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自殺

Después de una larga tarde recorriendo la ciudad con una camioneta lujosa, Lisa regresó a la casa de Kai para devolverla.

Él le agradeció su labor y le dijo que estaba ansioso porque lo llevara al día siguiente a una entrevista con su esposa.

Lisa pensaba que Kai era un idiota, solamente no le agradaba, se notaba a kilómetros qué era un patán y un mujeriego, tenía a una esposa increíblemente sexy a su lado, ¿acaso no se daba cuenta?.

Al final, Lisa decidió quedarse un rato en esa casa, pues había una gran cena entre personas ricachonas, también cumplía con su labor como guardaespaldas.

Pasó un tiempo en el qué Lisa y Bambam solo bromeaban sobre la gente y sus vestuarios caros qué parecían simples prendas parchadas por un ciego hasta que Lisa se dio cuenta de que faltaba la señorita Jennie, ella no estaba por ningún lado.

Vio a Kai charlando con varias mujeres y hombres pero su esposa no estaba con el, inmediatamente se preocupo, pues si la señorita Jennie se perdía, ella perdía su trabajo.

- Oye viejo, ¿haz visto a la chica? - Preguntó sacando un cigarrillo de su cajetilla.

- ¿Qué chica? - Ahora fue Bambam quien preguntó.

- A Jennie, no la he visto en largo tiempo - Lisa sacó el encendedor y dejó qué hiciera su trabajo, inhalando casi de inmediato el humo del cigarro al ponerlo en su boca.

- ¡MiErda!, ¿porque no me avisaste antes?, ¡ve a buscarla!, ¡nos van a despedir si desaparece! - Trató de guardar la calma, salió disparado a buscar a la chica, dejando a Lisa procesando la información.

Después de minutos buscándola, todo fue inútil, pues por más que la chica alta buscó, no encontró por ningún lado a Jennie.
Ahora ella estaba afuera de la lujosa casa, fumando otro cigarrillo, pues el miedo y estrés la invadan, no solo por la preocupación de perder su trabajo por incompetente y no hacer la única cosa que le pidieron hacer. cuidar a Jennie, si no porque se preocupaba por el echo de que le hubiera podido pasar algo a esa chica.

Las manos frías de Lisa pasaron por todo su rostro hasta llegar a su cabello, revolviéndolo de frustración, ¿donde podía estar esa chica?.
Por algún motivo, Lisa miró al cielo, admirando su obscuridad y brillo a la vez, debido a la hermosa Luna bajo ella.

Pero la tranquilidad qué sintió en ese momento, se ve interrumpida por aquella chica de rasgos familiares qué estaba al borde del último piso de aquella grande mansión, a punto de saltar.

Abrió sus ojos ampliamente, susurrando un "mierda" y corriendo hacía el techo para salvar la vida de aquella chica. Jennie.

Corrió lo más que pudo, subiendo las escaleras con rapidez para evitar que sucediera una desgracia en aquel momento. Se maldijo cuando se tropezó en las escaleras y se golpeó la ceja, eso dejaría marca.

Empujó la puerta de la azotea con fuerza para lograr entrar, pues esta tenía seguro.
Inmediatamente la chica que estaba a punto de saltar se percató de la presencia de su nueva chófer.

- ¡Aléjate! - Fue lo único que gritó con su voz ronca de tanto llorar y gritarle a la nada.

- Baje de ahí por favor, puede lastimarse y caer - Trató de dar pasos lentos hacía ella, más sin embargo Jennie se dio cuenta.

- ¡No de un paso más!, ¡Lo que quiero es saltar! ¡¿Acaso no lo ve?! - Gritó eufórica, su cara estaba roja.

- Sea lo que sea que esté pasando, quiero que sepa que nada es suficiente para tomar ese camino, debemos aprender a superar los obstáculos de la vida - Trató de sonar calmada.

- ¡No venga a darme consejos de moral!, ¡solo váyase y déjeme sola! - Desvío su mirada hacia abajo y vio como el duro pavimento la esperaba.

Lisa suspiró, se sacó el cigarrillo de su boca, Jennie la miró confundida y la tailandesa solo le hizo una señal de que tiraría el cigarrillo al vacío. Se acercó un poco con cuidado de no asustar a Jennie, un paso en falso y esa chica se hacía papilla cayendo.

Lo arrojó y Jennie dio un paso hacía un lado, guardando distancia entre ambas.

- No va bajar ¿verdad? - Preguntó Lisa metiendo sus mano a los bolsillos de su traje.

Silencio. Fue lo único que se hizo presente, Jennie miró a esa chica alta con sus ojos llorosos, diciéndole lo que mil palabras no podían.

- Bien - Suspiró - Entonces tendré que saltar con usted - Se acercó y saltó hacía el pequeño escalón donde estaba Jennie, a puntos e caer.

- ¡¿Qué está haciendo?!, ¡Bájese ahora mismo! - trató de moverse pero casi cae al hacerlo.

- Bueno, yo tampoco tengo una razón especifica por la cual luchar, solo me mantengo viva para no morir, ¿irónico no?. Despierto todas las mañanas con hambre porque no cené la noche anterior y ¿sabe porque?, porque no tengo un solo centavo para comprar comida pero a pesar de eso, vivo, porque vivir es lindo pero no dejaré que muera sola, eso debe ser triste - Lisa desvío su mirada de esos ojos gatunos tristes y ligeramente rojos para ver hacia abajo y sorprenderse un poco por la altura.

- Pues a diferencia de usted, para mí vivir duele, y duele mucho - Fijó, sintiendo una profunda tristeza.

- Entonces creo que ambas pensamos diferente - Se encogió de hombros sintiendo el viento soplar con un frió abrumador - Pero definitivamente saltar no resolverá nada, morirá siendo una cobarde, ¿acaso quiere eso? - Esta vez Lisa giró su cabeza para ver a aquella pequeña alma tan indefensa.

La chica no respondió, pensaba en las palabras de aquella mujer.

- Soy Lalisa, Lalisa Manoban - Extendió su mano para que su contraria la tomara, esperaba que su plan funcionara - Hoy ni siquiera me puso atención, estaba muy ocupada viendo el suelo cuando me presente, así que dudo que recuerde mi nombre - Su mano seguía en el aire, esperando ser tomada.

Jennie apenada tomó la mano de la chica, sintiéndola extremada fría por el clima pero cálida ante el contacto.

- Kim Jennie - Dijo.

- Ya lo sé - Sonrió soltando una risa nasal, escuchando su corazón latir con fuerza cuando la pelinegra le sonrió por unos cortos segundos.

Entonces Lisa jaló la mano de su contraria, obligándola a acercarse a ella y caer al suelo seguro, lejos de todo intento de suicidio.

El cuerpo no tan ligero de Jennie cayó encima de Lisa, quien hizo una mueca de dolor al sentir su cuerpo chocar con el frío suelo y un peso extra en ella.

Abrió los ojos sintiendo su espalda destrozada pero al menos no tenía una carga de ver morir a alguien.
La chica estaba encima de ella, cerrando los ojos con fuerza por el repentino dolor de su rodilla, pues estaba se había raspado y salía un poco de sangre.

- Eso estuvo cerca - Murmuró la tailandesa con dificultad, jadeando para levantarse - ¿Está bien? - Levantó un poco su rostro para ver aquellos ojos qué rogaban por auxilio, el rímel corrido debajo de ellos y ese vestido de noche ligeramente desordenado.

- Yo... Siento causarle molestias, yo... Siempre soy una molestia - Sollozo la chica, Lisa pudo sentir como temblaba por el frío, así que se quitó su saco y se lo puso a ella.

- Usted no es una molestia, métase eso en la cabeza por favor, deje de menospreciarse - Dijo con un ligero toque de enojo en su voz, no soportaba qué la gente se menospreciara así - hola Venga, la llevaré abajo a su habitación - Lisa ayudó a levantar a la chica, quien inmediatamente apretó su mano.

- ¡No! - Gritó ella - No quiero ir con él, no ahora - Susurró.

- Es su esposo ¿no?, ¿quien mejor que él para consolarla? - La miró con extrañeza.

- Él... Es malo conmigo - Dijo sin más, bajando la cabeza, apenada.

- Entiendo - Habló Lisa teniendo una idea en su cabeza de lo que podía suceder entre esos dos - Entonces vayamos a un lugar que me gusta mucho, tal vez no es tan lujoso como aquí pero tus papilas gustativas me lo agradecerán después... Hoy conocerá la vida de pobre señorita Jennie - Comenzó a caminar aún sostenido la mano de Jennie.

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