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Lisa conducía, su mirada estaba en el frente, tratando de concentrarse en el camino, mientras qué Jennie iba en la parte trasera de la camioneta, observando por el retrovisor los ojos avellana de aquella chica.
Estaba muy curiosa acerca del tema de Lisa y su... ¿Pene?, más sin embargo, no preguntó nada.
Jennie tenía una filmación de un drama, la locación estaba algo alejada, ya qué la escena sería en un pueblo muy alejado de la ciudad.
Era un pequeño pueblo donde no había señal de celular y solo había un camino para llegar qué era poco transitado.
Los minutos se hacían más largos, eran infinitos para Jennie, pues no sabia porque pero Lisa la ponía nerviosa.
Ella solo podía pensar en otra cosa que no fuera esa entrevista. Otra más donde solo fingiría ser feliz.
Siempre era lo mismo, Jennie se sentaba al lado de Kai, sonreía lo más que podía, decía sí a todo lo que le preguntaran, mandaba saludos a sus fans y por último decía lo mucho que estaba agradecida. Al llegar a casa, Kai la usaría como un objeto y la dejaría en la cama, sintiéndose sucia y una completa basura.
Miró por la ventana el paisaje, las hojas de aquellos árboles moviéndose de un lado a otro, el viento movía las flores de la carretera, las nubes blancas cubriendo aquel cielo azul, Jennie sentía que tenía que tocarlas, tal vez así su vida se sentiría mejor, como aquellas nubes, suave, sin problemas o preocupaciones.
Salió de sus pensamientos cuando la camioneta dio un gran salto qué la hizo moverse de su asiento.
- ¿Lisa?, ¿que pasa? - Preguntó alarmada.
- No lo sé, creo que un neumático se desinfló, bajaré a ver - Lisa disminuyó su velocidad y paró a un lado del camino.
La tailandesa bajó del vehículo y se dispuso a revisar los neumáticos y efectivamente, uno estaba desinflado.
Lisa tocó la ventanilla de Jennie y esta la bajó.
- Cómo dije, un neumático se pinchó, lo cambiaré y nos iremos - Recargó sus brazos en el borde de la ventanilla - si quieres puedes llamar al director o algo para avisarle que llegaras tarde - Sonrió.
- Está bien, gracias - Le devolvió la sonríes a la tailandesa, quien se dirigió a la cajuela.
Jennie sacó el teléfono de su bolsillo y vio que no había señal.
En cuanto Lisa abrió la cajuela, notó un pequeño problema.
- Lisa, hay un problema - Avisó la castaña.
- Lo sé, yo también tengo uno... Di el tuyo primero - Señaló.
- No hay señal de celular - Le mostró su teléfono a Lisa, quien pensó que realmente hoy no era su día.
- No hay neumático de repuesto y no hay señal de celular - Dijo incrédula.
- ¡¿qué?!, ¡tengo que llegar a esa grabación en menos de dos horas! - Gritó.
- ¡¿Y que quieres que haga?!, faltan más de ocho kilómetros para llegar, ni de broma llegaremos vivas y a tiempo - Recalcó.
Jennie suspiró y se pasó las manos por el cabello en forma de frustración.
- Párate en el camino y haz señales para que alguien se detenga - Pidió.
- ¡Oh claro!, como hay un gran rió de autos pasando por aquí - Dijo irónica.
Todo estaba desolado, solo se escuchaban las aves silbar y el sonido de la malesa moviéndose.
- Con suerte y pasara alguien, solo debemos esperar, tranquila - Trató de controlar a Jennie, quien seguía pegada en su teléfono, tratando de buscar señal.
Lisa rodó los ojos, pues Jennie ni siquiera le hizo caso. La tailandesa se dirigió a la parte trasera de la camioneta, abrió la cajuela, colocó una manta, se quitó el saco del traje, se subió las mangas, se aflojó la corbata y se recostó, poniendo un cómic en su cara para tapar el sol.
Jennie miraba sus acciones dudosa, hasta que vio el sexy cuerpo de Lisa bajo la luz del sol, se veía tan bien con tan solo la camisa del traje y los pantalones ajustados.
Una hora....
Dos horas....
Tres horas....
Nada, ningún auto pasaba, todo estaba desolado.
Jennie se había cansado de ver imagines y vídeos en su teléfono, simplemente se aburrió y decidió ir con Lisa a la cajuela de la camioneta.
- Estoy aburrida - La chica de ojos felinos hizo un tierno puchero qué Lisa le pareció muy lindo.
- ¿Qué quieres hacer? - Sé quitó el libro de los ojos para ver a Jennie parada justo enfrente de ella.
- No lo sé, lo que sea es bueno - Dijo suspirando.
En ese momento, a la mente de Lisa vinieron esos días que los que su padre le enseñaba a bailar al ritmo de música vieja o cuando ambos coleccionaba discos de vinilo qué encontraban en los basureros de casas antiguas de familias millonarias en los barrios más caros de Tailandia.
Lisa tenía en su playlist una canción que amaba oír con su padre así que sacó su teléfono y lo conecto a la camioneta con un cable auxiliar.
Chicos, este capítulo lo dividí en dos porque quedó muy largo, así que esperen la otra parte en la tarde, los amo :)
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