08
—Hola —saluda una chica de cabello azul, llamando la atención de la única persona dentro de la tienda.
El cambia formas deja de leer la tarjeta, mira de soslayo a la chica y luego coloca la tarjeta de dónde la ha tomado.
—Hola —verbaliza con voz ronca, Jeon.
—¿Eres nuevo en la tienda? ¿Dónde está, Jimin? —lo cuestiona la peli azul.
—Eh...
—Estoy aquí —anuncia el rubio, saliendo de la parte trasera de su tienda. —Y sí, es mi nuevo ayudante —añade sonriente, a lo que Jungkook no se opone.
—Es guapísimo —articulan los labios de la chica, creyendo que el pelinegro no la ha escuchado.
—Tengo los arreglos listos —le hace saber, Jimin. —Acá está la factura —dice mientras le entrega el papel de color verde claro.
—Hola, Jimin. Lamento la tardanza —escuchan todos luego del sonido de la puerta.
—Te entrego la caja en unos minutos —se dirige Park a la castaña.
—Ten, gracias por siempre ayudarme —le agradece la peli azul, luego de pagarle en efectivo.
—Gracias a ti por confiar en mí —verbaliza feliz, Jimin. —Jungkook —llama al pelinegro. —Podrías llevar esas cajas a su auto —le pide.
Jeon asiente, camina hacia las cajas, toma dos, una a cada mano y luego sale de la tienda guiado por la peli azul.
Jimin le entrega la caja personalizada a su última clienta del día. Mientras le cobra Jungkook entra por la caja restante y vuelve a salir.
—Gracias, Jimin. Eres el mejor —canturrea efusivamente la castaña. —Buenas noches —se despide luego de tomar su arreglo.
—La chica de cabello azul acaba de invitarme a una cerveza —le comenta el pelinegro al rubio—.
¿Por qué tú no me invitas a algo?
—Te lleve a un club y ahora te llevaré al cine. No te quejes —contesta Jimin mientras cuenta el dinero de la caja registradora y lo separa en dos.
—¿Soy tu ayudante? —indaga Jeon, curioso.
—Me vendría bien el tenerte en la tienda. Le gustas a las clientas
—¿Y a ti? —lo interrumpe Jungkook—. ¿Te gusto a ti?
—Dejar que me beses no es algo que permito que todos los hombres hagan, sabes —parlotea el rubio.
—Eso significa que si te gusto —gesticula Jeon mientras sus labios surcan una sonrisa.
—¿Qué? Yo no dije eso —se excusa Jimin. —Deja de mirarme así —le pide nervioso, tomando su mochila para luego apagar las luces. —Listo, el cine nos espera —dice cuando están fuera de la tienda.
—Buenas noches, Jiminie —lo saludan la pareja de señores de la cafetería.
—Buenas noches —corresponde el rubio en voz alta mientras Jungkook le arrebata su mochila.
Park responde los mensajes de Hoseok y Jia, pero deja de hacerlo al escuchar una puerta de un auto abrirse.
—Oye, espera —articula, luciendo alterado—. ¿Qué crees que estás haciendo?
—Sube, conduciré —verbaliza con confianza el cambia formas, luego de haber lanzado la mochila de Jimin en la parte trasera.
—No, no lo harás —se opone con exasperación el rubio.
—Puedo conducir —le menciona el pelinegro. —Confía en mí —le pide, alzando sus cejas mientras le sonríe ladinamente y lo ve con esos encantadores e hipnotizantes ojos bicolores.
Park traga grueso, desciende su mirada y suspira convencido de que Jungkook en serio es demasiado guapo, y que está a punto de dejar que conduzca su auto.
—Si nos estrellamos vas a pagarme los daños —le advierte el rubio.
—Sí, ahora sube y guíame al cine —balbucea entre risas el alfa.
A Jimin le quedaba claro que Jungkook si puede conducir, pero debe trabajar en su auto control y en las luces del semáforo.
Hacen una parada para en un puesto de Hot-dogs, el rubio, nota que lo que incluya carne animal o procesado es lo que llama la atención del cambia formas que lo acompaña.
Al llegar al centro comercial, estacionan el vehículo y luego recorren los pasillos. Park hace que por primera vez Jeon se suba a un elevador.
—¿Podemos intentarlo una vez más? —pregunta, emocionado el más alto haciendo reír a Jimin.
Después de ascender y descender en el elevador tres veces seguidas, el rubio cogió la mano del pelinegro, debía buscar la forma de controlarlo y descubrió que sostener su mano lo mantenía a raya.
—¿Qué es todo eso? —inquiere curioso, Jungkook, tomando la bandeja.
—Compre palomitas con la mitad dulce y la otra salada, compre una crepa de chocolate, una barra de chocolate, una bolsa de caramelos y dos Coca-Colas —farfulla Jimin.
—Son muchas cosas —murmura el pelinegro.
—Quiero que las pruebes todas —suelta, entusiasmado Park.
Acceden a la sala número 5 en la cual se proyectará “Animales fantásticos y dónde encontrarlos”
Toman asiento en las butacas 9 y 10. Jimin le muestras donde debe colocar el vaso con su bebida e inquieto le pide a Jungkook que empiece probando las palomitas de maíz mientras le comenta más o menos de lo que se trata la película.
Mientras la película se proyecta, Jeon desvía su rostro hacia izquierda ve al rubio concentrado observando la enorme pantalla de la sala de cine. Pasa saliva al sentir las palpitaciones aceleradas de su corazón aceleradas comprobándole sin esfuerzo de sus sentimientos hacia el humano a su lado.
Cuando la función finaliza, esperan a que las luces se enciendan, bajan los escalones, salen de la sala y sin pensarlo coge la mano de Jimin, entrelazando sus dedos.
—Aprendes rápido —bromea el rubio.
—Me siento bien cuando sostengo tu mano. Puedo escuchar como la sangre recorre por tus venas y el incesante sonido de los latidos de tu corazón —le confiesa el pelinegro.
—Siempre me sorprendes —dice Jimin, sonriendo dulcemente. —¿Qué te pareció el cine? —lo cuestiona mientras caminan en los pasillos del centro comercial.
—Me gusta, pero no me gusta la cantidad de personas dentro —responde el cambia formas.
—Bueno, a la próxima puedes escoger una película en Netflix o HBO. Te alquilaré mi casa para que te sientas cómodo —refuta divertido el rubio.
—Media vez estés a mi lado, diré que sí —accede Jeon, soltando la mano de Jimin para caminar hacia una tienda de celulares.
—¿Quieres uno? —pregunta Park.
—Dos —contesta el cambia formas. —Uno para mí y otro para Marie —agrega.
—Marie y tú son muy cercanos por lo que veo —comenta Jimin, parándose al lado de Jungkook.
—Sí, es ruda y linda —le plática Jeon.
—Deberías..., tú sabes, salir con ella.
—No —gruñe de inmediato el pelinegro, asustando un poco al rubio.
—Cálmate —le pide Park, sujetando el antebrazo izquierdo de Jungkook. —Solo lo decía porque son de la misma especie, todo te resultaría más fácil —le explica.
—No me gusta, Marie, ni nadie más. Me gustas tú y demasiado. No puedo siquiera explicar en palabras lo que me haces sentir —expresa Jeon, soltándose del agarre de Jimin para empezar a caminar hacia el estacionamiento.
El rubio mira su reflejo en la vitrina de la tienda de celulares, inspira profundo, se da media vuelta y trota hasta alcanzar al cambia formas. Se mantiene unos cuatro pasos alejados de Jeon, lo que en pasos del pelinegro vienen siendo dos.
De esa manera llegan el estacionamiento, hasta que el cambia formas decide hablar.
—Puedo escucharte —le esclarece.
—¿Estás molesto? —indaga Jimin, manteniendo la distancia entre ambos.
—No, ¿Debería?
El más bajo niega deteniendo sus pasos cuando el más alto lo hace.
—No es mi intención incomodarte, es solo que apenas te conozco y escucharte decir que te gusto con tanta seguridad es extraño —se desahoga el rubio. —Eres un hombre atractivo, demasiado para ser exacto. Pero las cosas no son tan simples como en tu mundo. Los humanos no nos vamos tan fácil, bueno, no todos —intenta explicarse el menor. —Pero te acercas a mí y quiero hacer todo lo que no haría con un humano normal —se sincera Jimin.
Los ojos bicolores de Jungkook se dilatan y brillan al escuchar las confesiones del rubio. Es normal que no pueda sentirse correspondido por Jimin ya que es un humano y él un cambia formas.
—Madre luna —verbaliza entre risas, Jeon. —Eres un humano, pero mis feromonas logran ser captadas por ti. La luna nos quiere juntos —habla el pelinegro mientras el entrecejo de Park se frunce confundido.
—¿Feromonas? —pronuncia, moviendo su cabeza de derecha a izquierda mientras sus cejas están a centímetros de estar una junto a la otra. —Es que no entiendo nada —añade frustrado.
—No importa si lo entiendes o no, puedo explicártelo como tú me explicas a mí —dice con rapidez, Jeon.
—Jungkook, no —masculla en voz chillona. —Soy un humano —le recuerda. —¿En serio te gusto cómo para estar con alguien que no es de tu especie? —lo interroga con seriedad el rubio.
—Voy a responder sabiendo que no me creerás por completo —espeta el pelinegro. —Sí, me gustas tanto como para estar con un humano que no podrá darme cachorros —admite. —Y sí, las cosas tampoco son así en mi mundo, pero lo hago porque eso te hace feliz y tú felicidad es mi prioridad. Sé que no lo entiendes. ¡Mierda! Muchas veces yo tampoco lo entiendo, peo tenerte cerca de mí despeja cualquier duda y temor —concluye.
Permanecen en silencio, con sus ojos fijos en los del contrario.
—Yo..., no sé qué decir y hacer —balbucea en un hilo de voz, Park.
—Quisiera poder explicártelo —susurra Jungkook, extendiendo su brazo derecho hacia Jimin. —Pero estoy seguro que sería una pérdida de tiempo así que, tengo una mejor idea —dice para luego acercar el cuerpo del rubio al suyo y acorralarlo entre el vehículo del más bajo y su cuerpo. —Voy a mostrarte y hacer que también sientas lo que yo siento —musita, descendiendo su rostro a la altura del de Jimin.
Se miran mutuamente mientras sus corazones palpitan aceleradamente. El cambia formas cierra sus ojos al escuchar las pulsaciones tan vivas en el cuerpo de Jimin, lo hace feliz hasta el punto de soltar un par de ronroneos.
Abre sus ojos y de manera lenta acerca su rostro al del rubio, choca su nariz sobre la del humano y este de inmediato posa sus manos sobre los brazos del pelinegro.
Ambos están nerviosos, aunque el cambia formas sepa disimularlo. Finalmente, la distancia culmina y sus labios se tocan suavemente.
El corazón de Jimin martilla en su pecho tan vivaz que lo hace perder el control de sí mismo. No es el primer beso entre él y Jungkook, pero la manera en la que sus manos sudan y su cuerpo tiembla le hace parecer que es el primero beso entre ellos.
Se separan un poco mirándose fijamente, Jeon traga grueso mientras Park aclara su garganta.
—¿Qué piensas? —pegunta el pelinegro.
—Tus ojos son hermosos —susurra Jimin, haciendo reír a Jungkook.
Los labios del rubio surcan una linda y tímida sonrisa que provoca que el lobo del pelinegro se remueva.
Juntan sus labios una vez más causando una explosión de emociones en la boca de ambos.
Mientras se besan Jungkook piensa en Jimin y en lo que estará pensando, y por la manera en la que lo corresponde desea con todo su ser al igual que su lobo que el lindo humano sienta lo mismo que él.
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