Especial NamJin.
Había tres cosas en la vida de Kim Seokjin que amaba y cuidaba como un tesoro.
1. Su propia persona.
Muchos se preguntaban cómo es que él, quién por desgracia no heredó el don de la concepción, siendo un hombre cualquiera (aunque había quiénes lo confundían con un doncel), podía llegar a ser tan bonito y delicado, con una belleza etérea y armoniosa (la cual contrastaba con su exótica personalidad). Su escencia elegante y alegre llamaba la atención a donde fuese. Sin embargo, era su alta autoestima la que le hacia recibir malos comentarios en ciertas ocasiones, aunque no era algo que le hiciera perder sus preciosas horas de sueño.
No señor, tenía que darle a su cuerpo todo lo que necesitara.
2. Royale Palace.
Su precioso bebé. La joyería que con tanto esfuerzo y dedicación había abierto gracias al apoyo de su tercer, y no por eso poco importante, tesoro.
3. Kim Namjoon.
Su perfecto, atractivo, dotado y caliente moreno esposo. El sueño de cualquier mujer y doncel, hombre en su caso, que era tan amoroso y pervertido, el combo que jamás creyó encontrar, reencarnado en un adonis de hombre.
¿Ya mencionó lo caliente y dotado que es su hombre?
Estaba completamente enamorado de él y su duro y enorme...
-¡Ahí! -gimió sin vergüenza alguna, tratando de separar sus manos para sostenerse de algo, sin embargo, la corbata atada en sus muñecas no le permitía moverlas, dejando que su pecho siguiera sosteniendo el peso de su cuerpo junto con los descuidados empujes de su marido.
-¿No te da pena, Jinnie? -preguntó Namjoon detrás de él, jadeando, pero sin perder el ritmo- Que tus empleados escuchen cómo su jefe es jodido en su oficina, ¿Cómo alguien te puede tener respeto después de esto, mi preciosa puta?
-¡Aaah!
Namjoon observó la marca de su mano en la blanca piel de las nalgas de su esposo, rastros de hematomas aun podían observarse de actividades en días anteriores a este.
Jin era su perra insaciable.
-Te necesito en este momento, Kim Namjoon -se quejó el mayor ante la distracción de su esposo.
-¿Qué tanto, precioso? -preguntó el moreno, sosteniendo al otro desde el pecho para alzarlo, manteniendolo de pie con su fuerza debido a que las piernas de Jin ya no podían sostener su propio peso, provocando a la vez que se empalara aún mas en su pene.
-Mucho, Joon, te necesito, hazme venir -tembló ante la completa invasion que penetraba su interior y le hacia perder la razón.
-Oh mi vida, ¿qué te hace pensar que te lo mereces?
Jin frunció el entrecejo, a punto de quejarse, siendo interrumpido por una fuerte embestida, siendo el miembro del menor mucho mas grande que el promedio, sintió dolor, pero como siempre, era uno que le encantaba, que le hacía sentir que le removían las entrañas y comprimía su próstata.
-Sí, sí, justo ahí nene -indicaba jadeante, su vientre se apretaba al igual que los dedos de sus pies, sonrió, anhelante del delicioso orgasmo que estaba a punto de tener.
El broche de oro fue la mano de su esposo, que bajó desde su pecho hasta su miembro ignorado, lo sostuvo entre su perfecta mano y frotó hasta la punta.
La piel de Jin se erizó.
Estaba cerca.
Tan cerca.
-¡Ah! -gritó con sorpresa, bajando la mirada hasta su pene.
-¿De verdad creíste que te dejaría venir así de fácil?
Jin maldijo en voz baja, temblando a mas no poder cuando Namjoon apretó su índice en la apertura de su uretra, interrumpiendo su orgasmo a su vez.
-Oh no, no por favor -sollozó, sintiendo su pene palpitar, un dolor agudo que rozaba entre el placer y la tortura.
-Vamos amor, se que puedes venirte sin usar esta cosa -se burló el otro en su oído, menteniendo sus fuertes embistes en el mayor- correte, príncipe, usa solo tu culo y correte para mí.
La explosión de estrellas detras de sus párpados cerrados le tomó por sorpresa, su ano se contrajo una y otra vez y él no podía parar de llorar.
¿Era el cielo o el infierno?
Namjoon salió de él y desató la corbata de sus muñecas, colocó su flacido cuerpo bocarriba sobre su escritoro y con tranquilidad le abrió las piernas antes de volverlo a penetrar.
-Espera -susurró, adormilado después del intenso orgasmo.
-No, aún no me he corrido -declaró con seriedad- fui bondadoso con mi puta, pero ahora seré yo quien te utilice.
Con esas ultimas palabras volvió al ritmo rudo y descuidado, Jin volvió a gemir, sintiendo el calor del placer reanudando en su vientre.
Un golpe en su mejilla le hizo apretarse aún mas alrededor de su esposo, quien utilizó esa misma mano para rodear su cuello y apretar.
Gimió y gimió, de nuevo estaba cerca y por los movimientos desiguales de Namjoon sabía que se encontraba en las mismas.
-Una vez mas bebé -y Jin no pudo responder, babeando cuando el menor masturbó su pene con la mano libre, rápido y sin esperar mas.
Vio blanco una vez que un segundo orgasmo lo golpeó, sintiendo la húmedad en su interior de la corrida de su esposo.
Increible.
Namjoon se dejó caer encima de él, besando la piel a su alcance mientras Jin alzaba sus doloridas manos al cabello ajeno para peinarlo.
Ambos sudados pero satisfechos.
-Eres una bestia.
Sonrió con los ojos entrecerrados.
-Lo soy. Me encanta cuando eres rudo conmigo.
-Creí que al darte el golpe se me bajaría la erección -el mayor se rio con cansancio- pero no me lo vuelvas a pedir, no quiero lastimarte por no medir mi fuerza.
-Mi monstruo torpe, me encantaría que me rompieras.
Namjoon viró los ojos antes de alzarse de encima de él, Jin se encontraba completamente desplomado en su escritorio.
Salió de él y rapidamente pasó un pañuelo por su entrada para no hacer un desastre de semen.
Una vez que ambos terminaron de pasarse toallitas húmedas por el cuerpo y se volvieron a vestir de la manera mas decente que se podía, Namjoon se sentó en la silla de su esposo, con este mismo sentado en su regazo, ambas piernas a los lados de sus muslos y abrazado como un koala de su cuello.
-¿Están bien tus muñecas? -preguntó con preocupación, acariciando la amplia espalda del mayor.
-Si, tranquilo, si me llegaras a lastimar te lo diría.
Namjoon sonrió.
Por eso siempre terminaba haciendo todo lo que este hombre le pedía.
Para cuando la hora de salida llegó, ambos salieron de la oficina del mayor, bajando hasta el primer piso del edificio en dónde se encontraba Royal Palace.
Ambos iban tomados de la mano, mientras Jin se despedía de sus empleados con una amplia sonrisa.
Descarado.
Namjoon pensó, mientras aguantaba la risa y se dirigía a la salida.
Una vez en casa, Jin fue directo a bañarse y hacer su rutina diaria de limpieza facial, un rostro como ese tenía que tener los mayores cuidados.
Namjoon, por su parte, revisó algunos correos del trabajo, compró algunos juguetes en línea y habló por teléfono con Yoongi, quien se encontraba en estados unidos actualmente.
Unos brazos rodearon su cuello por detrás y su esposo besó su mejilla una y otra vez, sacandole una sonrisa de hoyuelos, antes de girar su cabeza para recibir los besos en su boca.
-¿Terminaste? -preguntó el mayor sin alejarse del tacto ajeno.
-Si, estuve hablando con Yoongi.
Jin giró los ojos antes de alejarse.
-¿Y qué dice la rata blanca de laboratorio? ¿Esta cuidando bien a Minnie? Espero que no lo deje solo en ningún momento solo, tan lejos de casa.
-Parece ser que está teniendo dificultades para aprender el idioma, le dije que le avisara que podía llamarme en cualquier momento si necesitaba un traductor.
-Mi esposo, tan atento, adoro mucho eso de ti -alagó el mayor, volviendo a besarlo- ahora ve a darte un baño en lo que preparo la cena.
Jin y Namjoon no podían pedir nada más.
Su matrimonio era hermoso, con todo el sexo que se les ocurriera, con trabajos exitosos y apoyo mutuo. Se amaban y estimaban tanto el uno al otro, no importaba si Jin no fuera un doncel, habían cosas mas importantes en los que solo ellos podían sentirse completos juntos.
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Finalmente llegamos a un último extra en esta ronda de correcciones. My Man será subida en cuanto pueda, espero que les hayan gustado los cambios.
En fin, ya saben que lxs tqm, nos leemos en My Man😘😘😘😘
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