la cajita y la dejó un momento en el casillero de su chico solo para atraer al susodicho hacia él, rodeando su cintura con sus brazos para poder plantarle un beso que fue muy bien recibido.
Seokjin mordió su labio inferior, jugando con su cordura como le encantaba hacer, provocando que el menor jadeara en su boca. Sintiéndose lo suficiente seguro para responderle al estar solos en el amplio pasillo, introduciendo su lengua para travesear con la ajena.
Su química era demasiado fuerte, y decir que no disfrutaban esos momentos sería mentir, por eso los aprovechaban al máximo.
Estuvieron así de juntitos por casi un minuto, hasta que el joven de anteojos escuchó unos pasos acercándose, por lo que con pesar se separó del mayor. Admirando su lindo rostro sonrojado, pasando sus pulgares por sus mejillas rojitas y uniendo sus narices en tierno beso esquimal.
—Ahora si podemos irnos, cariño.
Después de un asentimiento por parte del joven de hombros anchos, el par de enamorados salió del establecimiento educativo para tomar un autobús que los dejaría lo más cerca de la heladería a la que irían.
En menos de veinte minutos habían llegado a dicho lugar, tomando asiento en una mesa lo suficientemente alejada para conversar con tranquilidad y disfrutar los helados que pidieron con anterioridad.
Sorprendiéndose al ambos haber escogido el icónico sabor a chocolate.
—De verdad no puedo creer que disfrutemos de helados con sabores tan sencillos, por un momento creí que elegirías algo más—expresó Namjoon, llevándose una porción del cremoso helado hacia su boca—. Lo digo porque me dabas esa impresión, sin ofender...
—Siempre he sido así, Namjoonie. Prefiero lo tradicional antes que las mezclas raras como el chocolate con menta.
—Un sacrilegio, ¿verdad? —el estudiante de historia se rio y el mayor afirmó con un movimiento de cabeza. - Ese helado no debería existir porque...
—Se siente como comer pasta de dientes con chocolate, ¿cierto?
—Exactamente—el peligris se sonrojó al coincidir con su pareja, cada día sorprendiéndose ante su innegable conexión con detalles tan insignificantes como esos—. Me comprendes a la perfección, Jinnie hyung.
—El sentir es el mismo, hoyuelitos—admitió con una sonrisa en sus labios después de probar su helado—. No me gusta para nada ese sabor, pero tengo un primo llamado Jungkook que lo ama. Yo sinceramente no lo entiendo, así que a veces lo molesto con ello—relató con la diversión latente en su voz y luego advirtió—. Pero dejemos de charlar tanto o nuestros helados se derretirán y crearemos un desastre.
—Sí, bonito, paremos antes de que sea muy tarde.
Y así fue como aquella salida en la colorida heladería contribuyó a crear un nuevo recuerdo que sería atesorado por la pareja. Aunque lo cierto fuera que sería uno de los muchos que conseguirían conforme el tiempo fuera avanzando.
Cada uno de ellos grabándose con tinta imborrable en la mente y corazones de los enamorados.
Por fin el día había llegado y Seokjin no podía sentirse más ansioso.
Su proyecto sería presentado a toda su clase. Las ilustraciones que realizó para la leyenda del príncipe y el campesino serían vistas por primera vez, y de eso dependería parte de su calificación final.
Sus padres le dieron los mejores ánimos, pero ni siquiera eso ayudó a disipar sus nervios. Por eso solamente le quedaba confiar en los ensayos que había practicado con Namjoon, quien se ofreció a ayudarle con verdadero gusto.
Ah, justo ahora lo necesitaba tanto para que fuera su apoyo moral.
Y que al final le felicitara dándole muchos besitos en el rostro.
El joven de cabellera morada hubiera continuado recordando esos buenos momentos de no ser porque de reojo vio como alguien entraba a su salón.
Grande fue su sorpresa al encontrarse de frente con su novio. Luciendo tan atractivo como siempre, con el cabello ordenado, sus anteojos remarcando esa mirada de dragón. Vistiendo una camisa celeste que hacía resaltar sus músculos, su pecho cubierto por un chaleco de lana gris y un pantalón de tela que cubría sus largas piernas.
—N-Namjoonie, ¿qué haces aquí?
—¿No estás feliz de verme, Jinnie?
Ni bien hizo esa pregunta, sus compañeros comenzaron a silbar y Wheein soltó un chillido emocionado, pero la diversión poco les duró al ser callados inmediatamente por el profesor Lee.
—No sean maleducados, chicos—musitó el hombre—. Su compañero Namjoon me pidió que lo dejara participar de nuestra clase con fines educativos.
—Fines educativos dice, quería venir a apoyar a su noviecito—bromeó uno de los estudiantes y el maestro rodó los ojos.
—Por los motivos que fuera. Está aquí con la condición de que debe presentar un informe para su profesor al que le pidió permiso, así que compórtense, ya no son chiquillos de secundaria.
Los compañeros de Seokjin dijeron que sí al unísono y acto seguido, todos continuaron en su propio mundo mientras esperaban a que el proyecto fuera instalado para comenzar la exposición de los proyectos.
—Tienen cinco minutos para conversar antes de que demos inicio, ¿bien?
La pareja asintió a lo dicho por el profesor del estudiante de diseño gráfico, y cuando se alejó considerablemente, el pelimorado inició una conversación en susurros con el menor.
—¿Cómo lograste convencer a alguien como el profesor Lee?
—Creo que se lo dije cuando estaba de muy buen humor, y supongo que también influyó que le propusiera que haría un informe que respaldara todo lo que veríamos aquí—confesó con una pequeña sonrisa—. Lo mismo va para mi profesor, aunque no es por tirarme flores, pero soy uno de los estudiantes a los que no podría negarles nada.
—De verdad eres impresionante.
—Solo por ti, mi luna. Tú eres la razón por la que quiero hacer todo tipo de locuras.
—Namjoonie...
Las mariposas en su estómago no pareaban de revolotear gracias a esas dulces palabras. Nadie podía juzgarlo por ello, porque Seokjin definitivamente tenía una debilidad por el apodo que su chico le había dado, basándose en la leyenda que los unió, pero dándole su propio significado.
Namjoon lo estaba usando hace relativamente poco, pero no por eso el efecto era menor. Ya que se sentía tan lindo como la primera vez. Y hasta de cierta forma, le calaba tanto en el corazón, como si fuera algo tan familiar para el joven de piel nívea.
Ya que, según las propias palabras del menor, este lo denominó como su luna porque Seokjin se había vuelto su satélite, porque lo atraía con una increíble intensidad y sin él creía que su mundo podría perder el sentido.
Cualquiera diría que sus palabras podrían sonar exageradas dado el poco tiempo que estaban juntos, pero para Namjoon no era así. Porque eso era lo que sentía y se había propuesto ser sincero con el único fin de que nunca más hubieran malentendido entre ellos.
Ese día el doncel quiso llorar ante lo dicho por el peligris, porque fue mucho para su sensible corazón, pero lo que terminó por dejarlo en el piso fue que lo comparara con el príncipe de la leyenda. Y eso sin querer le recordó a su abuelo, quien cada vez que podía le repetía que se volvería alguien digno de admirar por lo fuerte e inteligente que era, por su capacidad de no rendirse y su gran corazón.
Por lo que aquella tarde, el joven de hoyuelos terminó limpiando las lágrimas y mocos de su chico, pero con el rostro lleno de besos, lo que lo hizo sumamente feliz.
—Hazlo como lo practicamos, Jinnie. Te prometo que harás un gran trabajo—prometió, dejando un beso en los nudillos ajenos. - No te estreses de adrede, ¿ok?
—Eres el mejor, cariño. Gracias. Confío en tus palabras.
—Ese es mi lindo, hyung.
Solo con tenerlo a su lado ya se sentía invencible.
Ya no había marcha atrás.
Por lo que sí o sí obtendría la mejor calificación como anheló desde el principio.
Continuará...
Amé este capitulo, pero los que vienen son tan asjidhlxh. Espero les haya gustado, si gustan pueden seguirme en IG donde les informo acerca de mis fics y hago dinámicas, me encuentran como kamieshiro.
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