༊*·˚Capítulo diez ༊*·˚
—Esta leyenda es preciosa, y muy conmovedora, ¿no lo crees, Namjoon-ah?
—Lo es, es muy bonita a pesar de su trágico desenlace—concordó con una pequeña sonrisa de labios—. Pero Jin hyung, ¿con esta lectura comprobaste si es la historia que me comentaste?
—Sí. Esta es la leyenda que mi abuelo me leía cuando era más pequeño.
Seokjin ordenó las hojas entre sus manos, acomodándolas en el folder plástico color rosa, luego de leerla en voz alta para Namjoon y su persona.
—Supongo que te trajo buenos recuerdos de esa época.
—De eso no hay duda—El pelimorado aseguró, con su corazón cálido al evocar la remembranza de los momentos compartidos con su abuelo, y su primo Jungkook, quien también disfrutaba mucho de los relatos contados por el mayor—. Con razón al solo leer el titulo sentí el impulso de escogerla como una de las candidatas para mi proyecto.
—Y ahora será la leyenda que ocuparemos para realizar los últimos detalles con respecto a la investigación.
—Así es. Estoy ansioso por ello, pues este proyecto se convertirá en algo muy personal para mí.
—Me lo puedo imaginar, hyung. Se te nota en la cara la satisfacción por los resultados conseguidos.
Ante la declaración del peligris, Seokjin asintió con efusividad. Las dulces palabras de su abuelo reproduciéndose como una grabación dentro de su cabeza. Y es que, para ese hombre, su nieto era como el príncipe de la leyenda, y se lo recalcaba cada vez que podía cuando le leía aquel relato.
Ya que, según Hwan, su nieto era poseedor de un carácter empoderado, que no sabía cuándo rendirse, ni dejarse afectar por lo que los demás pudieran pensar sobre él, a pesar de ser un doncel.
Esos jóvenes que eran diferentes al resto solo por tener la capacidad de quedar en cinta. Los cuales la misma sociedad se había encargado de reprimir como lo han hecho por siglos con las mujeres.
Y aunque cuando el pelimorado perdió a su abuelo seguía siendo un niño, motivo por el cual su condición lo tenía sin cuidado, el mayor estaba confiando en que su querido Seokjin parecía ser lo suficientemente fuerte como para no inclinarse a lo que la gente esperaría de alguien como él.
Una persona muy dócil, que agachaba la cabeza y que solamente servía para las tareas del hogar. No obstante, vale recalcar que ese carácter tan definido se debía al constante apoyo de sus progenitores, quienes nunca le hicieron sentir de menos por su condición y le impulsaban a que fuera mil veces mejor que ellos.
Los tiempos habían cambiado, y era muy cierto que los donceles tenían más oportunidades en la vida que años atrás, pero seguía existiendo los conservadores con malas intenciones, que los seguían viendo como sus inferiores.
Por lo que los donceles no debían dejarse amedrentar, y día con día seguir demostrando su valía.
—Sí, ni como negarte lo feliz que estoy. Por eso aprovechemos a organizar los datos como en qué lugar se originó la leyenda, por cuales medios comenzó a ser transmitida y otras cosas más, para así poder comenzar a buscar desde nuestra próxima reunión, ¿bien?
—Está perfecto, hyung.
Namjoon estuvo de acuerdo con la petición del bonito doncel frente suyo. Su rostro era pacifico, pero su corazón guardaba una gran angustia. Porque conforme el proyecto avanzaba más y más, eso significaba que el tiempo compartido con el pelimorado era contado.
Todavía no sabía qué hacer. Seokjin parecía verlo solo como un amigo, por lo que eso le desanimaba en demasía. Era muy tímido como para declararse sin antes tener alguna mínima demostración que le provocara el coraje suficiente para arriesgarse a hacerlo, pues de no ser el caso, sentía que dañaría la amistad por sus bobos sentimientos.
Era un tonto que no sabía cómo expresar lo que sentía. Eso lo tenía más que presente.
Y esperaba que ojalá su situación no empeorara, o no sabría que hacer al respecto.
Tres días más habían pasado y se podría decir que ya solo faltaba realizar un informe con la última información recopilada por los universitarios. Seokjin estaba un poco triste por tampoco ver interés en Namjoon hacía él, y lo peor era que sin pretenderlo, el peligris a raíz de esta situación, había comenzado a portarse más reservado con el doncel. Ya ni siquiera les seguía a sus conversaciones, ni mucho menos se reía de sus chistes.
Lo que desvanecía sus ilusiones de chico enamorado.
Un día más, y ya no existiría más el proyecto que los había unido por varias semanas.
Sin embargo, quería confiar en que algo podría cambiar en un instante.
Namjoon no estaba muy diferente a Seokjin, por lo que se dejó consumir lentamente por la incertidumbre de lo que pasaría en el último día que compartirían.
No obstante, antes de dejarse llevar por completo por sus pensamientos, un mensaje inesperado llegó a su smartphone sacándolo de su ensoñación.
El peligris se acomodó en la suave superficie de su cama, quedando sentado, para así revisar de mejor manera su móvil.
—Hwasa...
El joven con hoyuelos curvó sus labios en una sonrisa, al ver que su expareja, a la que le seguía teniendo mucho cariño, le escribía a pesar de lo ocupada que seguramente debía estar, lo que le llenó de alegría, por lo que no se lo pensó dos veces antes de responderle.
"Hola, gracias por preguntar como estoy. Por el momento me encuentro bien, y ¿tú?"
"Me alegra leer eso. Yo también estoy de maravilla. Pero si te soy sincera, creo que nunca me acostumbraré a la diferencia horaria, aunque tampoco negaré que la universidad me tiene muy atareada. Aunque supongo que es normal para todos los estudiantes".
Sonriendo el moreno tecleó con rapidez.
"Me lo imagino, pero una oportunidad como la que obtuviste para estudiar en Estados Unidos era algo que no podías desaprovechar. Y tienes razón, por eso no nos queda más que seguir dando lo mejor de nosotros".
"Así es, pero dejando eso de lado me divierto mucho, porque siempre me ha gustado aprender".
"Eso es algo en lo que nosotros éramos muy parecidos".
Aceptó, esperando por leer la nueva respuesta de la fémina.
"No veo la mentira, Namjoonie. Desde muy chicos fuimos así, que por eso creo que nos volvimos novios".
"Puede ser, pero lo genial es que terminamos en muy buenos términos".
"Sí, y solo por ser chismosa es que quiero saber cómo vas respecto a ese tema".
Oh no. ¿Valdría la pena ser sincero con respecto a su situación actual o mejor evadía el tema?
"No hay nada que saber al respecto".
Tal vez su respuesta había sido cortante, pero el joven de hoyuelos ni siquiera meditó en el hecho de que su ex era un hueso duro de roer a la que no se podía convencer con facilidad.
"¿Por qué siento que me estás mintiendo, Kim Namjoon?"
"No lo hago, te lo juro".
"Júramelo por tu amor a la historia o no te creeré".
El peligris quiso golpear su frente con su mano, a modo de regaño por darle la peor arma que la morena podría usar contra él.
Soltó aire, y escribió velozmente un "Nunca te rindes, ¿verdad?"
La respuesta que consiguió llegó de inmediato acompañada de muchos emojis de risa.
"No, no lo hago. Así que suelta la sopa. Talvez pueda ayudarte".
"No lo creo, es complicado".
"No lo sabré hasta que no lo digas".
"Bien, tú ganas. Te contaré todo..."
Y solo eso bastó para que el joven de hoyuelos le cotara todo lo relacionado a Seokjin, y con cada palabra que escribía, Hwasa podía afirmar lo enamorado que estaba su amigo de aquel doncel de cabellos morados.
"Entonces, por falta de pruebas de que le gustes y por miedo a dañar su amistad, ¿es que no quieres decirle nada?
"¿Sí?"
"Déjame decirte que es la excusa más patética que he escuchado en toda mi vida. Eres mejor que esto, Namjoonie".
"Puede que para ti sea muy fácil decirlo, pero es una cosa muy distinta hacerla. Y antes de que me digas que como fue que pude declarar mis sentimientos a ti, eso se debió a que eras una amiga de años y me daba la confianza de hacerlo, porque de alguna forma tenía el presentimiento de que lo nuestro no se dañaría a pesar de iniciar una relación".
"No lo sé. No me convences. Yo sinceramente creo que debes ser sincero".
"Te prometo que solo veo malos resultados si hago eso".
"Pero a mi concepto es peor vivir con la incertidumbre de lo que pudo haber sido".
"Tal vez...Ya veré que hago, gracias por preocuparte por mi vida amorosa".
Expresó con sinceridad. Hwasa siempre sería una de las mejores consejeras que pudo tener en su vida.
"Un gusto. Solo quiero que seas feliz, y algo me dice que ese chico podría ser una pieza muy importante para ello. Así que no pierdes nada con intentarlo".
"Lo tendré en cuenta. Y si sucede algo, ya sabré a quien acudir".
"Es un honor leer eso. Nos leemos pronto Namjoonie, cuídate".
"Tú también, Hwasa. Adiós y mucha suerte en todo lo que hagas".
La fémina le envió muchas caritas sonrientes y la conversación dio por finalizada, dejando a un Namjoon más pensativo de lo normal después de las palabras de la morena. Quizá si tenía razón, pero el miedo seguía ahí.
Se dejó caer en el colchón, bufando por lo frustrado que estaba. Qué difícil era ser consciente de los sentimientos por otra persona. Pero lo más complicado era tener constancia de la probabilidad de ser rechazado.
Cerró sus ojos con fuerza, con el objetivo de que el sueño desapareciera todos esos pensamientos y esperando encontrar la respuesta correcta al día siguiente.
Continuará...
Se viene el momento más esperado por todos. Espero les haya gustado bastante, me ayudan mucho si recomiendan el fic.
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