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Era medio día y Jungkook caminaba por las calles con una bolsa repleta de productos.
Faltaba poco para llegar a su departamento.
Derrepente un pequeño gato se asomó en uno de esos callejones. Se veía delgado y algo sucio, pero aún así su belleza no pasaba desapercibida.
Dió algunos pasos acercándose al pequeño, este último se alejó.
- Ven aquí, no voy a hacerte daño.
El gato corrió a esconderse en una de las cajas que la gente deja por ahí.
Jungkook sacó una lata de las bolsas que tenía en las manos, la abrió con mucho cuidado y dejó en el suelo.
- Está bien... Debes tener hambre ¡Que lo disfrutes!.
Jungkook mostró una sonrisa, se levantó y alejó lentamente.
Cuando no estaba muy lejos volteó. Aquél gato se encontraba comiendo apresurado.
Jungkook podia jurar que aquel minino le sonrió, pero talvez era producto de su imaginación y con ese pensamiento siguió su camino.
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