¿Y cómo es que un jardinero ordinario como tú tiene todo esto?
El pelinegro se encontraba viendo una película al aire libre, la fresca noche y las estrellas lo acompañaban. Tapado con una manta miraba una escena romántica. En dónde una pareja reía por el triunfo de su amor.
Xiao Zhan se entristeció, una lágrima rodó por sus mejillas.
Miró a su lado dándose cuenta que el más alto le ofrecía una copa de vino, la cual lo tomó.
Ayanga se sentó a su lado cómodamente sosteniendo su propia copa.
-Oye, tú podrías ser mi nuevo súper amigo. - rió - Eso te sale bien.
-No estoy seguro de si fue un cumplido. - miró coquetamente al pelinegro -O si quieres cortarme las bolas. Cómo sea, gracias.
Zhan se perdió un momento, su mirada fija el líquido color púrpura que se menaba por los movimientos involuntarios que daba a la copa.
-Lo extrañó. - soltó con voz apagada y sus ojos acuosos.
-Lo sé - le respondió Ayanga seriamente, no era necesario saber a quién se refería Xiao Zhan. Solo que le molestaba. - Pero dime una cosa. - Lo miró al, aún señor Wang - ¿Qué hace que los chicos buenos terminen con los tipos malos?
Zhan resopló - ¿Cómo sabes que soy bueno? - Su mirada seguía fija en la copa - Puede que haya algo mal conmigo porque estuvo engañándome. - giró su rostro encontrándose directamente con el rostro contrario.
-Zhan, no vuelvas a decir eso. No es tu culpa. - dijo muy serio - Si engañó a un hombre como tú, debe ser un idiota. Sin duda alguna. -Zhan sonrió ante el comentario del jardinero - ¿Entiendes? - Ambos soltaron una pequeña risa - Sí entiendes. - Ayanga chocó su copa con la de Zhan - Bueno... Ahora hay que seguir viendo la película y beber. Disfruta.
-Gracias por dejarme quedarme.
-Un placer.
Zhan volvió a reír. Sin duda había encontrado en Ayanga un refugio ante su tristeza.
Ambos siguieron viendo la película, Zhan poco a poco iba acurrucándose entre la manta y, sin darse cuenta, inclinó un poco su cuerpo hasta quedarse dormido y acurrucado en el hombro ajeno.
Ayanga al sentir el peso en su hombro, se dio con la imagen del pelinegro dormido. Su respiración tranquila y constante le daban la seguridad que había caído en el mundo de los sueños. Acomodó bien la manta para que el aire no entrara y mantenerlo caliente, pasó su brazo hacia atrás atrayendo más el cuerpo contrario para que se acomode mejor.
Xiao Zhan sintió el calor del cuerpo contrario y no dudó ni un segundo para refugiarse en el pecho de este dejándose llevar por el calor.
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-Te dije que no iba a funcionar. Que lo descubriría.
-Debiste ser más convincente. Hice mi parte perfectamente.
- ¡No se te dificultó!
-Ni siquiera sabe que tiene un hermano gemelo. Debería de haber seguido mi intuición.
En Sicilia en una casa escondida de la vista del poder de los Wang. YangZi se encontraba muy molesta y nerviosa después de la supuesta cena con el castaño.
Wang Yue se encontraba con él. Sí, el hermano gemelo de Wang Yibo.
Ambos se habían reunido ante la desesperada llamada de la curvilínea mujer.
Unos toques en la puerta interrumpieron sus pensamientos, con un pase del gemelo Wang, su trabajador ingreso informándoles que tanto el jardinero como Zhan no se encontraban en Sicilia.
Se les había escapado.
Ante esta noticia YangZi le pidió al gemelo de cabellos negros se encargará del asunto y así lo hizo, con un disparo entre los ojos del trabajador.
Wang Yue, el hermano gemelo de Wang Yibo, desterrado de la familia, por su comportamiento y loca mente retorcida. Este había desaparecido del radar de la familia Wang.
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En la casa Wang los ánimos no eran para nada buenos.
ZhouCheng, Haikuan y Wang Yibo se encontraban en la mesa en horas del almuerzo. Callado y solo mirando la comida delante de ellos.
Cheng solo fumaba y su comida intacta delante de él, Haikuan trataba de enredar los fideos en su tenedor y Yibo solo miraba hacia la nada.
El castaño ya no sabía qué hacer, había mandado a buscarlos, sí, ya sabía con quién había escapado su esposo. No quería pensar que este le estaba siendo infiel con el supuesto jardinero.
¡No! Zhan lo amaba, lo sabía. Era suyo.
La vibración del celular de Haikuan lo volvieron a la realidad. ZhouCheng que aún seguía fumando también, miró hacia la dirección del ruido del vibrador del celular.
Haikuan se levantó de la mesa y se dirigió a contestar. Solo unos segundos fueron suficientes para la confirmación de algo que ya imaginaba el castaño.
Haikuan miró a su prometido y decidió hablar en italiano para que no entendiera. - Lo hanno confermato. Lei è sull'isola con lui. È tutto pronto. Attendi nuova autorizzazione (Lo confirmaron. Él está en la isla con él. Está todo listo. Esperar nuestra autorización)
-So come risolvere questi problemi. Non possiamo comportarci così. (Sé cómo resolver estos problemas. No podemos comportarnos así.)
- ¡Oigan! - ZhouCheng harto que no lo incluyeran en su conversación gritó - Aquí estoy por si no lo han notado. Y si están hablando sobre Zhan quiero saber todo. ¿Quedó claro?
-Amor - Tomó el brazo de su prometido - solo tratamos de trabajar...
-No me vengas con amor... - quitó el agarre de su brazo - Zhan desapareció! ¿Y ustedes solo siguen trabajando? - Cheng no aguantó. Tiró su cigarro en la comida y se paró. Con los nervios lloró, Yibo solo bajaba la cabeza ante el comportamiento del mejor amigo de su esposo. - Estoy desesperado.
Haikuan al ver el estado de ZhouCheng llegó hasta él. - Mi amor, por favor, cálmate.
El contrario volvió quitar el agarre - No me puedo calmar. Soy chino. - lo último lo dijo con rabia - Carajo! - se fue caminó hacia la casa. Haikuan que venía detrás de él fue parado por el castaño.
-Espera. Siéntate. - le indicó, aguantando la rabia y el llanto.
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Xiao Zhan se encontraba dormido en su ahora habitación. Un peso extra sobre él lo hizo despertar dándose directamente con el rostro del jardinero.
-Haz el amor conmigo.
Zhan no pudo decir que no.
Ayanga se acomodó a su lado, acercó su rostro con el del pelinegro mirándolo fijamente, sus respiraciones se mezclaban. Ayanga aprovecho el aturdimiento de Xiao Zhan y acarició su mejilla y poco a poco se fue acercando hasta que sus labios chocaron, un beso suave que poco a poco iba haciéndose más demandante.
Ayanga aprovechó esto y se subió encima del menor sin romper el beso, mientras sus manos recorrían sobre la ropa del de abajo.
Cuando el beso terminó Zhan lo miró fijamente, con una pequeña inocencia ante el acto, el cielo negro detrás del jardinero le daba un toque sensual.
Ayanga desprendió la camisa color celeste que te llevaba puesto, los botones salían volando.
Zhan nunca despegó la mirada del contrario.
A continuación, Ayanga se quitó su polera y volvió a bajar para besar el pecho expuesto de Zhan, dejando un camino de saliva, jugando con sus pezones. Chupando y mordiendo.
El jardinero bajaba lentamente, besando el vientre y jugando con su lengua en el pequeño orificio de su ombligo, el de abajo se retorcía ante el contacto de la pequeña exploración. Era tan excitante, era tan placentero.
- ¡Ahhhh! - Ayanga había llegado hasta su miembro engullendo por completo, mirando como Xia Zhan seguía soltando gemidos altos por su acción.
Se sentía tan bien.
Extrañamente... ¿Bien?
El sonido estruendoso de la ventana de su cuarto lo hizo despertarse, dándose con la imagen de un hombre vestido de negro tratando entrar a su cuarto.
Cuando reaccionó Ayanga había entrado a su cuarto peleando contra el hombre.
Zhan se levantó de la cama y corrió hasta llegar al área de la piscina donde el mayor tenía asfixiando al misterioso intruso. Al ver esto le dio la espalda. No era fácil ver cómo matas a alguien.
Zhan entró en nervios. Ayanga soltó al hombre y fue corriendo hacia el menor y lo abrazó.
En medio de su nerviosismo, el pelinegro le preguntó si había matado al hombre y Ayanga negó, solo lo había desmayado.
-Vamos, tenemos que irnos.
Xiao Zhan solo asintió en medio de su aturdimiento. Recogieron lo esencial y subieron al auto, tomando la carretera.
Zhan solo se dejó llevar cayendo dormido.
-Aquí estaremos a salvo.
Habían llegado a una playa lejana. Ayanga tenía una pequeña casa construida de madera cerca de la orilla del mar.
Ambos se despidieron y fueron a descansar.
Zhan mañana le preguntaría cómo es que un jardinero tiene grandes cosas. Y de una cosa estaba seguro; su esposo lo estaba buscando.
-Yibo... - Su voz salió como un susurró, acompañado de un par de lágrimas.
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A la mañana siguiente Zhan se levantó temprano. Salió de su cama y se cambió con algo más ligero, un polo ancho, acompañado de unos cortos shorts.
Bajó las escaleras de la pequeña casa y caminó hacia la orilla.
Disfrutando de la vista pensó en lo corrido la noche anterior. Wang Yibo no se daría por vencido, a donde fuera él lo encontraría. Era difícil dejarlo. Lo engañó, él mismo vio como el castaño embestía a la perra de YangZi en sus narices.
¿Qué tan descarado podría ser?
Ahora se encontraba con el supuesto jardinero, sí supuesto; una casa de lujo, sabe cómo defenderse y ahora están en una casa que, aunque sea pequeña, tenía comodidades y lujos. No le gustaba la mentira. No le gusta ser engañado y tenía que hablarlo de una vez con Ayanga.
Ayanga... El sueño de la noche anterior, sino hubiera sido interrumpido por el desconocido... ¿Habría llegado a más?
El ama a Wang Yibo... Sí
Pero el trato que da Ayanga a él y lo pone como lo primordial en su vida le gustaba y quizás podría ser... No! Primero debe resolver sus sentimientos.
Decidió volver a la casa y el mayor ya se encontraba despierto y con el desayuno preparado. Este vestía solo un pantalón suelto color blanco semitransparente, su pecho desnudo mostrando lo bien trabajado que estaba.
Ayanga acomodó los platos en la mesa llamando al menor a sentarse. El mayor le comentó del allanamiento de su casa, al ver la cara de preocupación del pelinegro este le dijo que la policía se encargaría de eso.
- ¿Y cómo es que un jardinero ordinario como tú tiene todo esto? Una vida de lujos.
Ayanga se quedó callado, miró directamente a los ojos oscuros del pelinegro, tenía que decir algo antes de que Zhan se diera cuenta.
- Mi padre es millonario. Te lo dije. - tomó sus cubiertos - Estoy tratando de independizarme de él. Es todo.
- Lo siento. - Ayanga le sonrió. Zhan le había creído. - Es que estoy en un momento difícil de mi vida, y ahora me estoy desquitando contigo. - habló un poco apenado.
- Lo merezco.
- No. No lo mereces. - Zhan bajó la mirada - A veces, yo soy... Irracional. Lo siento. - Levantó la mirada.
- Zhan. Está bien. - lo miró y sonrió - Ahora comamos. Tenemos planes para hoy.
- De verdad, agradezco el esfuerzo, pero, ya sabes… por lo de anoche, no tengo ánimos de hacer nada especial.
-Tienes razón. Será mejor que nos quedemos en casa y nos lamentamos por lo de anoche. Así qué... ¿Dónde quieres lamentarte? - Zhan dibujó una pequeña sonrisa. Sin duda Ayanga sabía cómo animarlo - ¿En el comedor? O... Déjame llevarte a un lugar donde puedas sonreír. - lo miro seriamente a Zhan - Lo prometo: si no sonríes ahí, cuando volvamos aquí, lloraremos juntos. Come por favor.
Zhan con un poquito de ánimos, empezó a comer lo que había preparado el mayor.
Ayanga se había enamorado de la hermosa sonrisa del pelinegro. Las pocas veces que lo ha podido apreciar fue en fotografías y una que otra vez en la casa Wang.
Ambos se dirigían en el auto del primero hacia el lugar prometido por el mayor. Entre risas y una que otras verdades pasaban el rato.
Al llegar al lugar, Ayanga le mostró una moto acuática. Ambos se alistaron con sus ropas de baño y los implementos necesarios para su protección, se subieron y sin pensarlo el mayor arrancó sacándole un grito divertido al pelinegro.
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- ¿Podrías subirle al aire acondicionado? - Wang Yibo se sentía ansioso, cuando le dijeron la confirmación de la ubicación de su esposo, decidió esperar y salir en el momento indicado.
En el auto junto con Haikuan se dirigían hacia su objetivo.
El celular de su mano derecha sonó. Este contestó e inmediatamente su ceño se frunció.
Yibo que iba distraído mirando por la ventana no se percató del semblante de su acompañante.
Cuando Haikuan cortó la llamada, no sabía cómo darle la mala noticia y lo miraba por momentos. Si Wang ya se sentía así, no se imaginaba ahora que se enterara.
Wang sintió el nerviosismo de su mano derecha y lo miró - ¿Qué?
Haikuan cerró los ojos y soltó la información - No lo encontraron. - Yibo oscureció su mirada y jugaba con su lengua dentro de su boca aguantando las ganas que tenía de matar. - Él sobrevivió.
Wang Yibo se tocó la frente, respiró hondo, volvió a tocarse el rostro y de la nada se descontroló dándole de golpes al asiento delantero. Se quitó los lentes negros tirándolos y respirando pesadamente.
- ¿Puedes ir más rápido? Pidió el castaño. El carro aceleró.
Con los Wang nadie se metía.
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Mientras tanto, Xiao Zhan y Ayanga la estaban pasando muy bien.
Cómo prometió el ex-jardinero, el pelinegro fue por un momento feliz. Lo llevó a una pequeña isla en dónde había una cueva, a esta isla solo se podía llegar por el mar.
Caminaron por la orilla, nadaron, corrieron y vieron la puesta del sol. Sin duda, Ayanga era alguien que estaba entrando a poco a poco en el corazón de Zhan.
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Holaaa Holaaaaa 👋🏻👋🏻👋🏻
Disculpen la tardanza 🫣 espero disfruten del capítulo.
Tranquilos, no se asusten, cómo ya había dicho anteriormente estoy siguiendo la línea de las películas pero cambiaré algunas cosas.
En los capítulos anteriores leí los comentarios y tranquil@s todo está bien 🤭 Ya falta poco para que sepan qué pasó
No tardaré en subir el siguiente capítulo y sobre los que siguen "Infringe" de verdad lo siento mucho por la demora, no se preocupen que si seguiré la historia solo que debido a algunas cosas la historia tardará.
Espero su comprensión y gracias por el apoyo! 🤗
L@s quierooo muchísimo!!
Nos vemos!!! 💚❤️
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