Querido Diario:

¿Cómo decir esto?

Jeon Jungkook me ha estado siguiendo, y no es cosa mía. ¡No me lo estoy imaginando!

¡Taehyung también lo ha visto!

Si antes lo había puesto con signos de interrogación, ahora lo puedo decir con toda la seguridad del mundo:

Regresa el perro con la cola entre las patas.

Taehyung me dijo que cada vez le pregunta más y más por mí, que debería darle una oportunidad y hablar con él, y arreglar las cosas; no estoy muy seguro de eso.

¿Tú qué crees?

He trabajado mucho por salir adelante, y no sé si estoy listo para enfrentarlo.

Mi psicóloga me había dicho que tenía que hablar con él y cerrar el capítulo. Pero aún no quiero, mi corazón me dice que todavía no es momento de cerrar el capítulo, pero mi cabeza dice que ya es hora.

¿A quién hacerle caso, al corazón o la cabeza?

Soy fiel creyente de que las cosas pasan por algo, y si en algún momento se llega a dar la oportunidad para que hablemos, estará bien.

Si pasa algo más, estará bien.

Pero no necesito que él esté conmigo, no necesito a nadie.

Valgo mucho, y soy mucho.

-Mi papá Min creció mucho, mi amor

La pareja como era costumbre se encontraba en su cómoda cama, leyendo los pensamientos del padre de Sorn. Y esta última seguía teniendo muchas preguntas y muy pocas respuestas.

-Es por eso que siempre me inculcó el amor a mí misma, que nunca me tenía que comparar, porque todos somos únicos, y hay algo en lo que siempre vamos a sobresalir. – Dijo Sorn con una enorme sonrisa plantada en sus labios, recordando aquellos momentos.

-Y tú padre tenía razón, amor. Tú eres increíble y fue esa seguridad tuya la que me cautivo. – Jun dejó un casto beso en la mejilla de su esposa. – Y probablemente el cambio que tuvo tu papá Min fue lo que conquistó a tu papá Kook.

-Supongo, pero no hay excusa para la manera en la que trató a mi papá.

La joven cada vez que leía el diario se quedaba pensando en su papá Kook, por qué no lo conoció y el porqué de que su papá Min no le hablará sobre su otro papá.

Siempre tuvo mucha curiosidad, pero dicen que la curiosidad mató al gato.