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恋人がいない

Lisa salió con el corazón partido, caminó a paso rápido hasta el garaje y se recargó en el cofre de la camioneta, sentía que su corazón palpitaba agitado, sentía una presión en su pecho y las lágrimas salían disparadas de sus ojos, como si no tuviera control de ellas.

Se tocó el pecho esperando que esto disminuyera el dolor que estaba sintiendo en ese momento, miró hacia todas las direcciones, como esperando que algo pasara, esperando que todo fuera una mentira, un simple sueño amargo, pero no, todo era real.

Y como si de una película triste se tratara, vio como una gota de agua cayó en el frío piso de aquella mansión, seguida de una, dos, tres y cientos de ellas más.

Había comenzado a llover a cántaros pero esto no le importó a la tailandesa, ya que sin pensarlo más, agarró su saco y salió de la mansión.
El agua empapaba a la muchacha pero a esta no le interesaba en lo más mínimo, comenzó a caminar bajo la lluvia fría.

No sabía que dirección tomar, solo caminó con la mirada fija en el suelo.
Ya no sentía sus piernas, estaban adormecidas al igual que las puntas de sus dedos, debido al frío.
Cuando puso su mirada al frente se percató de algo que de nuevo, le hizo sentir triste y con el corazón partido en cientos de pedazos.

Había llegado al lugar donde llevó a Jennie por primera vez, a aquellas calles frías y solitarias dónde por más tonto que suene, le compró el primer hot dog a Jennie.

Sonrió melancólica, sintiendo un dolorcito en el pecho. Miró los grandes rascacielos y cerró los ojos, dejándose envolver por la brisa, sintiendo las gotas frías caer en su rostro.

Esa era la razón por la cual Lisa jamás se enamoraba, por la cual no le gustaba entregar su corazón, siempre era lo mismo. Al final todos se van.

Y es que cuando te enamoras sientes como eres imparable, como nadie puede tocarte, estás en la cima, sientes que vuelas pero en ese recorrido no eres más que una nube que con el simple toque puede desvanecerse.

Lisa se sintió indefensa, se enamoró de alguien que no podía tener, y es que se maldijo a si misma por llegar a creer que ella y Jennie podían llegar a ser algo, podían llegar a tener algo, se rió de si misma por si quieres llegar a pensar que una estúpida chófer pobretona podría tener algo con la hermosa y exitosa actriz Kim Jennie.

Todo le daba vueltas, sentía que no podía más, se tapó la cara con sus manos y hasta ese momento se dió cuenta que estaba llorando de nuevo.
Fue entonces cuando se deslizó poco a poco hasta caer al suelo, apretar sus ojos y continuar llorando, pero esta vez más fuerte.

— Soy una tonta — Dijo bajito, llorando y tocándose el pecho.

— ¿Lisa? — Llamó una voz masculina que conocía muy bien — ¡Dios mío!, ¿Estás bien? — Preguntó aquel hombre soltando su paraguas y corriendo a auxiliar a la chica que estaba en el suelo mojandose debido a la lluvia.

— Nam — Consiguió decir la chica entre lágrimas viendo a su amigo.

Ella no dudó en abrazarlo, pues realmente necesitaba que alguien estuviera con ella en ese momento.
El chico aceptó sin dudar el abrazo, consolando a la chica que tengo le gustaba, desconocía lo que había sucedido pero debió ser algo terrible para que la chica estuviera en ese estado.

— Puedo preguntar ¿Qué está pasando? — Dijo preocupado.

— ¿Podemos ir a otro lugar? — Cuestionó la tailandesa aún llorando.

— Sí claro, vamos a mi casa — Ayudó el chico a su amiga a levantarse del suelo y la llevó con él.

El chico tomó su auto y llevó a Lisa hasta su casa.
Ese día Kai les ordenó que lo llevarán a estudio, todo el camino lo vio por el retrovisor y se veía molesto, se veía con una cara de pocos amigos y claro, se veía reflejado en la forma en la que los trato a él y a BamBam.

No sabía que había pasado pero cuando terminó su turno, volvió a la recidencia de Kai y no estaba Lisa ahí, así que todo eso le provocó un mal presentimiento.
Salió a las calles a despejarse un poco y fue cuando vio a Lisa en el suelo, mojandose y llorando como una niña pequeña, supo que algo había pasado, pero no iba a presionar a la chica para que le dijera, así que será estaban camino a su casa, la chica no dejaba de ver el paisaje por la ventanilla del auto, sumida en sus pensamientos y derramando una que otra lágrima de vez en cuando.

NamJoon ni siquiera se dio cuenta que ya habían llegado a su casa, así que cuando lo hizo, le avisó a la chica.

— Llegamos — Le avisó y Lisa salió de sus pensamientos.

Ambos bajaron del coche y entraron a la casa, para que momentos después la chica de derrumbara en el sofá y sollozara como momentos antes lo había hecho.
El chico se acercó a ella, abrazándola y haciéndole saber que el estaba ahí, brindándole su apoyo incondicional.

— Se fue Nam... Ya no la volveré a ver — Lloró, dejado a NamJoon con una gran duda.

— ¿Se fue?, ¿De quién hablas Lisa? — Preguntó confundido pero con un tono calmado para no abrumar a la chica que tenía abrazada.

— Jennie, ella... No quiere verme — Explicó sin dejar de llorar.

NamJoon pensó — Así que todo esto es por la jefa —
Pero aún así no entendía porque Lisa se puso tan mal.

— Pero, ¿Por qué te pones así Lisa?, seguro se contentará, no te preocupes, yo creí que eran amigas pero parece que son mejores amigas — Sonrió tratando de alegrar la situación, seguramente se contentarían al pasar de unos días.

— No lo entiendes Nam, Jennie me gusta mucho, pero ahora ya no me quiere en su vida — Lo miró y en ese momento la sonrisa que tenía NamJoon en su cara de eliminó por completo, fue como si le hubieran lanzado un balde de agua helada al pobre chico.

— E-Ella, ¿Te gusta? — Cuestionó incrédulo, Lisa solo asintió.

Era un hecho, el corazón del chico estaba partido en dos, así que ya eran dos personas con el corazón hecho mierda en esa habitación.

— Ya veo... — Fue lo único que pudo salir de su boca, pues estaba asimilando todo lo que estaba pasando.

— Voy a renunciar — Fue lo que dijo Lisa, captando la atención de su amigo — Ya no tengo nada que hacer ahí — Reconoció triste.

— Platícame que pasó, quiero entender la situación y así poder ayudarte o darte un consejo — Habló el chico acariciando la espalda de su amiga.

Fue entonces cuando Lisa le explicó todo a NamJoon, desde el primer beso, hasta la última vez que hicieron el amor.
El chico escuchó la situación atento, sintiendo que su corazón se partía con cada palabra por parte de la tailandesa.

Él creía que Lisa lo veía con los mismos ojos que el a ella, pero seguramente fue un amor que él solo se inventó para poder lidiar con el sentimiento verdadero.

— Es algo complicado — Dijo el chico al escucharlo todo — Lisa, cuando realmente amas a alguien, a veces lo mejor es dejarlo ir, cuando sabes en lo más profundo de tu corazón que jamás funcionaría aunque lo intenten — Le dijo sincero — Creo que ambas se aman pero... Eso no es suficiente, tienen todo en su contra — La chica agachó su cabeza, resignada — Lo siento — Su amigo tocó su hombro en forma de consuelo.

— ¿Sabes qué es lo que más me duele? — NamJoon se quedó en silencio, refiriéndose a qué no sabía — Que estaba dispuesta a dejarlo todo por ella, a arriesgarme a pesar de que no tengo demasiado que perder pero iba a hacerlo por ella y ella ni siquiera quiso perder la mitad por mí — Habló triste.

Esa noche Lisa se quedó a dormir en casa de NamJoon, pensando en lo miserable que sería su vida ahora, sin Jennie, sin trabajo... Sin nada.



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