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𓆩*𓆪 Obsequio

Jeongin observaba el objeto en su mano con una ceja alzada. Era bonito, no lo iba a negar, pero seguía preguntándose ¿para qué rayos servía esa cosa?

Su esposo lo miraba con el rostro serio, el rubio sabía que el mayor solo analizaba su reacción y eso lo ponía sumamente nervioso, nunca había disfrutado ser el centro de atención por lo que comenzaba a sentirse incómodo.

—Entonces, ¿te gustó? —preguntó el mayor, sentándose junto a él en la cama y besando su cuello causándole escalofríos.

—Uhm... Es lindo —susurró—. Pero, Hyung, ¿para qué sirve?

Chan detuvo los besos que repartía en el hombro desnudo del menor y lo miró incrédulo. Jeongin le regresó la mirada con genuina curiosidad y se sintió culpable al perturbar la inocencia del hermoso ser que era su esposo. Suspiró y le quitó el objeto de las manos.

—Olvídalo, Innie —dijo guardándolo en la cajita, donde había estado envuelto.

—Yah, Hyung, no te molestes, sólo dime para qué sirve —preguntó con un pronunciado puchero.

Chan sonrió y le dio un pico, miró el objeto guardado en la cajita y miró de nuevo a su inocente esposo.

—¿Seguro quieres saber para qué sirve? —preguntó con malicia.

—Sí, muéstrame, por favor —pidió con una sonrisa que provocó que sus mejillas se elevaran hasta cerrar sus ojos.

—Bien. Te mostraré —murmuró con felicidad contenida—. Acuéstate boca abajo.

La sonrisa de Jeongin se desvaneció y frunció el entrecejo ante el pedido, sin embargo, y sin decir nada, acató la orden y se recostó boca abajo con la cara sonrojada, había salido de bañarse cuando su Hyung lo interceptó con el regalo, solo llevaba puesta la toalla alrededor de su cuerpo. Chan desató el nudo y se la quitó exponiendo su desnudez que sólo logró avergonzarlo aún más. A pesar de que ya llevaban 8 meses juntos, y después de todo lo que habían hecho, Jeongin aún se cohibía cuando su esposo le admiraba sin ninguna prenda puesta.

Abrazó la almohada con fuerza y se dejó hacer.

—Esto, mi amor, es un juguete sexual —explicó mientras pasaba el objeto sobre la piel de la espalda del menor. Jeongin se tensó ante lo dicho por su esposo—, y se coloca justo aquí —dijo al posicionarlo entre las bonitas nalgas—. Sirve para darte placer cuando yo no esté presente.

El rubio se acaloró por la vergüenza que sentía, y no tuvo idea de qué contestar.

—Ahora, abre más esas preciosas piernas —ordenó y sonrió cuando Jeongin separó sus piernas casi al momento y él se colocó entre ellas. Dejó el dildo a un lado del cuerpo del menor y comenzó a repartir besitos por toda la espalda hasta bajar a los apetitosos glúteos que masajeaba con sus pálidas y grandes manos. Jeongin no pudo contener los suspiros que salían de sus labios, las manos de Chan eran mágicas y lograban todo lo que se proponían.

Bang apretó más el agarre en las mejillas traseras del menor y las separó para dejar a la vista la exquisita entrada, acercó su boca al anillo de nervios y pasó su lengua con lentitud, probando las delicias de su esposo.

—Hyung... —susurró Jeongin en un suspiro apretando con fuerza las sábanas—. ¡Ugh! —gritó cuando un dedo lo profanó de golpe.

Chan subió sus besos a su espalda de nuevo hasta llegar al cuello y succionar la piel hasta tornarla rojiza, adentró un segundo dedo y sonrió satisfecho por los gemidos de su esposo.

—Voy a meterlo, precioso —susurró en su oído—. Si te duele o sientes molestias, dímelo.

Dejando otro beso en su nuca, estiró la mano, tomó el dildo y sacó los dedos del interior de Jeongin, acercó la punta del dildo en la dilatada entrada y empujó levemente. Jeongin, que se encontraba algo nervioso apretó las sábanas con más fuerza y cerró los ojos, esa cosa no era tan ancha como su esposo, pero si larga, tenía unas irregularidades que podía sentir muy bien en su apretado orificio y le sacaba uno que otro jadeo.

—Si pudieras ver lo hermoso que se te mira puesto —murmuró Chan a sus espaldas, y es que, Jeongin tenía el dildo completamente dentro de él. El corazón sobresalía de entre sus nalgas y solo le daba un toque bonito a su retaguardia—. De rodillas.

Jeongin gimió al hacer caso al pedido, la posición lograba que el dildo dentro de él se ajustara de mejor manera, sintiéndolo más profundo, Chan tragó saliva y sin poder evitarlo dejó una fuerte palmada en una de las nalgas provocando que se sonrojara al instante y gozando el grito del menor.

—Cuando lo hagas tú solo, asegúrate de lubricarte muy bien, cielo —recomendó mientras acariciaba los muslos internos, erizando la piel a su paso.

El rubio asintió y esperó el siguiente movimiento de su Hyung.

—Vaya, estamos de muy buen ánimo, ¿o esa cosa dentro tuyo se siente mejor que yo? —preguntó con burla dando golpcitos con el dorso de su mano al miembro erecto del menor, lo tomó con una mano y comenzó a subir y bajar, su otra mano se dirigió al juguete y agarrando la base de corazón sacó unos centímetros del objeto.

—Uh~ —gimió Jeongin ante el doble estímulo—. Hyung~

—Así es, precioso, gime para Hyung —la voz ronca del mayor solo provocaba cosquillas en su vientre, la voz de Chan en general le encantaba, pero la voz de esos momentos gritaba "sexo loco y placentero".

Chan metía y sacaba el dildo de su interior mientras masturbaba su pene, Jeongin aumentó los gemidos cuando estuvo a punto de correrse, pero el pelinegro lo evitó apretando la base de su pene sacándole un sollozo.

—Hyung, duele —se quejó entre jadeos.

—Lo siento, amor, pero yo también quiero divertirme.

Jeongin, que se encontraba aún en la bruma del placer interrumpido, no había entendido del todo lo que su esposo había querido decir hasta que sintió algo húmedo y caliente tratando de empujar se en su interior aún con el dildo dentro, se tensó en seguida con algo de temor.

—Para, Hyung, no va a entrar —susurró un poco nervioso.

—Tranquilo, cielo, estás lo suficientemente dilatado y húmedo. Ahora solo relájate y disfruta.

El mayor dio besitos en la nuca contraria, con una mano sostenía su propio pene para seguir empujando dentro del rubio y la otra tomaba el pene del mismo estimulando de arriba a abajo.

Jeongin sollozó al sentirse completamente llenado, un dolor placentero se expandía desde su ano hasta su vientre, su próstata se encontraba apretada por la intromisión de ambos falos y Chan no ayudaba dando suaves caricias a su miembro que goteaba ante tanto estímulo.

—Voy a moverme, precioso —avisó el mayor antes de comenzar a mover sus caderas, el doncel gimió con fuerza, Chan no podía salir del todo sin que el dildo se moviera de lugar por lo que las embestidas eran leves, pero realmente excitantes y certeras.

—¡Uh! ¡Hyung! —gimió con fuerza el menor—. ¡Más, Hyung!

Bang sonrió satisfecho por los gemidos de su esposo que se retorcía debajo de él, Jeongin había perdido completamente la cabeza gimiendo y jadeando tras cada penetración hasta que se corrió en las sábanas sin poder contenerse.

Sacó el dildo de un solo tirón y continuó embistiendo con rudeza la arrugada entrada gruñendo al sentir las paredes de Jeongin más apretadas por el reciente orgasmo que él acompañó segundos después, llenando el interior de toda su semilla.

Ambos respiraban agitados, el doncel cerró sus ojos cuando Chan salió de él y se dejó limpiar sin queja alguna. Fue cuando su esposo lo volteo que un dolor en su interior le hizo abrir los ojos.

—Lo siento, me volví a sobrepasar —susurró el mayor dando besitos en su rostro y pasando la toallita húmeda por su pene y abdomen, limpiando su semen—. No te duermas, iré por algo para el dolor.

Jeongin asintió, sin poder resistirse al sueño, volvió a cerrar los ojos hasta quedarse completamente dormido. Chan regresó a la habitación con un analgésico y un vaso de agua que dejó en la mesita de noche al encontrar al menor dormido. Sonrió con ternura y dejando otro beso en su frente, lo arropó con una sábana limpia y él tomó su bata para dirigirse a su oficina y seguir trabajando.

Antes de salir del cuarto, miró el dildo y negando con él ceño fruncido lo tomó y lo arrojó al bote de basura del baño.

A veces era una bestia consu esposo.

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