26
—Listo, lo conseguimos —musita Jia, mientras sale de la habitación junto a Jimin.
—Por fin se quedó dormida —murmura el rubio, mientras deja la puerta semi abierta. —Gracias por la ayuda, Ji —agrega en tono normal cuando están fuera.
—No es nada, sabes que te quiero demasiado, eso incluye a tu tía —le hace saber la pelirroja.
—Lo sé, te quiero —murmura en tono tierno, Jimin, mientras abraza a su mejor amiga.
Salen a la sala abrazados, pero se distancian un poco al escuchar un par de gruñidos.
—Ji-Jimin —tartamudea asustada, Jia.
Los ojos del chico se ensanchan y sus cejas se alzan, deja de abrazar a su amiga para luego cruzarse de brazos y mirar de forma desafiante al alfa.
—Jungkook Jeon —emite entre dientes, Jimin. —¿Qué te he dicho sobre gruñirle a mis amigos? —lo interroga, disgustado.
—Suerte, Jeon —verbaliza en voz baja, Taehyung. —Nos vemos, Jimin —se despide del humano.
—Adiós, Taehyung. Gracias —corresponde el rubio.
—¿Te llevo a casa? —pregunta el beta a la chica.
—¿Vas a gruñirme? —lo cuestiona la pelirroja. —Porque si lo haces voy a golpearte —le advierte, haciendo reír a Taehyung.
—No, no voy a gruñirte —le asegura entre risas el beta.
—Me voy, Ji. Llámame si necesitas algo, te quiero —se despide Jia
—Te quiero, Ji. Hasta mañana —contesta Jimin, mientras ve fijamente al cambia formas.
La puerta principal se cierra y solo quedan la señora Park dormida en su habitación, el cambia formas y el humano, ambos muy despiertos en la sala.
Jungkook, da un paso al frente con la intención de acercarse al rubio, el chico alza su mano izquierda y niega.
—Quédate dónde estás, y dime lo que te he dicho de gruñirle a mis amigos —le ordena.
—¿Estás... dándome órdenes? —indaga el pelinegro.
—¿No vas a responder? —lo reta el rubio. —Bien, me voy a dormir, cierra bien la puerta cuando te vayas —dice, mientras lentamente se gira sobre sus talones.
—Que no debo gruñirles y ponerles una pata encima porque son tus amigos —contesta Jeon, cediendo ante el humano. —Intentare no hacerlo de nuevo —agrega.
—Lo siento, sé que esto es difícil para ti, pero no puedes gruñirle a Jia y a Hoseok cada vez que me abracen —le recalca el chico, acercándose al cambia formas. —Entiendo que no te guste que te den órdenes, pero yo soy así sabes, soy un poco mandón y.... no dejaré de hacerlo así que dile a tu lobo que sea bueno conmigo —le sugiere mientras abraza al más alto, a recostando su cabeza en los pectorales del contrario.
—Haremos una excepción contigo, nada más contigo —murmura Jeon, correspondiendo el abrazo del más bajo. —Porque eres nuestro lindo humano —añade, para luego depositar un beso en la coronilla del rubio.
—Extrañe abrazarte —confiesa Jimin, aferrándose al cuerpo del cambia formas. —¿Qué hiciste estos días? —lo cuestiona, alzando su rostro sin romper el abrazo. —Además de viajar a Washington caminando y corriendo —agrega entre risas.
Jungkook toma asiento en el sillón pequeño y Jimin, por su parte, se acomoda sobre las piernas musculosas del más alto.
—Pues... —susurra Jeon, dejando un beso en los labios del chico. —Pasé tiempo con los cachorros, les enseñé a cómo transformarse, les falta un poco de práctica, pero lo hacen bien —le comenta, mientras posa su mano izquierda sobre el muslo del más bajo.
—¿Los cachorros también gruñen y se molestan repentinamente? —inquiere Park, acariciando con su mano derecha el cabello que cae en la parte del cuello del mayor.
—Gruñen cuando pelean cómo defensa o advertencia. Son pequeños aún para ese tipo de cosas —responde el pelinegro.
—Deberías mostrarles cómo no enfadarse y gruñirles a personas buenas —le sugiere el menor, esbozando una enorme sonrisa divertida.
—Bueno, eso te lo dejaré a ti —gesticula Jeon.
—Ellos van convertirse en lobo y me lastimaran si los reprendo —refuta Jimin.
—Eso no pasará —expresa con confianza el mayor.
—¿Por qué estás tan seguro? —lo interroga el más bajo.
—Porque jamás permitiré que te lastimen —asevera Jungkook.
El chico posa las palmas de sus manos sobre las mejillas del cambia formas, las presiona un poco y luego deposita un par de besos mientras ríe dulcemente.
—Jamás —masculla en tono dulce el humano, mientras frota su nariz con la del pelinegro y mira sus lindos ojos bicolores.
—Jamás —musita con mesura, Jeon.
Sus labios se juntan está vez no por unos segundos, sino por un par de minutos haciendo breves pausas para coger aire y luego continuar con su ronda de besos.
—Antes que lo olvide, discutí con Marie —suelta el alfa, haciendo que el chico aleje su rostro.
—¿Por qué? —indaga, asombrado el menor.
—Porque ella se lo buscó, y no dije nada que fuese mentira. Está molesta porque le dije la verdad —expone.
—Jungkook, es tu amiga. Los amigos, la familia, los esposos y los novios discuten, luego hacen las pases y todo sigue igual —verbaliza el menor.
—¿Quieres que hable con ella y me disculpé? —pregunta confundido.
—No —contesta el rubio—. Bueno, sí. Pero nada más quiero que lo hagas si tú quieres hacerlo, ok.
—No quiero hacerlo, ok —admite Jeon.
Jimin ensancha sus ojos y luego suelta una estrepitosa carcajada, la cual, acalla con una de sus manos para que el sonido no llegue hasta la habitación de su tía y la despierte.
—Cuando sonríes, mi corazón palpita mucho más rápido de lo usual, y mi estómago...
—Siente algo moverse por dentro —lo interrumpe Park.
El pelinegro asiente.
—Sí, eso se siente cuando te gusta mucho alguien —agrega el chico.
—Siempre supe que me gustas mucho, estoy muy seguro de lo que siento por ti —se sincera Jeon, causando un leve rubor en las mejillas de Jimin.
—Yo también estoy seguro de lo que siento por ti sabes, estos días que no estuvimos juntos descubrí que me haces sentir bien y que no quiero bailar con nadie más que no seas tú en el club y...
—¿Fuiste al club? —lo interroga el cambia formas.
—Puedes dejarme terminar, por favor —le pide el menor.
—Responde —demanda el alfa. —Por favor —añade, al ver que la molestia comienza a hacerse presente en el rostro del humano.
—Sí, Jia y Hoseok me llevaron un par de días porque no querían que estuviera triste porque tú y yo habíamos terminado. Solo baile con ellos, no baile con nadie más. Además, que puedo bailar con quién yo quiera, tú no me dirás con quién bailar y con quién no —farfulla el chico molesto. —Te dije otras cosas y en lo único que te enfocaste fue en que fui al club —reprocha.
—Es... mi alfa, Jimin. Él es posesivo y hace que deteste la idea de que bailes con otras personas que no sea yo —articula en voz neutral—. ¿Estás molesto?
—No, un poco, pero entiendo. Es solo que... todavía debo acostumbrarme a tu lobo —dice el rubio, depositando un casto beso en los labios del mayor.
—Dime que más hiciste, además de extrañarme y darte cuenta que quieres bailar de esa manera tan provocativa solo para mí.
—No es gracioso, Jungkook —lo reta Jimin, dejando un pequeño golpe con el dorso de su mano derecha en los pectorales del pelinegro—. Mi tía se enfermó de neumonía, cerré mi tienda de obsequios por el momento para poder atender la despensa junto a Jia. Por cierto, conocí a un chico estos días, antes de que… Jungkook.
—¿Qué chico?
—Deja de gruñir —le pide el rubio.
—Dime que chico y dejaré de hacerlo —le propone el mayor.
—Bien, pero deja de hacerlo —accede el más bajo. —Su nombre es Robert, todas las mañanas visita la tienda y compra una bolsa de dulces de menta. También me deja el cambio —le comenta. —Es atractivo, pero nada comparado a mi bestia —musita en voz coqueta.
—Atractivo —repite Jungkook. —Nadie es más atractivo que yo, Jimin —asegura.
—Estoy completamente de acuerdo contigo —secunda entre risas el menor. —También extrañe a mi perro —agrega, ahora con seriedad.
—Lindo, tú no tienes perro —le recuerda Jeon.
—Sí, si tengo —refunfuña el rubio.
—Jimin —lo llama el pelinegro, mirando fijamente al humano que está sentado sobre sus piernas mientras hace una mirada tierna. —No soy un perro —le recalca.
—¿No? —articula en tono divertido, Park, elevando sus cejas.
—No —susurra Jungkook, mientras acerca sus labios al cuello del chico.
—No —pronuncia en voz baja el rubio, cerrando sus ojos mientras siente la humedad de la boca del pelinegro en su cuello. —Espera, no podemos, es la casa de mi tía —murmura—. Lo siento.
—Está bien, solo quiero…
—Impregnar tu aroma a lobo en mí —lo interrumpe Jimin, dejando asombrado al contrario.
—¿Cómo lo sabes? —pregunta Jeon.
—Cuando Marie estuvo en mi apartamento dijo que apestaba a ti, que eres un maldito astuto o algo así, no lo recuerdo —responde.
—Bien, gracias por decírmelo, lindo humano.
—De nada, mi bestia.
—Jimin, necesito que vayas conmigo a Washington —dice Jungkook, cambiando de tema de conversación.
—Ok, pero no puedo dejar sola a mi tía. Hablaré con Jia y Hoseok y les pediré ayuda para…
—Contrata a alguien que cuide de ella, quiero que Jia nos acompañe de esa manera sabre que te sentirás cómodo, y creo que ella y Taehyung se llevan bien, él la distraerá y así podré besarte con libertad.
—¡Oye! —exclama el rubio, al escuchar lo último. —Suena genial, pero no puedo pagarle a alguien, mis ingresos han disminuido porque mi tienda está cerrada —confiesa.
—Lo pagaré yo —se ofrece Jeon.
—No, claro que no —se opone el chico.
—Sí, déjame hacerlo. Estoy imprimado de ti y eres mi novio, quiero hacerlo. Déjame hacerlo por ti —le pide con mesura.
—¿Por qué eres tan tierno? —lo cuestiona Jimin. —Se supone que eres un cambia formas rudo, pero eres demasiado adorable conmigo —verbaliza en voz baja, mientras acaricia el cabello del mayor.
—Supongo que es una ventaja del que seas mi novio —murmura Jungkook.
—Eso me gusta, espero tener más ventajas —bromea el rubio.
—Tengo una pregunta —gesticula el pelinegro. —Mencionaste la palabra esposo anteriormente. ¿Qué es un esposo? —realiza la pregunta.
Jimin lo observa por unos segundos, sonríe y luego asiente.
—Un esposo es una persona con la que te casas en una boda, intercambian anillos como muestra de compromiso, amor y lealtad. Y quedan unidos hasta que la muerte los separe —le detalla Jimin, mientras el pelinegro lo escucha atentamente. —Aunque en algunos casos las parejas se separan y se divorcian —agrega.
—¿Por qué lo hacen? —inquiere Jungkook. —No estamos casados, pero estoy seguro que no quiero separarme de ti —se sincera. —Un día quiero que seas mi esposo —suelta de sopetón el cambia formas.
—Tengo sueño —susurra el chico, nervioso.
—¿No quieres ser mi esposo algún día? —lo interroga Jeon, al ver que no lo ve a la cara.
—Jungkook… sí, pero por ahora seamos solo novios. Ok.
—Ok —emite el cambia formas, esbozando una enorme sonrisa.
—En serio tengo sueño —dice Jimin, poniéndose en pie.
Jungkook también se pone en pie, ve al humano cogiendo una sábana y él decide acostarse en el sillón más grande.
—Oye, yo duermo ahí —se queja, cuando esta frente al sillón.
—Ahora dormirás aquí —musita Jeon, palmeado con la mano izquierda su pecho.
—Eres muy astuto, alfa —lo elogia el rubio, para luego acomodarse sobre Jungkook, para luego darle un par de besos en las mejillas, barbilla y por último sus labios.
El lobo de Jungkook revolotea de felicidad al escuchar la voz dulce de su lindo humano reconociéndolo como lo que es, un alfa.
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