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༊*·˚Capítulo dieciocho ༊*·˚

Decir que los padres de Namjoon amaron a Seokjin y viceversa, era decir muy poco. Porque desde el momento en que el joven de cabellos morados se presentó, los progenitores del estudiante de historia se quedaron encantados al comprobar que el susodicho era tal y como su hijo lo había descrito.

Amable, dulce, respetuoso, conversador y muy elocuente.

En cambio, en el caso del menor, los padres del doncel fueron testigos de la manera tan atenta y protectora con la que el peligris trataba a su retoño. En los ojos del moreno se podía apreciar el auténtico cariño que se desbordaba con solo escuchar a su hijo hablar.

No obstante, la cereza del pastel fue cuando los mayores interactuaron con total naturalidad en un restaurante lujoso que la familia de Namjoon había escogido para seguir con su encuentro luego de que salieran de la universidad.

—Hiciste un maravilloso trabajo con tu proyecto, Seokjin-ah.

La madre de su chico fue quien decidió tocar aquel tema, regalándole una suave sonrisa con la que el doncel pudo visualizar esos lindos hoyuelos que el menor había heredado de la fémina.

—Muchas gracias por el halago, señora Kim...digo, madre—se corrigió al instante, pues de parte de los progenitores de ambos habían quedado de tratarse de esa forma mucho más confianzuda. A la pareja le tomó por sorpresa, aunque tampoco reprocharon nada porque les agradaba mucho la idea de que por los dos lados estaban siendo gratamente recibidos—. Nada de ese proyecto hubiera sido posible si no conseguía el apoyo de Nam.

—Eres un encanto. No hay duda que han hecho un gran equipo.

Seokjin se sonrojó mucho más ante los constantes halagos de la fémina, mientras agradecía repetidas veces enterneciendo al joven de anteojos.

—No veo la mentira, mamá. Jinnie y yo nos acoplamos muy bien, por lo que el proyecto logró ser plasmado de la manera más adecuada para transmitir un buen mensaje.

—Sí, eso se puedo notar a primera vista, hijo—coincidió el papá del peligris—. El trabajo investigativo que realizaron en conjunto y las ilustraciones de Seokjin son preciosas. Está muy merecido que pudiera ser presentado a toda la universidad, porque esa leyenda también sirve para concientizar la situación de los donceles.

—Ese fue uno de los detalles que más me convencieron para escogerla, dejando de lado lo linda y conmovedora que es la historia de los protagonistas.

—Pero hijo, cuéntales que también fue porque se trataba de la leyenda que tu abuelito te contaba años atrás—su madre expuso esa información y su marido aportó un detalle extra—. Lo que pasa es que mi suegro amaba las leyendas, y no había mejor cosa para él que sus nietos las escuchara.

Seokjin asintió de acuerdo con esas palabras, más que contento de poder hablar más acerca de esos detalles.

—Mis padres tienen razón. Si bien al principio tuve muchas opciones de las que pude escoger, me decidí por esta por el simple hecho de que me causaba cierta nostalgia. Y ahí fue cuando recordé el relato que mi abuelito me narraba cada vez que lo visitaba.

—Ohh, eso es muy tierno. - expresó el padre de Namjoon con sinceridad—. Con más razón debes estar orgulloso por tu excelente proyecto.

El susodicho afirmó con la cabeza, sintiendo la mano de su chico entrelazándola con la suya por debajo de la mesa. Demostrándole lo contento que estaba con la reacción de sus padres hacía él, pues lo habían aprobado de todo corazón.

La comida llegó a su mesa poco después de esas amables palabras. Mientras que las dos familias continuaban conversando de cosas banales que garantizarían conocerse más a fondo. Hablaron de los trabajos de los mayores, algunas anécdotas y de lo felices que estaban por finalmente saber quiénes eran las personas que hacían suspirar de amor a sus hijos.

Dos horas se les pasaron muy rápido hasta que cada familia tuvo que despedirse para tomar su propio camino, con la promesa de repetir otra de esas salidas. Solo que esta vez sería una invitación por parte de la familia del doncel.

Porque entre mayores se habían caído tan bien al notar que compartían muchas cosas. Por lo que tanto Namjoon como Seokjin estaban más que ilusionados con la idea de que pudiera ser el comienzo de una bonita amistad.

Todo indicaba que los buenos augurios no pararían conforme su relación siguiera avanzando.

Las calificaciones fueron publicadas de forma oficial en la plataforma de la universidad de la pareja, probando que podrían disfrutar de sus vacaciones antes de que el nuevo semestre iniciara. Los mencionados decidieron celebrar saliendo a un parque de diversiones que marcaría el inicio de un mes en la que se la pasarían disfrutando juntos de lindas citas debidamente planeadas.

Ese día Seokjin se arregló con el último conjunto de ropa que compró junto a su progenitora. El cual constaba de un overol de mezclilla, unos tenis blancos y una camiseta morada que combinaba con el vibrante color de su cabello. Su madre lo felicitó por la elección, alegando que se veía precioso como siempre.

El menor sonrió con ilusión y ansias de poder recibir esos mismos halagos por parte de su querido novio, quien no tardaría en llegar en menos de media hora.

Y como si su deseo fuera escuchado por alguien, el timbre de la casa resonó alertando a su madre y a él que se encontraban en la habitación del pelimorado.

—¡Llegó! Me voy, mamá—musitó, tomando sus llaves y dejando un beso en la mejilla de la bonita mujer—. Cualquier cosa te llamo.

—Vayan con mucho cuidado y diviértanse.

Su progenitora se despidió con un ademán, mientras su hijo salía a toda velocidad por la puerta, en búsqueda del ansiado encuentro con su novio. Sin embargo, el doncel frenó sus movimientos cuando vio que su padre había sido el que recibió a Namjoon.

Por un instante temió que el susodicho quisiera infundirle miedo al peligris, pero luego recordó que su padre estaba muy tranquilo con respecto al joven de anteojos y hasta le había dicho que le pareció un gran chico, por lo que quiso convencerse de que no era nada grave.

Pero lo cierto es que, como hijo, uno nunca sabe si a su padre le saldría el instinto sobreprotector.

Namjoon alcanzó a verlo y su rostro enamorado por lo lindo que se veía fue lo que lo delató frente al mayor.

—Hijo, justo iba a avistar que Namjoon-ah vino a verte.

—S-Sí papá, gracias. Fue suficiente con escuchar el timbre.

—Tienes razón, Jinnie—concordó el hombre, dejándolo pasar por su lado para que se colocara junto a su pareja, saludándolo con un beso en la mejilla bajo la atenta mirada de su padre—. Me cuidas mucho a mi niño, ¿sí?

—Por supuesto, más que a mi vida.

Namjoon realizó esa promesa, mientras tomaba la mano ajena. Recibiendo una sonrisa como aprobación por parte de su "suegro".

—Bueno papá, entonces ya nos vamos.

El mayor asintió con un movimiento de cabeza, despidiendo con cariño a la luz de sus ojos mientras cerraba la puerta de su hogar.

—Oye cariño...

—¿Qué sucede, mi luna?

—¿Mi papá te dijo algo? —cuestionó preocupado luego de que tomaran el autobús en la parada más cercana—. Si fue así, no le hagas caso. No entiendo porque te diría algo si se supone que ya aceptó lo nuestro. No lo dice de mala manera.

—No te preocupes, Jinnie. Ni se te ocurra enojarte con él, porque yo sería igual o peor de papá—explicó con confianza—. Es una suerte que le caigo bien.

—¿De verdad? —inquirió, dejando de lado la preocupación inicial para darle paso a la curiosidad—. No lo imagino...

—Créelo, luna. Mucho más si mis pequeños serán tan lindos como tú.

Seokjin abrió los ojos en grande. ¿En serio Namjoon había dicho eso con tanta confianza? Su corazón se aceleró con fuerza ante la sutil insinuación. Él quería hijos, y si la oportunidad se daba, los tendría sin pensarlo dos veces. Sin embargo, le pareció muy dulce de parte de su chico que sin querer le hiciera saber que ser padre si estaba en su plan de vida.

—Ya veo. Igual habrá que esperar para ese momento... —comentó, sonriendo avergonzado—. Pero dejando eso de lado, dime que te dijo.

—Nada malo, cariño. Te lo juro. Es solo un padre preocupado por su lindo hijo.

El doncel suspiró. No le quedaba más que confiar en el moreno. Y sí le decía que había sido de esa forma, así tuvo que haber sido.

Namjoon estuvo más tranquilo después de que su chico dejara de insistir, rememorando la pequeña charla con el señor Kim.

Mi hijo me contó que a partir de hoy comenzarán a salir casi todos los días por mucho más tiempo. Así que antes de que eso suceda, quiero aclararte unas cuantas cosas, Namjoon-ah.

Lo escucho padre...

Ambos son lo suficientemente grandecitos como para saber que harán en ese tiempo libre. Sé que eres un buen chico, confió en lo poco que te he conocido. Sin embargo, espero que puedas respetar de la forma más adecuada a mi hijo.

Para el estudiante de historia no fue difícil encontrar el mensaje implícito detrás de esas palabras. Pues el papá de su chico se refería a que ellos pudieran hacer unas cuantas cosas estando solos. No había que ser un genio para descifrarlo. Querer tener relaciones con tu pareja era completamente normal. Pero siendo sincero, Namjoon quería que fuera especial. A fin de cuentas, se trataba de su primera vez con su luna.

Jamás haría algo malo contra Jinnie. Se lo juromusitó con determinación—. Por más enamorado que esté. Prefiero cortarme las manos antes de hacer algo que pudiera perjudicarlo. Pierda cuidado con eso.

Eso me tranquiliza hijo. Muchas gracias.

El hombre palmeó el hombro del joven de anteojos, y en ese preciso instante su adorado Seokjin hizo aparición.

El peligris no tenía razón para preocupar de adrede a su chico. Así con eso mente, se esforzaría para que el doncel se concentrara en el maravilloso día que tendrían por delante y los que vendrían a partir de ahora.

El autobús paró justo en frente del majestuoso parque de Lotte World. La pareja completamente animada compró sus boletos e ingresó al amplio y colorido complejo, donde crearían los más memorables recuerdos.

Durante el pasar de las horas, Seokjin y Namjoon se subieron a incontables atracciones, desde la montaña rusa, el carrusel, la rueda de la fortuna hasta la casa de los sustos. En los cuales aprovecharon a tomar varias fotos con sus móviles, que luego se compartirían por medio de su chat en KakaoTalk.

Comieron varios snacks característicos del lugar, en su gran mayoría comida chatarra, hasta que llegó un momento que ninguno de los dos se esperó que vivirían en su primera cita en un parque de atracciones.

Una discusión tonta.

¿Cómo sucedió? Pues se podría decir que Seokjin tuvo la culpa por retar a Namjoon a participar en un juego donde se tiraban dardos y se conseguían peluches para el ganador.

Sorprendentemente el chico aceptó aun cuando sabía que ese tipo de juegos no eran lo suyo. El menor dio todo de sí mismo para conseguir un regalo para su chico, pero en su lugar, terminó rompiendo varios dardos.

Por lo que el dueño de aquel puesto se enojó mucho y les reclamó que debían pagarle por ello. El pelimorado no quiso que el escándalo más grande, por lo que de su propio bolsillo le pagó al hombre canoso y malhumorado.

No obstante, desde ese preciso instante su chico se puso muy serio y un puchero no desaparecía de sus labios, por lo que Seokjin comenzó a molestarlo.

Grave error.

Porque no había nada peor que molestar a un chico frustrado.

—¡Pues lo siento por romper todo lo que tocó! —exclamó, tratando de no llamar mucho la atención de las personas que pasaban cerca suyo—. ¡Esa no era mi intención, hyung!

—¡No estoy reclamándote por eso Nam, pero si no sabías jugar, lo mejor era que me dijeras que no!

—¡Entonces lamento querer tener el deseo de impresionarte con cualquier cosa que me pidas! —se quejó, sonando muy abatido por la situación. Tomando asiento en uno de los banquitos del complejo que estaba iluminado por diversas luces en aquella noche estrellada. Impresionando al mayor por la sinceridad de sus palabras.

—Ay, cariño.... ¿Lo hiciste por eso?

—Sí... —desvió la mirada, apenado, mientras el pelimorado se acomodaba a su lado.

—Lo siento, hoyuelitos. Ahora comprendo lo importante que era para ti—lo abrazó tomando su brazo y reposando su rostro en el hombro ajeno—. ¿Me perdonas?

—Perdóname a mí por reaccionar así, es solo que es algo inútil de mi parte no poder con algo tan fácil y estropearlo todo.

—No digas eso, Nam. Nadie tiene que ser bueno en todo. También hay cosas que yo no puedo hacer, y comprendo el sentimiento. No volveré a molestarte por cosas así.

—No me molesté porque me molestaras. Te conocí siendo una persona bromista, y esto no es nada, además jamás te pediría que lo cambiarás, ya que esa cualidad también hizo que me enamorara de ti—el peligris admitió, encarando a su pareja—. Mi enojo fue conmigo mismo, pero ya pasó. Todavía estoy aprendiendo a saber cómo expresar lo que siento, aunque en este caso me dio vergüenza decírtelo por obvias razones.

—Comprendo. Entonces... ¿Estamos bien?

—Más que bien, Jinnie, ninguno de los dos es perfecto. Y cosas como esta son las que nos harán mejorar como pareja con el pasar del tiempo. Ya que ninguno de los dos jamás querrá quedarse enojado con el otro, ¿verdad?

—Qué comes que adivinas—Namjoon se permitió reír, borrando su anterior expresión. Comprobando que desde que se sentaron, dejaron de ser el foco de atención de la gente que transitaba por sus alrededores. Así que no se lo pensó dos veces antes de proponer lo siguiente—. Por eso te mereces un beso.

—¿Solo uno?

—Corrección, muchísimos.

El estudiante de diseño gráfico sonrió en grande y atrajo al menor hacía sí mismo, tomándolo con suavidad de su rostro para plantarle varios besos cortos y cariñosos. El moreno colocó sus manos a cada lado de la cintura ajena, afianzando su agarre.

—Espero que por cada discusión que tengamos estos mimos sean parte de la reconciliación—susurró sobre los labios ajenos—. De verdad los amo.

—Me alegra saber eso, pero no será necesario discutir para que los tengas. Solo debes pedirlos Nam.

—Entonces espera a que te pida una sesión diaria de tus besos.

—Será un placer concederte tu deseo.

La pareja se observó de manera cómplice para luego levantarse e ir a comer algo que nuevamente llenara sus estómagos ante de ir a la casa del mayor.

Teniendo en cuenta que había sido un día lleno de emociones de todo tipo. Que no cambiarían por nada, porque sí o sí los ayudaba a mejorar con su relación.

Continuará...

Porque hasta las parejas más bonitas pasan crisis, pero pueden resolverlas conversando. Muchas gracias por leer, espero les haya gustado mucho. No olviden seguirme en Ig, si todavía no lo han hecho, me encuentran con el mismo user.

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