星空
El latido de sus corazones estaba sincronizado, latiendo a un ritmo desenfrenado qué parecía salir del pecho de aquellas chicas en cualquier momento.
Las manos de Lisa eran tan cálidas para Jennie, que sentía que se rendiría a sus pies en cualquier momento, sintiéndose como una adolescente hormonal.
Jamás había experimentado algo igual o al menos similar, Lisa la hacía sentir segura, tranquila. No había nada de ella que no le provocara alguna sensación extraña en su cuerpo.
Podía sentir esa vibra cargada de optimismo y protección por parte de Lalisa. Desde que se conocieron, lo único que ha echo es proteger a Jennie de todo y de todos, sin importar si quiera un poco su seguridad y Jennie agradecía eso, porque en todos los años de su vida, nadie se había preocupado tanto por ella.
Ese sentimiento extraño estaba dentro de ambas, esa comodidad y aprecio también, ambas estaban enamorándose pero no lo sabían, o más bien, no querían saberlo.
La lluvia acabó y ambas salieron de ese transe en el qué se habían metido al quedarse tanto tiempo viéndose a los ojos.
Jennie fue la primera en apartar la vista debido a un fuerte ardor en sus mejillas por el reciente beso.
Lisa no pudo evitar soltar una pequeña risa al ver a su jefa sonrojada, era la imagen más tierna qué había visto en su vida.
- Ven - Lisa tomó la mano de Jennie y la guió en medio del camino - Vamos a acostarnos aquí - Sugirió Lisa tumbándose en mojado pavimento.
- ¡Lisa!,? ¡¿Estas loca?!, ¡Nos puede arrollar un jodido auto! - Exclamó Jennie tratando de levantar a Lisa del suelo, pero todo fue inútil, Lisa era más fuerte que ella.
- ¿Acaso ves algún auto? - Preguntó acomodando sus manos detrás de su cabeza para que sirvieran como almohada.
Jennie miró hacia todos lados pero no había ningún automóvil cerca.
- ¿Lo vez?, solo ven aquí y relájate, lo necesitas - Sonrió palmeando a su lado para que Jennie se aclarara igual que ella.
Jennie dudosa lo hizo, pero al instante ella sintió esa paz en su corazón, como si nadie pudiera dañarla o hacerle daño cuando Lisa estaba a su lado.
Jennie acostó su cuerpo por completo en el suelo y puso sus manos al lado de su cintura, en seguida sintió como unos dedos se entrelazaban con los suyos, giró y vio el rostro sonriente de Lisa mirarle. Sonrió inconscientemente también.
- ¿Qué haces en tus tiempos libres Lisa? - Pregunto la más baja, rompiendo con el silencio qué se empezaba a formar.
- Me gusta pensar, amo pensar - Suspiró - No lo sé, desde que soy pequeña me gusta recostarme en algún lugar de la calle y ver el cielo, aunque también me gusta pasear en mi moto y dejarme llevar... Cuando pisas el acelerador, ya no puedes parar tan fácil, tu cuerpo te exige más y más y más, hasta que sobrepasas la línea y eso me gusta, me gustan las cosas al límite y algunas veces las cosas fuera de eso - Explicó sin dejar de ver el cielo.
- ¿Cuál es el lugar más lejano al qué haz llegado con tu motocicleta? - La miró curiosa.
- He ido a muchas partes, nuevo México, texas, Washington, Georgia y California, me encanta viajar - Sonrió ampliamente al recordar sus aventuras viajando en motocicleta.
- ¡Vaya!, viajas mucho para ser una persona pob... - Sé detuvo al darse cuenta de lo que iba a decir, solo esperaba una bofetada por parte de Lisa, pero en lugar de eso, solo obtuvo una carcajada - Digo, una persona de bajos recursos - Trató de corregir su error.
- ¡Vamos, dilo!, soy pobre, si, lo soy - Rió aún más al notar la cara de Jennie.
Jennie también se rió y ambas no dejaron de hacerlo, al punto de que sus estómagos dolían.
Ambas volvieron a mirarse por unos segundos, acercándose más y más cada vez, hasta el punto de sentir sus respiraciones latentes en sus rostros.
Lisa tomó de la nuca a Jennie y la acercó a sus labios, para la fin besarla de nuevo, sintiendo esos labios tan lindos de nuevo en los suyos.
Fue un beso en el qué ambas sintieron qué caían muy profundo, sintiendo qué cada vez se enamoraban más la una de la otra.
En el momento en el qué el beso se estaba volviendo más intenso, el claxon de un auto se escuchó, sacando a ambas chicas de la burbuja qué habían formando a su alrededor.
Ambas fijaron sus miradas en el camino y las luces de un auto se acercaban.
- ¡Vamos, levántate! - Exclamó Lisa asustada ayudando a Jennie a levantarse.
Ambas se pusieron de pie y se alejaron del camino, justo después el auto pasó a toda velocidad y les dedico un pitido ensordecedor qué a ambas las puso de mal humor.
Se miraron y no pudieron evitar reír por la cara de la otra.
Así empezó una gran guerra de carcajadas, risas y empujones, lo que no sabían, es que alguien las observaba desde lejos.
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