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☙Retoño 3☙

“Magic is Real

☙🌱☙


El cuerpo lívido de Hoseok descansaba sobre el pasto mientras el hada preparaba un antídoto para despertarlo. Ella estaba desesperada y no podía perder tiempo. Este joven que se atravesó en su camino le venía como anillo al dedo.

La mujer de apariencia etérea se acercó con el antídoto, ya listo, en manos, hincó sus rodillas en el pasto y levantó la cabeza del castaño para que reposara sobre su regazo. Una vez le dio el líquido efervescente al joven, procedió a colocar una de sus manos sobre la frente del muchacho. La razón por la que ejercía esta acción era porque el lenguaje de las hadas no era entendido por cualquier ser humano, a menos que el hada le concediera el don.

El entrecejo de Hoseok se frunció, estaba reaccionando. Un primer pestañazo, un segundo pestañazo, hasta que logró estar totalmente despierto y notó la presencia de la extraña al alzar la vista.

Lo primero que hizo Hoseok por instinto fue levantarse de golpe y apartarse. Se pegaba palmadas en la cara ante lo que veía.

«No. No. Esto no es cierto. Tiene que ser una mala jugada de mi mente. Tengo que haberme golpeado la cabeza con alguna roca para estar teniendo este tipo de alucinaciones. ¿Dónde estoy? ¿Quién es esa mujer? ¿Y por qué este lugar brilla tanto? »

Pensamientos fugaces se aglomeraban uno tras otro en la mente del castaño. No quería creer lo que veía porque para él era algo totalmente absurdo y paranormal. Para un ateo como él, que sólo tenía fe en la ciencia, eso era de locos.

—Hola. Un gusto. Yo soy...—

—No me digas.—Alzó la mano para detener la presentación de su interlocutora.

—Eres la directora del show, ¿no? ¿Dónde está la cámara oculta? —miraba hacia diferentes direcciones intentando hallar algún artefacto que afirmara sus palabras.

—¿De qué hablas? Creo que te di medicina de más.—contestó el hada.

—Espera... ¿Me medicaste? —abrió los ojos con estupefacción.

—No es medicamento en sí, pero bueno es algo semejante. Un antídoto. El caso es que no despertabas, parecías muy cansado. Escúchame, necesito... —

—No... No entiendo de qué me hablas. ¿Eres alguna indígena de por acá? Ya por favor. Necesito ver a mis amigos. Esto no es gracioso. Muéstrenme las cámaras. —volvió a interrumpir a la de cabellos largos.

—¿Me vas a dejar hablar? No tengo mucho tiempo.—el tono de voz del hada permenecía afable a pesar de que comenzaba a perder la paciencia mientras se cuestionaba si salvarlo había sido una buena elección.

—Sobre eso también te iba a hablar. ¿Cómo es que te puedo entender? No me estás hablando en coreano o español ni en ningún idioma que conozco. Te estoy respondiendo en el mismo. —con ambas manos se atrapó las sienes. Ante el reciente hallazgo se encontraba al borde de la frustración. Sintió que había perdido la cabeza.

La fémina elevó su cuerpo haciendo que su vestido hecho de seda, de la más fina, bailara en el aire. Su cabello trenzado caía hacia su cintura y resplandecía con luz propia. No tenía alas, pero era capaz de levitar en el aire. Las joyas que se enroscaban alrededor de sus brazos alumbraban con el mismo fulgor, lo mismo sucedía con sus largos pendientes y su collar adornado por varias piedras de rubíes de un intenso color escarlata.
En una de sus manos apareció un escudo con una flor muy peculiar tallada en el bronce. Las raíces de esta eran las que más destacaban por su estructura bifurcada, parecían como si entrelazadas formaran la figura de una persona. Piedras de amatista se encontraban incrustadas formando los pétalos. Las esmeraldas adornaban las hojas grabadas en la estructura de metal.

En su otra mano portaba una espada que despedía pequeñas chispas de colores. En la hoja filosa de la misma estaba escrito el nombre de Juana de Arco.

Avanzaba hacia Hoseok quien la miraba con la boca abierta mientras retrocedía varios pasos negando repetidas veces. Estaba realmente asustado, no iba a negarlo.
Terminó topando su espalda con un árbol y se vio sin salida.

—Vaya que los efectos escénicos están m... muy bien hechos.—tartamudeaba. —¿Cómo lo haces? ¿Dónde está el cable que te sostiene?—Hoseok seguía negándose  rotundamente a aceptar lo más irreal que habían visto sus ojos.

—Ver para creer. ¿No es eso lo que un ateo como tú dice? Veo que tu incredulidad va más allá de lo imaginado ya que, aún viendo, sigues sin creer. Esto no es ningún tipo de espectáculo, tampoco hay cámaras ocultas. Lo que ves es real, no es espejismo o alucinación. Por más que cierres los ojos, trates de pellizcarte o sostengas con fuerza los lados de tu cabeza eso no va a cambiar el hecho de que soy real y cada vez que los abras me vas a seguir viendo. He decidido mostrarme ante ti porque necesito tu ayuda. Respondiendo a otra de tus preguntas, te he dado el don del lenguaje de las hadas, por eso me entiendes y hablas el mismo idioma que yo ahora. Me presento. Mi nombre es Maglore. Soy el hada de la Mandrágora. —hablaba seguido pero sin dejar de hacer las pausas necesarias para que el castaño lograra procesar toda la información.

—¿Man... Mandrágora? De esa planta solo queda un ejemplar que nadie ha visto. Los científicos han llegado a pensar que está extinta. Es... Es técnicamente imposible que exista.—

—Escucha. Te estoy diciendo que soy su hada protectora. Eso te da el hecho de que sí existe.—repuso Maglore.

—Eso del hada protectora solo es una leyenda.—rebatió el joven.

—Está bien.—suspiró.—¿Quieres hechos? Te los daré. Pero una vez te lo muestre no podrás rechazarlo, porque como mismo te he salvado la vida, también puedo acabarla pues representarías una amenaza.—replicó el hada con el ceño enfurruñado. Ella nunca había visto a una persona que fuera tan incrédula como lo era él.

El joven se hallaba allí sin escapatoria y había ido aceptando la situación, así que quería saber hasta donde llegaba todo aquello. Por su cabeza pasaba la posibilidad de que pudiera presentar esa planta en el trabajo, ser la primera persona que la descubriera y mostrársela a sus amigos. Así quizás recuperaría su vida anterior, su posición social, todo lo que perdió. No sólo él, su hermana también merecía una buena vida, libre de dolor y llena de prosperidad.

Era tomarlo o dejarlo. Aceptaría el desafío, costara lo que costara.

—Está bien. Muéstrame y haré lo que me pidas. Te debo un gran favor por haberme salvado la vida y esta será mi forma de agradecerte.—respondió más calmado esta vez. Su mente se había ido adaptando a la idea de que quizás aquello no era un sueño, ni una alucinación y todo era totalmente real.

—Aquí está.—la mujer hizo la flor aparecer de  detrás de su escudo.

Hoseok observaba la planta frente a sus ojos con detenimiento.

Su tallo era corto y semi enterrado y sus hojas anchas y largas, al estilo de las hojas de una lechuga aunque más rugosas y velludas. La flor de blanco violáceo brotaba del centro de la planta.

Las pupilas de Hoseok tintinearon al descubrir que lo que Maglore había dicho era totalmente cierto.

Él tenía razón. Su intuición le había dicho que sus horizontes se ampliarían en este viaje.

—Sé lo que estás pensando Jung, con sólo mirarte a los ojos. No vas a exponer esta flor ante nadie, porque su existencia es la única manera que la magia perdure en este planeta. Si osas ponerla ante el ojo público te mataré.—le amenazó.

—Entonces lo siento, pero no hay nada que pueda hacer por ti. ¿Por qué no la proteges tú? —rebatió decepcionado el castaño, con enfado notorio en su voz.

Su actitud  provocó la furia del hada quien no dudó en levantar el arma y apuntarlo con esta con una celeridad inhumana.

—Te dije que una vez te la mostrara no podías rechazarla, porque igual morirás. Tu hermana Jiwoo no quiere sufrir otra muerte más. Piensa en ella justo como instantes antes.—indicó  sosteniendo el objeto muy cerca del punto vital de Jung. Un solo movimiento y lo mataría si él no cedía.

—¿Cómo sabes de mi hermana? —vociferó el chico perdiendo los estribos con tan solo haber sido mencionado el nombre de ella.

—¿Nunca te han dicho que los ojos son el reflejo del alma? Pues puedo ver todos tus pensamientos a través de ellos. Son muy transparentes. Debes de cuidarlos de personas malintencionadas. —comentó el hada.

—Está bien. Parece que hay una serie de medidas que debo seguir. Habla.—contestó resignado.

—Verás. No puedo protegerla porque la magia negra es más fuerte que yo. Las brujas del clan "Leviatán" están en su búsqueda. Si encuentran a Mandrágora la utilizarán para hacer un fuerte hechizo oscuro que mate a toda la humanidad y al resto de seres existentes que no son humanos. Está en tus manos defendernos.—

—Esto suena muy loco. Parece sacado de película de ciencia ficción donde yo seré el súper héroe que salve al mundo. —musitó Hoseok por lo bajo.

—Tú puedes defenderla porque las brujas pertenecientes a ese clan no tienden acercarse a los humanos.—el hada ignoró su comentario sarcástico.

—¿No tienden? ¿Es decir que existe una posibilidad?—interrogó Hoseok espantado.

«Diablos. ¿En qué lío me he metido?»

—Para esa posibilidad he decidido convertir a Mandrágora en un ser humano.—con solo el tronar de sus dedos la planta en sus manos se transformó en una figura humana. Los ojos del castaño se incandilaron por instantes a causa del brillo intenso que afectaba sus retinas; por lo que colocó sus manos a la altura de sus ojos.

—Hoseok. Ella es Mandrágora. Pero su nombre humano será Mandy.—apuntó la mujer mostrando una sonrisa de dientes blancos como las perlas.

—¡Joder! ¿Quieres también inventarle ropa? —protestó Hoseok cuando vio la figura liviana de la fémina frente a él. Desvió la vista para no ver más.

—¡Ups! Lo siento. Omití ese detalle.—se excusó la de aspecto místico con una sonrisa jocosa y se dispuso a vestir a Mandy.

—Ella aún no sabe tu idioma pero aprende rápido. Con solo oírte hablar incorporará día a día más de mil palabras a su vocabulario. Rápido, ¿eh? Se adaptará con facilidad a la vida en Corea del Sur.—dijo mientras trenzaba el cabello rubio, acompañado de betas violetas, de la chica.

—Espera...Espera...Espera... Como habrás notado no soy de este país. Me iré en 12 días. ¿Explícame como llevaré a esta chica sin documentos conmigo a Seúl? ¿Qué argumento les daré a mis amigos para traer conmigo a una extraña que conocí en medio del bosque?—se preocupó Jung.

—Bien. Ella se convierte en planta, solo es cuestión de que se lo ordenes. Ya tienes el don del lenguaje de las hadas. Y por si preguntas, tranquilo que solo podrás usarlo con ella y conmigo. Con tus amigos saldrá tu idioma normal.—

—¡Oh! Interesante.—farfulló.

—Ahora viene la parte buena e instrucciones estrictas que debes seguir.—señaló la mujer.

—Ah, porque tiene instrucciones de fábrica y todo.—comentó con ironía.

—La parte buena es que teniendo a Mandrágora, te traerá suerte, tu fortuna volverá, por demás, te dará mucha fertilidad.—

Jung cruzó ambos brazos sobre su pecho.

—¿Y lo malo?—observó a la rubia quien ya se encontraba a su lado mirándolo fijamente con unos ojos cargados de inocencia y alegría.

—Lo malo es que puede traer infortunios a quienes ella no conozca bien y no les tenga confianza. No puedes tocarla. Está prohibido. Tiene le cualidad de ser altamente tóxica. No debes manipular hojas, frutos, tallos, en especial las raíces cuando sea un herbáceo. Cuando está en estado humano solo puedes tocar sus manos ya que por ahí corre con menor intensidad la toxina. En el caso que la beses o tengas algún tipo de roce más allá puedes morir al instante.—le advirtió su contraria. Mandy no estaba muy de acuerdo con eso, pero debía permanecer callada. El hada lo hacía con toda buena intención.

—¡Diablos!—El joven pegó un gran salto y se separó de la chica aproximadamente 1 metro de distancia.

—Aunque tampoco tenía planeado besarla.—añadió.

—Mucho cuidado Hoseok. Sus encantos pueden ser tu perdición y llegar a tentarte más de lo que crees. Es dulce, pero sin saberlo tiene un efecto venenoso. Es su naturaleza. No por gusto también la conocen como la manzana de satán.—le volvió a advertir.

—Mientras más escucho más me aterro.—repuso en un murmullo haciendo que Maglore ríera y las copas de los árboles se sacudieran, aves graznando salían de ellos.

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—¡Oh wao! ¿Qué fue eso? —

Al otro lado del bosque  estaban los chicos preocupados. Habían intentado llamar a Hoseok varias veces pero su teléfono daba con la contestadora. Ya habían desplegado un equipo de búsqueda al notar su ausencia. Se dividieron en grupos. Taehyung, Jimin y Namjoon fueron hacia la derecha. Taehyung y Jimin seguían sus instintos y ayudaban al personal que iba con ellos.

Jin y Yoongi se dirigieron hacia la izquierda junto a uno de los trabajadores de la reserva. Yoongi no estaba tan preocupado porque sabía que lo encontrarían. Jin por su parte estaba desesperado.

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—Aquí está tu cámara. A pesar de que intentaste salvarla se averió un poco, pero logré restaurarla. Aquí hay recuerdos de la persona que más has amado, pero que no te merece. Su padre hizo algo muy feo y ella sabiéndolo no lo detuvo. Tú hermana debe saber eso.—le aconsejó.

—Por favor. No me toques el tema. Ya bastante tengo con... con Mandy. Y gracias por todo.—le fulminó con la mirada. No parecía para nada un agradecimiento, pero lo era.

—Sé que Mandy es muy conveniente para ti. Nos beneficiamos los dos así que no te quejes.—le reprendió obviando algunos detalles que le tocaría a Hoseok descubrir por su cuenta.

—¡Eso! ¡No te quejes!—la rubia habló por primera vez apretando los puños a sus lados con un puchero en los labios que solo la hacía ver más adorable.

—Ahí están sus primeras palabras. —se mofó el hada.

—Ni que fuera una bebé.—bufó Hoseok.

—Básicamente lo es. Su alma es muy pura.—replicó Maglore.

—Sí. Sí. Como digas. Es de alma pura y le llaman la manzana de satán. No, pues muy normal, tiene mucho sentido. —Jung rodó los ojos tras dejar salir su ironía.

—Y hasta aquí llego yo. Tus amigos están cerca. Recuerda convertirla en flor. Ellos no la notarán. Ya en Corea se la podrás presentar como una chica normal que conociste. —

—Sabes de todo menos que ellos estudian etnobotánica igual que yo. La reconocerían a mil leguas. Sobre todo Yoongi que ama las historias mitológicas.—recalcó el nombre del último.

—Nada que no se pueda resolver cambiándole el color a los pétalos y la textura de sus hojas. Mandy sabe qué hacer cuando está amenazada. Suerte Hoseok. Sé que la tendrás, pero aún así no será fácil. —dijo y se desvaneció en el aire como si no hubiera existido nunca. Hoseok tuvo curiosidad acerca de lo último que dijo aquella mujer. Luego trataría de descifrar lo que ella le quiso decir.

—Ahora Mandy. Deberías volver a ser una herbácea.—le ordenó el chico y ella asintió efusivamente con una linda sonrisa para luego volver a su estado original.

Las voces de sus amigos se sentían más cerca así que decidió caminar hacia la dirección de la que provenían. Los primeros en encontrarle serían Taehyung, Jimin y Namjoon.

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