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EXTRA II.

Soo Bin miraba el reloj digital en el escritorio de su esposo. Había pasado una hora desde que llegó y el mayor aún no salía de la junta a la que le habían dicho se encontraba atendiendo, al parecer tenían importantes inversionistas interesados en el nuevo proyecto dirigido al extranjero.

Su corazón se apretó, Yeon Jun se iría durante un mes o más a revisar personalmente los preparativos de su expansión en Estados Unidos, eso le enorgullecía con demasía, sin embargo, se encontraba tan acostumbrado a pasar el tiempo con él que la sola idea de su ausencia durante ese tiempo le hacía sentirse frío y solitario. Bien podía acompañarlo, pero justo en esos días sería la inauguración de la tercer sucursal de floreria que abriría junto a su socio y amigo: Huening Kai.

Un puchero involuntario se formó en sus naturalmente rojizos labios, últimamente se encontraba muy sentimental.

Bostezó cansado y miró de nuevo el reloj, apenas habían pasado diez minutos más, resignado se levantó de la silla y se dirigió a la cómoda salita que había en la oficina de su pareja y dejó caer su cabeza en el respaldo del sillón.

Yeon Jun salió apresurado de la sala de juntas y se adentró a su oficina topandose con la imagen de su bonito esposo durmiendo en la sala, su cabeza escondida entre los brazos doblados sobre el reposabrazos del sillón.

Dejó las carpetas en su escritorio y acariciando los lacios cabellos negros, susurró:

—Binnie —el mencionado dio un sonidito adormilado —Siento salir tan tarde cariño, anda, despierta para ir a cenar, debes tener mucha hambre.

El estómago del menor gruñó en ese momento y Yeon Jun no pudo evitar soltar una risita, Soo Bin levantó su cabeza con un potente sonrojo en las mejillas y se apretó el estómago con las manitas.

—¿Qué hora es? —preguntó caminando hacia el baño personal para lavarse la cara.

—Ocho y media —contestó Yeon Jun con el entrecejo fruncido, había entrado a la junta desde las cinco de la tarde.

Mientras cenaban en el bonito y elegante restaurante, Yeon Jun notó a su esposo preocupado, jugaba con su comida y daba solo pequeños bocados con desánimo.

—¿No te gustó? —preguntó extrañado, Soo Bin amaba la lasaña, era su platillo favorito —¿Te sientes mal?

—No es eso Hyung —murmuró, repentinamente sus ojos se llenaron de lágrimas y Yeon Jun se levantó rápidamente de su asiento para jalar la silla de su esposo quedando frente a él e incandose, tomando las pequeñas manos entre las suyas.

—Por favor, dime qué te sucede, ¿algo pasó hoy? ¿Hablaste con tu madre?

Soo Bin negó y la preocupación de su esposo sólo agrandó el nudo en su garganta, no quería decirle a Yeon Jun que su estado de ánimo se debía a su ida a Estados Unidos. No quería ser un mimado (aún más de lo que ya era), ni entorpecer el gran paso que Yeon Jun estaba dando en su carrera.

—¿Entonces? ¿Qué te tiene tan afligido, mi amor? —el mayor se encontraba desesperado, las lágrimas de Soo Bin ya comenzaban a bajar por sus mejillas.

—Yo... No se lo que me pasa, Hyung, ¿si? Solo he estado muy emocional últimamente, y no entiendo bien el por qué —Soo Bin limpiaba sus propias lágrimas con vergüenza, las personas habían comenzado a verlos —Será mejor que nos vayamos, la gente pensara que nos estamos peleando.

—Me importa una mierda lo que piensen, estoy más preocupado por saber qué te hace llorar —el mayor sacó su pañuelo y lo pasó por el rostro del menor, secando las lágrimas y moquitos de su pareja —¿Tu llanto tiene algo que ver conmigo? ¿Hice algo mal? Se que por el nuevo proyecto no hemos pasado tanto tiem... —repentinamente guardo silencio. Se golpeó la frente con obviedad —¿Estas triste porque me iré a Nueva York?

Soo Bin se mordió el labio y con un gran sonrojo asintió despacito, evadiendo la mirada del otro —Lo siento por ser tan egoísta y pensar en que no quiero que te vayas, pero se que si te lo pido no irías, y esta es realmente una gran oportunidad.

—Puedo mandar a Tae Hyun —respondió Yeon Jun en seguida.

—¡No! —negó exaltado —Tae Hyun justo ahora está disfrutando de Jung Woo, el bebé tiene a Beomie y a Huening Kai, pero sentiría la ausencia de su otro papá, en cambio yo ya soy un adulto, tengo que aprender que hay momentos en los que estaré solo —su voz se entrecortó —Es solo que es la primera vez que nos separaremos por tanto tiempo —dijo bajito.

Yeon Jun suspiró, no se había puesto a pensar en lo difícil que era para Soo Bin el estar separados. Lo entendía perfectamente, a diferencia de él, el menor estaba acostumbrado a estar acompañado, antes con sus padres y ahora con él.

—Gracias por decirme cómo te sientes —dijo con una sonrisa mientras se levantaba y dejaba un pico en los labios gorditos.

Se volvió a sentar en su lugar y, apartando la comida mientras sostenía las pequeñas manos entre las suyas, charlaron de los sentimientos y preocupaciones de Soo Bin, Yeon Jun prometió llamarle todos los días, incluso se trataría de mantener en comunicación con su esposo aunque estuviese ocupado enviándole siquiera un mensaje.

Los días pasaron, Yeon Jun notó con extrañesa los cambios emocionales y rutinarios de su esposo, últimamente se miraba más decaído, dormía mucho y su apetito no era el mejor, su preocupación era demasiada, pero Soo Bin insistía en que no tenía nada.

—Yo creo que esta embarazado —concluyó Beom Gyu al escuchar las preocupaciones de su mayor —Te pones todo emocional y el apetito no es el mismo.

—Y no es por grosero, pero yo he notado a Soo Bin mas gordito, Hyung —dictó su hermano sabiondo con la mano en la barbilla.

—Pero Soo Bin esta con la inyección mensual —murmuró Yeon Jun pensativo.

—Los anticonceptivos sólo son 99% eficaces, Hyung —informó Huening Kai con preocupación.

Soo Bin llegó del super con su sobrino en brazos, el cuál al ver a sus padres estiró los bracitos hacia ellos, el pelinegro observó a su esposo y amigos analizando de manera extraña, sintiéndose cohibido sonrió con timidez preguntándose qué pasaba.

—Binnie —llamó su esposo saliendo de la ducha —¿Ya estas dormido?

—No, Hyung —contestó el menor girando su cuerpo hacía el mayor, quien se secaba el cabello con una toalla y se sentaba a su lado en la cama.

—Quería charlar acerca de tu estado de ánimo de estos días.

Soo Bin hizo una mueca que Yeon Jun se encargo de borrar con un corto beso en los labios.

—Se que he sido muy insistente, pero realmente estoy preocupado por ti, pequeño, ¿No has pensado que tal vez sea algo hormonal?

Soo Bin se quedó en silencio un momento, Yeon Jun lo analizó con tranquilidad hasta que los ojos del chico se cristalizaron.

—¿Estoy siendo dramático y molesto, Hyung? —preguntó con un puchero —Lo siento, no quiero causarte problemas —las lágrimas comenzaron a correr por el bonito rostro y Yeon Jun se golpeó mentalmente por ser tan directo —Yo de verdad no sé que me pasa.

—Binnie, tranquilo, no me refería a eso —hablo rápido tratando de consolar al doncel con un abrazo, acariciando la espalda y besando la frente ajena —Estaba pensando más bien, en que probablemente estés embarazado.

Inmediatamente Soo Bin dejó de llorar para mirarlo con pánico.

—Pero estoy con la inyección, Hyung, y juro que he cumplido con todas.

Yeon Jun lo volvió a besar peinando los oscuros cabellos y dedicándole una sonrisa tranquilizadora.

—Ningún anticonceptivo es 100% eficaz, mi amor, y nosotros lo hacemos como conejos, no sería una sorpresa que ocurriera un accidente, pero para quitarnos las dudas, ¿qué te parece si mañana hacemos una cita con el doctor?

Soo Bin asintió nervioso.

—Todo estará bien.

Y, contrario a lo que todos pensarían, más que palabras de consuelo para el doncel, eran para él mismo, quien sabía no quería ni se sentía preparado para tener hijos. Rogaba en silencio que Soo Bin sólo estuviera en alguna etapa sentimental y no de embarazo.

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