愛し合う
El teléfono empezó a sonar, despertando a la coreana. Se talló los ojos y cogió su celular para divisar quien era quién interrumpía su delicioso sueño.
Era Rosé.
— Hola — Contestó somnolienta.
— Buenos días Jen, ¿Cómo te está yendo con Lisa? — Preguntó del otro lado de la línea la rubia.
— Está todo bien, creo... — Tomó un pequeño suspiro, reincorporandose, pensando en si contarle a Rosé lo que había pasado anoche o no — Sí, todo está bien — Reiteró.
— Algo pasó ¿Cierto? — Dijo, como si hubiera sido obvio.
— Nos besamos — Al fin dijo, sintiendo como si se quitara un peso de encima.
— ¡Lo sabía! — Exclamó — ¿Cómo fue?, ¿Te gustó? — Habló rápidamente.
— Lisa estaba ebria en realidad, así que no sé si eso sea bueno o no — Comentó triste.
— ¡Rosé!, ¡Ella volvió a sentarse en el inodoro y se atoró! — Se escuchó la voz molesta de Jisoo en el fondo.
— Rosé, ¿Qué hace Jisoo ahí? — Arqueó una ceja.
— Vino a ayudarme con Ella, tiene demasiada energía esa enana — Rió fuertemente.
— Mmmm, ¿Okay?, tengo que colgar, iré a ducharme, lo necesito urgente — Se talló la cabeza.
— Bien, si necesitas algo llámame¿De acuerdo?, cuídate Jen y mantenme al tanto de lo que pase con Lisa. Bye, te quiero — Se despidió Rosé.
— Bye, te quiero Rosie — Jennie se retiró el teléfono de la oreja y colgó la llamada.
Se puso sus pantuflas y caminó hacia afuera de su habitación, para pararse justo fuera de su puerta, rascarse la cabeza y decir en voz baja ¿Dónde está el baño?
Era cierto, ayer no preguntó dónde estaba el baño y Lisa tampoco se lo dijo, así que, recorrió toda planta baja del apartamento peor no encontró nada.
Dudosa, miró las escaleras que conducían al segundo piso y las subió.
Con pasos firmes pero no ruidosos, subió y abrió la única puerta que había en el segundo piso; la habitación de Lisa.
Había estado ahí anoche pero no el prestó la atención necesaria, pues era de noche y solo fue a dejar a Lisa a su cama para que descansara.
La habitación de Lisa era demasiado grande, tanto que abrumaba.
Jennie miró la cama y ahí estaba, como si fuera una bella durmiente, dormida plácidamente, pareciera como si las luces provenientes de afuera, no le pegaban justo en la cara.
Estaba a punto de amanecer, aún no salía el sol pero ya podía verse alumbrado el cielo, así que Jennie optó por cerrar las persianas, pues no quería que la luz le molestara a Lisa cuando despertara.
En la mesa de noche, encontró un pequeño control, así que supuso que era el control de las luces LED, que en ese momento se encontraban en un nivel muy bajo, pintadas de un color azul cielo.
Jugó con el control un rato, hasta que decidió dejarlas en rojo y un tono más arriba de lo que estaban antes.
Divisó la habitación, era muy espaciosa, justo en frente de la cama había un televisor enorme, dejado de él un escritorio con una MacBook, una lámpara y varios estantes para plumas y lápices.
El techo tenía un pequeño cuadro donde habían lues LED también, seguido del suelo, que debajo de la cama había estás luces por igual.
Había un estante justo detrás de la cama, el cuál tenis varios trofeos y artículo de colección, como autos y uno que otro paquete de cigarros.
Terminó de ver la habitación y de admirar el hermoso rostro que se encontraba plácidamente dormido en la gran cama y miró dos puertas, una estaba en la esquina de la habitación, mientras que otra estaba justo en medio.
Jennie decidió ir a la que estaba justo en medio. La abrió y se encontró con un closet.
En el había de todo, desde bolsas, tacones y vestidos finos, hasta sudaderas, tenis y jeans gastados y holgados, que era el tipo de ropa que Lisa solía usas.
Recorrió todo con su mirada, aspirando ese delicioso aroma que tanto caracterizaba a Lisa. Cigarrillos y su colonia dulce.
Después de un rato admirando la ropa de Lisa y provandose unas cuantas, riéndose de lo grandes que le quedaban, Jennie salió del clóset y cerró la puerta.
Se dirigió a la segunda puerta de la habitación, no sin antes mirar de nuevo a Lisa, quien aún parecía perdida en sus sueños, haciendo ruiditos entre dormida, lo cual le dió una extrema ternura a Jennie.
Le sonrió una vez más, antes de abrir la segunda puerta y quedar impactada otra vez, debido al diseño del baño.
Todo en la casa de Lisa tenía luces LED, al parecer era fan de ellas, sobre todo del negro y del morado.
Había un gran espejo que tenía luces LED por detrás, al igual que la regadera, así daba la ilusión de que el agua que caía era morada.
El baño era un tanto minimalista, no tenía muchos detalles pero era lo suficientemente bueno para impresionar.
Jennie no tardó en quitarse la ropa y entrar a darse un baño, pues le encantaba el acabado.
Prendió la regadera y de inmediato salió agua caliente, así que se metió entera a disfrutar de la calidez del agua. Necesitaba un baño para aliviar todo el estrés de éstas semanas.
Una vez ya estaba empapada, buscó algún jabón en el lavamanos, y efectivamente, había varios en sus paquetes aún, como si fuese un hotel.
Jennie rió por lo bajo y tomó uno, seguido del un shampoo que estaba debajo del lavamanos, casi escondido.
Olía demasiado bien, pero éste no estaba nuevo. Sonrió al olerlo, definitivamente éste ers el shampoo que usaba Lisa, pues olía a ella.
Se apresuró a aplicarlo y disfrutó por completo de ese momento.
❄️
Abrió los ojos lentamente, sintiendo un dolor en la cabeza y en su estómago, no era fuerte pero conseguía ponerla de mal humor.
Miró a su alrededor y pensó que aún era de noche, pues las luces LED de su habitación aún estaban encendidas y las persianas de su ventanal estaban cerradas, pero esta idea se fue de su cabeza al tomar su teléfono de la mesa de noche y ver que eran las 7:45 a.m.
Extrañada, se quitó la manta que la cubría y pudo ver un bulto en sus bóxers.
— Mierda, lo que me faltaba, parezco una adolescente — Movió la cabeza y se quitó los pans que llevaba, dispuesta a caminar hacia el baño y tomar una ducha fría.
Caminó hacia el baño y abrió la puerta, no veía su panorama, pues se estaba tallando los ojos. En cuanto dejó de hacerlo y miró el baño, se encontró con una Jennie desnuda, cerrando la llave de la regadera.
Los ojos de ambas se conectaron, Lisa miró de arriba a abajo a Jennie, sintiendo como su amiguito se despertaba con más fuerza. Su día no podía ir peor.
— ¡Mierda, lo siento, lo siento! — Lisa intentó cubrir su bulto con sus manos y en seguida cerró la puerta.
Jennie rió por lo bajo, pues por más que Lisa lo intentara cubrir, sabía que tenía una erección.
Lisa cerró la puerta con fuerza, apoyándose en ella en cuanto salió de aquella incomoda situación.
Y es que la imágen de Jennie había sido tan sexy, el agua cayendo por su cuerpo perfectamente tonificado, suave, pequeño. Tan frágil como una flor.
Sí, Lisa volvió a tener otra erección.
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