2 Momentos agradables
Yo estaba nuevamente en esta caja de ceral llamado instituto Volcano high, sabía que si o si se tendría que topar de nuevo con Nick, Curtis y Trent... aunque en el fondo esperaba que simplemente fuera el calor de conocer a un humano... espero que solo era la atracción temporal y lo dejarían de lado... aunque con lo del club.
La primera clase era de italiano, el profesor era un humano, algo gordo y bigotón llamado Mario, je ironico... me percate de algo, como lo conocí después, olvide el detalle de que Trent al parecer es mi compañero de clases en esta materia, el me invito para que me sentara en al asiento que tenia libre a su izquierda, resignado acepte.
El me susurro —Sabia que te había visto en esta clase, oye ¿te gusta el idioma? —
Me rasque el cuello y le devolví el susurro —La elegí por descarte, y porque vi algo en la secundaria—
Trent en un gesto amable me dijo en voz baja —Tienes suerte amigo, yo elegí esta materia porque eran créditos gratis para mí, mi madre es italiana y crecí con el idioma, aca entre amigos, si ocupas ayuda te echo un cable, solo sigue ayudando a Nick en cocina y te prometo que esta clase será un paseo en el parque para ti—
El sujeto fue muy amable con esa sugerencia y no la iba rechazar —Gracias amigo... dije algo incómodo.
Trent cambio de tema y me susurro —Nick por mensaje me dijo lo de ayer, que Spears te obligo a unirte a un club... que resulto ser el nuestro, mira no es por ser duro, pero tendrás que ayudarme con unas cosas, no será ligero ¿ok? —
Trent continuó con tono serio:
—Nuestra banda no es un juego, amigo. Queremos dedicarnos a esto de verdad, así que te pido seriedad en el asunto. Cualquier cosa que puedas aportar es bienvenida, pero, perdona si a veces te exigimos de más... tendrás que aguantarlo. Tenemos actividades los jueves después de clase en el auditorio, así que prepárate.
Sus palabras me reconfortaron, por su honestidad, y sentí, me necesitan de seguro por eso me tratan bien, aunque también me hicieron darme cuenta de que no iba a ser tan sencillo como esperaba. Sin embargo, fue un alivio que por fin alguien fuera directo conmigo.
—Ok... solo denme instrucciones claras —le respondí, con un ligero asentimiento de cabeza.
La clase terminó y Trent se despidió rápidamente, marchándose a la siguiente. En matemáticas, nuevamente me senté con Curtis y Rosa. Durante la clase, le comenté a Curtis que Trent ya me había hablado de la banda, dejamos el tema de lado y nos concentramos en los ejercicios.
Ahora venía lo difícil: gastronomía del hogar. Al entrar al aula, Nick me saludó con entusiasmo y una sonrisa amplia, y le devolví el saludo chocando los cinco.
Honestamente, qué buena decisión había sido tomar esta clase... parecía cocina para niños, hoy tocaba freír papas para los herbívoros y dino-nuggets para los carnívoros.
Elegí las papas simplemente porque se me antojaban más. Mientras preparaba las cosas, me di cuenta de que la maestra Fang nuevamente me observaba. Sus ojos a través de su cabello seguían mis movimientos con una atención que no terminaba de descifrar.
Mientras tanto, Nick, visiblemente aterrorizado, se acercaba con una bolsa de dino-nuggets congelados en la mano, temblando al intentar acercarla al aceite caliente. Vi venir el desastre, así que lo detuve con una mano.
—Solo vas a hacer que el aceite te salte por todos lados si los echas así. Mira, primero ponlos en un plato y quítales todo el exceso de hielo —le expliqué, tomando un plato para hacer el proceso con las papas que me tocaron. Quité los pedazos de hielo con los dedos y él me imitó con los nuggets.
Después, revisé que el aceite estuviera a la temperatura correcta y, con cuidado, eché las papas al sartén. Vi a Nick intentar imitarme, pero sus manos seguían temblando. Suspiré, y aunque sabía que podía ser malinterpretado como algo muy gay, decidí ayudarlo, por mi seguridad.
Guie sus manos con las mías, deteniendo sus temblores, y juntos vaciamos los nuggets en el aceite sin ningún incidente. Finalmente, suspiré aliviado.
Giré mi cabeza por un segundo para verificar que las papas estuvieran bien, pero de repente sentí un calor insoportable a mi izquierda. Miré y, para mi horror, el sarten con el aceite y Dino-Nuggets estaba en llamas. ¡Solo me descuidé un segundo!
—Por todos los dino-santos... —murmuré, mientras el caos comenzaba de nuevo.
Nuevamente tuve que apagar el incendio. Nick, con una expresión de decepción total en su rostro, como la de un niño que acababa de hacer una travesura y estaba siendo castigado.
No era la primera vez que lo veía así, y a este punto, comenzaba a preguntarme por qué demonios él, había elegido este curso.
Sin embargo, decidí no darle demasiadas vueltas y lo ignoré. Sentía algo de lástima, así que le di la mitad de mis papas porque Pensé que podría ponerse a llorar en cualquier momento, pero en su lugar, me agradeció con una sonrisa y moviendo la cola.
Y, aunque por medio nanosegundo me hizo dudar de mi heterosexualidad, debo admitir que su sonrisa era sorprendentemente reconfortante.
Después de limpiar todo el desastre y de que Nick recibiera un regaño suave por parte de la maestra Fang, aproveché el momento para salir rápidamente del aula antes de que algo más sucediera.
La siguiente clase pasó sin pena ni gloria, sumida en un aburrimiento total, hasta que finalmente llegó la hora del almuerzo. Recordando el trato que tenía con Curtis para ahorrar algo de dinero, me dirigí resignado hacia la cafetería, donde ya estaban Curtis y Trent sentados. Me extrañó no ver a Nick por ninguna parte, así que decidí preguntar.
—¿Y Nick? —dije, esperando que estuviera lejos.
Curtis, tranquilo como siempre, respondió sin levantar mucho la voz.
—Los martes, Nick se escabulle a los tejados a fumar a solas. Es como un ritual personal que tiene.—
Gracias, espíritus del cielo, pensé para mis adentros, sintiendo un gran alivio. Saqué el tupper lleno de arroz y se lo mostré a Curtis. Sus ojos brillaron de inmediato, y sin pensarlo dos veces, se levantó para ir a buscar el esto de su comida, la de Trent, y de paso traerme el refresco y el yogurt lácteo, tal como habíamos acordado.
El arroz, me estaba siendo útil. De no haber sido por este intercambio, probablemente lo hubiera tirado, pero al menos así lograba sacarle provecho. Total, solo sabía cocinar en cuartos o en medios... si o si terminaba tirando algo.
La comida terminó sin mayor novedad, pero apenas salimos de la cafetería en dirección a la clase de música, sentí el brazo de Nick rodear mi cuello de nuevo. —Me volviste a salvar el culo, MVP—, dijo, en su tono relajado y directo. Era casi como si cambiara de personalidad al salir de la clase de cocina. El olor a tabaco en su aliento lo delataba. Curtis, algo sorprendido, intervino:
—¿Ahora qué hizo Anon?
Nick soltó una sonrisa y se pegó más a mí, como si fuéramos amigos de toda la vida.
—Gracias a este sujeto, pude echar los dinonuggets al aceite sin causar un desastre... aunque al final se quemaron—, admitió, encogiéndose de hombros. —Pero avancé algo. Me ayudó a limpiar otra vez y, como un completo bro, me dio la mitad de sus papas—.
Trent se rascó uno de sus cuernos con una expresión de asombro. —Wow, resolviste dos "códigos Nick" en dos días seguidos, estás imparable—.
Nos dirigimos al salón de clases los cuatro, y en ningún momento el Baryonyx azul aflojó su agarre sobre mi cuello. Aunque empecé a notar algo extraño: su cuerpo se sentía más pesado, y parecía que le costaba mantenerse en pie. Lo miré de reojo y vi que sus ojos estaban algo apagados, como si estuviera en otro lugar.
Curtis lo notó también y le preguntó, preocupado:
—¿Estás bien, Nick?
Nick bufó, molesto por la pregunta, pero suspiró. —Estoy bien, solo... — se quedó en silencio un momento antes de sacudir la cabeza. —Lo que importa es que estoy bien—.
Trent, con una mirada de seriedad, sugirió —Mejor sigamos adelante—. Me miró con cierta preocupación, y yo tomé la decisión de ayudar a Nick a caminar más despacio.
Su peso dificultaba el avance, lo que nos hizo llegar cinco minutos tarde a clase. El profesor Ringo parecía dispuesto a regañarnos, pero al ver a Nick en ese estado, ignoró el asunto y solo nos pidió que tomáramos asiento.
Ayudé a Nick a sentarse, y él, con una sonrisa débil, me dijo: —Eres un completo salvavidas, Anon—.
Había algo más detrás de todo esto, algo que no entendía del todo, pero no me sentía en posición de preguntar. No quería involucrarme más de lo necesario, así que decidí mantenerme al margen y seguir la clase normalmente, tratando a Nick como si nada fuera de lo común.
A mitad de la clase, Nick volvió a rodear mi cuello con su brazo, y esta vez se veía peor. La lección continuaba con normalidad, pero estaba claro que algo no andaba bien con él. Curtis agitó su mano frente a la cara de Nick, pero ni siquiera reaccionó. Con un chasquido de lengua, Curtis suspiró y murmuró: —Voy a llamar a tu mamá—.
Se levantó y le dijo algo al profesor Ringo, que no pude escuchar y este solo asintió. Luego se giró hacia mí. —Anon, parece que Nick no te quiere soltar. ¿Puedes ayudarme? Solo nos tomará un momento. Ya hablé con el profesor—.
Sin muchas opciones, asentí, dándole unas palmaditas a Nick para que se levantara, lo cual hizo sin soltarme. De fondo, comenzaron los susurros que pronto inundaron el aula: —¿Otra vez está drogado?—, —Dios, está más fuera que dentro—, y el comentario cruel de Trish: —Qué patético—
Sentí una ola de rabia. Aunque Nick era una molestia a veces, no era una mala persona. Estos dos días habían demostrado que, en el fondo, tenía buenas intenciones.
Algo grave debía estar pasando, algo privado, y la idea de que todos a su alrededor asumieran lo peor me indignaba. Los esquiadores de meteoritos siempre eran así, siempre juzgando sin saber.
Curtis y yo guiamos a Nick hacia la salida y luego al estacionamiento. Allí, una Baryonyx de escamas azules nos recibió con un suspiro antes de ayudarnos a subir a Nick al auto. La dino me miró, algo sorprendida. —No te había visto antes—, comentó.
—Me llamo Anon, soy compañero de cocina de Nick—, respondí nervioso.
Sus ojos se abrieron con sorpresa antes de toser ligeramente. —Me llamo Nova, soy la madre de Nick—, dijo, suavizando el tono.
Curtis, intentando aligerar el ambiente, añadió: —Este sujeto evitó dos 'Código Nick' seguidos—.
Nova sonrió, visiblemente agradecida. —Muchas gracias, Anon. Por favor, no te rindas con Nick. Tengo que revisarlo rápido, pero me gustaría charlar contigo en otra ocasión—, dijo antes de marcharse en su auto.
Una vez se fueron, Curtis me miró con seriedad, su tono era firme y algo enfadado. —¿Qué opinas de esta situación? ¿Qué opinas de Nick ahora—.
Su mirada me juzgaba, como si hubiera pasado por esto muchas veces antes. Solté un suspiro, sintiéndome algo intimidado, pero respondí honestamente: —Esto está bastante jodido... Pero no creo que Nick sea de esos que consumen sustancias. No veo que obre mal, solo es un pésimo cocinero, eso sí.
Curtis soltó un suspiro de alivio, su expresión se relajó mientras sonreía. —Apenas te conocemos, así que no te puedo decir mucho. Pero, honestamente, no confío del todo en ti aún. Solo llévalo con calma y actúa mañana como si esto no hubiera pasado—. Agradecí no estar más involucrado en este conflicto, y con un suspiro aliviado, asentí. —No te preocupes, entre menos me involucren en asuntos ajenos, mejor—.
El miércoles llegó y las cosas siguieron su curso. Tal y como me dijeron, fingi que nada ocurrió, Nick, como de costumbre, fue un desastre en la clase de cocina. Durante el almuerzo, todo transcurrió sin incidentes, tal como me habían recomendado. Aunque ya no me molestaba que Nick me rodeara el cuello con su brazo, parecía hacerlo más por necesidad que por camaradería, al menos eso creo.
A la salida, me lo encontré de nuevo, con esa misma energía despreocupada de siempre, aunque esta vez había un matiz más genuino en su tono. —Te debía un tour por la ciudad, ¿no?—, dijo, como si fuera algo que realmente le importara. Asentí, respondiendo sin muchas ganas: —Me sería muy útil—.
Ambos salimos de la escuela, y Nick volvió a agradecerme por ayudarlo en la clase de cocina. Comencé a pensar que quizás esa clase significaba algo más para él. Si era tan malo cocinando, ¿por qué seguir intentándolo? ¿Era admirable o solo obstinado
Nick comenzó el tour llevándome al parque de la ciudad, un lugar grande, con árboles antiguos que daban sombra en todas partes. —Este es el mejor sitio para despejarse—, comentó. —Especialmente en las tardes. Los fines de semana siempre hay algún tipo de feria o evento. Si te gustan los helados, te recomiendo los de ese carrito de allá—, señaló a un carrito pequeño, manejado por un viejo Velociraptor que, según Nick, hacía los mejores helados de fruta de toda la ciudad.
—Los de mango son los mejores, pero si quieres algo realmente bueno, prueba el de chocolate con chile. Parece raro, pero es increíble—.
Después de un rato caminando por el parque, me llevó a una tienda de música que estaba más escondida en una esquina del centro de la ciudad. —Este es uno de mis lugares favoritos—, dijo con un tono de orgullo.
—Tienen discos de bandas que no encuentras en otros lados, especialmente de metal y punk. Aunque también tienen vinilos clásicos, si te interesa—.
Dentro, el lugar estaba repleto de pósters de bandas de rock y metal, y el ambiente olía a incienso. Nick me habló sobre algunas de sus bandas favoritas mientras revisábamos los estantes. —¿Has escuchado de Dinoslaughter? Son buenísimos, una mezcla entre death metal y algo más experimental. Aunque si quieres algo más ligero, está Fangitude, son locales y su música es como una mezcla de jazz con rock, algo único—.
No podía evitar notar su entusiasmo al hablar de música, parecía estar muy apasionado con el tema, y aunque no entendía ni j preferí solo escuchar.
Continuamos el recorrido por algunas calles más, mientras Nick me hablaba de los mejores lugares para comer dependiendo de tu humor. —Si quieres una pizza realmente buena, Moe's es el lugar. Ese tipo sabe lo que hace. Aunque si estás buscando algo más barato, está la taquería cerca del parque—, dijo, señalando la dirección con la cabeza.
A medida que el tour avanzaba, me di cuenta de que Nick realmente conocía la ciudad, pero lo hacía con una perspectiva única. No era solo una serie de lugares turísticos, sino rincones especiales que parecían significar algo para él.
Mientras me hablaba, no podía evitar sentir que había algo más en todo esto, como si tratara de enseñarme su mundo, un lado más personal de la ciudad que solo unos pocos conocían, como si quisiera ayudare de forma genuina.
Finalmente, cuando el sol empezaba a bajar, terminamos en un pequeño mirador que daba una vista impresionante de toda la ciudad. Nick se apoyó en la baranda y, por un momento, pareció estar en paz. —Este es uno de mis sitios secretos—, dijo con una sonrisa. —A veces vengo aquí solo a pensar. No sé, supongo que me ayuda a poner las cosas en perspectiva y me ayuda a la hora de escribir canciones—.
—Es un buen lugar—, admití, mirando el horizonte teñido de naranja y púrpura.
Sí, lo es—, respondió, su tono más suave de lo habitual. Y por primera vez, sentí que estaba viendo a Nick más allá de su fachada de chico despreocupado.
Nick sonrió sígueme aun no te muestro el lugar más cool de toda la ciudad...
Le seguí el juego sin hacer muchas preguntas, aunque sonara raro me gusto esta salida, este sujeto se notaba que realmente le importaba echarme una mano... me siento mal por pensar mal de él en el primer día.
Llegamos a un local algo alejado, que tenía un letrero que decía Los dolidos y condenados— lei en voz alta algo temeroso, y luego entramos.
Al parecer era una especie de bar cafetería, con al parecer un micrófono abierto, todos saludaron a Nick con amabilidad y una Allosaurus algo robusta con una chaqueta negra se nos acerco —Hola Nick que sorpresa verte hoy.
Nick rio un poco y rodeo su brazo con mi cuello, a este punto ya me estaba acostumbrando le estaba enseñando la ciudad a mi bro Anon, apenas llego el lunes a la ciudad y estaba un poco perdido, le estaba mostrando los mejores lugares y deje lo mejor para el final...
La mujer soltó una risita y sonrió -Llámame LJ es un placer.
Asentí en silencio, y los tres nos dirigimos a una de las mesa, ambos estábamos algo cansados para ese punto, Nick, sin siquiera preguntarme, pidió dos capuchinos. Era curioso cómo asumía las cosas sin consultar, pero ya me estaba acostumbrando a su forma de ser, directa y espontánea.
Mientras esperábamos, Nick volvió a presumir lo que había hecho en el club de cocina, como si salvarle el trasero fuera una hazaña digna de contarle a cualquiera que se cruzara en su camino.
Era extraño... me miraba con una mezcla de admiración y agradecimiento que me hacía sentir incómodo, pero a la vez, me sacaba una pequeña sonrisa.
La mujer, que observaba la escena con una mezcla de sorpresa y curiosidad, me lanzó una mirada profunda. Justo en ese momento, Nick se levantó con su habitual energía, mencionando que necesitaba usar el baño. Nos dejó solos.
La mujer me sostuvo la mirada con más seriedad.
—Solo llevas tres días aquí y ya has causado un gran impacto en Nick —dijo, con una voz calmada pero firme.
Solté un suspiro largo, sintiendo el cansancio de todo lo vivido en esos pocos días.
—Desde que llegué aquí, cada día se siente como una aventura... —dije, casi en un murmullo—. Esto es muy diferente a lo que conocía en Rock Bottom. Nick es... raro. Algunas veces parece estar en lo más bajo, y otras, es como si le metieran una pila en el culo... sin ofender.
Ella soltó una risa suave, y sus ojos se suavizaron, aunque había algo de tristeza en ellos.
—Lo describiste a la perfección —dijo, con una sonrisa pequeña—. Nick es muy emocional. ¿Cómo estvo tu tour por la ciudad?
Asentí, recordando cómo Nick parecía estar más entusiasmado que yo durante el recorrido.
—Sí, estaba más emocionado que yo, a decir verdad. No me importaba mucho, pero lo seguí porque parecía que era importante para él por alguna razón que desconozco.
La mujer sonrió, pero esta vez su expresión era más melancólica.
—Es un buen gesto, Anon. Sigue así. Dale cuerda y acompáñalo en lo que necesite. Sé honesto, pero no demasiado. Con el tiempo, lo entenderás mejor. Y, por favor, no te rindas con él... —hizo una pausa, como si buscara las palabras correctas—. La cocina es muy importante para Nick, más de lo que imaginas. Lo que has hecho por él en ese club significa más de lo que crees.
La mujer, aún con esa sonrisa cargada de nostalgia, parecía estar a punto de decir algo más, pero en ese momento Nick regresó. Se dejó caer en la silla con su típico entusiasmo y tomó su capuchino con ambas manos, como si no hubiera notado la breve conversación que habíamos tenido en su ausencia.
—¡Ah! —dijo exhalando después del primer sorbo—. No hay nada mejor que un buen capuchino después de un largo día. ¿De qué hablaban
La mujer me lanzó una mirada rápida, casi imperceptible, antes de cambiar el tema con una naturalidad admirable.
—Nada importante, querido. Solo hablábamos de tu tour por la ciudad, de lo buen guía que eres —respondió ella, sonriendo con más calidez.
Nick soltó una carcajada y se apoyó en el respaldo de la silla, completamente relajado.
—¡Claro! Le mostré todos los lugares que importan, ¿verdad, Anon? Ahora ya sabes dónde ir cuando quieras un buen helado o si te sientes con ganas de música decente.
Asentí, mientras jugaba con la taza de capuchino frente a mí, dándole vueltas entre mis manos sin pensar mucho en ello.
—Sí, me diste buenas recomendaciones. Me sorprendió lo mucho que conoces de la ciudad.
—¡Por supuesto! —dijo Nick, casi con orgullo—. Nací y crecí aquí. Este lugar puede parecer una roca gigante, pero si sabes dónde buscar, siempre hay algo interesante. Aparte, es bueno moverse, ¿sabes? Quedarse en un solo lugar, mentalmente o físicamente, puede ser peligroso.
La última frase de Nick me golpeó con algo de fuerza. Por un momento, esa chispa de alegría en sus ojos pareció apagarse, pero volvió a encenderse antes de que pudiera decir algo al respecto.
La mujer, que había estado observando en silencio, intervino con un tono más suave.
—Anon, no sé si ya te lo ha dicho, pero para Nick, cada detalle cuenta. Lo que hiciste por él en el club de cocina no es algo pequeño para él. Él... —dudó un segundo—. Él suele cargar con más de lo que muestra.
Nick bufó, como si intentara desviar la mirada.
No pude evitar soltar una risa ligera, pero la tensión en el ambiente no desapareció del todo. Había algo en lo que decía la mujer, que me hizo pensar en cómo lo veía.
Sus subidas y bajadas emocionales, su torpeza en la cocina, y el modo en que se aferraba a las cosas simples... Todo eso parecía ser más que una simple cuestión de personalidad.
Y me sorprendió por pensar en esto, solo llevo 3 días conociendo a este sujeto y... es la persona más agradable que e conocido en mi vida... aunque suene triste
—Bueno, por lo menos ya sé a quién llamar la próxima vez que incendies la cocina, ¿no? —dije en un intento de alivianar el ambiente.
Nick me lanzó una mirada fingiendo indignación.
—¡Ey! ¡Ese fue un accidente! —protestó con una sonrisa que no podía ocultar.
La mujer se levantó lentamente, dejando su taza vacía en la mesa. Nos miró a ambos, y esa mirada parecía estar cargada de una mezcla de gratitud y preocupación.
—Me tengo que ir ya, Anon, espero que sigas cuidando de Nick —
Nick solo sonrió y la despidió con un gesto.
Cuando la mujer se fue, el ambiente se sintió un poco más liviano. Nick volvió a recostarse en la silla, estirándose como si acabara de despertar de una siesta.
—Olvidé decirte algo —dijo Nick de repente, deteniéndose antes de dar otro sorbo de su café—. LJ, es algo así como nuestra manager, nos ha ayudado desde el primer día con la banda. Tengo tantas cosas en la cabeza que se me pasó mencionarlo... Oof, amigo. —Suspiró, tomando un trago más.
Decidí probar el mío por primera vez y, sorprendentemente, el sabor me golpeó de inmediato.
—Esta es buena mierda, el mejor café que he probado comenté sin pensar.
Nick soltó una risa, dándome un ligero codazo en el brazo.
—Lo sé, vale totalmente la pena. Los fines de semana a veces vengo con los chicos y tocamos un par de canciones. Este lugar tiene micrófono abierto, y créeme, es el mejor de toda la ciudad. —
Asentí, tomando otro sorbo, pero la duda me vino de inmediato.
—¿Cuánto cuesta este café? No me vendría mal tomarlo más seguido. —
Nick, como si fuera lo más casual del mundo, respondió:
—Diez dólares. —
Me atraganté con el café y empecé a toser, sintiendo que el líquido me quemaba la garganta. Nick tuvo que darme unos golpes en la espalda para ayudarme, riendo al mismo tiempo.
—Oye, tranquilo. Yo los pedí porque iba a pagarlos. No soy tonto, sé que no puedes permitirte estos lujos, sin ofender.
Cinco minutos después, estábamos saliendo del lugar. Yo seguía sintiendo una ligera irritación en la garganta, y el orgullo herido.
—Te dije que yo pagaría, Anon —dijo Nick, un poco molesto.
—Es... cuestión de orgullo, Nick. No me gusta que otros paguen por mí. Solo pregúntame la próxima vez, ¿ok? —respondí, aún un poco incómodo por la situación.
Nick soltó una carcajada, divertida pero sin rastro de burla.
—Me sorprende que seas tan orgulloso. Bueno, lo tendré en cuenta para la próxima, Anon. —Me guiñó un ojo, con esa sonrisa despreocupada que parecía llevar siempre en el rostro.
Mientras caminábamos juntos por las calles de la ciudad, me di cuenta de que, a pesar de lo diferentes que éramos, había algo en Nick que empezaba a volverse familiar. Como si su energía caótica e impredecible empezara a encajar en mi día a día, a su manera.
Mire el cielo y vi que estaba atardeciendo Me tengo que ir, en una hora empieza la hora oscura, digamos que a las 8 tengo que ponerle 20 candados a la puerta de mi casa y encerrarme Skinnrow es bastante peligroso. —
Este me miro preocupado y se le noto preocupación en sus ojos —¿vas a estar bien —
Honestamente me sentí bien... y pensé Que alguien se preocupara por mi... es algo nuevo para mi —
Puede ver como su rostro se llenó de angustia... me di cuenta que lo ultimo lo dije en voz alta... pensé que había perdido ese habito.
Me enfade un poco pero conmigo mismo —No te preocupes por mi... todos tenemos nuestros problemas ¿ok? Solo olvida lo que dije, nos vemos mañana en la escuela...
Este me tomo de la mano te encamino— el me miro con una mirada muy decidida.
¿Porque de repente tanta preocupación Pensé
—Esa zona es muy peligrosa y...— pude ver en su cara que no iba aceptar un no —Mira, puedes acompañarme hasta la frontera de los barrios, no quiero que pongas un pie en ese horrible lugar ¿ok? —
Por suerte logre convencerlo, dios se sentía muy gay que me tomara de la mano, pero no me soltaba, este sujeto era muy fanático de invadir el espacio personal.
Cuando llegamos a la frontera del los barrios, me despedí, y le dije que se fuera primero, el me miro un momento y luego obedeció.
Regrese a mi departamento y era extraño... la soledad que sentía en estos momentos me dolía... era algo raro... no me había pasado en un tiempo... este sujeto me va a venir provocando algo.
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