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36

—Déjame ayudarte —susurra Jimin, poniéndose en pie en la cama con la camisa en sus manos.

—Puedo hacerlo solo —rezonga Jeon.

—Pero quiero ayudarte —murmura en voz cariñosa el humano. —Brazo derecho —dice en el mismo tono.

El más alto sonríe, pero sin renegar obedece las indicaciones de su novio.

—Espera —lo detiene antes de descender la camisa por el torso del mayor.

Acaricia el pecho lleno de tatuajes y por último deposita un beso.

—Por favor cuídate —musita el rubio con mesura.

—Lo haré —le asegura Jeon, tomando las manos de Jimin. —Deja de preocuparte tanto —le pide, para luego besar las manos del contrario.

—No puedes pedirme eso, sabes que no lo haré —masculla el más bajo. —Déjame al menos esperar dentro del auto en el bosque junto a Taehyung —le suplica.

El alfa niega, suelta las manos del humano y se aleja. Jimin lo ve colocarse una chaqueta y salir de la habitación.

El rubio ve el piso de la habitación, permanece en silencio mientras siente una extraña opresión en su pecho.

—¿Estás listo? —lo cuestiona el pelinegro, desde el umbral de la puerta.

El chico alza su rostro, lo mira y por alguna extraña razón no puede articular una sola palabra.

—Jimin, cariño —verbaliza con parsimonia el mayor, adentrándose a pasos largos a la habitación. —No te enfades —le pide, mientras se coloca de cuclillas frente al menor.

El rubio traga grueso, pasa saliva viendo al cambia formas acuclillado frente a él, colocándole los zapatos.

—Vamos, los chicos esperan —dice Jeon, tomando una de las manos del humano para ayudarlo a ponerse en pie y salir de la habitación y del edificio.

En todo el camino Jimin por más que lo intenta no consigue siquiera poder abrir su boca para articular una sola palabra. El pelinegro, bufa frustrado, pero al final desiste.
Bajan del vehículo y de inmediato los dos humanos y los dos cambia formas se acercan al auto.

—¿Estás seguro de esto, Jungkook? —lo interroga Marie.

—Al menos no iré solo, si algo sucede ellos les avisarán —contesta Jeon, señalando a Hoseok y a Jia.

—¿Estás bien? —pregunta Jia a Jimin.

El rubio ve a su amiga y solo se limita a asentir.

—Está molesto —los pone al tanto, Jungkook.

—Yo también lo estaría si fuera él —murmura Marie.

—Es casi la hora —anuncia Taehyung.

—Volveremos pronto, Ji —se despide la pelirroja de su amigo.

—No dejes que te ataque —le pide Marie a Jeon.

El pelinegro asiente, camina hacia Jimin, lo ve fijamente. Posa sus manos grandes y callosas sobre las mejillas del rubio y luego pega su frente sobre la del más bajo.

—Mi lindo humano —musita el cambia formas. —Volveré, volveré porque te amo —añade.

Deja un beso sobre la frente del chico, lo mira por unos segundos sintiendo las caricias de las manos de Park sobre su cuello. Asiente y luego se aleja.

—Mar, suban al auto y vayan a la entrada de la reserva. No salgan, esperen ahí —le ordena a la alfa antes de entrar a la camioneta junto a los humanos. —Cuiden de Jimin —les ordena.

Taehyung hace que Jimin suba en la parte trasera, él viaja de copiloto y Marie conduce.
Mientras tanto, en la camioneta, Hoseok conduce, Jungkook viaja en el asiento del acompañante y Jia en uno de los asientos traseros.

Al llegar al bosque los dos humanos y el cambia formas bajan del vehículo, se adentran al bosque y se detienen tras unos arbustos.

—Vean lo que vean, escuchen lo que escuchen, no salgan —les ordena Jeon.

Los dos humanos asienten.

—Jungkook —lo llama la pelirroja.

El cambia formas la mira sobre su hombro derecho.

—Cuídate, necesito que mi amigo este feliz —agrega la chica.

El pelinegro asiente y luego cruza el bosque y se adentra a Headwaters.
Cuando pisa las tierras de Headwaters estripotosos aullidos se escuchan, mientras es rodeado por lobos con ojos brillosos, colmillos afilados, listos para atacar.

—¡Richie! —vocifera Jeon, rodeado por lobos y cambia formas en su estado humano.

—¡Mi queridísimo, Jungkook! —exclama el líder de la manada. —Todos atrás —ordena, caminando al lado de su hermana en dirección al pelinegro.

—No hagas de esto un enorme problema —le pide Jeon.

—Pero es que es un problema —dice Samantha.

—Exacto —secunda Richie. —Es un grave problema, Jeon —aclara. —Nuestro querido y respetado sub alfa se ha imprimado de un humano —anuncia a toda la manada.

Sonidos de asombro, murmuros y gruñidos son los que se escuchan mientras toda la atención recae en el pelinegro.

—Despreció a su destinada y escogió a un humano sobre alguien de su manada —agrega con desdén el de cabello avellana —Pero dinos a lo que has venido —verbaliza con aires de grandeza.

—Quiero que dejes a la manada en paz. Quiero que dejes de prostituirlos y venderlos con los de traje. Eso es lo que quiero —expone Jungkook con firmeza.

Una sonora carcajada abandona la garganta de Richie, mientras toda la manada lo mira fijamente.

—Ellos están bien conmigo —asegura el líder.

—Por eso te miran como lo hacen —replica Jeon, señalando a los que los rodean.

—No quieras confundirlos —se entromete Samantha.

—La conversación es entre tu hermano y yo —reprocha el pelinegro. —Den un paso atrás si no están conformes con el liderazgo de Richie —se dirige a la manada.

Todos se miran y los primeros valientes omegas, dan un paso atrás, un par de alfas los siguen al igual que unos cuantos, betas.

—Mas de la mitad de la manada no está de acuerdo —enfatiza Jungkook.

—Bien, muy bien —alza su voz el líder. —¿Qué quieres? ¿Quieres ser el líder? ¿Quieres ser el alfa de la manada? ¿Es lo que quieres? —lo atiborra de preguntas.

—Solo quiero que los dejes en paz y que hagan lo que quieren —acota Jeon.

—Como tú —refuta entre dientes, Richie. —¿Quieres mi lugar? —lo cuestiona, furioso. —Muéstrame que qué tan decidido estás de liderar la manada y arrodíllate ante mí —parlotea.

Jungkook bufa, mira a todos los cambia formas que han dado un paso al frente cansados de ser liderados por Richie. Regresa su mirada al frente, tensa su mandíbula y asiente.

—¿Si lo hago los dejarás en paz? —indaga el pelinegro.

—Te doy mi palabra —contesta el líder.

—No —se opone Samantha. —Debe pagar por lo que me hizo —espeta furiosa.

—Cierra la boca y tranquilízate —le exige su hermano.

Jeon de nuevo mira a la manada y poco a poco comienza a descender su cuerpo, dobla su rodilla derecha y luego la izquierda hasta quedar de rodillas ante Richie.

—Eso no luce bien —comenta preocupado, Hoseok.

—Él sabe lo que hace —murmura Jia. —Eso espero —agrega en el mismo tono.

—Bueno, lo lograste, me convenciste. Los dejaré en paz —dice el de cabello avellana. —Pero aún soy el líder y no olvidó la vergüenza que le has hecho pasar a mi hermana al escoger a un maldito humano antes que a alguien de tu especie —brama Richie.

—Hay cosas que tú y todos aquí no entienden —dice con rapidez, Jungkook.

—Claro que lo entendemos, lo entendemos bien —farfulla el aún líder acercándose a Jeon. —Los dejo en paz, pero tú vienes conmigo —enfatiza.

El pelinegro intenta ponerse de pie, pero una de las manos de Richie clava sus garras en su hombro izquierdo haciéndolo jadear. Con su otra mano el de cabello avellana introduce un dardo tranquilizador en el cuello de Jungkook, el cual lo noquea poco a poco.

—No, no, no —murmura el pelinegro, sintiendo como pierde sus fuerzas y como su mirada se vuelve cada vez más borrosa.

—Den un paso más y haré que los de traje los exterminen —amenaza Riche a la manada. —Si quieren ser libres no se metan en lo que no les interesa —les sugiere. —Vayan por el dinero —les ordena a tres alfas.

—Ho-Hoseok —trastabilla Jia al ver cómo el cuerpo de Jungkook se estrella contra la tierra.

—Corre —pronuncia el castaño.

Ambos humanos corren de prisa en dirección en la que la camioneta se encuentra con Marie, Taehyung y Jimin, el humano del cambia formas en peligro.

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