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༊*·˚Capítulo dieciséis ༊*·˚

Seokjin logró desenvolverse en su exposición de la mejor manera. Relatando la leyenda que a estas instancias ya se sabía de memoria, consiguiendo que sus compañeros y profesor pudieran sentirse tocados por todo lo que les contaba acerca de la historia de amor entre el príncipe y el campesino.

Pasaron cuarenta minutos antes de que el pelimorado terminara, justo cuando la última preciosa ilustración del proyecto desaparecía, anunciando el final de la conmovedora historia. Namjoon observaba a su chico con orgullo, y por esa misma razón fue que se levantó de su asiento para aplaudirle.

El mayor le regaló una pequeña sonrisa tímida a su pareja cuando notó que gracias a su gesto, los presentes copiaron su accionar, felicitándolo con auténtico entusiasmo. Porque la leyenda escogida y las ilustraciones que la acompañaban habían sido una exquisitez visual y auditiva completamente única.

—Maravilloso trabajo, Seokjin—le felicitó el profesor Lee, uniéndose a los aplausos de sus alumnos. - Se nota el esfuerzo y amor que le pusiste de principio a fin.

—Muchísimas gracias, profesor—el joven hizo una reverencia mostrando su respeto y de paso, dejando a la luz su emoción por haber sido elogiado por el hombre—. Me gustó mucho hacer este proyecto.

—Se nota, por eso espera una muy buena calificación y desde ya te comento que será uno de los proyectos que se presenten en el evento que hacemos siempre por la culminación de un semestre.

Seokjin se llevó una mano a la boca, cubriéndosela porque en ese preciso instante formaba una "o" perfecta, mientras Namjoon le guiñaba un ojo desde su lugar. El joven de anteojos se lo esperaba desde antes, su chico se esforzó mucho como se lo propuso y ya estaba cosechando los éxitos de su ardua labor.

—¡Ese es mi amigo! —celebró Wheein, incorporándose para darle un fuerte abrazo al chico que se había quedado en estado de shock—. Literalmente nos tuviste al borde de las lágrimas, ¿no es así, chicos?

—Sí—apoyó otro de sus compañeros, mientras el resto asentía conforme con la respuesta que dio—. Nos dio un mensaje muy bonito, por eso llega a emocionar tanto. Además de crear consciencia y visualizar la situación de los donceles.

—En eso les doy la razón a los chicos—admitió el mayor con seriedad, y todos le dedicaron especial atención a lo que estaba por decir—. Lograste plasmar tanto en palabras como en dibujos lo triste que era la vida de los donceles en esa época. Porque a pesar de que esto ha cambiado con el tiempo, todavía siguen existiendo casos en los que siguen siendo vistos como humanos inferiores y proyectos como estos, pueden ser la herramienta perfecta para que la sociedad no olvide que es un asunto en el que hay que seguir trabajando.

—Sí, ese también era uno de mis objetivos. Me alegra mucho haber conseguido tan buenos resultados.

—Lo que se hace con dedicación, siempre lo obtiene, Seokjin—Lee dio una pequeña palmadita en el hombro del menor y luego pidió—. Ahora prosigamos con la siguiente exposición, por favor.

Wheein extrajo la USB de la laptop que yacía conectada al proyector, entregándosela a su amigo, quien se lo agradeció en voz baja. Ambos caminaron hacia sus puestos, sonriéndose con complicidad por ello. Y cuando Seokjin tomó asiento, lo primero que hizo fue lanzarle un beso a Namjoon que estaba unos puestos más atrás.

El moreno hizo como que lo atrapó y se lo guardó en el bolsillo de su pantalón, provocando que Seokjin riera lo más bajito que pudo, aprovechando que su maestro estaba distraído con otro de sus compañeros.

El pelimorado regresó su vista hacia delante y decidió concentrarse en la próxima exposición. Más tarde podría darle un beso de verdad como recompensa a su chico de hoyuelos. Porque estaba seguro de que, si él no le hubiera ayudado, su proyecto no sería el mismo.

Una hora y media más transcurrió antes de que el profesor Lee despidiera a sus estudiantes, avisando que los proyectos restantes se seguirían evaluando en próximas clases. Los presentes estuvieron de acuerdo, y no demoraron en comenzar a guardar sus cosas en sus mochilas para ir retirándose del salón.

Namjoon aprovechó para acercarse al mayor, esperándolo pacientemente a su costado para luego invitarlo a comer una pizza. El susodicho le regaló una breve sonrisa mientras guardaba sus cuadernos, escuchando de fondo como su amiga seguía felicitándolo por el proyecto presentado.

—En serio estoy muy orgullosa de ti, Seokjinnie. Tú siempre has sido muy creativo, que ahora siento que voy aquedar mal frente a la clase—dramatizó, haciendo negar con la cabeza al mencionado.

—Te estás volviendo una reina del drama. ¿Acaso no recuerdas que me dijiste que el profesor Lee te felicitó?

—Aishhh—se quejó, haciendo un puchero—. Tan solo quería ser un poco sarcástica, bro.

—No te queda, bonita—le respondió, molestándola—. Harás un buen trabajo, confió en ello.

—Está bien, creeré en tus palabras—la fémina terminó sonriendo, mientras se llevaba la tira del bolso a su hombro—. Gracias guapo—correspondió al halago con sinceridad—. Hasta mañana, disfruten su tiempo juntos tortolitos.

Wheein se despidió de la pareja con un ademán y tomó su propio camino, saliendo del salón hasta desaparecer del campo visual de Namjoon y Seokjin, de la misma manera en la que lo hicieron la mayoría de sus compañeros.

—¿Nos vamos, bonito?

—Sí, pero antes de eso, quiero hacer esto—tomó su cuaderno de apuntes de la mesa, cubriendo sus rostros de la vista de los últimos jóvenes que seguían en el salón, con el único objetivo de besar al estudiante de historia.

El peligris disfrutó de la dulzura de los labios rellenitos del mayor por unos segundos que se le hicieron eternos y le supieron a gloria. Sin que nadie les prestara atención, solo siendo ellos mismos en su burbuja de romanticismo.

—Ahora si podemos irnos, hoyuelitos—respondió cuando se separó, con una mirada coqueta que hizo acelerar el corazón impropio.

—Entonces sígueme, mi luna.

Namjoon le ofreció su mano, y el mayor la tomó con firmeza, después de colocarse la mochila en su espalda.

Disfrutando del cálido contacto, que nunca jamás deseaban perder.

La pareja estaba esperando que su orden fuera despachada en la pintoresca pizzería que el joven de anteojos había descubierto días atrás. Y que, desde ese preciso instante, ansió poder llevar al estudiante de diseño gráfico.

La conversación entre los enamorados se desarrollaba con esa naturalidad que los caracterizaba, hasta que el incesante sonido de una llamada llamó la atención del joven de cabellos grises.

—Contesta, cariño—incitó el mayor con tranquilidad a pesar de la interrupción—. Puede ser importante.

—Claro que sí, Jinnie. Muchas gracias.

Acto seguido, Namjoon sacó su móvil de su bolsillo y no pudo evitar sorprenderse al leer quien era el remitente de lo que en realidad era una videollamada.

—Es Hwasa... Y está haciendo una videollamada—informó, temiendo la reacción del pelimorado. No por algo raro, pero a pesar de que Seokjin estuviera enterado de su relación con la chica, existía la inseguridad sobre que pudiera pensar mal.

—¿Hwasa? ¿Tú amiga?

—Sí... La que también fue mi ex—aceptó, esperando ver lo que su chico le diría a continuación—. ¿Quieres que no conteste?

Antes de responder, Seokjin recordó a modo de flashback la conversación que tuvo con Namjoon acerca de esa chica que fue tan importante para él en un sentido romántico. Y aunque de cierta manera, se sintió celoso, como supuso el menor también lo hizo cuando le platicó acerca de sus ex, decidió escucharlo y darle prioridad a la confianza que estaban construyendo.

Porque, a fin de cuentas, lo que no es en tu año no te hace daño.

El peligris le supo expresar las razones por las que terminó con su relación, y le recalcó que por muy buenos momentos que compartió con la fémina, estos nunca se sintieron como los de una pareja, sino como amigos que simplemente pasaban el rato juntos.

No tenía razón para hacerle una escena o si quiera juzgar a la susodicha.

Él no un inmaduro, ni mucho menos prejuicioso.

Además de que Hwasa vivía lejos por sus estudios y solo cuando tenía tiempo le escribía o le llamaba a su chico, ya que eran buenos amigos y como un hecho a destacar, gracias a ella, el moreno se animó a confesársele.

Y eso era suficiente para creerle.

—Claro que sí, Namjoonie, no tienes ni que preguntarme.

—¿Seguro?

—Jamás te diría que lo hagas. No soy nadie para influir de esa forma en ti—aclaró, acariciando su mano sobre la mesa—. Porque sé la realidad de su relación, gracias a nuestra buena comunicación.

—Gracias, Jinnie. De verdad eres increíble.

—Lo sé, ahora respóndele con confianza. No me olvido que me dijiste que querías presentármela porque era importante para ti, ¿o ya cambiaste de idea?

Seokjin lo molestó un poco, pero el menor negó.

—No, solo pensé que no querrías que fuera algo de improviso.

—Para nada, siempre estaré dispuesto a conocer a las personas importantes y valiosas de mi dulce historiador. No importa el lugar o la hora, hoyuelitos.

Y solo eso bastó para que Namjoon tocara el botón de responder antes de que la videollamada se cortará.

—Hola Nam—saludó la chica, con una sonrisa adornando su rostro—. ¿Te llamó en mal momento? —le cuestionó al notarlo un poco nervioso.

—No, es solo que no estoy solo...

—Ohh, ¿estás con...?

—Sí, y aprovechando la ocasión, los voy a presentar—anunció, sin esperar una respuesta por ninguno de los dos involucrados, moviendo su móvil para que el pelimorado pudiera verse por la cámara—. Jinnie, ella es Hwasa, una buena amiga, y Hwasa, él es Jin, mi querido novio.

—Es un placer conocer, Jin-ssi—expresó, manteniendo su sonrisa—. Nam me ha dicho maravillas acerca de ti.

—El gusto es mío—correspondió con amabilidad—. Namjoonie también me ha hablado muchas cosas buenas.

—Me alegra saber eso. Y supongo que, si ya me conocías, es porque ya estás al tanto de que en el pasado fuimos novios, ¿cierto?

—Sí...

El pelimorado no comprendía muy bien porque sacaba ese tema como si nada, pero no quería sentirse atacado por ello. Ya que la fémina no parecía decirlo con mala intención. Mientras Namjoon estaba igual o más confuso. Sin saber si intervenir o continuar de espectador.

—Lo sacó a colación porque no quiero que te sientas raro conmigo. Lo de Nam y yo ya fue, está más que enterrado—puntualizó muy convencida de sus palabras—. Soy su pasado, tú eres su presente y espero su futuro, porque mi amigo aquí presente está completamente loco por ti.

—Entiendo... Bueno, es muy valiente de tu parte que lo digas de frente—le halagó, sonriéndole de vuelta—. En serio lo valoro mucho.

—No es nada, de verdad me gustaría que nos lleváramos muy bien y puedas verme como una amiga a futuro.

—Espero que así sea, Hwasa-ssi.

Después de esas respuestas, Namjoon pudo respirar en paz al percibir como la tensión inicial desaparecía por completo entre esas dos personas que tanto marcaron su vida. No de la misma manera, ni con la misma intensidad, pero que sí o sí lo habían hecho.

Una hora se pasó en un abrir y cerrar de ojos, a la par en la que la pareja disfrutaba de su pizza compartida mientras continuaban la amena charla con la fémina de cabellera oscura.

La susodicha estaba más que encantada con Seokjin, y el pelimorado podía afirmar que a cada minuto que pasaba, confirmaba que Hwasa era muy buena persona. Era tal cual su chico la describió y se notaba a leguas que lo único que los unía era una amistad de las buenas. De verdad se sentía feliz por haberle dado su confianza a ambos.

Tan bien se estaban llevando que en menos de media hora los honoríficos habían desaparecido y se trataban con total confianza.

—Eres un amor, Seokjinnie. Haz muy feliz a Nam, ¿sí?

—Te prometo que haré mi mayor esfuerzo, linda.

—Y tú—señaló al joven de anteojos desde el otro lado de la videollamada, tratando de verse amenazante—. Si haces algo mal, te juro que vuelvo a Corea y te lo quitó Kim Namjoon.

El joven de piel nívea se permitió reír con ganas por las ocurrencias de la fémina. Sin embargo, se detuvo al sentir unos fuertes brazos rodearlo por la cintura.

—Eso sí que no—determinó Namjoon con una expresión llena de seriedad—. Jinnie es mi novio y lo será por mucho más. Jamás me atreveré a meter la pata como para perderle.

—Así se habla, eso era lo que quería escuchar—le animó la chica, contenta por la determinación del peligris—. Les deseo lo mejor chicos, hacen una pareja preciosa.

—Gracias, trataremos de continuar así, ¿cierto, cariño?

—Por supuesto que sí, Jinnie.

—Tan lindos—expresó la chica, y en ese preciso instante pareció alarmarse al ver su reloj—. Dios, el tiempo se me pasó volando. Estoy a nada de perderme una de mis clases.

—Lo despistada no se te quitará nunca al parecer.

—Jamás, Nam. Jamás—respondió con diversión—. Es hora de despedirme, espero pronto poder volver a conversar con los dos juntos. Me encantan.

—Igualmente—admitió el doncel, mientras el menor sonreía auténticamente—. Gracias, cuídate mucho y suerte en tus estudios.

—Mil gracias. Adiós—con un ademán se despidió y la videollamada finalizó. Dejando a los enamorados con unas expresiones tranquilas en sus rostros.

—¿Y qué te pareció?

—Es un encanto. Entiendo la razón por la que creíste que funcionarían para una relación. Hwasa es muy dulce y no creo que puedas aburrirte con alguien como ella.

—Sí, pero ya no nos cabe duda de que funcionamos mejor como amigos—aseguró, acomodando su barbilla en el hombro ajeno—. Aunque le estaré eternamente agradecido por ser quién me motivó a arriesgarme contigo, mi luna.

—Deja de ser tan lindo—le reclamó, fingiendo molestia—. Le haces mal a mi corazón.

—Jamás, porque nunca creo poder cansarme de expresar lo mucho que significas para mí, Jinnie.

El mayor soltó un suspiro enamorado, y aprovechando que no había casi nadie en el restaurante, besó al peligris con su amor desbordado en medio de aquel tierno contacto entre sus belfos.

Con cada día que pasa reafirmaban que dejarse llevar fue lo mejor que les pudo haber pasado, y difícilmente eso cambiaría en el futuro.

Porque historias de amor como esas son irrepetibles e inolvidables.

Continuará...

Disculpen la demora, me surgió algo y no pude publicar el capitulo más pronto. Gracias por leer, espero les haya gustado mucho.Y amaran mucho la actitud de apoyo incondicional de Nam hacia Jin, y sobre todo, la manera en cómo hasta se desenvolvió. Nos leemos pronto, cielitos.

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