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Sé cómo me siento y lo que necesito.

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Unos días después se le dio de alta al pelinegro. Con los cuidados necesarios, no podía aún hacer esfuerzos, requiriendo un descanso total del cuerpo.

La agencia de modas estaba a cargo de Emily, bajo la supervisión de ZhouCheng mientras se recuperaba al 100%.

ZhouCheng se encontraba modelando uno de los nuevos trajes para la temporada de otoño, un elegante terno blanco. Junto a Emily que supervisaba las tomas.

-Lo extraño. - A pesar de haber visto a su amigo cuando aún se encontraba en el hospital, no era lo mismo estar ahí solo. - Siempre nos apoyamos en los momentos importantes. - Le comentaba a una triste Emily que escucha atenta a cada uno de sus lamentos. Ella solo lo abrazó.

Ya había pasado un mes desde la última vez que lo vio en el hospital. Y cinco meses desde que se fue.

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A las afueras de Sicilia, un hombre se encontraba parado frente a un mausoleo familiar, específicamente mirando la reciente rumba cerrada.

Wang Yibo miraba con cierto pesar la imagen delante de él. Se decía que si las cosas hubieran sido diferentes quizás su hermano tendría otra vida o estaría a su lado. Trabajando hombro con hombro, rigiendo sus tierras. Siendo los más poderosos de la mafia italiana.

Unos pasos se acercaban al lugar dónde descansaban los retos de su familia. Eran los Li, padre e hijo acompañados de uno de sus guardaespaldas.

Tomasso, HaoXuan y Haikuan se acercaron hacia el castaño al darse cuenta de la visita.

- La guerra entre nuestras familias será sangrienta. - Se colocaron ambos bandos frente a frente -  Y nadie saldrá victorioso de ella. Han ocurrido muchas cosas malas. Pero nos haría bien olvidar, este...- dudaba en lo que iba a decir - este desafortunado incidente.

-¿Desafortunado incidente? - respondió con ironía el castaño ante tal estúpido comentario.

- Oh! Discúlpame. - ironizó el mayor Li - Debí decir: "Esta gran tragedia".

El viento soplaba fuerte.

Por la mente del castaño pasaban miles escenarios en dónde los Li morían en sus propias manos. El ruido chirriante de la reja de madera desgastada del mausoleo lo trajo de vuelta.

- Escucha. - Colocó sus manos en los bolsillos de su pantalón negro, su aura toda intimidante hacía tenso el momento - Lo diré una vez y no lo repetiré.  - Ayanga escuchaba atento al igual que su padre - Esto es Sicilia. Es mi territorio. - Inclinó un poco su cabeza y sus ojos se clavaron en ambos hombres. Estos no podían mirar hacia ellos ya que estaban tapados por los lentes oscuros para el sol - Escúchenme bien, nunca volverás a poner un pie aquí. Me encargaré de eso. Si rompes las reglas, convertiré tu ridícula isla en un cementerio.

Hauxuan que se encontraba a su lado, colocó una de sus manos en su hombro y le habló al oído - Digli di andarsene (Diles que se largue de una buena vez).

Wang Yibo se acercó al Li mayor. Se sacó los lentes sin dejar de verlo, unos segundos después su mirada se movió hacia Ayanga.

- Toma a tu perro... - volvió a mirar al viejo Zhen - Y lárgate. - Ayanga se quitó sus lentes, miró con rabia al castaño - Tienes una hora - levantó un dedo y volvió a repetir - Una.

Wang se giró para irse, pero antes volvió a mirar al supuesto jardinero con desdén y volvió a entrar hacia las tumbas.

Haikuan, Tomasso y HaoXuan se quedaron viendo a los tres hombres voltear e irse.

Wang Yibo miró de nuevo la tumba de su hermano y suspiró y solo deseo que encontrara paz en dónde estuviera.

El celular de su bolsillo comenzó a vibrar, miró la pantalla y contestó.

- Dónde estás? - una dulce y adormilada voz que le encantaba, se escuchó desde el otro lado.

- Tenía algo que hacer. - contestó lo más calmado posible.

- ¿Lo resolviste? ¿A qué hora vienes?

- Está hecho. Ya voy.

Colgó y salió, sin mirar atrás.

El camino a casa duró casi una hora. Wang entró y lo primero que hizo fue deshacerse de su saco y paso rápido se dirigió a su habitación. Al ingresar vio hacia su cama. El cuerpo delgado y sexy de su amado esposo descansaba ahí. Se había vuelto a quedar dormido después de esa llamada.

Se acercó sigilosamente hacia su lado y se recostó. Con su mano retiró el mechón de cabello que se había escapado hacia su rostro y acarició levemente su mejilla.
Este acto hizo despertar a Zhan, quien al verlo sonrió y suspiró, llevó su mano hacia la mejilla del mayor. - Cómo te he extrañado.

Yibo dejo un beso en su frente y volvió a mirarlo, Zhan seguía sonriéndole y se volvió a acercar, pero esta vez beso su boca. El beso se hizo más profundo, disfrutando cada uno de sus labios.

Al separarse Zhan se incorporó un poco y rió travieso. Ahora él chocaba sus labios con el de su esposo e hizo que cayera a la cama para subirse a horcajadas sobre el castaño. Sin romper el beso el cual se hacía más profundo y demandante, comenzó a bajar por el cuello y manzana de Adán de Yibo, chupándolo.

El castaño no resistió y respondió ante los besos y chupetones de su pelinegro. Sus manos viajaban por la espalda desnuda del menor. Ya que solo estaba con un short negro diminuto que no dejaba nada a la imaginación.

Las manos del pelinegro comenzaron a despuntar la caminata negra que traía su esposo, los besos de Wang viajaron por el cuello del menor.

Zhan se irguió y Yibo pasó sus manos por los sexys y lindos botones rosados de su esposo, los pellizcó y comenzó a bajar deleitándose con su torso desnudo, pero se detuvo en un punto, la cicatriz en dónde había dado el disparo.

Una mano estaba muy sujeta en la cintura del menor y la otra acariciaba esa cicatriz que por poco y le arrebata la vida a su amor. - Aún no - habló Yibo sin dejar de acariciar la zona - El doctor dijo que todavía no. - miró hacia arriba viendo la desilusión en Zhan.

Yibo volvió a subir su mano por el pecho de su esposo.

- No me importa lo que el doctor dijo. - contesto Zhan. Hizo caer su cuerpo de nuevo y atacó los labios del castaño el cual trato de evadir.

Yibo acercó su rostro al pecho del pelinegro, escondiendo sus labios - Nene. Amor - salió de su escondite.

Cómo repuesta Zhan exhaló - Sé cómo me siento y lo que necesito. – Molesto salió del regazo de Yibo y se levantó de la cama, caminó hasta los pies de esta. - Y, definitivamente, no es quedarme en la cama y autocompadecerme.

Yibo solo lo dejo ir, suspiró frustrado. Qué más quisiera él complacer a su esposo, pero ya era la segunda vez que estuvo a punto de perderlo. Ya no quería hacerle más daño.

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Zhan se colocó una de sus batas, caminó hacia el primer piso y preguntó quién se encontraba en la casa a esas horas y la repuesta le gustó. ZhouCheng se encontraba tomando su desayuno en la terraza.

Caminó hacia ahí y lo vio, con la cara larga y triste. Se acercó muy despacio hasta colocarse detrás de él y acercarse a su oído - ¡Pam! ¡Pam!

- ¡No! - Chilló muy emocionado ZhouCheng, se paró y abrazó muy fuerte a Xiao Zhan - ¡No puedo creerlo, bajaste! - seguía riendo de alegría, al romper el abrazo lo miró con preocupación - ¿No deberías descansar?

Zhan se sentó molesto en la silla de al lado y suspiró - ¿Por qué todos hablan de descansar? -Cheng giró su cuerpo mirando hacia el frente y cruzó sus manos, sabía cómo era de terco su amigo. - Ya descansé lo de muchos años. Estoy harto de estar tirado como un tronco y verlos temblando por mí. –
ZhouCheng lo miró de lado. Volvió a suspirar - Raquel - llamó a la que las atendía en ese momento - Por favor, tráenos una botella de vino. - la chica asintió y fue por ella.

- Uh! - se burló Cheng - ¿Con qué quieres jugar rudo y no son ni las once? - tomó aire
- Es un poco... No, muy patológico hasta para mí. - Volvió a mirarlo - ¿O debo recordarte que casi te mueres? Alcohol para el desayuno no es una idea brillante.

- No me jodas, A-Cheng. - contestó harto - ¿Desde cuándo todos saben mejor que yo lo que quiero y necesito?

- ¿Te imaginas siquiera por lo que hemos pasado? - el más alto miró a la chica que dejaba el vino y dos copas
- Gracias - sonrió - Nunca había sentido tanto miedo. Miedo de perderte. Y Yibo. Creí que se me rompería el corazón.

Zhan solo lo miró para después perderse en un punto.

- A-Cheng sé que fue difícil para ti, que te preocupaste, pero la vida me dio otra oportunidad. ¿No lo ves?  Y quiero aprovecharla lo más que pueda. – Ambos sonrieron. Tomó la botella de vino - Además, no hemos brindado por el hecho de que al fin aceptaste casarte, hermoso. - sirvió ambas copas - Ahora, ¿qué?

- Nada - respondió Cheng, pestañeo para evitar que las lágrimas salieran. Tomó el rostro del pelinegro con ambas manos y se acercó - Me alegra que estés aquí. - dejó un beso en los labios contrarios y chocaron sus frentes mientras absorbían por la nariz - ¡Más! - se separaron - Más, más, más alcohol - repito alegremente. Tomó la botella de vino para agregar más a las copas - No soporto verte el cabello estando sobria. Ambos soltaron carcajadas. Si bien era cierto, ambos eran la uña y la mugre. Ellos solos se entendían.

ZhouCheng tomó su celular y marcó
-Hola JiYang. ¿Puedes arreglar cabello hoy? - y miró cómplice al pelinegro. - ¿Ahora mismo? Okey. Vamos - agarró el brazo de su amigo y lo jaló - Vamos, Vamos. Sí iremos. - Zhan agarró la botella y fueron corriendo.

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