—Eso es todo, señor Bang, muchas gracias por su comprensión y disculpe por molestarlo en un día libre.

—No hay problema, negocios son negocios.

Ambos hombres se estrecharon la mano y se retiraron del restaurante en donde había ido a cerrar un trato pendiente.

Chan se subió al auto y estuvo a punto de arrancar cuando su celular comenzó a sonar.

—Buenos días, señor Bang —saludó una voz alegre del otro lado—. Soy Hyunjin de Flower Fantasy, su pedido ya se encuentra listo.

—Gracias, Hyunjin-ssi, en un momento paso por él.

Después de colgar, manejó con tranquilidad hasta el negocio en donde últimamente había estado comprando lindos arreglos o ramos para su esposo, pero hoy había hecho un pedido grande, pues Jeongin cumplía 21 años.

—Bienvenido, señor. Si me permite puedo subirlo a su auto —ofreció el joven de cabellos castaños.

—Por favor, Hyunjin.

Ambos salieron y Chan abrió la puerta trasera para meter el gran cilindro negro que contenía los preciosos tulipanes.

—Hyunjin, hoy le haré una fiesta de cumpleaños a Jeongin, espero que puedas asistir, él te ha tomado cariño.

—Muchas, hyung, en cuanto cierre la tienda estaré ahí.

Se despidieron y Chan llegó a su departamento, con dificultad se adentró con las flores y varias bolsas de compra que se habían quedado en su coche pues eran sorpresas para su esposo.

Cuando llegó se encontró con la sala decorada en tonalidades naranjas y amarillas, había un arco de globos y olía a pastel. El mayor entró a la cocina y alzó una ceja al ver al joven amigo de su esposo.

—Buenos días, joven Lee —saludó el mayor aguantándose la risa—. ¿Te explotó la bolsa de harina?

—Muy gracioso, hyung —comentó con molestia mientras seguía batiendo la mezcla—. Y para tu información, es azúcar glass, el pastel ya está en el horno, pero el maldito butter cream no me sale.

—Llama a Jeongin, él te ayudará —contestó con simpleza, mientras acomodaba el cilindro en la islita del comedor.

—Claro que no, n estos momentos debe estar relajándose en el spa con su madre, la señora Yang le gusta poner bonito a su hijo.

—Bien, si no te queda no te preocupes, puedo llamar a alguien para que nos traiga uno.

Salió de la cocina dejando a un refunfuñante Félix y subió a su habitación con las bolsas en mano, las metió en el closet y se quitó el traje por ropa más cómoda.

Chan y Félix se habían puesto de acuerdo para hacerle una fiesta de cumpleaños sorpresa a Jeongin, pues el menor nunca había tenido una debido a que no tenía tantos amigos.

Sin darle mucha importancia, Chan invitó a sus padres, los padres de Jeongin, a Félix, a su hermano Changbin y al florista, quien se había hecho amigo del menor de poco a poco cuando le hacía entregas a la universidad de parte de su esposo.

También había invitado a sus mejores amigos de la universidad, con quienes no había hablado debido a que estaban molestos con él por no haberlos invitado a su boda.

¿Cómo rayos querían que los invitara si él ni siquiera tenía idea de qué se iba a casar?

Cómo sea, el día anterior les había dejado un mensaje con la invitación, si iban o no, era su problema.

Félix se despidió de él cuando terminó el pastel, el cual por fin había decorado con éxito y guardado en el refrigerado,) y se marchó a su casa para arreglarse.

Chan llamó al lugar de banquetes en donde había pedido la cena para hoy y confirmó la hora en la que llevarían los alimentos. Subió a la habitación y tomó un baño, se vistió con un pantalón negro elegante y una camisa sencilla blanca, los primeros tres botones estaban desabrochados y las mangas dobladas hasta los codos.

Tomó una de las bolsas que había guardado en el closet y de ellas sacó una cajita de terciopelo rojo que guardó en su pantalón. De las demás bolsas comenzó a sacar una por una las cajas de distintos tamaños que estaban envueltas en papel regalo, las acomodó en la cama y se dirigió a la sala dejando la cajita de terciopelo en la mesa que utilizarían para los regalos de su pequeño en donde ya se encontraba el regalo de Félix.

Horas después Félix regresó a la casa de su amigo ya arreglado, usaba un pantalón de piel negro y ceñido a las torneadas piernas, una camisa blanca con diseño de periódico y fajada, dos botones desabrochados y una chaqueta de piel que usaba abierta. A Chan le causaba gracia el tamaño de las botas militares en el pequeño cuerpo del chico.

Ambos terminaban de dar los últimos retoques a la casa mientras los invitados iban llegando, los primeros fueron los padres de Chan y después lo fueron sus amigos.

—Solo asistimos porque estamos curiosos por saber quién fue la pobre alma que se casó contigo —dijo su hyung dándole una caja de regalo y pasando como si de su casa se tratara.

—Perdónalo, sigue resentido porque no nos invitaste a tu boda —se disculpó el más joven con una sonrisa amable.

—Y yo ya les expliqué, no sé por qué insiste —se quejó el pálido con fastidio.

—Lo sé, pero ya sabes cómo es mi Minnie —Chan asintió, sabía que Minho era el más comprensivo de los tres—. Cómo sea, felicidades por tu matrimonio, hyung.

Justo cuando Chan agradecía a su menor, un mensaje que decía "ya estamos aquí" de su suegra le hizo ponerse manos en acción.

Félix corrió a la cocina y sacó el pastel del refrigerador, puso velitas en él, las encendió y le hizo una seña a Chan para que apagara las luces.

Momentos después, la puerta se abrió dejando a Jeongin extrañado por la oscuridad de su casa. Félix salió de la cocina con el pastel en manos y todos los ahí presentes comenzaron a cantar "Feliz cumpleaños a ti" logrando que al cumpleañero se le llenaran los ojos de lágrimas.

—Pide un deseo precioso —susurró Chan en su oído y abrazándolo por detrás.

Jeongin cerró sus ojos logrando que las lágrimas cayeran de sus ojos y después de pedir su deseo sopló las velas, todos aplaudieron y encendieron las luces. El festejado se volteó entre los brazos de su esposo y se alzó de puntitas para darle un beso.

—Gracias, no sabes lo mucho que me gustó —agradeció con felicidad, mientras Chan le limpiaba las lágrimas con los pulgares.

—Agradece a tu amigo, él fue el de la idea —le dijo con una sonrisa y se alegró de ver al menor correr hacia Félix que apenas dejaba el pastel en la mesita de los regalos, ambos se fundieron en un apretado abrazo.

Chan saludó a sus suegros quienes habían llegado con Jeongin y se dirigió a la puerta cuando el timbre sonó.

—Perdón por llegar tarde, hyung, me encontré a un amigo en el elevador —saludó su hermano con su característica sonrisa adorable.

—Y resulta que el amigo soy yo —continuó Hyunjin a un lado del más alto con una sonrisa apenada.

—¿Conoces al idiota de mi hermano? —preguntó el mayor sorprendido.

—Algo así —murmuraron los dos.

El pelinegro levantó una ceja con curiosidad, pero después preguntaría, se hizo a un lado y los invitó a pasar para dirigirlos con Jeongin.

—Jeongin, Bin y Hyunjin llegaron —le dijo al menor quien seguía con su mejor amigo.

—¡Hola! —saludó el rubio con entusiasmo—. Gracias por venir —les dedicó una leve reverencia—. Este de aquí es Félix, mi mejor amigo. Lixie, ellos son Hyunjin hyung, es el chico que me trae las flores que Chan hyung me regala, y Changbin, el hermano menor de Chan.

—Hola —murmuraron los tres mirándose entre avergonzados y sorprendidos.

—No me digan que también conocen a Félix —dijo el mayor de todos aún más confundido.

—Algo así —respondieron los tres con el mismo tono de voz.