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13

Jungkook abre un poco sus ojos, pero no distingue nada, los cierra por unos segundos y nuevamente los abre. Ahora pestañea un par de veces hasta que consigue enfocar una parte del lugar en el que se encuentra. Intenta moverse, pero siente pesado su cuerpo, suelta un bufido y con esfuerzo consigue ponerse de lado viendo a sus amigos dentro de la habitación junto a él.

—Nuestro alfa desperto —balbucea Marie, golpeando el muslo de Taehyung.

—¿Cómo te sientes? —lo cuestiona el beta con voz adormitada.

—Como la mierda —contesta Jeon con voz casi inaudible. —¿Por qué me sedaste? —interroga a la rubia.

—Porque querías ir a la ciudad para ir con Jimin —responde la chica mientras se cruza de brazos.

—No, no era así —dice Taehyung entre risas. —Era quiero ir a la ciudad junto a mi lindo humano —parlotea el beta, imitando los gestos y voz del alfa.

Marie desternilla en risas mientras Jungkook los mira con cara de querer matarlos sino dejan de burlarse de él.

—Tranquilo alfa, recordarás —verbaliza Marie mientras se pone en pie junto a Taehyung.

—Por cierto, Samantha lleva un día esperando por ti —le hace saber el beta antes de salir de la habitación.

—¡Marie! —exclama mientras comienza a recordarse.


Flashback


Taehyung conduce el auto de Jimin a toda prisa en dirección a la selva Headwaters mientras Marie lucha con Jungkook para que no salte del vehículo y vaya en busca del humano del que se ha imprimado.

—¡Mierda, Jungkook! —exclama la rubia, molesta—. ¡Colabora, imbécil!

El beta estaciona de manera brusca haciendo que el alfa se golpee la cabeza contra el asiento del conductor, suelta un gruñido y se gana un puñetazo por parte de Marie.

—¿Quieres que llame a Sam? —pregunta Taehyung.

—¿Sam? —pronuncia con desagrado, Jeon. —Quiero a Jimin —brama.

—Es Samantha o los inhibidores —le propone la rubia mientras cruzan el límite entre la ruta de senderismo y el terreno de Jeon.

—Jimin —gruñe el alfa intentando soltarse del agarre en sus manos de sus amigos.

—El chico no está listo, Jungkook. ¿quieres matarlo?

—No, quiero hacerlo mío —contesta vagamente, Jeon. —Ve por Jimin, tráeme a Jimin —le ordena a Taehyung mientras entran a su casa.

—Inhibidores y un sedante. Ahora —le ordena Marie al beta.

—Sedante, ¿segura? —la cuestiona.

—No se lo colocaré, solo es por precaución —asegura la rubia.

Mientras Taehyung va por los inhibidores y el sedante, Marie lucha para que el alfa se mantenga en un solo lugar y evite salir de la habitación.

—Sam, ¿Qué haces aquí? —interroga el beta a la omega de cabello cenizo que ha entrado a la casa de Jeon.

—Entro en celo, sabes que puedo sentirlo —responde la chica.

—Espera, lo mejor es que no entres —le aconseja Taehyung.

—Solo voy a ayudarlo —replica la omega mientras abre la puerta de la habitación.

—¡Lárgate! —vocifera Jungkook al verla. —Te dije que fueras por Jimin, no por Sam —le reclama al beta.

—Ella vino sola —se defiende Taehyung, entregándole el sedante y los inhibidores a Marie.

—Déjame ayudarte, Jungkook —gesticula en tono pasivo y cautivador la omega.

—¡NO! —grita el alfa. —¡No te quiero a ti, lárgate! —vocea, utilizando su voz de mando.

La omega desciende su cabeza, ve de soslayo al alfa, se da la vuelta, sale de la habitación y se deja caer de rodillas al suelo cerca de la entrada de la casa.

—Bebe, imbécil —le ordena Marie, entregándole dos inhibidores.

Jungkook la mira extraño, pero accede a beber las dos píldoras cuando escucha a Taehyung decirle que ira por Jimin si las bebe.
Lo siguiente que siente es un pinchazo en su muslo izquierdo y el susurro de la voz de Marie diciendo que lo siente, pero debe hacerlo por el bien del humano.


Fin del flashback.


—Maldita cambia formas, loca —murmura el alfa mientras se pone en pie.

Se queda en el mismo lugar por unos segundos al sentir un leve mareo del poco sedante que queda en su cuerpo. Agita su cabeza un par de veces y luego sale de la habitación en la que Marie y Taehyung lo encerraron.

—Jungkook —pronuncia la omega al verlo salir de la habitación.

El alfa ni siquiera la mira, Marie y Taehyung se observan y luego ven a la ceniza.

—Deja que se arregle —susurra la alfa.

—Sí, lleva un día sin comer, sin beber y sin ducharse —añade el beta.

—Guarden silencio —ordena Jungkook, con su voz de mando, haciendo que Marie y Taehyung terminen con su intento de hacer sentir bien a la omega.

Después de veinte minutos Jeon sale de su habitación con ropa limpia y mejor aspecto que el de minutos atrás.

—Tae, ve a encender el auto —le ordena.

El beta asiente, coge las llaves de la mesa y sale de la casa de prisa.

—Lo acompañaré —musita Marie, evitando a toda costa quedar sola en otra discusión entre Sam y Jungkook.

—¿Qué haces en mi casa, Samantha? —la cuestiona el alfa, sin mirarla siquiera de soslayo.

—Vine a ayudarte en tu celo, pero…

—No recuerdo habértelo pedido —la interrumpe.

—Eres un cabrón, Jungkook —suelta histérica la omega.

—No tendré la misma discusión contigo, Sam. Hemos pasado por esto un par de años, ¿no te casas? —la confronta, acercándose a ella para por fin mirarla a la cara. —Porque yo sí, estoy cansado de rechazarte y luchar para sacarme de la cabeza lo mal que me haces sentir —añade.

—Somos destinados, Jungkook. ¿Cuándo vas a aceptarlo? —lo cuestiona la omega.

—Nunca —acota con brevedad el alfa—. No te quiero a mi lado, Sam. ¿Qué debo hacer para que entiendas?

Jungkook posa sus manos sobre el rostro de Samantha, su destinada desde que eran solo unos niños.

—Te aprecio tanto, pero no puedo corresponderte como deseas, te lo he dicho muchas veces. Lo único que quiero es que seas feliz.

—Lo seré a tu lado —interviene la omega, aferrándose a la cintura de Jeon.

—No, si estamos juntos seremos miserables, Sam. Tú me amaras, pero yo a ti no. Debes conseguir un....

La oración del alfa queda inconclusa debido a la fuerte y estrepitosa bofetada que recibe por parte de la omega.

—No voy a perdonarte nunca, Jungkook —habla entre dientes la chica.

—Haz lo que creas conveniente, Sam —menciona Jungkook, intentando mantenerse en control. —Pero no me busques más —demanda mientras se aleja de la omega—. Sal de mi casa, no te quiero en mi territorio a menos que vengas junto a tu hermano Richie.

Dicho eso el pelinegro se da la vuelta y sale de su casa encontrándose con Marie.

—Creí que perderías el control —susurra la alfa al darse cuenta que Jeon mira su mano con la jeringa con un poco de sedante.

—Aleja esa cosa de mí —espeta, haciendo reír a la rubia.

El alfa baja los dos escalones y camina hacia el auto de Jimin, cuando esta por subirse Marie lo detiene.

—Dale esto a Jimin —le pide Marie, entregándole una larga y mediana. —Te hará muchas preguntas y cuando le respondas quiero que le expliques la función de los inhibidores y que, debe utilizar el sedante si ve que estás fuera de control —le explica.

—No haré eso —se opone Jeon.

—Si lo harás, prométeme que lo harás, Jungkook —le exige la rubia.

—Está bien, lo haré —musita con desagrado el alfa.

—Le llamaré para asegurarme que así sea —le advierte Marie.

—Maldita loca —balbucea el pelinegro, entrando de prisa al auto haciendo reír a Taehyung.

—¡Te escuche, imbécil! —exclama la rubia.

—Vamos adentro, Marie —le pide el beta. —Jungkook nos trajo huevos y tocino. Son un buen desayuno —bromea, imitando una vez más al alfa haciendo reír a carcajadas a la chica.

Jeon arranca y puede sentir a lo lejos aquel mal sentimiento por haber rechazado a Samantha, pero ahora cada vez menos, pero no deja de causarle incomodidad y mal humor. Ha pasado por esto tantas veces, pero aún le afecta el estar unido a la omega.

Recorre las calles de la ciudad hasta llegar al edificio en el que Jimin vive, ha pasado un día sin verlo, escucharlo y besarlo.
Saca las bolsas del baúl y entra al edificio, sube las escaleras y se detiene hasta llegar al departamento del rubio.

Como puede, toca la puerta un par de veces, desciende su rostro para ver las bolsas de ropa, escucha el sonido del pasador claro y fuerte y luego escucha girar el pomo de la puerta. Alza su vista y se encuentra con los ojos achinados, rostro inflamado y cabello alborotado de Jimin.

—J-j-Jungkook —pronuncia el rubio con voz adormitada.

—Jimin —emite con voz ronca el cambia formas, dejando caer las bolsas al suelo.

El pelinegro extiende sus brazos y sin dudarlo abraza el cuerpo esbelto de Jimin, el cual, no tarda demasiado en corresponder el abrazo mientras el cambia forma entierra su nariz en el cuello del rubio.

—Mi lindo humano —ronronea en la comisura de la oreja de Park.

El cambia formas cierra sus ojos disfrutando de la sensación de paz, calidez y amor que le transmite el humano al que abraza con adoración.

Es él, su lobo lo reconoce y eso le basta para comprobar una vez más que la imprimación es verdadera.

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