Gloves 2
7:02 PM Kia-ro, Gwangmyeong.
—Bum, diles a BamBam y Mark que bajen a cenar—pidió Heechul mientras ponía los platos en la mesa.
Key dejó sus fotos y su libreta de notas en la mesita de café para acudir a la petición de su hyung.
Subió las escaleras, dirigiéndose a los cuartos de sus dos hermanos menores. Los pequeños Kim.
O así le gustaba llamarlos, aunque ya no fuesen precisamente pequeños. Mark tenía veintidós y Bambam veinte, le resultaba gracioso que muchas veces se comportaran como niños de catorce y doce años.
Tocó la puerta de ambas habitaciones, las cuales estaban pegadas, esperando solo un momento antes de ver aparecer dos cabellos: uno rubio y otro pelirrojo. Mark se quitó los auriculares para prestar atención a su hyung y Bambam sonrió inocentemente.
—Hyung quiere que bajen a cenar, no le hagan esperar—pidió antes de volver a bajar para continuar con su trabajo.
—¡Nuestra banda, Eternal Shine tocará en dos días en un club de Busan! ¡Al fin la promoción!—gritó emocionado Mark al bajar corriendo las escaleras, seguido del pelirrojo, a quien no parecía importarle la notoria emoción de su hyung.
—Esa banda, es mala influencia para ti, jovencito—señaló Heechul cruzándose de brazos.—Lo único productivo que hacen es darle sueños banales a los chicos y chicas, los cuales básicamente terminaran en mierda.
—Por favor, Cinderella—Key le miró frunciendo el ceño.—Es su vida y ama lo que hace, ¿Qué hay de malo en que lo disfrute?
—Solo digo que es pérdida de tiempo, Bum—se encogió de hombros.
El rubio resopló.
—¿Y qué? Es mi pérdida de tiempo. Una hermosa pérdida de tiempo por cierto. Todos los chicos de la banda estamos agradecidos con lo que hacemos.
—Ay Dios—BamBam rodó los ojos.—No presumas tanto.
Todos rieron y se sentaron a la mesa a cenar, tendrían cosas que hacer al siguiente día. Sobre todo Kibum, puesto que era el fotógrafo de la empresa y no tenía permitido faltar, aún si no tenía fotos que tomar.
Pero con ello estaba bien, podía molestar a TaeMin a su antojo, se le hacía raro que el castaño estuviera algo distraído; si bien no le había comentado nada, intuía que algo o alguien ocupaba su cabeza.
Necesitaba saber quién era, ¿qué clase de tipo era el se había robado la atención de su amigo?
Al acabar de cenar, ayudó a Heechul a limpiar las cosas, retirándose a su habitación para conciliar el sueño. No obstante su hermano Mark ansiaba desvelarse escuchando a su propia banda. Podía oír claramente sus canciones, sus voces, pero... la voz principal capturó totalmente su atención.
Era sin duda alguna la más bella voz que jamás había escuchado. Y su letra le transmitía montones de sensaciones. Sobre todo paz, cerrando los ojos se entregó al sueño profundo.
Recibió la llamada de Baekhyun a las ocho de la mañana, Byun, (el maquillista de modelos) le había básicamente rogado que por favor comprara tres bases de maquillaje de color dorado, se había olvidado las suyas y su apartamento quedaba bastante lejos. El azabache iba a cobrárselas, de eso estaba muy seguro.
Subió a su auto luego de arreglarse y despedirse de sus hermanos para ir a la caza de aquellas exóticas y muy caras bases.
Si, se maquillaban a los modelos con la mayor calidad existente.
Cuando ingresó a la refinada y exuberante tienda Sky Diamon, se puso en campaña para hallar el color dorado intenso b12 que deseaba Baekhyun, sorprendiéndose cuando escuchó la melodiosa voz de aquel artista de la banda a la que Mark pertenecía.
Vaya. A muchos les gustaba su música y él, comenzaba a ser otro que caía bajo el encanto de aquella voz.
Pagó las bases y condujo hasta la empresa en Seúl centro, registrándose rápidamente, yendo al encuentro de su molesto compañero maquillista.
—Gracias, Bum—le agradeció reverenciándose muchas veces aquel otro azabache más bajo que él.
—Ya sabes, me debes esto—dijo para luego dirigirse al despacho del castaño.
No lo encontró ahí, así que deducía que se encontraba en el starbucks del lugar. Efectivamente, allí estaba y como se imaginó, con su mirada perdida, pensativo.
Sonrió y se sentó a su lado, soplando su oreja.
TaeMin se asustó, dando un brinco en su asiento y le pegó en el hombro.
—¿Qué crees que haces?
—¿Tú qué haces?—contraatacó con otra pregunta, descolocando al menor.
—Solo pensaba—respondió en un susurro.
—¿Quién es?
—¿Quién es qué cosa?
—No te hagas el idiota, sabes bien a lo que me refiero—se cruzó de brazos.—¿Quién es él?
TaeMin ladeó su mirada.
—Se llama MinHo y me salvó de un robo—su mirada se perdió en el café que estaba intentando beber.—Quiero devolverle el favor, pero todavía no he tenido la oportunidad de hacerlo ya que no conozco la dirección de su casa o la de su trabajo.
—¿Ah sí?—el mayor enarcó una ceja—¿Sabes algo más de él?
—Es un boxeador
La cara del fotógrafo fue todo un poema.—¿Un boxeador? El mundo es un pañuelo, o es que tu familia está destinada a cruzarse con boxeadores.
El ceño del castaño se frunció.
—Es absurdo, pero las coincidencias, aunque lo dudes, suelen sucederle a la mayoría de las personas.
—Cuando me sucedan, apoyaré la moción.
—Vamos a trabajar, hoy hay mucho para hacer—concluyó TaeMin, levantándose.
—¡Al menos déjame llevarme mi café!—chilló Kibum y correteó hasta la barra para pedir su café inglés.
TaeMin puso los ojos en blanco, su querido amigo era todo un caso.
2 PM. Gimnasio central de Seúl.
—¡Más fuerza!—gritó demandante Leeteuk.—El swing debe ser con mucha más potencia.
MinHo golpeaba el saco de boxeo constantemente, practicando los golpes poderosos para reducir a su siguiente rival. Sentía sus músculos temblar, pero no por ello disminuía los impactos.
Tenía la playera blanca pegada a su cuerpo, debido al sudor, el pantalón deportivo le parecía pesado ahora, mientras que sus nudillos cubiertos por una venda, ardían cómo el demonio.
Jadeante, le dio un último golpe para tomarse un descanso de 10 minutos y beber su energizante.
Al local ingresó TacYeong con su entrenador. Miró de soslayo al peliplateado y sonrió burlón.
—Vaya que estamos lentos el día de hoy.
MinHo al escucharlo lo miró sonriendo igual.
—Entonces deja de hablar y ponte a entrenar—dijo tomando otro sorbo del envase.
—No necesito entrenar, ya que mi victoria está más que asegurada—respondió el azabache con sorna.
—¿Chupando pollas?—Choi preguntó divertido, Taec Yeong sonrió amenazante.
—¿Acaso no es lo que el favorito de Kim Seong Joon, hace?—se acercó a donde MinHo estaba, este lo hizo de igual forma.
El peliplata se mofó, abriendo los ojos de manera aterradora.—¿Eh? ¿Envidia? No soy celoso, puedes chupársela cuando quieras.
—Tú-
Uno de los boxeadores que también allí estaba se puso en medio.
—Fue suficiente, señores, creo que deberíamos calmarnos—aludió Zero, quien era compañero de MinHo.—Este es un sitio para entrenar, los asuntos que tengan entre ustedes, deben arreglarlo arriba del ring.
Los dos se mantuvieron la mirada por un buen tiempo, pero se separaron, cada cual por su propio lado. Leeteuk quien había estado observando la escena silenciosamente se permitió sonreír levemente, el moreno tenía un fuerte temperamento pero su control sobre sí mismo era aún mayor, por lo que jamás quebrantaría ni una regla, ni tampoco sucumbiría a las provocaciones de sus rivales.
Claro, mientras fuera visto.
—¿Y tú que mierda sonríes?—gruñó MinHo comenzando a dar puñetazos al saco.
—Nada—se encogió de hombros.—Solo me divirtió ver a dos perros ladrándose.
El peliplateado lo ignoró y golpeó con más ímpetu. Debía romperle el culo a TaecYeong la siguiente semana, con eso podría descansar tranquilo en las noches.
Dos horas más transcurrieron antes de que se dirigiera a la ducha del gimnasio, en lo único que podía pensar era en la maldita pelea, toda su jodida vida había sido así. Entrenar, entrenar y entrenar, boxear y ser el campeón mundial. No tenía amistades fuera del rubro, no tenía familia y con eso estaba bien, pues así jamás debería preocuparse por la regla número 13.
No estaba seguro si hubiese soportado lo que le sucedió a su compañero Park Chanyeol por abandonar el boxeo por su familia, les habían perseguido y asesinado sin piedad. Como animales.
Cerró la ducha y se cambió para salir de allí, necesitaba relajarse y nada mejor que la comodidad de su casa.
17 de noviembre de 2017. Estado Asiad de Busan, 11 PM.
—Ya falta poco para que se presenten, hyung—le sonrió BamBam y Kibum bufó.
—Ya esperamos mucho, me siento cansado—se quejó.—deberías dar gracias que mañana no trabajo—el fotógrafo miró la credencial que le había obsequiado Mark antes de despedirse—¿Y esto?
—El pase para los camerinos, en cuanto termine iremos a ver a los chicos.
—Vaya.
Kibum aún no sabía por qué razón había accedido a acompañar a su pelirrojo hermano a ver a la conocida banda. Quizás fue porque consideraba que la noche era demasiado peligrosa para que fuera solo, pero la verdad, es que solo tenía curiosidad de conocer al artista tras aquella preciosa y angelical voz.
También, (de alguna manera) deseaba apoyar a su pequeño hermano, Mark.
Las luces se volvieron más tenues y un hombre de cabello castaño se presentó, sonriendo leve antes de comenzar a cantar.
El azabache estaba bastante sorprendido, no solo ahora por la voz, sino por la pasión y la belleza de este. Se notaba que cantaba con el corazón, que amaba lo que hacía y eso lo llenaba de tanta paz y felicidad.
Su música le transmitía eso.
Ahora entendía por qué Mark amaba la banda, todos tenían una increíble pasión por los instrumentos, el guitarrista, el baterista y el pianista.
Los ojos del músico se posaron en la multitud, quería transmitirle los sentimientos de la melodía a su más puro estilo personal.
Luego de unas cuantas canciones programadas por el club, el show se dio por terminado. BamBam tomó de la mano a su hermano mayor y después de mostrarles los pases a los custodios, continuaron hasta el camerino.
Allí los chicos de la banda tenían tallada en sus rostros la efusiva sorpresa.
—¡Hyung viniste!—Mark sonrió, levantándose del sofá y abrazó a Kibum.
—Lo has hecho muy bien.
—Mark, ¿son tus hermanos?—preguntó Kim Jonghyun, el líder del grupo.
—Sí, espero que no les moleste que los invitara a los camerinos.
—Para nada, es lindo que tu familia te apoye en esto.
—Mientras lo haga feliz, tiene todo mi apoyo—dijo Kibum, sonriendo. Las cejas del moreno se elevaron.—Soy Kim Kibum, es un placer.
—El placer es mío—soltó el mayor riendo.—Me presentaré también, mi nombre es Kim JongHyun, vocalista y líder de Eternal Shine—realizó una reverencia.
—Tenía muchas ganas de conocer al hombre detrás de esa encantadora voz—hizo otra pequeña reverencia.
—¿En verdad? Me siento muy halagado—dijo sin borrar su reluciente sonrisa.—No me imaginé que el hermano mayor de Mark fuese así de extrovertido.
—Todavía no me conoces en verdad—respondió el azabache riendo.
—Pues espero conocerte más, Bum.
Se miraron por un momento, en el cual pareció haber una pequeña chispa entre ambos.
2 AM. Gyeongin-ro, Incheon.
DaeHyun miraba la televisión, cuando su hermano bajó las escaleras y se dirigió a la cocina por un vaso de agua, frunciendo el ceño al ver que el menor aún estaba allí .
—DaeHyun, deberías dormir—dijo TaeMin mientras bebía el agua.
—Ya voy, estoy viendo mi programa de boxeo.
—¿Desde cuándo te interesa el box?
—Desde hace unas semanas, sucede que el boxeador más famoso de Corea está muy bueno—confesó sonriendo.
El castaño rodó los ojos.
—Eres un pervertido, deja de babearte por hombres que jamás conocerás en tu vida.
—Eres cruel, hyung—hizo un mohín.—Pero… si lo conoceré en persona, ya que pienso ir a verlo en su próxima pelea.
—¿Qué dices?—cuestionó el mayor acercándose.
—Puedes acompañarme, es una experiencia de una vez en la vida.
TaeMin no se lo pensó mucho, ya que esa probablemente pudiera ser la oportunidad perfecta para encontrar al boxeador.
—Bien, vamos.
—¿A dónde irán?—JinKi acababa de bajar las escaleras, observándolos. Ambos hermanos se miraron entre sí.
—Asistiremos a un show de boxeo—respondió TaeMin, viendo la expresión de su padre tornarse oscura.
—No tengo que recordarles que tengan mucho cuidado con ese tipo de lugares.—dijo JinKi, bastante serio.—Prometan que se cuidarán entre ustedes.
—Puedes quedarte tranquilo, papá.
El hombre mayor no habló más y fue por su vaso de agua, ya no tenía por qué meterse en la vida de sus hijos, sin embargo eso no le impedía preocuparse por ellos.
El diseñador de moda, apagó la televisión y se dirigió a su habitación para poder conciliar el sueño, pronto tendría que despertar para volver a trabajar, su jefe le había encargado más diseños para otoño-invierno y si quería ideas frescas, tenía que descansar su cabeza.
✨✨✨
Hola!
Segundo capítulo de My CHAMPION 💕
Irá lento, pero seguro ♥️
Muchas gracias por leer 🤗
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