Era de noche, la luna alumbraba todo desde lo más alto del cielo me encontraba rodeado de enormes árboles que recuerdo haber visto antes y por supuesto que los ví, son los que se encontraban cerca del pajar, sin pensar demasiado me dirigí hasta llegar a la entrada de aquel pajar que creo conocer, ¿en mis sueños? ¿mi vida pasada?, quien sabe.

— ¿Hay alguien aquí?

Estaba oscuro y sin nada dentro, completamente vacío o eso pensaba hasta que ví una sombra moverse entre la oscuridad, era una persona pues se notaba claramente, ¿que decía hacer?, lo más probable es que mi cuerpo decida no responder a mis órdenes y tal vez está vez termine muriendo. La sombra se acercaba cada vez más a mi y su rostro se iba haciendo cada vez más visible, era Jungkook, cierto ahora que recuerdo lo habían mandado a pasar la noche acá, pero ¿en dónde están aquellas cicatrices de los fuertes golpes ocasionados por su padre? siempre terminan desapareciendo todas.

— Taehyung, que bueno que llegaste.

Inmediatamente él se acercó completamente a mi y rodeo mi cintura con sus brazos, su cabeza se arrecosto en mi pecho y no se la razón pero sentí la necesidad de acariciar sus lacios y rubios cabellos, estar con él se sentí tan familiar y cómodo, tanto así que deseaba pasar el resto de mi vida de esa manera, a su lado a pesar del miedo que siento al mismo tiempo consigo.

— Yo te amo Jungkook, me haces querer amarte — ¿lo amo?, las palabras salieron por su solas sin siquiera pensarlas, pero ahora que me lo cuestionó creo que sí, amo a este extraño ser con toda mi vida, lo amo porque aún sin saber nada estar con el me trae paz y emana una calidez que me hace sentir como en casa — te amo más de lo que puedas imaginar.

— Entonces besame y olvidemos todo, bésame y juntos aliviaremos y llenaremos el vacío de nuestros rotos corazones.

Tome su delicado y frágil rostro entre mis manos entonces como la primera vez que lo ví analice cada una de sus perfectas facciones, sus ojos que ocultaban un gran dolor y duro pasado, esos ojos hermosos en los que mi reflejo es único, sus labios captaron por completo mi atención haciéndome al instante esclavo suyo, aquellos rojos labios que muero por probar.

Jungkook quien parecía leer mis pensamientos juntó sus belfos con los míos y por primera vez en mis cortos años de vida no puedo encontrar las palabras para describir tan mágica sensación que por primera vez tengo el placer de sentir, y es que la forma en la que nuestros labios encajan es única, es como si él estuviese hecho para mí y yo para él. Pero no todo se detuvo en aquel beso cargado de inocencia y pasión, mis manos impacientes acariciaron cada centímetro de su delgada cintura por encima de aquel enorme camisón, su piel tan blanca y suave digna de envidiar era lo único necesario para llevarme al borde del delirio.

— Taehyung amo cada parte de ti, ya se está acercando la hora y lo peor está por llegar.

Y tal y como él dijo lo peor estaba por llegar. Las puertas del pajar fueron empujadas fuertemente y la silueta del enojado hombre junto a su hija apareció ante nosotros, lo primero que atiné a hacer fue colocar a Jungkook detrás mío.

— Oh chico no supiste obedecer aún cuando se te dió la oportunidad. Decidiste estar con mi hijo y fue esa la peor decisión que en tu vida has tomado. ¿Que crees de eso princesa? ¿que debemos hacer con ellos?

— Matalos padre, quiero que desaparezcan de una vez por todas y saber que se están pudriendo en el maldito infierno, los quiero muertos, deseo que Jungkook sufra mucho, matalo lentamente y luego a Taehyung, con un disparo en el corazón.

Entonces cuando aquel hombre procedió a sacar la escopeta todo se detuvo, en el rostro de Jungkook aparecieron un sinfín de moretones y una que otra cortada, sus brazos y piernas estaban prácticamente iguales y sus ropas estaban arrancadas y hechas añicos. Nuevamente el tiempo volvió a andar y la escopeta estaba apuntando hacia mi pecho, mi corazón.

— ¡Basta padre!, ¡deja a Taehyung te lo suplico!

Escuchaba los gritos de Jungkook a lo lejos pues en lo único que mi mente se enfocaba era en al mancha de sangre que adornaba mi camisa, no había una herida pero aún así la sangre no dejaba de aparecer.

Pero un disparo en el corazón no pude matarme, no si nada de esto es real, no si todo es un espejismo, eso es lo que siempre ha sido, un espejismo de mis viejos recuerdos.

Segundo una enorme y cegadora luz alumbró cada rincón del pajar, todos desaparecieron y solamente quedamos Jungkook y yo, los dos en lugar diferente, en vez de aquel viejo pajar nos encontrábamos en un bello campo rodeado por coloridas flores.

— Lo logramos Taehyung — sonrió Jungkook, se veía tan etéreo, su rostro sin ningún rasguño y siendo iluminado por los radiantes rayos del Sol — logramos escapar de todo. Ahora es momento de que yo me despida.

— No. No te vallas por favor, yo quiero estar contigo — agarré su mano y cuando pensé que me apartaría solamente sonrió y entrelazó nuestros dedos — te amo Jeon Jungkook.

— Yo también te amo Kim Taehyung y agradezco que hayas querido quedarte conmigo, bailaremos juntos por el resto de nuestra vida.

— Prometí hace mucho nunca marcharme de tu lado y eso haré.

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¿Quien dice que el amor no espera?

Jeon Jungkook y Kim Taehyung son la viva prueba de que incluso después de años e incluso luego de la muerte el amor es tan fuerte como lo fue al principio, porque ni siquiera en mil vidas serían capaces de borrar lo que el otro significo, porque todo se queda en nuestros recuerdos, porque el amor es parte de nosotros.