El hermano gemelo que no tuvo suerte
Ambos hombres se dirigieron fuera de la casa, siguiendo el camino por dónde se habían llevado a Xiao Zhan.
De nuevo su posesión más preciada estaba en peligro.
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Xiao Zhan se encontraba en lo que era una antigua capilla. Los hombres que trabajaban para Li Zhen, le informaron que tenía que esperar al Joven Ayanga en ese lugar, que no debería de moverse de aquí y en cuanto terminara la reunión vendrían por él.
El pelinegro que se encontraba entre molesto, asustado y nervioso accedió, mientras los minutos pasaban imaginaba un sin fin de escenarios.
Sabía que Wang Yibo iba a terminar por matar al supuesto jardinero y quizás a él mismo.
Pero, ¿tendría la conciencia de hacerlo? ¿Se supone que él fue el que falló? A pesar de haber pasado situaciones con Ayanga que solo fueron besos o uno que otro toque, él se sentía que no había faltado a su palabra.
El infiel... El infiel fue Wang Yibo.
En su propia cara, en el mismo lugar dónde estaban sus padres, amigos y socios. No él.
Resopló frustrado, siguió caminando mirando la infraestructura dañada que se alzaba ante él hasta centrarse en la cúpula central de la capilla. Dio una vuelta, mirando los detalles; se dijo que definitivamente en sus tiempos el lugar hubiera sido maravilloso.
Bajó la mirada y escuchó unos pasos acercándose, giró sobre su eje y se dio con la imagen de un hombre, el cual se acercaba a pasos lentos, con la mirada fija perdida en el piso mientras fumaba un cigarrillo.
Llevaba puesta una camisa blanca abierta en los primeros tres botones de esta, dejando ver sus pectorales, pantalón negro de mezclilla ajustado a sus piernas y sus zapatos de vestir negros.
Zhan se le quedó mirando, no lo había visto hace meses - Eres el error más grande de mi vida - soltó con rabia. - ¿Cómo pudiste? - El hombre frente a él era nada más y nada menos que su... esposo.
Wang siguió con la mirada perdía en el suelo, dio una calada a su cigarro importándole menos lo que el pelinegro le decía.
Zhan se acercó mirándolo fijamente, al estar cerca de este le propinó varios golpes el pecho - Eres un...
El castaño, agarró ambas muñecas del doncel, hizo presión en ellas, tanto que el pelinegro bajó la mirada hacia las manos del contrario llamándole la atención un par de sortijas de oro, las cuales nunca había visto en el tiempo compartido con su esposo.
El castaño dio un chasquido con su boca y levantó la mirada. Zhan, subió la mirada con temor, tomándose con los ojos contrarios.
Ojos color verde esmeralda.
-Tú no eres Yibo.
El contrario dejó libres las muñecas del menor, el cual retrocedió rápidamente.
El hombre idéntico a su esposo suspiró - No... No soy - contestó. Una risa ahogada se escuchó mientras caminaba para acercarse al pelinegro, quien seguía retrocediendo con terror en la mirada. - Me llamo Wang Yun. El hermano gemelo que no tuvo suerte porque nació diez minutos después. - Suspiró y bajó la mirada mientras avanzaba- Diez minutos, diez minutos. - volvió a subirla - Pero es agradable conocerte, pequeño.
-No te atrevas a decirme pequeño. ¿Dónde está Yibo?
-No muy lejos, pero creo que tendrás que esperarlo otro rato. - Yun se llevó sus manos hacia los bolsillos del pantalón. Le restó importancia a lo que estaba diciendo. Los ojos hundidos del hermano gemelo le decían al menor que era de cuidado. -Él está ocupado. Muy, muy ocupado. Sí, me emociona pasar algún tiempo con mi nuevo cuñado. Y ya sabes, tener una conversación con él. - se mordió el labio al verlo.
- No tenemos nada de qué hablar.
-Yo creo que sí! - sonreía y volvía a ponerse serio en sólo segundos. - Voy a contarte una historia sobre recuperar lo que es mío. - la postura de Yun, medio inclinada, los ojos muy abiertos y hundidos, cada que hablaba inclinaba la cabeza, le daban terror, pero tenía que hacerse en fuerte.
Hacía puños sus manos para calmar el temblor de estás. No podía dejarse caer. Tenía que ver la manera de llegar hasta Yibo. Además, ¿Cómo sabía que él se encontraba ahí? Y sobre todo, ¿Cómo se enteró que Yibo estaría ahí?
La repuesta... Ayanga; Ayanga y su padre.
¿Qué conseguían con esto?
-Verás...- continúo el gemelo - Mi papá ya no es un obstáculo aquí. - Negó con la cabeza acompaña de un sonido en negación - Ahora... Sí!... Sí, sí, si!... Tengo que acabar con tu esposo. - Inclino su cabeza, nombrarlo solo lo hacía enfurecer más. Elevó su mano llevándola al cuello de Zhan para acariciarlo. Zhan solo trataba de alejar su rostro, sin dejar de mirarlo.
Unos pasos se escucharon detrás del pelinegro. Unos tacos sonaban al compás del paso que daba la mujer al acercarse. Yun al verla sonrió para después morderse el labio y bajar su brazo.
Xiao Zhan dio un giro dándose con la imagen de YangZi la cual empuñaba una pistola en su mano y sonreía hacia él.
-Ni te asustes Xiao Zhan - habló tranquilamente la mujer. Caminó lentamente hacia ellos - No te abandonaré con él.
-¿Qué estás haciendo tú aquí? - al ver que YangZi seguía avanzando hacia ellos dio un paso atrás, chocando con el pecho de Yun. Zhan dio un pequeño saltó y se retiró a un lado.
-Oh! - exclamó al ver la reacción de su cuñado.
-¿Qué parece que estoy haciendo?- rió - Yo gané. - Zhan quedó en medio de ambas personas - Yibo cometió un grave error al subestimar la furia de una mujer abandonada. - comenzó a reír al mismo tiempo que con ambas manos apuntaba al pelinegro.
YangZi desvío su mirada hacia la entrada principal. Wang Yibo y Li Ayanga entraban. Su mira había cambiado.
Yibo vio que la persona que amaba estaba en medio del peligro y personas enfermas, esta escena hizo que su expresión cambiara. Terror y odio mezclados, apuntó hacia YangZi.
Yun tomó como rehén al menor, agarrándolo del cuello y apuntando le a la cabeza.
- ¿Qué estás haciendo aquí? - preguntó Ayanga mirando directamente al gemelo menor. - Se suponía que esperarás hasta que las negociaciones acabarán.
- ¿Los conoces? - preguntó Xiao Zhan el cual ya tenía una expresión afligida.
- Ay, lindo, nosotros te pusimos en sus brazos - comento YangZi sin dejar de mirar a Ayanga.
-¿De verdad creíste que una palabra sería suficiente para que desapareciera como un perro? - comentó Yun, mirando con odio a su hermano - ¿Qué habría vivido en el exilio con tu caridad? - Negó con la cabeza. Ejerció más fuerza en el agarre al pelinegro y dirigió su mirada hacia su hermano mayor - No, Yibo. No. - con la respiración acelerada, agarró a Zhan de la barbilla con fuerza - Finalmente nos mostraste tu debilidad - Yibo sentía a morir, sus ojos suplicaban que no le hicieran nada. De nuevo Yun dirigió la pistola hacia la cabeza del menor - La pregunta es si crees que esta zorra vale el imperio que creó nuestro padre.
Zhan solo miraba con tristeza a su esposo - Aunque debo decir que no está mal - Yun dejaba besos en la mejilla al afligido menor. Yibo solo miraba sin dejar de apuntar. No podía hacer más, sabía que su hermano era de tener y en estos momentos no podía hacer nada en falso o su esposo podría morir.
Un beso más se escuchó y la respiración en Wang Yibo se aceleró. Yun se dio cuenta que estaba a poco de provocar a su hermano dirigió se nuevo su pistola hacia él.
-Me pregunto a veces si su hijo se hubiera parecido a tí... O a ella, ¿ah? - Zhan soltó en llanto, Yibo se estaba enterando de la peor manera. - Qué pena. Ay! Qué pena que nunca lo sabremos por lo del accidente.
Zhan no lo soportó más, se zafó del agarre de Yun, corriendo hacia su esposo; YangZi disparó, Yibo abrió los ojos al ver a su amado caer ante él. Zhan nunca quitó la mirada de Yibo hasta caer al suelo boca abajo; la bala atravesó el lado izquierdo del abdomen de este.
Ayanga reaccionó disparando directamente hacia la mujer directo en el pecho.
Yun levantó la pistola hacia su hermano y Yibo disparó, disparó directamente al corazón.
Ayanga giró hacia su costado apuntándole ahora al castaño el cual sólo lo miró. Desvío su mirada hacia el suelo en dónde se encontraba el cuerpo del pelinegro desangrándose. Bajó la pistola y se marchó.
Ayanga quería que la tierra lo tragara. El plan no debió de salir así. Se supone que todo era lo pasivo.
¿Pasivo? En el mundo que se encontraba nada era pasivo.
Wang al ver que Ayanga bajó la pistola se acercó al cuerpo de su esposo.
-¿Amor? - trataba de moverlo - ¡Amor! - Se sentó a su lado y cargó el cuerpo de su esposo - ¿Xiao Zhan?... Amor despierta. No me dejes- decía entre sollozos.
- Yibo! - gritó Haikuan desde la entrada viendo cómo su jefe y amigo cargaba el cuerpo inconsciente del pelinegro en el suelo. ¿Está vivo? - preguntó al llegar a su lado.
Yibo se acercó al corazón de su esposo, sintiéndolo muy poco, tomó su muñeca y trató de encontrarle el pulso - Sí. Su pulso es bajo.
- No perdamos más tiempo. Vámonos.
Haikuan ayudó a Wang a levantarse y tomar el cuerpo del pelinegro.
Al salir ya se encontraba su camioneta junto con sus guardaespaldas y un HaoXuan asustado al ver el cuerpo inconsciente y a su primo y amigo manchados de sangre.
- A la clínica! - gritó con desesperación el castaño. - Estarás bien, estarás bien. Lo sé.
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