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☙Retoño 4☙

"Asradi"

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Dedicado a: liviekookie 💫

A millas de distancias de la locación de los chicos, Jungkook se encontraba terminando sus prácticas en el hielo. Pronto iría a ver a Asradi aprovechando que era noche de luna llena. Asradi era una chica a la cual Jeon Jungkook ocultaba hacía un buen tiempo, la chica más gélida y hermosa que jamás había visto en su vida.

—Ese twist lift [1] estuvo excelente chicos. Sigan así y clasificaremos para las nacionales.—

—Muchas gracias.—Ambos hicieron una reverencia ante su entrenadora y luego fueron a estirar para culminar la práctica de forma excelente.

Una vez Jeon concluyó fue a los vestidores a cambiarse y tomar sus cosas.

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—¡Jungkook!—Anne, su pareja de patinaje lo detuvo antes de que abandonara el lugar.

—Dime. ¿Necesitas algo?—preguntó Jeon dando vuelta para ver a la chica.

—Me preguntaba si hoy ibas a ir al mismo bar de siempre en Hongdae. Ya que mañana los entrenamientos comienzan en la tarde, hoy podemos pasar la noche juntos y divertirnos, ¿qué opinas? —la chica le sonrió dulcemente. A Jeon le parecía bonita la peli-negra, sus labios finos y rojos eran atractivos y su personalidad no estaba nada mal, pero debido a eso había cometido el error de acostarse con ella y ella desde ese momento había querido seguir intentando con él. Sin embargo, para el trigueño sólo había sido una noche de sexo sin significado alguno. En esos momentos deseaba que nada hubiera sucedido porque, cualquier cosa errada y su química como pareja en la pista, fallaría. En patinaje es importante mantener una buena relación con tu pareja para que todo fluya, así que Jeon decidió rechazarle de forma sutil.

—Anne. De verdad lo siento, pero estoy ocupado hoy. Debo ir a hacer unas cosas. Y por favor, entiende que aquello que pasó, quedó atrás, no volverá a suceder. Sigamos llevando nuestra relación de forma profesional, no más allá.—dicho aquello Jeon le sonrió y besó la mejilla de su contraria para luego irse satisfecho por haber aclarado la situación.

A la chica le dolieron aquellas palabras de Jeon, pero decidió que lo mejor sería seguir su consejo. Lo mantendrían de forma profesional. Ella sonrió tristemente mirando su espalda y luego caminó en dirección contraria.

Por su parte Jungkook, al estar fuera, corrió rápido a su auto, se sentó tras el volante y lanzó su maletín junto a sus patines en el asiento del copiloto.


En el momento justo cuando Jungkook iba a encender el motor del auto, recibió una llamada. La pantalla se iluminó con su contacto. No quería responder, pero al final lo hizo.

—¿Qué quieres?—contestó cortante.

—Hijo. Tu madre y yo te estamos esperando para comer. Ella está muy emocionada porque tendrás una hermanita.—habló su padre eufórico, pero a Jeon esa alegría le quemaba.

—Ella no es mi madre. Mi madre está bajo tierra hace ya uno cuantos años. Esa es la mujer que escogiste para reemplazarla, o mejor dicho, para reemplazarnos. Y esa niña que viene en camino no es mi hermana, así que olvídenme.—gruñó y sin esperar a que su padre dijera algo colgó la llamada y lanzó el teléfono al asiento de al lado.

Jeon no quería aceptar que su padre tenía derecho a realizar una vida nueva. No quería saber de la actual esposa de su padre, a pesar de que era buena mujer y trataba de acercarse al trigueño para tener una mejor relación. El corazón de Jeon se había quedado con su madre, ahora el imperio de hielo reinaba en su pecho, por lo menos para su padre y madrastra era así.

—¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!-maldecía y golpeaba el volante una y otra vez mientras cálidas lágrimas resbalaban por sus mejillas.

—Te extraño tanto madre. Ojalá estuvieras aquí para mí. Te necesito tanto.—pegó su frente al volante rendido y hecho un mar de lágrimas.

Tras el accidente en las montañas del Jinsan Resort hacía tres años nadie había sabido nada más de su madre, nunca encontraron su cuerpo, la señora Jeon había sido la reina del esquí en su tiempo, había ganado muchas medallas alrededor del mundo, pero ni siquiera tenía una tumba decente donde descansar en paz. Desde ese entonces el trigueño no volvió a ser el mismo chico dulce y amable de siempre.

Una vez se hubo tranquilizado observó el collar en su cuello con el dije brillante en forma de iceberg y recordó que Asradi debería estar sola y nerviosa. En las noches como estás solía ponerse así por temor a que la atraparan.

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El peli-negro aparcó el auto a las orillas del río Han y emprendió su descenso hasta estar muy cerca del agua.

—¡Hey! ¡Asradi! ¡Estoy aquí!~~ Puedes salir, no hay peligro. Soy yo, Jeon Jungkook.—susurró para que nadie más que ella pudiera oírle.

Pasaron los minutos y la chica aún no hacía acto de presencia. Observó el reflejo de la luna sobre las quietas aguas del río, ni un solo movimiento.

—¿Asradi? ¿Dónde te has metido? Deberías estar sentada en una piedra mirando la luna mientras peinas tu larga cabellera.—A Jeon le gustaba mirarla durante horas cepillando su cabello, el contraste de el mismo con el brillo de la luna y la oscuridad de la noche era mágico y a la vez le hacía sentir paz.

Estuvo unos largos minutos más buscándola y llamándola por los alrededores pero siguió sin resultado. Esto comenzaba a inquietarle. ¿Y si la habían encontrado?

Trató de conservar la calma y volvió a su auto para manejar rumbo a su apartamento. Quizás ella había vuelto a escabullirse allí como las veces anteriores en que Hoseok no estaba.

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Entró con sigilo a la vivienda que compartía con su amigo Hoseok. Observó pequeños rastros de agua en el suelo. Ese era el indicador claro de que la chica estaba allí, o había estado.

—Asradi. Sal de donde sea que te encuentres. Traigo helado, debes estar sofocada con este intenso verano.—indicó el trigueño colocando las bolsas con chuches que había comprado de camino a casa sobre la meseta de la cocina.

Cuando se volteó pegó un leve bote de la impresión. Nunca podría adaptarse a eso.
Ella asomaba su cabeza desde adentro de la nevera, solo se le veían sus ojos azules intensos enfocándolo y parte de su cabellera grisácea.

—Yah! ~ Mira que te he dicho que no te metas ahí. Ese lugar es para la comida, no para que te congeles los sesos como sé que a ti te gusta.—protestó y caminó hacia ella para abrirle por completo la puerta del fridge.

—Hola.—fue lo único que dijo la muchacha y fue directo a la mesa para sacar lo que Jeon había traído.

—No te he escuchado hablar tanto desde aquel día donde nos conocimos. ¿Qué te pasa que ahora solo me dices algunas palabras y te pasas todo el tiempo observándome?—preguntó mirando como la muchacha se peleaba con la tapa del recipiente para abrirlo.

—Dame. Yo lo hago.— se ofreció a ayudarla pero ella lo miró y casi se le congela la sangre. Sintió un escalofrío recorrerlo de pies a cabeza. Fue reprendido sin emitir palabras.

—Está bien. Hazlo tú. Te dejaré.—la joven asintió y volvió a lo suyo.

—Oye... ¿Cómo te sientes hoy? ¿Estás asustada?—cuestionó el trigueño. No se daría por vencido en sacarle algunas palabras.

Asradi volvió a alzar la mirada, no era una nada amigable. No le gustaban las preguntas y él era muy curioso para su gusto, pero no lo detestaba. Fue el único humano con el que ella había establecido un vínculo, la primera vez en su historia que alguien de su raza tuviera contacto con un ser terrestre. Pero era un asunto de vida o muerte. Y aquí estaba, deseando que el invierno llegara.

—Está bien. No haré más preguntas. Pero después de comerte eso debes volver al río Han y quedarte allí, mi nevera no está disponible para ti hoy.—se disponía a levantarse pero automáticamente la de cabellos platinos atrapó su muñeca, por lo que Jeon no se pudo mover.

—No Asradi. No me mires así. Si no vas a hablar, es mejor que vuelvas al río. Quiero saber más de ti, estoy curioso y tú no dices más nada desde la información de aquella vez. Aún no lo entiendo del todo. Deberíamos ser más cercanos desde que llevamos conociéndonos hace ya seis meses.—la regañó con la mirada pero ella no la desvió en ningún momento.

—Déjame quedarme esta noche Jeon.—su voz salió dulce y melodiosa deleitando los oídos del peli-negro.

—Está bien.—suspiró rendido ante los ojitos azul cielo que lo miraban suplicante a pesar de que su rostro permanecía sin expresión. Ya Kook había aprendido a leer esa mirada que sólo podría describirse como magnética y electrizante.

—¿Quieres salir al patio a tomar la luz de la luna para que se platine más tu cabello?—propuso el chico. —Sé que te gusta mucho.—añadió codeándola.

—Sí, pero me llevo esto conmigo.—agarró su pote de helado y arrastró a Jungkook hasta el patio trasero.

Gracias a la brillante luz de la luna, la noche era más clara y fresca por lo que a pesar de no ser el ambiente indicado para la joven sirena nórdica, al menos la mantenía a salvo. Mientras ella estaba cerca de él iba captando más su esencia humana, por lo que pronto podría camuflajearse a la perfección entre los humanos y adaptarse un poco al clima. Podría salir de día aunque fuera solo por un corto tiempo. Quería ver como serían los rayos de su enemigo el Sol acá en la superficie. En las profundidades de las aguas, donde ella solía ocultarse en los fríos mares del Norte casi no llegaban, pero la tenue luz se veía echizante.

—¿Te está yendo bien en el patinaje? Tú habilidad debe haber mejorado mucho desde que te ofrecí algunos dotes especiales.—dijo comiendo su helado sin tener en cuenta que estaba completamente manchada del producto. Jeon contenía la risa en lo que la miraba.

—Sí. Me va muy bien. Estoy cien por ciento seguro que clasificaremos para las nacionales.—respondió con una sonrisa adherida a su rostro.

A la mente del chico regresó el recuerdo de aquel frío mes de enero.

—Jeon. Lo siento. Debo irme pero algo surgió con mi mamá. —se disculpó Anne tras recibir una llamada urgente y salió de la pista de hielo.

Hacía unos minutos habían estado practicando su próximo número para presentarse en las seccionales, pero él seguía sin sostenerla bien cuando llegaba la parte que incluía la espiral de la muerte [2], por lo que ella se golpeó varias veces. Él se sentía tan apenado por aquello y a la vez estresado consigo mismo, que deseaba patear y golpear todo lo que se encontrara a su paso.

Pero su tensión e ira no hicieron más que darle mucha adrenalina, la cual desplegó en sus siguientes ensayos. No se iba a rendir tan fácilmente, esa palabra no estaba en el vocabulario de Jeon Jungkook.

Un seco golpe contra el suelo y un alarido captaron su atención por lo que detuvo lo que hacía para buscar de dónde provenía.

¡Santo Cielo! —se sorprendió tanto al ver a aquella joven de inusual belleza y delicadeza tendida en el suelo sosteniendo su pierna. Su piel era de una blancura increíblemente brillante. Sus cabellos eran más bien rígidos, y tenían el tono grisáceo de los icebergs. Estaba totalmente mojada por lo que el joven salió de su adormecimiento y no dudó en quitarse el abrigo de puño que llevaba puesto para ir a socorrerla. Temía que estuviera entrando en hipotermia porque parecía haber caído en el agua helada.

¿Estás bien? —se arrodilló desesperado en el suelo y la cubrió con su abrigo.

Mi pierna.—seguía quejándose mientras señalaba la zona herida.—¡Llévame de aquí por favor!—lo abrazó y el sintió mucho frío.—¡Sálvame! A cambio te protegeré y te daré la destreza y habilidades que deseas para el patinaje artístico.—le suplicó. De hecho. Fue la única vez que ella lo hizo.

¿Cómo sabes que...? —la joven lo interrumpió colocando uno de sus dedos en la boca de su interlocutor.

Ahora eso es lo menos importante. Ayúdame y cumpliré mi promesa. Si me encuentran ocurrirá un desastre.—parecía desubicada y atolondrada ante los ojos de Jungkook. Él llegó a creer que la muchacha no estaba en sus cabales, pero igual no dudó en tomarla en brazos y llevarla consigo.

Una vez estuvieron en el auto ella se sacó el abrigo.

¡Tengo calor!—protestó.

—¡¡¡¿Calor?!!! ¡Pero si estás empapada y estamos a -10 grados celcius! —abrió los ojos y la boca asombrado.

Soy la Reina del Hielo por lo que no necesito un abrigo. Solo estoy herida y ya dejará de sangrar por si sola. No debes llevarme al hospital. Estoy en perfectas condiciones.

«Está realmente loca. ¡Qué lástima porque es tan bonita! »

No me crees, ¿cierto? —preguntó.

El chico negó.

Es normal.—contestó con un gesto de obviedad en su rostro pálido. A ver..¿Qué tengo que hacer para que me creas?—interrogó.

¿Eres la reina del hielo, dices? —indagó el castaño alzando una ceja expectante.

Sí.—Ella aseveró con un movimiento de cabeza.

De acuerdo. Convierte ese café en hielo.—le retó entregándole el café que él tenía en manos.

-Pescado comido. Esa es muy fácil.

¿No es pan comido como se dice realmente ? —ladeó la cabeza desubicado.

En mi reino no se dice así.—respondió la chica y procedió a serpentear sus dedos para convertir el líquido en sólido.

¡Madre de Dios! ¿Dónde aprendiste ese truco? —abrió sus orbes como platos gigantes.

Eres estúpido.—la joven de cabellera plateada rodó los ojos exasperada. Odiaba que no le creyeran y no era muy tolerante como para seguir respondiendo a sus preguntas que carecían de sentido, para ella.

Mañana en la mañana podrás hacer la espiral de la muerte, el lutz [3],el salchow cuádruple [4], el  loop [5] y todas las técnicas que desees experimentar. Te haré tan bueno como Aléxsei Yagudin y Richard Button. Todo eso con tal de que me ayudes a ocultarme. Si las brujas reúnen a todas las criaturas existentes, este mundo colisionará y reinará el mal. No quiero que eso pase. Ya mi reino fue envenenado, solo quedo yo. —mientras más Jeon oía más chiflada creía que estaba su contraria.

Creo que debes ir a un sanatorio mental.—comentó el chico negando con la cabeza.— ¿Eres el genio de la lámpara o qué?—agregó.

No me has dejado opción. Si no es por las buenas, es por las malas.—refutó y se acercó peligrosamente al joven colocándose a horcajadas sobre sus muslos dejándolo de piedra. Sí. Lo convirtió en piedra literalmente con solo soplar un poco de aliento fresco sobre su cara.

El joven movía los ojos de un lado hacia otro estupefacto y asustado. No podía mover su boca por lo que emitía algunos sonidos nasales. Su cuerpo estaba paralizado y se sentía horrible.

¿Ahora me crees? —luego de dejarlo un rato más en ese estado a modo de castigo, besó su mejilla y el hechizo se deshizo.

¡Haré lo que quieras! —fue su contestación nada más lo liberó de su tortura.

Así me gusta.—sonrió triunfante y se acomodó en el asiento.

Toma tu abrigo. Te vas a congelar si sigues así conmigo a tu lado.—le señaló y le arrojó la prenda.

Y así fue como Jungkook conoció a la reina del hielo, Asradi.

—¿Qué tanto me miras y de qué te ríes? ¿Tengo pintado un pez payaso en la cara? —el tono hosco de la chica lo sacó de sus recuerdos.

—A parte de que estaba recordando el día en que nos conocimos y que básicamente me convertiste en una escultura de hielo, piedra, o lo que fuera eso, bueno... el chocolate del helado en tu cara resalta tanto con el blanco de tu piel que me hace creer que es el Ying y el Yang. —comenzó a reír como si su ocurrencia hubiera sido lo más gracioso del mundo. La chica sólo lo observaba sin un ápice de gracia en sus facciones delicadas.

—Vaya humano tonto que me han asignado.—resopló y se limpió la mancha con el dorso de su mano.

Pero Asradi en el fondo estaba muy preocupada y abatida, no sólo por ella, sino por el resto de seres místicos que quedaban en la Tierra, los cuales no eran muchos. Su corazón no era de hielo como muchos pensarían, por sus venas poco a poco comenzaría a correr sangre.

💠🌱Multimedia🌱💠


Pd: Sean libres de imaginarla como deseen. Espero estén disfrutando esta historia. 🤗❤️

[1] Twist lifts: en los que el hombre debe atrapar a su pareja en el aire antes de que esta aterrice.

[2] Espiral de la muerte: Las espirales de la muerte son obligatorias en la categoría de parejas. La mujer describe un círculo sobre el filo del patín manteniendo una posición horizontal, mientras que su pareja la sujeta por la mano.

[3] El lutz : El lutz fue inventado por el austríaco Alois Lutz. Parte del filo externo del pie opuesto al de aterrizaje, con impulso de la serreta del otro pie. Es el único salto multirrotacional en el que el patinador parte desde una trayectoria de sentido opuesto a la del aterrizaje. Por este motivo se lo considera el salto más difícil, exceptuando al axel. Un error común consiste en cambiar la inclinación del patín durante la fase de despegue, partiendo del filo interno de tal modo que el salto es técnicamente un flip. Este error técnico se conoce coloquialmente como flutz, contracción de flip-lutz.

[4] Salchow: El salchow fue inventado por el patinador sueco Ulrich Salchow, figura destacada del patinaje a principios del siglo XX. Este salto parte del filo interno del patín del pie contrario al de aterrizaje. Durante el despegue la pierna libre se lanza hacia delante, lo cual contribuye a propulsar el salto.

El salchow es uno de los saltos más fáciles y algunos patinadores realizan cuatro rotaciones, aunque el cuádruple no es tan frecuente como el toe loop. 

[5] Loop: El loop es también conocido como bucle o rittberger, en honor de su inventor, el patinador alemán Werner Rittberger. El loop parte del filo externo del patín de despegue y aterriza sobre el mismo pie. Este pie describe uno o más bucles en el aire, razón por la cual se le da su nombre al salto. Es el único salto que se realiza sin ningún tipo de apoyo o asistencia de la pierna libre.

A pesar de ser más difícil que el toe loop y el salchow, el loop fue el primer salto triple ejecutado en una competición. Richard Button fue el patinador que lo realizó, en 1952. En septiembre de 2016, Yuzuru Hanyu realizó el primer bucle cuádruple ratificado oficialmente

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