Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9 Pidiendo ayuda

Pasaron dos días desde aquel momento especial con el pastel, y algo había cambiado entre Nick y yo. Había una ligereza en el aire que no existía antes, como si cualquier inhibición que tuviéramos hubiera desaparecido. Los miedos que solían atraparnos, las dudas que nos paralizaban, se habían extinguido poco a poco. No habíamos formalizado nada con palabras, pero no era necesario. Ambos sabíamos lo que queríamos, aunque también entendíamos que había cosas en las que debíamos trabajar, heridas que sanar y barreras que superar antes de dar ese salto definitivo.

Aún así, no quería quedarme esperando a que todo se resolviera por sí solo. Decidí ser yo quien diera el primer paso. Necesitaba sentirme más fuerte, no solo emocionalmente, sino también físicamente. Quería ser alguien que pudiera cuidar de Nick, alguien en quien él pudiera apoyarse cuando lo necesitara, sin importar la situación. Así que, con ese objetivo en mente, me acerqué a Curtis y le pedí consejo.

—Quiero ser fuerte —le dije, sintiendo la determinación arraigarse profundamente en mi interior—. Quiero ser yo quien cuide la espalda de Nick. ¿Conoces algún gimnasio que cobre barato?

Curtis no perdió tiempo. Su reacción fue inmediata, como si ya supiera lo que necesitaba sin tener que decírselo dos veces. Me llevó directo a un gimnasio que, según él, era propiedad de su padre. Al llegar, me impresionó la atmósfera pesada y el ambiente intenso del lugar. Olores de sudor, metal y esfuerzo impregnaban el aire. Cuando le pregunté por el costo, insistí en pagar, pero Curtis simplemente me miró como si hubiera dicho algo absurdo.

—No seas tonto, Anon. Puedes venir gratis. A estas alturas, eres prácticamente mi hermano —me dijo, dándome una palmada en la espalda con una fuerza que casi me tambaleó—. Además, estás haciendo esto por Nick, y yo también quiero lo mejor para él.

Aunque me sentía algo incómodo aceptando esa generosidad, decidí no protestar más. Había algo reconfortante en saber que Curtis me apoyaba de esa manera, y más aún, que entendía mi deseo de ser mejor por Nick.

Cuando llegó el momento de empezar, Curtis se quedó observándome mientras me quitaba la camisa, evaluando mis músculos con una mezcla de sorpresa y aprobación y otras cosas... No había entrenado en meses, pero mi cuerpo aún conservaba algo de su antiguo estado. Sin embargo, se notaba que estaba fuera de forma.

—Fiu... tienes buenos músculos para ser humano, aunque se ven dormidos —comentó Curtis, impresionado, mientras me rodeaba—. Dejaste de trabajarlos, ¿verdad?

Asentí, algo avergonzado por lo que iba a contarle.

—Sí, desde un par de meses antes de llegar aquí dejé de hacerlo. Mi padre me obligaba a entrenar desde que tenía 12 años. Siempre quería que estuviera en la mejor forma posible, pero... —hice una pausa, sintiendo el nudo en mi garganta formarse al recordar— después de cierto incidente, lo dejé.

Curtis me dio unos suaves golpes en el hombro, como si comprendiera lo que no había dicho en voz alta.

—Aún se pueden salvar, Anon, pero te lo advierto —dijo con una sonrisa que contenía un toque de malicia—, ¿estás listo para sufrir?

Lo miré a los ojos, recordando las duras palabras de mi padre que se quedaron conmigo incluso después de dejar todo atrás, aunque ahora las veía como algo positivo, quizás estuve mal interpretando algunas cosas y las vi realmente mal, cuando en realidad quizás solo me estaba apoyando a su manera.

—Como decía mi padre, es hora de hacer llorar estos músculos.

Curtis sonrió más ampliamente y puso su mano en mi hombro, dándome un apretón firme que dejaba claro que el entrenamiento no sería fácil.

—Vamos a darle, entonces.

Y así comenzó el mes más infernal de mi vida.

Cada mañana me despertaba con el cuerpo dolorido, los músculos que antes parecían adormecidos ahora estaban en constante agonía. Curtis no me daba tregua, y aunque me doliera admitirlo, yo tampoco quería parar. Sabía que este sacrificio tenía un propósito más grande. A veces, los entrenamientos se sentían interminables, pero me aferraba a esa imagen en mi mente: ser alguien que pudiera proteger a Nick, alguien digno de estar a su lado.

Incluso Nick, que normalmente era paciente y comprensivo, me regañó en más de una ocasión. Había días en los que llegaba a clase con los ojos apenas abiertos y mi cuerpo tambaleante, al borde del agotamiento.

—Anon, te estás matando —me dijo una tarde, cruzándose de brazos mientras me observaba con una mezcla de preocupación y frustración—. No quiero verte así.

Pero yo solo sonreía, aunque mi cuerpo gritara de dolor. Sabía que valía la pena.

Una tarde, después de un entrenamiento particularmente brutal, Curtis me lanzó una mirada algo incómoda mientras caminábamos de regreso al vestuario.

—Viejo... —comenzó, titubeando un poco, algo raro en él—. No entiendo... ¿por qué actuaste tan cobarde antes? Digo, para ser humano, te ves bastante fuerte, Anon. No tienes nada de qué avergonzarte.

El comentario me golpeó como una bofetada. Curtis no lo decía con malicia, pero no podía evitar sentir esa punzada de vergüenza en mi interior. Bajé la mirada, observando el suelo mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas.

—Mi autoestima... siempre fue nula. —Confesé en voz baja, recordando lo débil que me había sentido durante tantos años—. Siempre fui un cobarde. Incluso si fuera el humano más fuerte del mundo, nunca me defendería... ni siquiera cuando podía. Pero ahora es diferente, Curtis.

Levanté la vista, mirándolo a los ojos, con más convicción de la que había sentido en mucho tiempo.

Ahora tengo una razón para pelear. Una razón para seguir adelante, para no volver a retroceder.

Curtis me observó por un largo momento antes de esbozar una sonrisa, una que parecía mezcla de orgullo y respeto. Sin decir nada, extendió su mano hacia mí, ofreciéndome un apretón que, aunque sabía que no podía igualar en fuerza, acepté con firmeza. No era tan fuerte como un dino, eso estaba claro. Pero aun así, apreté su mano con toda la fuerza que tenía, aguantando el desafío.

Durante esos segundos, no se trataba solo de un apretón de manos. Era una promesa, un juramento silencioso. Curtis sabía lo que significaba para mí, y yo sabía que no volvería a fallar.

No esta vez.

Durante una semana, mis pensamientos giraron en torno a un solo tema. Una decisión que sabía sería arriesgada, pero que también se sentía inevitable: tenía que confesarle mis sentimientos a Nick. No podía seguir ignorando lo que sentía, ni esconderlo más. Después de reflexionarlo detenidamente, llegué a la conclusión de que necesitaba ayuda.

No era algo que pudiera hacer solo, y quién mejor para guiarme que aquellos que ya tenían experiencia en esto del amor.

El sábado por la mañana, decidí reunir a cuatro de mis amigos más cercanos, todos ellos en relaciones. Sabía que eran personas en quienes podía confiar, y cuyas opiniones me ayudarían a aclarar mi mente. Naser, Curtis, Trent y Stella fueron los elegidos. Nos encontramos en el parque, bajo un gran roble que solía darnos sombra en los días de verano. El ambiente era relajado, pero había una expectación en el aire. Ellos sabían que no los había convocado sin motivo alguno.

Naser fue el primero en hablar, siempre directo y sincero.

—Me parece extraño que nos hayas reunido a nosotros cuatro, —Me miró con una ceja levantada, aunque su tono era más curioso que desconfiado—. ¿A qué se debe?

Stella, por su parte, parecía más serena, como si ya supiera lo que estaba por venir. Siempre había sido un poco mística, y no era raro que sacara a relucir sus cartas del tarot en momentos como este.

—Agradezco que nos dijeras con tiempo —comentó mientras me miraba con una sonrisa apacible—, aunque creo que sé lo que vas a decir. Le pregunté a las cartas, y creo que es exactamente lo que estás a punto de compartir.

Trent, salgo emocionado algo raro en él, se inclinó hacia adelante en su silla, con los ojos brillantes de emoción.

—Hermano, espero que sea lo que creo que es —dijo, su voz cargada de anticipación. Podía sentir su apoyo sin siquiera decirlo explícitamente.

Finalmente, Curtis, con una sonrisa tranquila en su rostro, cruzó los brazos y soltó una frase que dejó a los demás algo desconcertados:

—Así que ha llegado la hora. —

Hubo un silencio breve, todos miraron a Curtis como si esperaran que él revelara algo más, pero solo me sonrió, dejando que fuera yo quien diera el siguiente paso. Sabía que había llegado el momento, y no podía seguir postergándolo.

—He tomado una decisión —dije, sintiendo un nudo en la garganta que luchaba por deshacerse, pero forzándome a hablar con determinación—. Desde ahora hasta que termine el mes... quiero planear cómo confesarle mis sentimientos a Nick.

Mis palabras quedaron flotando en el aire, y por un segundo, nadie dijo nada. El silencio me pareció eterno, y empecé a dudar si había hecho bien en decirlo. Pero, de repente, la reacción que no me esperaba llegó.

Los cuatro celebraron, alzando las manos, sonriendo y dándome palabras de ánimo. El alivio que sentí en ese momento fue abrumador, como si una gran carga que llevaba en los hombros hubiera sido levantada de golpe.

Naser fue el primero en hablar después de la celebración. Su voz era cálida y amigable, como si ya hubiera anticipado esto mucho antes de que yo lo mencionara.

—Ya te habías tardado, hombre. —Me dio unas palmadas fuertes en la espalda, haciéndome tambalear un poco, pero no podía evitar sonreír—. Yo que apenas me uní al grupo hace poco, me di cuenta de lo que se traían los dos desde el principio. Era imposible no verlo.

Trent asintió vigorosamente, su entusiasmo era contagioso.

—Totalmente de acuerdo con Naser. Creo que fue casi desde el primer día que se conocieron tenían esa chispa, por eso decidí darte el beneficio de la duda cuando el comenzó a ser tan físico contigo desde minuto uno—dijo con una sonrisa cómplice—. Es como si hubiera estado interesado en ti desde siempre.

Curtis, que hasta ese momento había permanecido observando, se cruzó de brazos y soltó una carcajada suave.

—A este punto, ya era inevitable que ustedes dos terminaran juntos —dijo, con esa seguridad que siempre tenía en sus palabras—. Son un roto para un descosido. Lo único que me sorprende es que hayas tardado tanto en tomar la decisión.

Finalmente, Stella, quien hasta ese momento había permanecido en silencio, dio un aplauso suave, como si estuviera sellando una promesa invisible.

—Desde la primera vez que les leí la fortuna a distancia, supe que el destino los había unido a ambos —dijo con esa serenidad mística que la caracterizaba—. Estás haciendo lo correcto, Anon. Avanza con confianza. Te ayudaremos en todo lo que podamos. ¿Qué necesitas de nosotros?

Sentí una ola de gratitud, y no pude evitar sonreír ampliamente. No estaba solo en esto. Tenía el apoyo de amigos que no solo comprendían lo que estaba pasando, sino que querían verme triunfar. Me quedé allí, mirándolos a todos, sintiendo el calor de su apoyo y el valor creciendo dentro de mí.

Sabía que el momento había llegado, y aunque ya les había confesado mi intención de declararme a Nick, todavía había muchas dudas que rondaban en mi cabeza. Necesitaba más ayuda, más que simplemente una celebración de ánimos. Necesitaba consejos reales.

Suspiré profundamente y miré a mis amigos, quienes esperaban pacientemente. Sabía que podía contar con ellos, pero ahora venía lo más difícil: preguntar lo que realmente me preocupaba.

—Chicos... —empecé, mi voz más baja de lo que esperaba, pero firme—. Antes de que empecemos a planear todo, tengo algunas dudas. Bueno, bastantes dudas, si soy sincero. No sé cómo manejar algunas cosas, y necesito que me guíen.

Curtis fue el primero en sonreír, con esa seguridad que siempre tenía. Se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas, como si estuviera listo para entrenarme en alguna nueva rutina física.

—Suéltalo, Anon. Estamos aquí para ayudarte. —Curtis parecía más que listo para cualquier pregunta que pudiera lanzarle.

Trent, por su parte, me miró con una sonrisa animada y asentía, como si ya estuviera anticipando lo que diría. Naser y Stella lo observaban en silencio, pero con esa energía que me hacía sentir en confianza.

Respiré profundamente y empecé con lo que más me preocupaba.

—Lo primero es... ¿cómo lo hago? —solté, sintiéndome algo tonto por lo simple que sonaba, pero el peso detrás de esa pregunta era enorme—. Es decir, quiero confesarme, pero ¿cómo se supone que lo hago bien? No quiero que sea incómodo, ni forzado, pero tampoco quiero que piense que estoy tomándolo a la ligera. No quiero arruinarlo.

Trent fue el primero en responder, sus ojos brillando con emoción mientras me daba una ligera palmada en el hombro.

—Mira, hermano, lo más importante es ser honesto. No intentes hacerlo parecer más complicado de lo que es. Cuando yo me confesé a Lunara, lo hice de la forma más sencilla. Solo le dije lo que sentía, sin rodeos ni grandes discursos. Lo que importa es que Nick vea que hablas desde el corazón. Él te conoce, no necesita que le des una sorpresa de película. Solo sé tú mismo, incluso algo casual puede servir.

—Sí, pero no se trata solo de decirlo —interrumpió Naser, que hasta ese momento había estado pensativo—. Lo más importante es el momento. No es que te pongas a soltar todo lo que sientes en cualquier situación. Necesitas encontrar un momento donde ambos estén tranquilos. Cuando yo lo hice, esperé a que estuviéramos en un lugar íntimo, donde no hubieran distracciones. Hazlo cuando sientas que ambos están en sintonía, cuando todo fluya naturalmente.

—Claro, claro... pero recuerda también que esto es Nick —añadió Stella, entrelazando sus dedos como si estuviera conectando todas las piezas del rompecabezas—. Nick es un dino al igual que todos nosotros menos tú, somos más directos Anon, no pongas estándares humanos en Nick. Si vas demasiado suave, podría pensar que no lo tomas en serio, pero si vas demasiado intenso, podrías intimidarlo o directamente o lo tome como una broma, por la cercanía que tienen. Tienes que encontrar el equilibrio, pero más importante aún, escuchar lo que él te dice a través de sus gestos. La forma en que te mira o te toca ya te da muchas pistas. —

Tomé nota mental de todo lo que decían, pero aún había más que necesitaba entender. El tema del rechazo me carcomía por dentro. No podía evitar pensar en la posibilidad de que, a pesar de todo, Nick no estuviera listo para lo mismo que yo.

—¿Y si... y si me rechaza? —pregunté, tratando de mantener la calma, aunque el nudo en mi garganta volvía a aparecer—. No es que no confíe en lo que tenemos, pero ¿y si no está listo? ¿Y si estoy yendo demasiado rápido? Digo, somos mejores amigos y aun estoy algo aterrado de que quizás estoy mal interpretando las cosas y me metí en la bro zone sin querer.

Curtis me miró con una seriedad.

—Mira, Anon. Ese miedo es normal. Todos tenemos ese temor de ser rechazados, incluso cuando creemos que la otra persona siente lo mismo. Pero aquí está la cuestión: si Nick no está listo, no significa que no te quiera. Significa que aún tienen que trabajar en ciertas cosas juntos. Tienes que estar preparado para cualquier respuesta, pero, sobre todo, tienes que estar dispuesto a esperar y darle su espacio si lo necesita. Si realmente es algo mutuo, no importa cuándo llegue. Llegará. —

—Exacto —dijo Naser, asintiendo con convicción—. No te enfoques en el miedo al rechazo, enfócate en el por qué lo estás haciendo. Lo estás haciendo porque sientes algo genuino por él, ¿cierto? Entonces, incluso si las cosas no salen como esperas en ese momento, no significa que has fracasado. Solo significa que hay más por recorrer juntos. —

Sentí un alivio al escuchar sus palabras, pero había otro tema que me inquietaba: los gestos físicos. Había veces en las que me sentía confundido por cómo actuar cuando estábamos juntos. A veces, parecía que Nick buscaba más cercanía, pero no quería malinterpretar las cosas.

—Otra cosa... —empecé, sintiendo que me sonrojaba un poco—. Con Nick, a veces siento que no sé cómo actuar físicamente. A veces parece que quiere más cercanía, pero no quiero cruzar ninguna línea sin darme cuenta. ¿Cómo sé qué es lo correcto?

Stella fue la primera en reír suavemente, pero su tono era comprensivo, no burlón.

—Lo entiendo, Anon. Es un terreno delicado. Pero aquí lo importante es la comunicación no verbal. Nick ya te ha mostrado muchas veces que disfruta de tu compañía física. No dudes en seguir esos pequeños gestos. Si se siente cómodo abrazándote o tocándote, es porque quiere que lo hagas. Pero, si alguna vez sientes que hay duda, lo mejor es preguntar. No tiene nada de malo preguntar si algo está bien. Es mejor preguntar y asegurarte, que asumir y hacer algo que pueda incomodarlo.

Trent sonrió y añadió:

—Lo que dice Stella es cierto. Pero también te diré esto: Nick es un dino, y nosotros a veces somos muy físicos por naturaleza. Si él no quisiera, te lo haría saber rápidamente. Así que, si él está mostrándote afecto, es porque lo siente de verdad. No tengas miedo de corresponder.

Tomé una bocanada de aire y asentí, sintiéndome más seguro con cada consejo que me daban. No tenía todas las respuestas, pero al menos ahora tenía una guía. Sabía que, con el tiempo, aprendería a manejar todo esto mejor.

—Gracias, chicos... de verdad —dije, con una sonrisa sincera—. No sé qué haría sin ustedes.

Stella sonrió y dio un aplauso llamando la atención de todos — Es hora Anon, hasta ahora lo has estado evitando, pero creo que es momento de que te lea tu fortuna, quiero ayudarte enserio, ya se la leí a todos hasta a Naser y Naomi la semana pasada, solo faltas tu. —

Yo fui quien los llamó y Stella se veía uy interesada por lo que solo respondí Claro Stella, veamos que puede salir de esto, no soy muy creyente, pero veamos el asunto. —

Curtis rio un poco las predicciones de Stella nunca fallan. —

Trague saliva y ella dijo mientras barajaba las cartas —necesito Que tomes 4 cartas, las primeras 3 representan el pasado presente y futuro, y la ultima representa el resultado de tus elecciones ¿ok? —

Me rasque la cabeza y acepte hice lo que me dijo, tome 3 cartas colocándolas en fila y la cuarta por encima de las tres.

Ella sonrio — bien veamos tu pasado Anon—

La primer carta era... oh por dios el diablo....

Stella abrió los ojos como platos —Las cartas invertidas suelen significar malos augurios, el diablo invertido es de las pocas excepciones de cierta forma, que este invertido simboliza, la liberación y la separación, en tu caso seria, tu liberación de un destino malo que te ataba, sin embargo fue una liberación que podría ser de mala forma, dejaste atrás tu pasado y te liberaste de las cadenas que te ataban, pero no lo hiciste de buena manera y tomaste un mal camino para hacerlo...—

Suspire cansado —Suena exactamente lo que me sucedió, supongo que las cadenas eran mis padres y mi antiguo pueblo natal, me separe en pésimos términos de ambos, pero al mismo tiempo me sentí libre... aunque se que no fue una decisión sana, espero algún día poderme reconciliar con ellos, pero aun no, aun les guardo rencor. —

Voltee la segunda carta el carro derecho.

Naomi puso su mano en su barbilla y dijo pensativa —Interesante, el carro derecho simboliza señala conflictos y turbulencias, y el inicio de tu viaje, en tu presente estas luchando para lograr un equilibrio a nivel mental y físico, independientemente si tus intenciones son malas o buenas, veo un conflicto muy grande en tu presente, uno que te pondrá a prueba a nivel físico y mental, pero saldrás airoso de este, si confías en todo lo que has aprendido hasta ahora. —

Asenti sin poder decir nada al respecto y me dio un poco de ansiedad lo último.

La tercera carta era... la muerte...

Stella movió sus manos rápidamente —No significa lo que crees... del todo, vaya eres el primero al que le sale, y salió derecha, por suerte no salió invertida... en fin, la primera, vas a pasar por una muerte, no literal, sino de tu ser, vas a morir para renacer o ya lo estás en ese proceso, vas a dejar de ser tu viejo yo, para transformarte en otra versión de ti, no sabría decirte si este renacimiento sea algo positivo o negativo, pero de que va a suceder va a suceder, y lo feo, también puede simbolizar lo que crees, tu o algún ser querido podrían pasar por una experiencia cercana a la muerte, puede pasar la primera, la segunda o ambas, ya dependerá de tus elecciones...—

Me rasque el cuello —con mi suerte, espero que no pase lo segundo jamás...— suspire y mire al cielo —No permitiré que el segundo escenario ocurra ¿me oíste Jesús Raptor? —

Los 4 rieron por mi mala actuación...

Bueno la hora de la verdad, voltee la última carta...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro