CAPITULO 2: CELEBRACIÓN.
Kim Soo Bin caminaba nervioso por la alfombra blanca, apretaba con fuerza el pequeño ramo de orquídeas y trataba de sonreír.
Se había mentalizado las últimas semanas para ese evento, no estaba molesto por ser todo tan repentino pues siempre había sido obediente a sus padres.
Además, conocía a Choi Yeon Jun, era el soltero más codiciado de entre los más famosos jóvenes millonarios, sabía que era una persona algo reservada y de carácter fuerte. Sin embargo, se rumoreaba que era un hombre caballeroso y responsable. Soo Bin confiaba en qué su padre jamás lo habría entregado a alguien malo.
Cuando llegó hasta el pelinegro, éste le extendió una mano con el rostro neutro, Soo Bin la tomó y subió los poco escaloncitos.
Durante el monólogo del juez, Soo Bin moría por mirar a su compañero, pero el ser alguien nervioso e introvertido, no ayudaba mucho a lograr su cometido.
Si el joven Kim hubiese volteado, habria notado el hambre del cazador a su lado, quien no dejaba de imaginar mil escenarios en los que los labios del rubio se llevaban todo el protagonismo.
—Por el poder que la ley me confiere, yo declaro este matrimonio unido. Pueden sellar este momento con un beso.
El corazón del rubio se aceleró y sintió casi vomitarlo cuando una mano extraña se coló en su cintura y lo volteó. Yeon Jun sonrió de medio lado y le guiñó un ojo antes de acercarse y juntar sus labios con los de él.
El rubio se sorprendió cuando Yeon Jun comenzó a mover sus labios sobre los de él, pensaba que sólo sería un piquito y siendo sinceros, no sabía cómo seguirle el paso al mayor quien parecía que quería comerse sus labios.
Un carraspeo se escuchó y ambos se separaron, Soo Bin casi grita de vergüenza al percatarse de manera fugaz que un hilito de saliva se rompía al alejarse de su ahora esposo.
—Ese entusiasmo lo podemos dejar para después, señor Choi —dijo el juez con una sonrisa diverida— felicidades por su matrimonio, con permiso.
Soo Bin miró sus pies cuando bajaron del pequeño escenario, Yeon Jun había sostenido su mano y se encontraban rodeados de personas que los felicitaban.
—Se lo tenían muy bien escondido —se quejó con diversión una mujer socia de las empresas de los Choi— jamás imagine que Yeon Jun estuviera saliendo con el pequeño Kim.
—Bueno, nos gusta ser discretos —contestó el peli negro con simpleza.
La cena se había llevado de manera tranquila, una carpa había sido colocada cubriendo todas las mesas y sillas debajo, un precioso candelabro adornaba la pista de baile que brillaba con luces blancas.
Los novios se encontraban comiendo en la mesa principal que era solo para ellos dos, algo que mantenía ansioso al pequeño novio.
—Puede que sea difícil para ti, Joven Soo Bin, pero si queremos que todo el mundo crea nuestra "historia de amor" será mejor que dejes de mover ese pie y luzcas como si fuera el día más feliz de tu vida —le recomendó el mayor antes de meter un bocado de carne a su boca.
—Lo siento mucho, señor Choi —susurró el rubio avergonzado y quedándose quieto. Picoteaba su comida un poco, pues realmente los nervios no dejaban paso al apetito.
—Bebe un poco de champaña, te relajará.
Soo Bin aceptó con obediencia y tomó la copa que se encontraba llena desde que se la sirvieron. Yeon Jun observó cómo los labios del menor se posaba sobre el vidrio y se relamió los suyos propios hasta que no pudo evitar soltar una risa por los gestos del otro.
—¿No te gusta la champaña?
—Es la primera vez que la bebo —murmuró con el rostro encendido.
—No tienes por qué apenarte, precioso —Soo Bin lo miró sorprendido ante el apodo— además, siempre hay una primera vez para todo —concluyó con voz sugerente y continuó comiendo.
Soo Bin sólo continuó abochornado durante toda la velada.
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