༊*·˚Capítulo dos ༊*·˚
Decidido. Así se encontraba Seokjin aquel lunes por la mañana. Su fin de semana había sido tranquilo, pero el pelimorado se encontraba más que ansioso por encontrar a Jackson y conversar con él acerca de su proyecto.
La noche anterior el doncel le escribió un mensaje al susodicho, y para su suerte este había aceptado gustoso. Por lo que cuando acabaran sus clases en la universidad, se reunirían en la cafetería para una charla amena.
Aquel rubio pidió detalles ante tanta insistencia del mayor, pero este se contuvo y le pidió que fuera paciente. A lo que Jackson no le quedó de otra más que aceptar.
Cuando la profesora Choi les dijo a sus alumnos que podían retirarse, Kim se incorporó apresuradamente, despidiéndose de su amiga Wheein, a quien le dio la excusa de que tenía unas cosas que hacer y que por eso no podría irse con ella a tomar el autobús de regreso a casa.
La fémina no le dio mucha importancia, sin antes pedirle que tuviera cuidado y que le avisara cuando llegara a su hogar. Para finalmente irse por su propio camino cuando observó a su amigo desaparecer de su campo visual.
Seokjin a toda prisa se dirigió a la pintoresca cafetería de su universidad, y tomó asiento en una de las mesitas que daban a un bonito ventanal con vista al campus. Notando que había llegado antes que la persona se suponía sería su salvación para el proyecto encargado del señor Lee.
Sus manos sudaban y su pierna se movía por pura inercia, temiendo que Jackson se negara. Ya que como estudiante universitario cada minuto valía oro, y existía la posibilidad de que el rubio le expresara amablemente que no podía gastar el tiempo que tenía para hacer sus propias actividades extracurriculares en una colaboración de la que ni siquiera obtendría una calificación.
Sin embargo, Seokjin quería confiar en el poder de la amistad, o a última instancia en una jugada desesperada le ofrecería recompensarlo con alguna salida, regalo o lo que sea que el chico de las fiestas quisiera.
Cinco minutos más tarde escuchó como alguien se acercaba, y cuando volteó para encarar al susodicho, se encontró con la brillante sonrisa del joven de piel tostada.
—¡Jin hyung! ¿Cómo estás? —saludó, ofreciendo su mano para que el mencionado la chocara.
—Yo me encuentro muy bien Jackson, gracias por preguntar—con amabilidad le devolvió el gesto y le regaló una pequeña sonrisa—. Siéntate por favor.
El rubio hizo caso, y acomodó su mochila en el respaldo de la silla.
—Dime hyung, ¿para qué soy bueno? —le cuestionó poniendo sus brazos sobre la superficie de la mesa, con una ceja levantada que demostraba lo expectante que se encontraba—. No me imaginé que alguna vez pudieras contactarme con tanta insistencia, por eso tu mensaje me sorprendió gratamente. No es que lo viera como algo imposible, pues somos amigos, pero tú me entiendes...
—Sí, lo sé, ambos somos de carreras distintas, y la mayoría de veces en las que conversamos muchísimo se dan en las fiestas de la universidad, pero te tengo en alta estima Jack, así que no le des muchas vueltas al asunto, ¿sí?
—Claro... Como tú digas, hyung.
—No me hagas arrepentirme de esto, es un asunto serio—le retó con un puchero en los labios al ver que el semblante intrigado había cambiado por uno más relajado y divertido—. Por favor.
—Ok, ya me calmo.
—Bien, pero antes de iniciar nuestra charla, ¿te apetece tomar algo? —el mayor le cuestionó a su dongsaeng—. ¿Un café, un jugo o un té helado?
—Estoy bien por el momento, mejor cuéntame el motivo por el que estamos aquí.
—De acuerdo—Seokjin soltó un suspiro y levantó su mirada, conectándola directamente con la ajena. - Como parece ser que eso es lo que más te intriga, te lo diré todo.
Con un ademán, Jackson le incitó a que continuará con su monologo.
—Necesito tu ayuda de manera urgente. Solo tú puedes brindarme la magnífica solución a mis problemas—expresó con auténtica convicción—. Uno de mis profesores, el señor Lee, nos dijo que debíamos hacer un proyecto en el que hiciéramos diversas ilustraciones sobre un tema en particular, y yo he decidido hacerlo de una de las tantas leyendas que el país posee. Este trabajo es muy importante para mí calificación final, así que necesito ser de los mejores.
—Comprendo...pero, ¿qué tengo que ver yo con eso?
—¿Cómo me dices eso, Jack? ¿Acaso no es obvio? —interrogó como si fuera lo más obvio del mundo, pero al notar que la cara de confusión del joven de piel tostada era verdadera, decidió aclararle el panorama—. Estudias para ser un buen historiador, nadie mejor que tú para prestarme su ayuda.
—Ohh...No lo sabías, ¿verdad?
—¿Que no sé? —interrogó con temor al escuchar lo dicho por Jackson—. Me estás asustando Jack.
—No es nada malo, Jin hyung, es solo que...
El rubio un tanto avergonzado bajó la cabeza, y tomó una bocanada de aire antes de soltar esa verdad que creía que todos en su universidad ya conocían.
—¿Qué...?
—Hace un semestre atrás dejé la carrera de historiador para dedicarme al derecho.
—¡¿Perdón?!
Seokjin se levantó de golpe de la mesa, con la mandíbula desencajada y el corazón a punto de salírsele por la boca. ¿Cómo esto podía ser posible? ¿Acaso la desgracia le perseguía? Tal parecía que sí, o al menos en esta ocasión así era.
Y si no se le ocurría una pronta solución, sí o sí debería decirle adiós a su magnífica calificación.
—Sí, eso que escuchas hyung. Fui de los estudiantes que a más de media carrera dejaron de engañarse con que debían continuar con ese camino. Ser historiador nunca fe lo mío, solo lo seguí por presión y para mi suerte pude aprobar el examen en la facultad de derecho, así que nuevamente estoy comenzando de cero, pero siendo feliz con lo que elegí por mí mismo.
—Vaya... Eso no me lo esperaba—confesó, relajándose visiblemente como para volver a tomar asiento. Era una suerte que la cafetería estuviera prácticamente vacía. ¿Qué significaban unas pocas miradas ante su pérdida de compostura? Nada.
—Lo siento.
—No te preocupes Jack, no es tu culpa—le consoló—. Yo tengo la culpa por no preguntar antes, es solo que jamás se me pasó por la mente algo así, pero si esa decisión fue para bien, me alegra que la hayas tomado.
—Gracias, hyung. Fue difícil, pero conté con el apoyo necesario y ahora estoy en paz.
—Eso es bueno, quédate con los buenos comentarios e ignora los malos. No es un pecado lo que hiciste, así que mantén la frente bien en alto por querer ir detrás de lo que verdaderamente te apasiona.
—Gracias, Jin hyung.
—Entonces lo mejor será que nos vayamos—sugirió, tomando su mochila para levantarse e irse—. Debo seguir buscando una idea para mi proyecto.
—¡Espera hyung!
La voz del estudiante de derecho le detuvo en seco, por lo que Seokjin le encaró una vez más.
—¿Qué sucede?
—Que yo no pueda ayudarte no significa que no tenga a la persona ideal para este trabajo—aseguró con una pequeña sonrisa. En su mente apareció el rostro de un inteligente peligris que se caracterizaba por ser muy dedicado a cada una de las cosas que se proponía, tan parecido en ese aspecto al doncel frente suyo—. No te vayas, tengo información útil para ti, confía en mí.
—¿De acuerdo?
A pesar de estar un tanto dudoso por aquella afirmación, el pelimorado decidió confiar en lo dicho por su dongsaeng. Jackson no ganaba nada jugando con algo así, por lo que no estaba de más darle el mérito de la duda.
—Bien, entonces escucha esto con mucha atención...
El joven de cabellos morados iba con dirección a la gran biblioteca que su Universidad poseía. Ayer en la tarde por una milésima de segundo había creído que su deseo de tener un buen proyecto se iría directo a la basura, pero gracias a las palabras de Jackson se sentía nuevamente confiado.
Y es que el rubio le contó que tenía un buen amigo que no se negaría a ayudarle por lo que con gusto le pasaba su contacto. Seokjin muy felizmente aceptó dicha proposición, pues la emoción le ganó al escuchar de la boca de Wang que los mismos profesores nombraron como "el próximo mejor historiador que Corea del Sur podría tener" a aquel joven. Ya que aparentemente era muy apasionado cuando se trataba de investigar y recopilar información histórica.
En pocas palabras, con cada una de sus acciones demostraba que se tomaba muy en serio la profesión que anhelaba ejercer y sobre todo adoraba que más gente se interesara en las maravillas que los libros viejos y empolvados podían ofrecer.
Sin embargo, Seokjin le rogó a Jackson que le avisara a su amigo con antelación lo que iban a hacer. Porque le daba un poco de vergüenza escribirle de la nada, ya que, aunque no lo pareciera el doncel era tímido con las personas desconocidas, mucho más en el ámbito virtual.
El estudiante de derecho aceptó gustoso, y también le expresó que cuando hablara con su amigo, le pasaría su ubicación exacta para que pudieran conocerse y hablar cara a cara sobre el trabajo de Seokjin.
Así que ahí estaba, yendo en búsqueda del chico del que solo conocía su nombre y amor por la historia. Aunque claramente Jackson especificó algunas de las características físicas del involucrado, ya que lo menos que quería era que Seokjin se equivocara de persona.
De todos los lugares en los que pudieron concretar su encuentro, el prospecto a historiador había optado por una biblioteca, y siendo honesto, rara vez Seokjin pisaba una, pues en su carrera no era tan necesario, porque cualquier información requerida la podía sacar de sus propios libros o de Internet. No obstante, haría todo lo que fuera necesario para tener esa bonita calificación que le libraría de estrés extra en una de sus materias.
Saludó a la bibliotecaria y le preguntó por la sección de libros de historia, en donde se suponía aquel chico de cabellos grises le estaría esperando. La mujer le indicó con su dedo que dicha sección se encontraba al fondo, por lo que el doncel como una reverencia le agradeció y siguió su camino.
Acomodó un mechón rebelde que caía sobre su frente, y con una rápida mirada comprobó que su apariencia fuera la mejor, pues adoraba dar buenas impresiones la primera vez que interactuaba con alguien. Sus pies se detuvieron cuando finalmente encontró al casi historiador sentado, dándole la espalda, leyendo un libro de tapa gruesa que yacía en una mesa de caoba.
El joven de labios abultados aclaró su voz, llamando la atención del susodicho, quien volteó para mirarle fijamente. Sus ojos eran afilados a pesar de estar cubiertos por unos lentes, pero de cierta forma también se podía apreciar un bonito brillo en ellos.
—¿Eres Kim Namjoon? —preguntó y el contrario se incorporó con calma, sin dejarle de observar. Algo que provocó que sin querer a Seokjin la piel se le erizara.
Aquel peligris era jodidamente enigmático y atrayente.
Le gustaba.
—Sí, ese soy yo.
Continuará...
Espero les hayan gustado estos dos primeros capítulos, el fic no será muy largo, pero a pesar de eso me gustaría que le den mucho amor. Gracias por leer.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro