" Un partir y un regreso"

Nayeon cerró la puerta del auto y seguido de esto se dirigió hacia la casa de la señora Kwan. Había dejado a Sunoo al cuidado de una de sus vecinas en lo que regresaba de su salida. Tocó la puerta de su residencia al estar frente a esta y espero a que la dulce ancianita que vivía allí abriera.

—¡Nayeon! Que bueno que regresas, el pequeño Sunoo no ha dejado de llorar, le pregunté que le pasaba pero no contesto—relató la señora un tanto preocupada.

La anciana se hizo a un lado, dándole acceso a la madre del menor de ingresar. La sala se encontraba bastante silenciosa.

—De tanto llorar se ha quedado dormido en el sofá, se ve realmente mal.—señaló al pequeño de ojos hinchados.

La joven madre asintió y miró a su hijo con algo de pena. Sabía que el pobre de Sunoo extrañaría a Ni-ki.

Se posicionó frente al sillón donde su pequeño dormía y se le quedó viendo por unos momentos. ¿Cómo le diría  que posiblemente el y Ni-ki no volverían a verse nunca?

Que abrumador. Ya se imaginaba lo desanimado y triste que estaría. Quizás lo mejor sería no decirlo o al menos no en aquel momento. 

—¿¡Enserio!? ¡El pequeño Sunghoon es adorable! Que lindo de su parte.—dijo Nayeon devolviendo el teléfono en sus manos.

—Lo sé, Mina dijo que llevemos a Sunoo la próxima vez, para que se conozcan.—contestó apagando su teléfono y guardando este en su bolsillo.—A propósito, ¿Nuestro bebé? No lo he visto desde que regresé.

Jeongyeon había regresado de su viaje por fin, su madre ya estaba estable y sana, además de que ahora su hermana mayor se haría cargo de cualquier cosa que la anciana podría necesitar.

—Sunoo esta durmiendo, cariño.—le respondió recostándose en el hombro de su esposa.

—¿Tan temprano?—cuestionó Jeongyeon. Su hijo solía ser bastante energético e hiperactivo. Digamos que no era muy normal que este tomara siestas y no se encontrará haciendo de su casa una jungla.

Nayeon asintió abrazándose más a Jeongyeon.

—¿Qué ha pasado con mis dos pedazos de cielo?—cuestionó Jeongyeon dejando un piquito en los labios de su esposa.

Nayeon se dio por vencida y finalmente decidió contarle todo lo sucedido a Jeongyeon que se veía asombrada con lo que la mayor le contaba.

¿Todo eso había sucedido en su ausencia?

Nayeon con algunas lágrimas en los ojos se abrazó en los cálidos brazos de Yoo. Al parecer no solo la decisión había afectado a Sunoo, la muchacha quien lo había cuidado esos días también se había encariñado con el pequeño híbrido.

Debió aceptar que al principio no fue fácil, pero solo lo dejo ir.

—Cariño, tranquila, intentaste ayudarlo, tal vez de esa manera Riki tenga un hogar donde le den el cariño y la atención que merece.—dijo acariciando suavemente los cabellos de Nayeon.—Ya no llores, por favor.

La mayor asintió y se separó un poco de su esposa, limpiando sus lágrimas.

—Tienes razón..

—Ni-ki.. mamá, ¿Ni-ki volvió?—la voz adormilada de Sunoo hizo presencia. Este se encontraba aún en pijama y con sus ojitos levemente hinchados. Una expresión triste se dejó ver en el rostro de Nayeon, Jeongyeon suspiró pensando en alguna solución para aquel problema.

Pero no había nada, su hijo era algo terco y estaba seguro que no se lo tomaría bien.

—¿No saludaras a mamá Jeongyeon, Sunoo?

Sunoo miró el rostro de su otra madre y asintió corriendo a sus brazos. Al estar sobre el regazo de esta se escondió en el hueco de su cuello y se permitió sollozar. Su hijo no era un niño que haga berrinches pero estaba preocupado por Ni-ki y se había arrepentido de que en lugar de despedirse, su buen amigo se haya ido con gritos de su parte.

—¡Es mi culpa mamá! ¡Ni-ki se fue por mi culpa! Yo le grité mucho y le pedí que se fuera.—relataba entre lágrimas y fuertes sollozos.

Nayeon acarició el cabello de Sunoo suavemente tratando de alguna manera que el llanto de su pequeño cesará.

—Bebé, no fue tu culpa, en realidad nadie tiene la culpa, ¿Debes calmarte, si?—pidió y el niño asintió secando la humedad de las lágrimas en sus mejillas—¿Qué tal si me cuentas un poco de Ni-ki? —sugirió y el pequeño con una linda sonrisa le respondió un "si".

Durante toda la tarde Sunoo se encargó de contarle más sobre Ni-ki y lo que habían hecho en su ausencia. Le contó algunas de las anécdotas que le contaba al pequeño híbrido, le enseñó los dibujos y pinturas que hicieron como también el "vídeo musical" que habían grabado juntos.

Todo lo contaba detalladamente, con una brillante sonrisa y emoción que conmovió a Jeongyeon, le relató que le gustaba y que no, sus miedos y virtudes, incluso lo que llegaba a avergonzar a Ni-ki. Jeongyeon estaba maravillada por lo que Sunoo le contaba, Ni-ki era un híbrido lindo, amable, dulce y con una inocencia que podía derretir de ternura a cualquiera.

—Si y tiene mucho miedo de ir en trineo, la primera vez lloro mucho pero lo abracé muy fuerte para que dejara de llorar.—mencionó tomando un poco del chocolate caliente que su mami le había preparado.

—¿Quieres mucho a Ni-ki, no es así?—cuestionó y el pequeño asintió de manera efusiva.

—Ni-ki es mi familia mamá, yo lo quiero mucho y se que.. el también me quiere a mí.—respondió cabizbajo.

—¿Quieres volver a verlo, verdad?—cuestiono nuevamente a lo que el pequeño asintió con un puchero, sus ojitos amenazando con dejar salir las lágrimas que tanto le había estado costando retener.

Espero estén teniendo un buen día, lamento tardar con el capítulo, espero les haya gustado mucho, besitos ♡