Yoongi despertó el domingo con una excelente vista del bonito trasero de su esposo marcado por las palmadas que le había dado la noche anterior.

-Buenos días Hyung -saludó el rubio con la voz ronca, parecía que había lastimado su garganta después de los gemidos que no había podido controlar durante la noche.

-Buenos días precioso -respondió dándole un pico en los labios y pasándole un vaso de agua que el menor agradeció.

Yoongi sacó el tubo de ungüento y lo esparció por la delicada piel de su esposo dando caricias suaves, Jimin se quejó un poco por el escozor y el mayor le dio un beso en la nuca.

-Lo siento, a veces soy demasiado rudo contigo -murmuró dando besitos en su cuello.

-Lo compensa cuando me mima y cuida de esta manera -dijo con un eyesmile.

Y era verdad, Jimin se sentía en el paraíso cuando el mayor acariciaba, curaba y masajeaba su sensible piel, le parecía algo realmente atento de parte de su esposo. Le hacía sentir querido.

Querer.

Se sonrojó con violencia al recordar que, durante toda la noche, mientras su Hyung lo penetraba ya sea con fuerza o con suavidad, se la había pasado gimiendo y murmurando lo mucho que lo quería, algo que se había vuelto muy común desde que ambos confesaron sus sentimientos hace un mes.

-Me encantaría saber qué es lo que piensas -decía entre besos en sus clavículas el mayor.

-Que te quiero -contestó con valor- y que me gustas mucho.

-Me estás tentando a que no nos levantemos de la cama en todo el día.

-No lo hagamos -susurró nervioso.

Yoongi lo volteó por completo boca arriba y acarició las suaves y esbeltas piernas, se le quedó viendo con profundidad.

-Entonces quedémonos en cama todo el día -finalizó con una sonrisa que mostraba sus encías.

Jimin asintió y se dejó hacer. Min lo besó con cariño, sin profundizar tanto el beso, solo eran simples caricias que le hacían suspirar, las manos de ambos no podían quedarse quietas, rozando la piel ajena y sonriendo con felicidad.

Yoongi levantó a su esposo hasta dejarlo encima de él, Jimin se sintió cohibido cuando su pene comenzó a despertar algo que Min no pudo pasar desapercibido haciéndolo sonreír con perversión.

-¿Amanecimos de humor?

-No seas así Hyung, es algo natural -se defendió avergonzado.

-Entonces hagamos algo con esta belleza -murmuró entre sus labios dando un suave toqueteo al miembro del menor sacándole un gemido bajito.

Continuaron besándose con lentitud, Jimin llevó sus manos a la nuca de su esposo y Yoongi tenía sus palmas en las caderas del menor, sus largos dedos alcanzando parte de los respingaditos glúteos y subiendo a la cintura para volver a bajar y repetir la acción.

Yoongi cada día estaba más encantado con las perfectas y hermosas curvas de su pareja, Jimin tenía una exquisita cintura, amaba mantener sus manos ahí, le encantaba estrujar los esponjosos glúteos y hundirse en las profundidades del menor, algo que hizo suavemente deslizándose lento sacándoles un gemido a ambos por la conexión tan caliente.

-Hyung -susurró bajito- Hyung, más -pidió moviendo sus caderas al compás de las lentas embestidas.

Yoongi besó la frente, mejillas y naricita del rubio y apretando la fina cintura se sentó con Jimin a horcajadas de él profundizando aún más la penetración y ayudándole al menor para moverse encima.

-¡Ah!, ¡Minnie! -gruñó el peli negro cuando el nombrado movió sus caderas de manera deliciosa apretando su miembro con fuerza dentro de él.

-¡Hyung! -gimió Jimin entre sollozos al correrse en medio de ambos y lloriqueo cuando el mayor continuó abusando de su entrada hasta terminar dentro de él.

Yoongi beso los húmedos cabellos de su esposo mientras este escondía su rostro en su cuello.

-Hyung, me llamaste Minnie -susurró dejando besitos tímidos en la pálida piel.

-¿No te gusta que te diga así? -preguntó acariciando la tersa piel.

-Suena lindo.

Min sonrió satisfecho besando su frente.

-Entonces ahora te llamaré de esa manera.

El doncel sonrió con alegría. Y joder, Yoongi jamás hubiese creído que se enamoraría de la manera en la que lo estaba del joven sobre él, por que el antiguo Yoongi jamás se lo hubiera permitido.

Fuera de lo que muchos pensarían, su antiguo rechazo al amor no se debía a una trágica historia de romance de juventud. Por supuesto que no, sorprendentemente jamás había tenido nada serio con nadie hasta que llegó Jimin.

Estaba reacio al amor por que siempre huía de la gente, era malo distinguiendo sentimientos ajenos y solía fastidiarse rápidamente de todos. Por lo mismo, cualquiera que fuera lo suficiente cercano a él, se había dado cuenta de lo mucho que el doncel interfirió en su personalidad y en su estilo de vida.

La vida de Yoongi un día antes de casarse, y como realmente había sido desde que tomó el control en las empresas Min, se basaba en salir a correr por treinta minutos, regresar a casa, beber un café mientras encendía el televisor para escuchar cómo iba la bolsa de valores. Se preparaba el desayuno y al terminar tomaba un baño y se iba a trabajar. Almorzaba en la oficina, si tenía tiempo. El día antes de su boda había salido temprano, y ahora se ríe de sí mismo al no notar las señales, todos en el trabajo lo habían despedido con el ánimo alto, la gente mejor posiciona de su empresa le habían dicho que lo verían al día siguiente, pero estaba tan preocupado por otros pendientes que no prestó atención a tal hecho.

Al llegar a casa, llamó a su madre para confirmar que iría a la fiesta que lo habían invitado después de que la mujer estuvo insistiendo por tanto tiempo. Al colgar, se fue a sus contactos para llamar a algún chico o chica que frecuentaba, pero, teniendo el contacto prefirió no hacerlo, sus sesiones exigían más energía que la que tenía encima.

Comió pizza y bebió una cerveza mientras veía una película, al terminar, se sirvió un vaso de whisky y se dirigió a su habitación con un montón de carpetas que contenían gráficas y tablas llenas de números y porcentajes con las que se entretendría toda la noche.

Aburrido.

Ahora su ejercicio era hacerle el amor a su esposo quien también le llevaba de vez en cuando un almuerzo a su trabajo, leía y veía películas en compañía del doncel y tenían citas románticas y entretenidas.

Muchos dirían que Yoongi es la primera vez para Jimin en muchas cosas, pero, lo que no sabían, es que Jimin también era su primero en tantas de él.

Y le encantaba.

-Hyung, ¿vemos una película? -le preguntó el rubio llegando a su lado.

Él había estado leyendo un contrato acostado a lo largo del sillón más grande de su sala. Lanzó la hoja en el otro sillón y estiró el brazo para jalonear con suavidad al doncel y subirlo encima de él. Jimin terminó sentado en el vientre del pelinegro con los muslos a los lados de él.

-Si me dejas llegar a tercera base, acepto.

El menor se sonrojó, dándole un suave golpe en el pecho.

-Me chantajea para pasar tiempo juntos.

-Créeme, precioso, la tercera base es una excelente manera de pasarla juntos.

-Esta vez serán películas, Hyung -y ese fue el punto final, Yoongi le sonrió desde abajo, cruzando sus brazos detrás de la nuca para admirarlo,

-Bien, pero quiero palomitas y cerveza.

El doncel sonrió más ancho, haciendo a sus ojos desaparecer, agachándose para dejarle un piquito en los labios y levantándose con rapidez para ir a traer lo que su demandante esposo quería.

Sí, ese estilo de vida también le gustaba.

Jimin realmente le gustaba.